Un nuevo rumbo
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"No sabemos lo que queremos y, sin embargo, somos responsables de lo que somos. Esa es la verdad."
– Jean-Paul Sartre (1905-1980).
Desde siempre, Lisa fue particularmente una niña inusual.
A primera vista, la primera impresión que cualquiera se llevaría de ella es que no es más que una niña muy joven y un poco desaliñada. Quizás eso pueda ser frecuente en alguien que cursa el jardín de infantes de manera objetiva, pero solamente bastaba con que la conocieras de manera íntima y te quedarías sin palabras.
Pasa y resulta que esta niña posee un alto coeficiente intelectual, uno que le otorga aptitudes y un comportamiento que un adulto genuinamente letrado tendría naturalmente. Puede que su privilegiadísimo intelecto sólo contrastaba con la tierna edad que tenía, pero éste mismo había sido recompensado tras la consecución de grandes cosas a lo largo de sus primeros cuatro años de vida.
Ingresar a la Universidad Estatal contando con sólo dos años de edad y obtener un doctorado a tan sólo quince meses de haberse incorporado es más que sorprendente, aún cuando lo único que le impedía llegar lejos era su baja estatura. No obstante, recibir distinciones por parte de la Academia de los Premios Nobel es algo digno de escucharse.
En el año 2015, unos nueve meses después haber egresado de sus estudios superiores, a sus tres años de edad, fue galardonada con un premio Nobel de Fisiología «por sus descubrimientos acerca de una nueva terapia contra las infecciones causadas por parásitos» y un premio Nobel en Química «por sus estudios mecanicistas sobre reparación del ADN». Y como si esto no fuera suficiente, al año siguiente, recibió otra condecoración en Química «por el diseño y síntesis de máquinas moleculares».
Sin duda alguna, se podría decir que las cosas ya estaban aseguradas para ella y su familia. No sólo el progreso de la pequeña prodigio les permitió pagar varias deudas con las regalías que generaban algunos de sus inventos y sus investigaciones científicas, sino que también le permitía a Lisa seguir con exploraciones más personales desde la comodidad de su casa.
...Sin embargo, no todo era bueno en la casa Loud...
Con el paso del tiempo, al adquirir mucho más conocimiento de todas las ramas del saber, Lisa adoptó consigo una personalidad egocéntrica que podría llegar a ser bastante cargosa para cualquier persona. De hecho, incluso su familia tuvo que lidiar con su naturaleza tozuda hasta el punto de mantenerla bajo control e intentar adaptarse a ella. A su vez, ella se vio obligada a adaptarse a la simpleza que predominaba en su familia, puesto que ni siquiera logró convencerlos de que se inculcaran en ser más genuinos en base a su forma de pensar.
Quizás todas sus invenciones y sus logros le permitieron darse ínfulas de una niña omnisciente, pero la llamada a la realidad nunca puede ser ignorada.
Puede que el eterno proceso de ensayo y error le demostraba las limitaciones de sus capacidades dogmáticas, pero no fue sino a raíz de lo que ocurrió con su hermano que la eminencia de cuatro años obtuvo una perspectiva más displicente de su persona, a tal punto de que se comprometió a cambiar su actitud e intentar ser más humilde en sus acciones, a la vez que se deshizo de todas sus cosas científicas en el proceso y evitar a toda costa malas decisiones en el futuro.
...Fue una verdadera lástima que ese objetivo personal no lo haya logrado en su totalidad...
Durante el día de ayer, Lisa hacía un baile imaginario con su juguete de felpa preferido, hasta que éste se vio interrumpido por un obstáculo con el que sus pies tuvieron la malaventura de encontrarse...
...no obstante, fue incluso extraño para ella que ese obstáculo resultara ser un genérico botón de emergencia...
Aún así, de no haber sido porque ella alcanzó a recordar la función específica de ese objeto, la niña se habría topado con un evento inopinado. De igual manera, hubiera dejado este caso en la oscuridad, para evitar que su juicio evocara la engorrosa sensación de casi haber cometido una barbaridad.
Lamentablemente, el hecho era que esa cosa nunca se iría de su vista ni de sus pensamientos... a no ser que ella volviera a oprimirlo.
...Está demás decir que eso era lo último que quería hacer...
Uno no debe pecar de mojigatería por una banalidad, pero a causa del experimento de la "máquina de tiempo" que hizo con su hermano mayor por engorro, las implicaciones de ello fueron incluso demasiado insoportables para ella. No sólo fue hostigada y reprimida por la mayoría de su familia, sino que, para colmo, había sido torturada alrededor de un mes entero por constantes pesadillas en donde se veía involucrada en situaciones muy repulsivas, visiones oníricas en las cuales torturaba o mataba a sus hermanos de formas inenarrables a través de métodos científicos para nada ortodoxos, ocasionando que cayera irremediablemente en el más profundo desaliento.
A pesar de ello, el apoyo de Darcy y la dichosa noticia del nuevo estado de su hermano mayor le proporcionó la fuerza necesaria para volver a mantenerse compuesta por sí sola y a forjarse un nuevo panorama, uno en donde intentaba ser una niña ordinaria y un poco más sentiente.
Desgraciadamente, en un solo instante, todo se fue abajo cuando ese simple pulsador literalmente apareció de su sitio, recordándole que algo de su persona pasada aún seguía reposando debajo de sus pies en estos momentos.
No quería volver a sentirse miserable, no quería volver a desviarse de la poca tranquilidad que ahora tenía... no quería volver a evocar esas malas remembranzas...
...Desafortunadamente, si quería deshacerse de ese maldito asunto... debía de tomar al toro por los cuernos...
Lisa sabía que necesitaba terminar con esto lo más pronto posible, antes de que su familia terminara topándose con él; de lo contrario, sería acreedora de una amonestación por parte de su familia... o al menos, eso era lo que presentía.
Por esta razón, aprovechando que estaban de visita en el hospital, Lisa, quien intentaba evitar despegarse de la protección que le proporcionaba su oso de peluche, accionó el cerrojo de la puerta de la cocina una vez que salió con su silla de apoyo y volvió a reencontrarse con el mismo botón de emergencia, en el mismo punto de reunión en donde lo vio por primera vez: cerca y debajo del árbol del patio trasero.
Para cuando se encontró cara a cara con el antedicho objeto, la niña quedó observándolo a detalle, y un tanto nerviosa, por un largo rato...
Pese a su continua reticencia, la niña acercó paulatinamente su dedo índice derecho al pulsador e hizo andar el mecanismo automático para que la entrada a su búnker resurgiera de la tierra.
Todo sucedió en cuestión de minutos. Tras apretarlo, el botón circunscrito en un armazón de hierro se ocultó instantáneamente bajo un compartimiento del mismo material que, a su vez, fue cubierto por un pequeño y grueso manto cuadrado de pasto sintético. Seguido de eso, otra cubierta cuadrada de pasto artificial se abrió, revelando una compuerta secreta circular ubicada entre el árbol y el garaje, la cual se abrió y dejó que emergiera el enorme y consabido dique fortificado que conducía hacia su refugio subterráneo.
Uno creería que después de un angustioso y tenso mes de estar de desuso, la otrora científica de cuatro años estaría completamente perdida en el protocolo de la apertura de su refugio subterráneo, pero basta decir que, gracias a su memoria fotográfica, consiguió ingresar la contraseña de desbloqueo y logró acceder a la misma guarida sin ningún tipo de problemas, ya que el interior se iluminó gracias al sistema eléctrico con el que contaba.
Una vez que selló el portalón, Lisa descendió con mucho cuidado por medio de las escaleras metálicas, ya que quería evitar una fuerte caída por llevar a cuestas su juguete favorito...
Fue difícil y algo tardado, pero terminó por aterrizar sus pequeños pies en el duro suelo de concreto de la misma habitación que creó para sobrellevar cualquier situación, desde las hecatombes de bromas pesadas de Luan hasta el mismísimo Apocalipsis. Acto seguido, sacó a su amigo afelpado de su mochila escolar para abrazarlo con un copioso cuidado, puesto que sintió que había sometido a la pequeña creatura artificial a un "encierro prematuro", sintiendo una vez más la sublime comodidad e indulgencia que le transmitía.
Transcurrido un momento en que estuvo aquietándose, los ojos de Lisa finalmente se abrieron de manera gradual y éstos fueron divisando en el entorno hermético. Mientras más observaba sus alrededores, pudo darse de cada uno de los detalles que conformaban el sitio...
Al lado de las escaleras que conectaban al acceso principal de todo el lugar, se encontraba una estantería de innumerables armas, herramientas, y abarrotes de supervivencia para una década, así como una larga banca acolchada para un cierto número de personas. En las dos paredes laterales a las escaleras se hallaba un quinteto de entrepaños colgantes y, de nuevo, un largo taburete acolchado al nivel del piso que fungían como camas para una familia numerosa, y cada una de esas paredes obviamente contaba con una serie de cavidades estampadas, con los cuales les servía como escalones a los usuarios alcanzar cada uno de los anaqueles. Además, en la pared opuesta a las escaleras se ubicaba un extintor de incendios y una puerta llevaba a otra estancia que incluía a una ducha, un lavabo y un excusado por donde los desechos humanos paraban a un depósito sellado al vacío que contenía ácido perclórico. También es menester mencionar que el albergue contaba con una radio y un reloj análogo que funcionaban con baterías, un eficiente sistema de ventilación y una red de energía geotérmica que ella misma creó.
Fuera de eso, era evidente que el aposento poseía un aspecto sumamente luctuoso y confinado, a tal punto que se parecía a la celda de una prisión. De hecho, uno no podría estar mucho tiempo adentro sin estar sofocado por el eco que se producía con cada acción que se realizaba ahí adentro. Para muestra basta un botón, puesto que hubo una vez en que ella compartió con sus demás hermanos para intentar concentrarse para una importante prueba de sus respectivos programas de estudios de educación en el hogar y... todos terminaron con resultados insatisfactorios.
...No obstante, Lisa ya tenía un objetivo pendiente como para desperdiciar su tiempo en quedarse contemplando el área. Por lo tanto, tras emitir un corto suspiro, se colocó la mochila en su espalda y, sin apartarse de su cómodo amigo, se dirigió con entereza a una puerta que se localizaba a un lado de la antedicha puerta del baño, la cual estaba completamente fortificada y contaba con un pequeño y electrónico panel cuadrado donde necesitaría meter una combinación de números aleatorios para pasar al otro lado de ésta.
...Eventualmente, eso tuvo que hacer a fin de cuentas...
Después de hacer tal acción, la vista de Lisa se vio abstraída por un pasillo que llevaba a lo que parecía ser un cuarto aún más aislado y muy oscuro.
...De por sí este momento no la tranquilizaba del todo; no sólo debido a lo lúgubre de las circunstancias, sino también por la cuestión de que debía lidiar con un elemento que le recordaba a su antiguo ser, aquél que le ponía más valor a un trabajo de ciencias que... a la vida de su propio hermano...
Ladeando ese pensamiento de nuevo, la pequeña prodigio se incorporó nuevamente y se aventuró por el pasillo, cosa que le pareció una eternidad dado a la agitación que sentía por dentro; y por si fuera poco, al estar casi a un cuarto del trayecto, la puerta detrás de sí se cerró de golpe, dejando a la pobre niña a su suerte en medio de una penumbra total.
...Esa fue la gota que derramó el vaso...
La adrenalina era excesiva para su cuerpo que, por auto reflejo, el sonido metálico de la puerta cerrándose hizo que pegara un respingo y se desplomara en el suelo. Cuando levantó su vista sólo para verse envuelta en una oscuridad abrumadora y no percibir la presencia de su amiguito, la ex-científica de cuatro años comenzó a hiperventilarse, a tal grado que, en igual medida, su corazón amenazaba con salir de su pecho. Lisa se sentó rápidamente contra la pared para esconder su cara entre sus piernas recogidas, todo en un vano intento por aparentar que todo esto no era real.
Ella sabía que era innecesario entrar en pánico ante un escenario desconocido, pero el asunto radicaba en que si los gimoteos que empezó a irradiar no eran una señal obvia de que la situación le parecía absolutamente inaguantable... entonces no se podría saber qué era con exactitud, amén de que entendía que fue ella misma quien la había metido en un suplicio bastante escabroso.
Afortunadamente, esta coyuntura duró tan sólo unos segundos, ya que las luces automáticas del pasadizo y de la habitación del fondo se prendieron de manera progresiva. Eso hizo que aumentara la tibieza en el lugar, motivando a que la chiquilla normalizase su respiración y levantara la vista... solo para recibir el impacto de las luces sobre sus ojos casi nublados. La niña tuvo que entrecerrarlos un poco para que éstos se acostumbrasen a la intensidad de la luz eléctrica, y más tomando en cuenta que el pasillo estaba hecho de acero inoxidable. Por lo cual, el proceso no le resultaba fácil, dada la propiedad reflexiva que este metal poseía.
Tras un segundo en el que se limpió sus ojos con delicadeza, Lisa vio que su juguete favorito se hallaba a unos cuantos pasos de su lado. Así que, ni corta ni perezosa, se apresuró para recogerlo y abrazarlo con impetuosidad, provocando que su estado de ánimo se apaciguara...
Podría haberse quedado así por un rato más largo, de no ser porque su memoria le recordó que había un trabajo pendiente por hacer. De modo que Lisa se vio obligada a interrumpir la sesión de abrazos casi inmediatamente después de eso y lentamente redirigió toda su atención hacia la realidad.
Fue ahí que, con el rabillo del ojo, logró divisar la cámara iluminada a lo lejos y, al enfocar su vista hacia la misma, vio, en efecto, otro aposento que... ¿albergaba a una camilla de un hospital y un botiquín de primeros auxilios?
...Una vez más, Lisa experimentó un resquemor intenso ante lo que veía y simplemente no pudo contenerlo...
Tal era su inquina que, poniéndose sollozante, volvió a apoyarse en el suave pelaje a su osito rosado en busca de una pizca de bienestar.
...Por ello, pasó un extenso lapso en donde se desahogó hasta sentir que su presa de aguas se quedara sin reservas...
Huelga decir que la escena era muy patética incluso para ella, pero Lisa no podría hacer otra cosa aparte, dada la crueldad con la cual el destino podría intervenir en el camino.
Teniendo en cuenta que en sus ojos aún tenía lentes de contacto, la niña, luego de sentirse algo cansado de tanto llorar, debió limpiarse con mucho esmero para evitar que éstos se cayeran de su posición. Una vez hecho eso, Lisa se empeñó en examinar a su afelpado compañero de aventuras en busca de algunas manchas que le pudo haber provocado su llanto.
...Fue curioso que no encontrara ningún cambio en lo que respectaba a su pelaje, puesto que al llorar de la forma en que lo hizo uno no sería capaz de evitar que algún rastro de mucosidad se les escapase de sus orificios nasales...
Aún así, el asunto no estaba dirigido a él.
Tras cerciorarse de los supuestos cambios acaecidos en el pelaje postizo de su juguete, dirigió su vista de nuevo hacia la habitación del fondo... si ya era muy deleznable el hecho de que su hermano mayor estuviese convaleciente en un hospital a causa suya, el tener a un objeto enfrente relativo a ese recordatorio era aún más insoportable como para continuar avanzando.
...No obstante, si quería que su pasado dejara en paz su mente perturbada, no debía permitirse doblegarse ante las consecuencias que le siguieron después en su última y cuestionable hazaña científica...
– Espero terminar con esto sin padecer un síncope... – pensó una Lisa enajenada. –...o algo mucho peor.
Acto seguido, la niña dio una respiración profunda, dejó de apoyarse en sus rodillas, se acercó a su amiguito a su pecho y, soltando todo su aliento hacia afuera, se dirigió hacia su destino.
Lo que desde el principio parecía ser la antesala a la habitación de un hospital, resultó ser un sitio que combinaba los suministros de uno y los que contaría un instituto de investigación científica bastante bien equipado. La misma área no sólo contaba con un equipo de alta tecnología para la praxis médica, sino que también había un espacio ensombrecido por una especie de panel ubicado en la pared a su derecha, el cual estaba conformado por un conjunto de monitores ordenados en forma de cuadrícula y un enorme tablero de mandos de distintos tamaños y colores. De igual manera, dos supercomputadoras se encontraban detrás de la misma estructura de dispositivos, una servía para procesar los datos generados por los periféricos y otra fungía como un nodo central de almacenamiento de información para un gran sistema de seguridad automatizado que construyó, tanto para su casa como para el lugar en cuestión.
A pesar de que Lisa haya obtenido regalías con sus investigaciones y sus invenciones comerciales, todo lo que almacenaba aquí abajo no siempre resultó ser producto de su trabajo. Otra parte de los gastos destinados a su despacho científico provinieron por parte de sus padres, aparte de que fueron indispensables para la adquisición de los materiales necesarios para la creación de cada uno de los elementos que de este laboratorio secreto subterráneo.
...Ahora saben porque los Loud tenían un presupuesto extremadamente apretado...
Uno podría decir con certeza que la profilaxis de Lisa había rebasado sus límites, pero que al final rendiría sus frutos cuando llegase una situación comprometida...
...Sin embargo, la realidad era distinta.
Pese a que la joven de cuatro años invirtió una buena porción de su tiempo para que su búnker contara con los suplementos que ella creía que fueran necesarios, lo cierto es que ese segundo albergue lo hizo con el único propósito de contar con una opción mucho más amplia y tranquila, en comparación al diminuto espacio en su alcoba donde antes yacía su juego de química, con el cual siempre trabajaba bajo un ambiente habitualmente ruidoso.
...Esa perspectiva no pasó desapercibida por la recién reformada Lisa...
Conforme Lisa se fijaba más en cada elemento de la zona, cada vez más se sentía dolida consigo misma por haber concebido un proyecto sumamente complejo... y muy personalista.
– Ahora veo que no soy más que una alimaña.
Tras soltar un tardo y grávido suspiro, Lisa, quien en este preciso instante se encontraba en el centro de todo el lugar, bajó por un rato su mirada apocada para observar a su amiguito rosado en busca de una distracción voluntaria... sólo para posteriormente sentirse profundamente conmovida...
No importa lo que hiciera, ese simple oso estaba ligado a una fotografía en donde su hermano mayor la cargaba entre sus brazos con tanto afecto, cuando apenas era una recién nacida; sin dudas, un trágico recuerdo de lo que pudo haber perdido de no haberse comportado de una manera vacuamente empedernida. La verdad sea dicha, se habría ahorrado las molestias de una evocación desafortunada de no ser por ese detalle inoportuno. Por esa razón, le fue imposible omitir unos ligeros gimoteos antes de desplomarse sobre sus rodillas y darle un fuerte abrazo a su juguete sin vacilar, disponiéndose a llorar una vez más...
...No quería pensar eso, no quería percibirse como una mezquina... no quería sentirse miserable de nuevo...
Esta vez, la presente sesión de desahogo tomó un tiempo más largo que las dos últimas veces, pero el llanto de la chiquilla fue disminuyendo lentamente; de igual forma, su ritmo cardíaco comenzó a disminuir cuando sintió que sus músculos se tensaron por completo. A estas alturas, Lisa se sentía más exhausta de lo usual, ya que su cuerpo sollozante batallaba por mantenerse físicamente equilibrado con el entorno tras estar inmersa en un tercer llanto desgarrador.
Sobra decir que Lisa tuvo dificultades para levantarse y acercarse al asiento más cercano que pudo conseguir de los distintos escritorios que bordeaban las paredes aledañas al enorme panel de control que resguardaba a los dos nodos computacionales principales detrás de él, dado que sus ánimos y sus fuerzas estaban bajos. Teniendo en cuenta que en el escritorio se encontraba un equipo profesional de experimentación química más que completo y aparentemente frágil, acomodó su peluche a un lado suyo para luego recostar sus antebrazos encima de la superficie de acero inoxidable y apoyar su cabeza encima de éstos, quedándose admirando al juguete en todo momento.
...Fue aquí que, por un instante, la psique de la chiquilla se vio abstraída por el contraste que había entre el pelaje rosáceo de su viejo amigo afelpado y el espacio que la rodeaba. El aspecto de su sintético compañero, a pesar de estar un poco raído, era más llamativo en comparación a la esterilidad que abundaba en el área, a causa de sus colores vibrantes...
Ciertamente, ese detalle era demasiado penoso para ella, puesto que provocó que hiciera una nueva reminiscencia hacia su hermano mayor hospitalizado... ahora que sabía que Lincoln estaba consciente, hizo que se preguntara cómo podría sentirse en un ambiente igual de esterilizado, aislado y aburrido... y, de manera reiterada, la misma sensación, la que había estado padeciendo a lo largo de un mes, se hizo presente en su conciencia.
Era más que evidente que no había ningún minuto en que Lisa plañera por sus acciones cada vez que las rememoraba de forma involuntaria, ya que la culpa impedía en que se concentrara en otra cosa más que en el hecho de haberle generado enormes complicaciones a su familia. Aun cuando Darcy y la noticia de que su hermano mayor yacía completamente despierto le daban buenas razones para que no se sintiera mal, cualquier cosa aparte de eso no valía pena... no después de haberse topado con esa maldito botón de emergencia... y aún cuando se encontraba en medio de un laboratorio subterráneo, la impotencia que le provocaba por continuar con su vida era bastante pesada. De hecho, una parte de ella no paró de decirle que el involucrase nuevamente en un turbio escenario, donde cada cosa parecía conspirar contra su tranquilidad, era algo estúpido.
Sin embargo, también tuvo en cuenta que resultaría en algo patoso si no se atrevía en lo más mínimo a enfrentarse a su problemático pasado. Por lo tanto, Lisa creyó que podría deshacerse de sus yerros al tomar las cartas en el asunto... solo para que todo resultara en algo plenamente inoportuno para ella, hasta tal punto de sentirse como una tonta y una desconsiderada tras confrontar la realidad en la que ahora se había metido.
– Ya sabía que nada bueno saldría si me atrevía a entrar. – exclamó una Lisa extenuada, quien soltó un largo bostezo casi de manera maquinal.
...Era obvio que necesitaba reponer energías...
Pese a ello, el asunto es que no podía permanecer mucho tiempo debajo de su patio trasero, ya que su familia llegaría a casa después de su visita al hospital, y lo más probable es que sus padres se preocuparían por su ausencia tarde o temprano.
De manera que, tras revisar que el reloj de pulsera de su mano derecha marcaba sólo unos treinta y cinco minutos aproximados para que la hora de visitas terminara y su familia volviera a casa, activó una pequeña alarma para que sonara en los próximos diez minutos para seguidamente pudiera volver a casa.
Volvió a recostar sus brazos y su cabeza sobre el escritorio de tal forma que uno de sus oídos estuviera lo más cerca posible del reloj para que pudiera oír la alarma con más detenimiento.
– Tan sólo espero descansar un poco. – dijo, soltando un nuevo bostezo en el proceso, justo antes de cerrar gradualmente sus ojos... y dejarse caer en los brazos de Morfeo...
Diez minutos más tarde...
Lisa se despertó sabiendo que había tenido una pesadilla, pero no pudo recordarla. Lo supo incluso antes de abrir sus ojos, cuando su conciencia activó sus sentidos y la realidad cayó sobre ella, haciendo que sintiera a su moflete izquierdo retozando sobre una superficie lanosa. Trató de pensar en qué había soñado y el esfuerzo probó ser en vano, pues no eran imágenes lo que recordaba, sino sensaciones que no logró percibir con precisión. Simples y vagas emociones. Sea lo que fuese que había soñado, de lo que ella sí podía estar íntegramente segura es que estas cosas la habían afectado de alguna forma, pues sentía su espalda algo tensa, su respiración ligeramente acelerada y su oído bombardeado por una serie de pitidos mecánicos que se fueron intensificando conforme reactivaba su sentido de la audición.
Para cuando los pitidos de la alarma de su reloj de pulsera cesaron, Lisa comenzó a erguirse sobre su asiento, bostezar y estirarse, y tras terminar de frotarse y limpiarse cuidadosamente sus ojos, se detuvo por un instante antes de que su mente se pusiera alerta... y comprendiera lo que estaba sucediendo y de sus alrededores.
Como siempre, cada uno de los elementos del área que la rodeaban no tenía nada despampanante en su entidad, solamente su esponjado acompañante de peluche que se encontraba en el escritorio demostraba ser un punto llamativo en toda esa atmósfera aséptica...
...salvo quizás por el enorme armazón negro que logró divisar con el rabillo de su ojo izquierdo mientras su vista divagaba por los rincones del laboratorio...
El gran panel de control de su laboratorio subterráneo se parecía mucho a una de esas enormes consolas que se encontraban en una estación de radio profesional, pero con la diferencia de que éste servía como una interfaz para manipular al inmenso tablero de múltiples pantallas, las cuales estaban unidas entre sí con la ayuda de un soporte de acero inoxidable que se sostenía hacia las paredes aledañas, ocasionando que esos monitores ocuparan casi la totalidad de la pared en donde se ubicaban. Por ende, esto hacía que los dos superordenadores detrás de éstos quedaran un poco irreconocibles.
Aparte de los incontables y variopintos botones, era entendible para una persona normal quedarse fascinado ante la vastedad de posibles funciones con la que contaba esa gran mampara de mandos, sobre todo porque de ésta sobresalía un sostén metálico en donde reposaban unos audífonos de diadema y también una unidad central, la cual era una estación de acoplamiento conectada al conversor digital de video del tablero de monitores planos y que, a su vez, contenía a una tableta electrónica con una pantalla táctil LCD de unas diez pulgadas.
La susodicha tableta la diseñó en base a una arquitectura de software para que ésta estuviera vinculada con las pantallas y así le permitiera visualizar cada una de las imágenes que captaban las cámaras de seguridad en tiempo real. De esa manera, la tableta puede ser extraída de la base y ser utilizada de forma simultánea o colocada sobre una superficie diferente gracias a su soporte integrado, causando que todas las pantallas del armazón estuvieran a su disposición y que el sistema de seguridad le fuese accesible desde cualquier lugar lejos de su punto de origen.
Para los curiosos, aquel conjunto de aparatos electrónicos resultaría en un enorme e interesante armazón que se podría explorar con base a la voluntad de un individuo.
...Como era de esperarse, ese caso era la excepción de Lisa...
Quizás ella misma pensaría que estaba loca por ocurrírsele tal acción que estuvo por hacer casi por instinto, pero no podía permitirse el lujo de dejar pendiente asuntos personales con la tecnología o las ciencias, amén de que esta vez debía de mantenerse firme antes de que sus más angustiosas emociones la hicieran caer nuevamente en el llanto y en un posterior episodio de cansancio.
Sin más que conjeturar, la pequeña eminencia de cuatro años respiró hondo y realizó una nueva espiración antes de tomar a su acompañante de peluche y dirigirse hacia el asiento del colosal panel de control.
Desde luego, uno podría fácilmente intuir que el gran cuerpo electrónico debería de estar completamente apagado, a causa de que las pantallas no mostraban ninguna señal de vídeo. Sin embargo, a pesar de que el laboratorio estaba en desuso por todo un mes, Lisa, valiéndose una vez más de su memoria fotográfica, accionó un botón amarillo canario que se encontraba en la parte inferior de la consola de botones para que el tablero de monitores dejara de estar en reposo. De esta manera, una tras otra, las pantallas LED de veintiocho pulgadas se encendieron de forma inmediata, mostrando distintas tomas de video en incuantificables ubicaciones de cada una de las habitaciones de la casa y del mismo paraje subterráneo, tanto del interior de los dos sitios como de sus alrededores en la intemperie...
...de más está decir que la manía de Lisa por mantener celosamente vigilados a sus "territorios" es inconmensurable, a tal punto de que entre las diferentes localizaciones de las cámaras eran los baños de los dos sitios que más frecuentaba, aparte de la escuela.
Al tener delante de ella a esas visiones variadas y compactas, la única sensación que Lisa pudo tener en ese momento no fue nada más que el pudor por sentir que había enloquecido con todo ese asunto de aumentar la seguridad de ambos sectores de su domicilio, en especial cuando ya había pasado por esa situación anteriormente con sus hermanos al dejar la puerta sin seguro a riesgo de que un delincuente irrumpiera en su hogar de manera abrupta.
En efecto, a raíz del incidente de su hermano mayor, todo lo que atestiguaba se había vuelto muy estrambótico desde que adoptó una perspectiva más simple, a la par de que un verdadero repelús le provocaba recordar esa actitud otrora mezquina reflejada en toda esa tecnología de punta que había creado y que aún conservaba en su búnker, aparte de que no podía evitar relacionarla con el asunto de que Lincoln estuviera hospitalizado gracias a ello.
...A pesar de eso, no podía dejar que sus ánimos se cayeran de nuevo...
Para abstenerse de sus preocupaciones y ganar algo de tiempo, sacudió nuevamente su cabeza y se concentró en desmontar cuidadosamente la tableta electrónica de su lugar.
Más temprano que tarde, las pantallas del gran tablero empezaron a apagarse casi inmediatamente después de que la pantalla de la tableta se encendiera automáticamente.
En primera instancia, el dispositivo móvil daba por revelado un entorno gráfico aparentemente moderno y complejo, principalmente por la composición cromática de diferentes tonos azulados. Sin embargo, lo único que contrastaba con esa fachada uniforme y monótona eran las vivas imágenes en tiempo real de las cámaras de vigilancia, las cuales contaban con una excelente resolución y una alta calidad de sonido... eso sin mencionar, por supuesto, la sencilla interactividad que el software le permitía en ese momento.
No se podría decir mucho al respecto de lo que la muchachita sentía conforme veía esas lúcidas imágenes. Todo lo que Lisa hizo fue quedarse ensimismada con ese simple pedazo metálico, dando un buen vistazo a un video para luego pasarlo a un lado de la pantalla cada vez que arrastraba su dedo sobre la pantalla táctil y concentrarse en el siguiente.
Al mismo ritmo con que cambiaba de vídeo, Lisa observó que cada detalle de la casa estaba claramente plasmado en los videos cual si fuera una pintura profesional en miniatura; cada cuarto, cada corredor, cada pared y cada objeto estaba en el mismo lugar en que su familia posiblemente los había dejado en la ocasión más reciente.
En realidad, todo parecía estar completamente inalterado, a tal punto que podría jurar que no era su verdadero hogar. Hasta donde puede recordar, la casa Loud siempre fue la meca del caos y el desorden. De hecho, cada fin de semana, necesitaba escombrarse y limpiarse aunque fuese un poco para empezar una nueva semana de trabajo y, con todo, la casa aún se mantenía invariable, incluyendo ese consabido desorden de juguetes en ambos patios.
En verdad, al contemplar su casa casi vacía y desprovista del usual ruido que todos sus moradores le provocaba un grado de impotencia casi insoportable, tal y como se sintió aquella vez que decidió mudarse a un instituto científico para alejarse del ruido que provocaban sus hermanos...
...Basta decir que sus ánimos lentamente volvieron a decaer al recordar ese suceso, haciendo que cerrara sus ojos y entrara en un nuevo estado de tormento.
– ¡Maldita sea...! – musitó una Lisa resentida para sí misma, agarrando con más fuerza la tableta electrónica. – ¿Por qué diablos es tan difícil tener que lidiar con esto?
La sensación de la culpa atosigándola era muy cargosa. Si ya era bastante malo recordar en que casi deja a Lincoln en una situación sin retorno, el hecho de que casi abandona la calidez de su hogar por el ambiente esterilizado de un centro de investigaciones científicas ya era más que suficiente para que se consternara.
"Y ahora que lo recuerdo..."
En ese instante, la pequeña abrió los ojos y comenzó a observar a todo el laboratorio que la rodeaba...
...Ahora que lo pensaba mejor, si el mero recuerdo de esa decisión frívola la ponía nerviosa, estar en un laboratorio solo empeoraría todo...
Sin pensarlo dos veces, Lisa posó su dedo índice sobre el único botón de la tableta y lo mantuvo presionado hasta que apareciera un cuadro de diálogo en donde le preguntaba si deseaba apagar el equipo y aceptó la sugerencia.
En cuestión de minutos, la niña de cuatro años se apresuró para poner todo en su lugar y tomar las cosas que trajo consigo para retirarse inmediatamente de ese sitio opresivo.
El reloj marcaba un cuarto pasado de las once de la noche y la comunidad de Royal Woods dormía de manera apacible. Sin embargo, en el número mil doscientos dieciséis de la avenida Franklin, una intranquila Lisa se encontraba reflexionado acerca de la situación que había padecido en este día, mientras que al mismo tiempo intentaba tener cautela con caminar sobre el chirriante suelo de su cuarto para no despertar tanto a su hermana menor como a su familia.
Tras experimentar lo que ella consideraba como la vivencia más amilanante de todas, la cuatroañera tuvo que arreglárselas para que la entrada del búnker estuviera fuera del alcance de cualquier ojo humano, por lo que, con cierta pericia, ingresó el código en el panel integrado a la compuerta principal del búnker para que ésta se ocultase de nuevo bajo la superficie.
Desafortunadamente, las cosas no habían terminado ahí. Después de otro mes de estar en desuso, el mismo botón de emergencia emergería una vez más de su sitio sólo para que éste tuviese que ser presionado una vez más para que volviera a su sitio, haciendo que emergiera de vuelta la compuerta principal de su búnker...
Era un ciclo sin fin.
Por un largo rato, Lisa estuvo contemplando la idea de desmantelar ese sitio de una vez por todas, pero tuvo que descartarla tras acordarse de la demolición que le hizo a su equipo científico en su cuarto, y el consiguiente asedio causado por las miradas severas de Lori y Leni tras meterlas en esa situación.
Otra opción sería reconfigurar la programación de la entrada del búnker para que esta vez no volviera a emerger ni la compuerta ni el botón de emergencia... efectivamente, había una forma en que podría hacer esto. Había una computadora portátil, la cual, además de fungir como una herramienta personal, poseía un software que lograba controlar las funciones del lugar subterráneo a través de la red inalámbrica de la casa.
Lamentablemente, recordó que esa la tenía guardada en caso de que la computadora que tenía en su cuarto sufriera algún daño por parte de sus descuidados hermanos, y para conseguirla... debía ingresar de nuevo al laboratorio subterráneo y sacarla de ahí.
...Eso fue más que suficiente para provocarle una fuerte abulia, en donde no hizo más que recostarse en su cama y abrazar a su osito de peluche y sollozar una vez más, plañendo por sus acciones a lo largo de lo que quedaba de la tarde...
No obstante, para cuando la familia regresó del hospital alrededor de las seis y cuarto de la tarde, la cena tuvo un ambiente más o menos jovial para la pequeña ex-científica, puesto que, mientras se dirigía a su habitación para cenar con tranquilidad, la noticia de que Lincoln sería dado de alta para mañana por la noche fue un detalle que no pudo dejar de lado.
A partir de este punto, la perspectiva de Lisa se mantuvo orbitando entre la placidez y el pesar... hasta llegar a una conclusión que tal vez podría beneficiarla a ella y su familia.
Sin dudas, su primera experiencia dentro del búnker después de un mes de ausencia fue amarga y abrumadora. Quizás fue el ambiente aislado o la simple apreciación física de cada instrumento científico dentro de su búnker lo que haya tenido gran influencia en la turbación mental que sufrió al revivir sus experiencias pasadas y, con ello, sus posteriores acciones debido a sus dogmas intransigentes.
Aún así... de haberse acordado de que ese botón surgía cada vez que la entrada subterránea pasaba más de un mes en desuso, no podría haberse dado el lujo de contar con un sistema de seguridad portátil y un equipo médico completo para cualquier situación.
Tal vez no tenía justificación alguna para deshacer lo que le hizo a su hermano y varias veces se les ha increpado por implementar un sistema de seguridad como una evidente falta de respeto hacia la privacidad de sus semejantes, pero ahora se podría decir que había conseguido algo útil para evitar que su hermano mayor o cualquiera, ya sea de su familia o cercanos a ella, sufrieran algún otro tipo de accidentes...
¿Dónde estaba lo malo en eso?
"Tan sólo espero que esto sea suficiente para hacer lo correcto de ahora en adelante", pensó con cierto titubeo, antes de volver a recostarse en su cama e intentar dormir.
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