Lo impensable

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Lisa miró hacia su puerta, donde ella y Lincoln acababan de oír a Luan y Leni riéndose por algo que la bromista de la casa había dicho. Lo más probable es que estaba destinado a mostrarle a Lincoln lo divertido que las chicas se estaban pasando sin él. Quizás era un poco cruel, pero Lincoln había arruinado la continuidad del protocolo a lo grande, así que Lisa entendió que las hermanas solo estaban jugando con su hermano.

Por supuesto, esto no significaba que no doliera, como de hecho lo demostraba Lincoln, quien estaba tratando de no llorar mientras cerraba los ojos y apretaba ese... botón.

Los ojos de Lisa se agrandaron cuando una potente descarga eléctrica se hizo presente, pero luego recordó que este era su plan. Efectivamente, después de que Lincoln apretó los puños contra su aparato, una sacudida de electricidad comenzó a surgir a través de su cuerpo. Sus ojos se abrieron con sorpresa y su boca se abrió como para gritar, aunque no salió ningún sonido.

Después de solo un segundo, Lincoln colapsó, dejando caer el orbe al hacerlo, y como Lisa había anticipado, su hermano había perdido el conocimiento por completo.

Sintiéndose satisfecha con lo que había logrado, la pequeña genio asintió con la cabeza mientras volvía a su escritorio y se ponía a trabajar en el informe en el que había estado trabajando antes de ser molestada contantemente por la tristeza de su hermano.

Pasaron un par de minutos antes de que Luna entrara a la habitación, cargando a Lily entre sus manos. La rockera colocó a su hermanita en su cuna antes de dirigirse a su hermana genio... solo para quedarse sin aliento al ver a su hermano tirado en el suelo, claramente inconsciente.

‒ ¡LINCOLN! ‒ chilló de horror mientras corría hacia su hermano y se arrodillaba, agarrándolo por los hombros y sacudiéndolo. ‒ Despiértate, hermano. ¡Vamos, esto no es gracioso!

Cuando su hermano no hizo nada para responderle, la consternación invadió a la amante de la música, solo para que en seguida se sintiera muy contrariada cuando se volvió hacia Lisa con los ojos bien abiertos, creyendo que había encontrado la fuente del problema.

‒ ¡¿Lisa, qué diablos pasó?!

Tras haberla escuchado exaltada de una manera predispuesta, Lisa, aún fingiendo como si nada la hubiera conturbado, procedió voltearse sobre su silla giratoria.

‒ ¿Disculpa? ‒ preguntó Lisa, en su consabido tono de voz monótono.

Una vez que se devolvió para encarar a su hermana, la niña portento fingió un episodio de avenencia a las apelaciones de Luna.

‒ Oh, eso. ‒ exclamó, de nuevo, de manera estoica. ‒ Estaba trabajando en un experimento, y necesitaba un sujeto de pruebas. Afortunadamente, debido a que lo estábamos evitando durante los últimos días, Lincoln estaba más que dispuesto a ofrecer su ayuda.

Tras la declaración de Lisa, la amante del rock tuvo que calmarse un poco para colocar lentamente a su hermano en el suelo, pues el contexto que había obtenido a cambio tenía un aura ambivalente, pero aún entendía que estaba lidiando con Lisa.

Tanto su madre como su padre habían sido explícitamente claros con Lisa, que ella no debía utilizar a sus hermanos como sujetos de prueba. Sin embargo, la niña nunca los escuchó, excusándose en que era "en nombre de la ciencia" y ese tipo de cosas.

Leni y Luan eran sus principales opciones, pero de vez en cuando los demás, principalmente Lincoln, podían ser atraídos por sus proyectos y aceptar, o ser engañados para que fueran sus sujetos de prueba, lo cual siempre fue algo preocupante.

‒ Y... bueno, ¿qué pasó con él? ‒ preguntó Luna, tratando de no perder la calma. ‒ ¿Cuál fue el experimento?

‒ Sólo digamos que eso tomaría demasiado tiempo para explicarle a una mente débil. ‒ dijo Lisa, mirando opacamente a sus hermanos. ‒ En cuanto a lo que sucedió, el dispositivo que Lincoln estaba probando aparentemente le causó una gran conmoción y perdió el conocimiento. Él debería estar bien en un par de horas, a la hora de la cena a más tardar.

Sobra decir que Luna se sorprendió con que terminara involucrándolo en algo peligroso, cosa que la llevó a emitir un jadeo y posteriormente dirigirle una expresión ceñuda contra la pequeña insensible.

‒ ¡No puedo creerlo, Lis! ‒ exclamó una Luna claramente furibunda. ‒ ¡Nuestro hermano está fuera de combate por culpa de uno de tus estúpidos artilugios!

Inesperadamente, Lisa se sobresaltó tras el quejido de su hermana mayor. En el acto, la pequeña erudita, sintiendo un enojo mayúsculo por la descripción peyorativa de su más reciente experimento, se puso a la defensiva.

‒ ¡¿Disculpa?! ‒ preguntó Lisa, con los ojos crispados por la irritación. ‒ ¡Por si no lo sabías ese "estúpido artilugio", como lo llamas, es algo que podría cambiar el mundo!

‒ ¡Eso no importa! ‒ gritó Luna, empezando a agitar sus manos con ira. ‒ ¡Mira a Lincoln! ¡Apenas puedo decir que está respirando!

Lisa suspiró con enojo.

‒ Si realmente estás preocupado por Lincoln, colócalo en mi cama y lo observaré para asegurarme que todo su cuerpo funcione correctamente.

‒ ¡Ah, no! ‒ espetó Luna. ‒ ¡Has hecho más que suficiente por hoy! ¡Voy a llevar a Lincoln a mi habitación!

Ante eso, Luna recogió a su hermano y lo sacó por la puerta.

Se podría decir que Lisa estaba tan conflictuada con respecto a la declaración de Luna con sus experimentos, aunque de igual manera no tenía pretextos para que se sintiera vapuleada por las opiniones de los demás, simplemente sonrió mientras miraba a los dos irse e ignoró el ceño fruncido que su hermanita y compañera de cuarto le estaba dando, ya que tenía su propia convicción para justificar lo que había hecho.

Acto seguido, la niña procedió a volverse a sus notas, contenta de poder repasar su trabajo sin escuchar un triste suspiro cada dos minutos y satisfecha de al fin haber logrado su meta conspicua con su hermano mayor.

‒ Por favor, no hay nada de qué preocuparse. Lincoln estará bien. ‒ murmuró.

Pero... incluso ella, siendo una genio certificada, debería saber que, despreocuparse en lo más mínimo por lo que le había hecho a su hermano, podría causarle un montón de problemas.

Tan pronto como Luna salió al pasillo, el resto de las hermanas los rodearon.

‒ ¿Qué demonios fue todo ese griterío? ‒ preguntó una Lynn confundida.

La deportista, quien en hace algunos momentos se encontraba ocupada con una pelota de beisbol, se extrañó por la discusión que provenía de la habitación de Lisa, pero ahora sabía a qué se debía, debido a que sus ojos se abrieron de par en par cuando notó a su hermano en los brazos de Luna.

‒ ¿Linky está bien? ‒ preguntó Leni, mirando preocupada a Lincoln.

Huelga decir que las otras hermanas comenzaron a hacer toda clase de preguntas, invadidas por la ansiedad de ver a su querido hermano en ese estado, y era de esperarse que a Luna le costara trabajo concentrarse con todo eso.

Por esta razón, haciéndose cargo del alboroto, Lori dio un paso al frente gritando la orden en la que clamaba silencio. Una vez aclarado el asunto, dirigió toda su atención hacia Luna y Lincoln, todo mientras se adelantaba y extendía sus brazos, ofreciéndose silenciosamente para tomar a Lincoln de su hermana.

Por su parte, Luna simplemente se negó, hundiendo su cabeza contra la de su hermano y acercándolo un poco más contra su cuerpo... no quería soltarlo, no después de ver que sufrió mucho sin que ella se hubiese percatado de ello.

Lori, quien devolvió lentamente sus brazos a su posición, aún no podía entender cómo es que Lincoln terminó en esas condiciones, pero sabía que si hubiera sido ella quien descubriera a Lincoln o alguien de su familia en ese estado no podía permitirse el lujo de apartarse de su lado, todo para evitar que sufriera algún cambio de otra manera.

Por lo tanto, considerando que trató de ennoblecer las intenciones de su hermana menor, rápidamente procedió a averiguar las causas que ocasionaron el estado actual de su hermano menor.

‒ ¿Qué pasó, Luna? ‒ preguntó Lori, intentando no parecer nerviosa mientras juntaba sus manos de manera atolondrada.

Luna, quien a estas alturas intentaba más que nada evitar romper en llanto, producto de la tribulación de tener entre sus brazos a su hermano obliterado de sus sentidos, trató, con una voz algo endeble, de contarle todo lo que había sucedido mientras seguía contemplando a su amado hermanito.

‒ Lisa hizo que Lincoln fuera su sujeto de prueba para un dispositivo extraño, y eso le causó una gran conmoción. Está fuera de sí y a Lisa no le puede importar menos.

Los ojos del resto de las hermanas se abrieron con sorpresa cuando empezaron a expresar sus preocupaciones. Por su parte, Luna, quien si bien se sentía compungida, sabía perfectamente que no podía quedarse todo el tiempo de pie contemplando a su hermano, por lo que levantó su mirada pesarosa y les exclamó lo que parecía una resolución temporal.

‒ Aún así, eso es lo de menos. Tengo que poner a Lincoln en mi habitación para que pueda vigilarlo. ‒ acto seguido, se dirigió a su compañera de cuarto. ‒ Luan, ¿no te importa si uso tu cama?

‒ Claro ‒ asintió Luan, genuinamente preocupada.

Luna se abrió paso entre sus hermanas y logró ingresar a su habitación, colocando a su hermano inconsciente en la parte inferior de la litera, pero sobre todo asegurándose que él estuviera acostado en una posición decente para que él se sintiera cómodo una vez que despertara.

‒ Por favor, despierta, hermanito. ‒ murmuró, al mismo tiempo que peinaba ligeramente su cabello y besaba su frente.

Suspirando, se volvió hacia la puerta, donde estaban la mayoría de sus hermanas, mirando preocupadas a su hermano, las cuales se acercaron poco a poco para contemplarlo mejor. Estaba bastante claro que muchas de las situaciones que las ponían con una visible acongoja eran aquellas en que Lincoln terminaba alicaído o maltrecho. Pero antes de que alguna de ellas pudiera haber dicho algo, todos escucharon a las gemelas gritar... en la habitación de Lisa.

‒ ¿¡EN QUÉ ESTABAS PENSANDO!? ‒ gritó Lola ‒ ¡PODRÍA ESTAR GRAVEMENTE HERIDO!

‒ ¿ACASO TE IMPORTA ALGO? ‒ gritó Lana, con su voz casi sonando como si estuviera a punto de romperse, tal como la de su hermana gemela.

Dejando al resto de las chicas con Lincoln, Lori se dirigió a la habitación de Lisa.

Para cuando la hermana mayor entró a la habitación de la pequeña prodigio, todas las chicas estaban apiñadas fuera del umbral de la habitación de Luna y Luan, mirando hacia el pasillo mientras intentaban escuchar a Lori reprender a Lisa de una manera casi ansiosa.

Está de más decir que los detalles de la discusión estuvieron algo descontrolados, pues Lisa no estaba más que dispuesta a mostrarse indiferente ante las reprimendas severas de sus hermanas, inclusive de la pequeña Lily. Por su parte, las hermanas increpadoras elevaban aún más alto su tono de voz, obviamente queriendo que ella acatara sus acusaciones a toda costa y haciendo todo lo posible para que cambiara su actitud ante lo delicado de la situación.

Sin embargo, después de un solo minuto, durante el cual la discusión entre las chicas del otro lado del pasillo no era más que una cacofonía desarticulada de sermones ávidos y defensivos, tanto Lori, quien salía del cuarto sosteniendo a Lily entre sus manos, como las gemelas estaban siendo forzadas por la disgustada intelectual para que salieran de la habitación.

‒ ¡Él estará bien! Ahora... ¡POR FAVOR, DÉJENME EN PAZ! ‒ espetó una Lisa visiblemente enfadada, cerrando la puerta de golpe.

Frunciendo el ceño y meneando levemente la cabeza, Lori y las gemelas, convencidas que se les haría imposible cambiar la perspectiva de la joven científica, ambas se dirigieron hacia donde estaba el resto de las hermanas, quienes de igual manera compartían su resentimiento contra Lisa.

Por lo general, Lisa no era una persona perniciosa, simplemente le ocasionaba consecuencias algo difíciles para sus demás familiares, dado que todo se debía a su personalidad terca y arribista como científica autónoma.

Desgraciadamente, tras ver que algo de la condescendencia que a veces compartía con los demás haya cambiado a una actitud bastante adusta, Lori sabía que se debían tomar cartas en el asunto lo más pronto posible, especialmente porque Lisa parecía desligarse de cualquier responsabilidad de lo que le había hecho a su hermano mayor... basta decir que eso fue un incentivo más que suficiente para hacer que su vista se enfocara en el suelo, todo mientras trataba de encontrar una resolución certera a este conflicto.

Dado a que sus padres estaban en el trabajo, la hermana mayor también sabía que le correspondía hacerse cargo de esta situación terrible, cosa que siempre le era algo frustrante, sabiendo que no contaba precisamente con un hermano y nueve hermanas no muy sensatos en sus acciones, y que también no contaba con la completa certeza de su propio proceder una vez que levantó la vista sólo para toparse con la luctuosa imagen de su hermano desvanecido.

Aún así, no podía permitirse el lujo de estar o de parecer que estuviera acomplejada, por lo que teniendo en cuenta que vio que estaba nuevamente junto con las demás chicas en la habitación de Luna y Luan, suspiró antes de inmediatamente comenzar a esclarecer, con una mirada y un tono de voz determinados, el proceso que llevarían a cabo ante este incidente.

‒ Está bien, escuchen. Luna, observa a Lincoln y avísanos cuando esté despierto. Todas las demás, no hay mucho que podamos hacer, así que simplemente haremos nuestras tareas habituales.

A pesar de que no les gustaba el tono de esa orden vagamente concisa, las demás asintieron, dirigiéndose a sus habitaciones, echando una última mirada compasiva hacia su hermano mientras lo hacían.

Lori tardó un poco más en contemplar a su hermano inactivo. No podría sino jurar que las cosas ahora estaban más complicadas que de costumbre. Quizás fraguó, junto con las demás chicas, este plan en donde Lincoln fuera ignorado, todo para que entendiera que cuando una discusión está siendo controlada no debe de entrometerse.

Quién habría imaginado que todo terminaría en algo completamente doloroso de ver.

Es fácil de entender que, siendo la hija mayor de toda la casa y quien sentía que cargaba con la responsabilidad de cuidar de todos sus hermanos, quería, más que nada, ver a su hermano por más tiempo, cerciorándose que aún continuaba respirando, aún si fuera de una manera lenta y pausada.

Acercándose y poniéndose de rodillas junto a la cama debajo, y poniendo a una Lily confundida y algo cavilosa a un lado, justo en el borde pegado hacia la pared, Lori intentó acariciarle un poco el cabello a su hermanito, sintiendo cómo sus dedos retozaban entre cada uno de esos mechones blancos. Tan sólo esperaba que ella pudiera quedarse junto a Luna y Luan para cuidar de su cuerpo convaleciente, ya que quería verlo una vez más a los ojos y así intentaría disculparse después de haber sufrido mucho.

Infortunadamente, las cosas se complicaron un poco cuando notó que Lily quiso hacer de las suyas. Encimándose en el pecho de su hermano, la pequeña infante comenzó a darle leves palmadas cerca de los ojos, y al ver que su amado hermano no reaccionaba de forma involuntaria, la beba comenzó a preocuparse y procedió a aumentar la fuerza de sus palmadas contra la cara de Lincoln, a la vez que comenzaba a gimotear.

En eso, Lori sabía que tenía que retirar a la beba de la habitación, por lo que tuvo que tratar de contener a Lily en un nuevo agarre. La beba, por su parte, constantemente quiso desprenderse de ella para estar más cerca de su hermano, a la vez que chillaba por lo todo el esfuerzo en vano que la pequeña invirtió en ello.

A la larga, la beba se resignó a llorar en el pecho ligeramente abultado de su hermana mayor y Lori logró llevársela de esa escena lastimosa.

Finalmente, solo Luan y Luna estaban en su habitación junto al muchacho de cabello blanco, ambas mirando a Lincoln con preocupación.

‒ Espero que esté bien. ‒ exclamó una Luan taciturna.

‒ Estoy segura de que lo estará ‒ dijo Luna, levantándose y tirando de su hermana para darle un abrazo. ‒ Sólo dale un poco de tiempo, y se despertará.

Luan asintió y, haciendo una pausa para plantar un beso en la frente de su hermano, salió de la habitación y se dirigió escaleras abajo por un trago de agua.

Por lo tanto, Luna se quedó sola con su hermano inconsciente. Ella se sentó en el escenario junto al armario donde ella y Luan realizaron sus actos en su tiempo libre. Sacó una de sus guitarras y comenzó a afinarla, mirando a su hermano todo el tiempo.

Lisa no dejaba de sonreír mientras estaba inmersa en un par de sus experimentos, visto que no podría estar más que satisfecha de saber que ahora podría tener momentos tranquilos en su aposento, y sin tener que volver a escuchar ningún sollozo pesaroso de su hermano interrumpiéndola a cada rato.

De hecho, ahora que era más capaz de pensar con claridad y sin interrupciones, pudo sentir que todo estaba tranquilo en la casa Loud, algo bastante inusual para un día sábado. Aún así, pensó que no había razones para preocuparse dado a que las demás estaban ocupadas preocupándose por Lincoln.

Todo esto apuntaba que su plan había sido un éxito, cosa que la llevó a soltar una risita alienada para sí misma mientras se encontraba jocosamente meditabunda:

"Tal y como toda esa tontería del día de la nieve. Cuando se despierte, Lincoln probablemente tendrá a todas las chicas peleándose por quién pasará primero tiempo con él. Será como si la debacle del vestido nunca hubiera ocurrido".

A pesar de haber elaborado ese estúpido protocolo de peleas de hermanas como un recurso preventivo, Lisa sabía muy bien que era ridículo e innecesario, ya que no había ningún motivo para que persona alguna se pelease por algo sumamente ridículo.

De hecho, hasta incluso no podría creer que ninguna de sus hermanas llegase a ser tan estólida para que le importara que alguien más se comprase el mismo vestido. Si uno se preocupa por tonterías tan triviales como un vestido, solo bastaría con que lo usaran juntos y convertirlo en la nueva declaración de moda.

Personalmente, Lisa había intentado una vez que el Presidente promulgara un código de vestimenta escolar a nivel nacional, bajo la suposición de que si a los estudiantes no les importara lo que llevaran ellos y sus compañeros, entonces se centrarían por completo en su trabajo escolar... pero, al final, sobra decir que eso no era más que otra pérdida de tiempo para la joven científica, y simplemente no quiso malgastar su esfuerzo en asuntos insensatos.

No queriendo ni estar pensando más en ello, Lisa simplemente se limitó a suspirar satisfecha mientras continuaba experimentando. Algunos les gustaba perder el tiempo en los juegos de video, otros preferían escuchar música, y hasta había muchos que buscaban algo interesante en las tendencias, pero para ella la ciencia lo era todo, a causa de sentir que podría crear nuevas cosas y descubrir fenómenos más impresionantes que sus hermanos generalmente darían por sentado.

Es por eso que preferiría experimentar sola que pasar la mayoría del tiempo con sus hermanos banalmente impulsivos, quienes a menudo mostraban su incomprensión por su léxico y, más aún, su inconformidad por su estilo de vida en base a su fascinación por enriquecerse de una manera intelectual.

Sin embargo, antes de que lo supiera, la pequeña genio alcanzó a escuchar a Vanzilla entrar por el camino de la entrada al garaje, lo que significaba que sus padres habían llegado a casa. Por un instante, se preguntó si alguna de sus hermanas la "delatarían" por lo que le hizo a Lincoln... pero, de buenas a primeras, la pequeña erudita terminó por desechar ese pensamiento.

Quizás le habrá provocado un daño contundente a alguien de su familia sin siquiera importarle las consecuencias que conllevaría eso, o al menos pretendía que eso se viera de una forma evidente ante sus hermanas, pues lo hizo para que Lincoln dejara de lamentarse y que volviera a sentirse importante tras sufrir daño. No obstante, a pesar de todo, y de las muchas, pero muchas ocasiones en que los hermanos Loud estaban reñidos entre ellos, siempre estaban ahí el uno para el otro, especialmente contra las expectativas de sus padres.

Lisa continuó experimentando mientras escuchaba a sus hermanas correr escaleras abajo, también las escuchó tratando de hablar con sus padres en lo que parecía una cacofonía casi audible de murmullos opacados por las paredes, todas enfatizando lo que ocurrió mientras ellos estaban ausentes; así permanecieron por un rato, justo antes que Lori las tranquilizara y les explicara a sus padres lo que había sucedido.

Luego, Lisa pudo escuchar a sus padres corriendo escaleras arriba a una velocidad alarmante, seguidos por sus hermanas. Hubo mucha charla en la habitación de Luna y Luan, antes que alcanzara a oír algunos pisotones por el pasillo.

En sí, para Lisa, esa situación ya era algo que estaba predispuesto en sus planes, puesto que no era difícil de entender que ante una situación totalmente desfavorable, en donde terminó comprometiendo la vida de un familiar, todos terminarían involucrándose en ese tipo de coyuntura.

De modo que no fue una sorpresa para ella el escuchar la puerta de su cuarto abriéndose, todo mientras su escritorio se sacudía debido a la intensidad con que ésta fue empujada hacia un lado, lo cual hizo que apartara su consabida mirada desinteresada de su espacio de trabajo hacia la puerta, dándose cuenta que sus padres estaban ahí, ambos mirándola con un entrecejo fuertemente marcado.

‒ ¡LISA MARIE LOUD! ‒ gritó la señora Loud. ‒ ¿EN QUÉ ESTABAS PENSANDO?

Manteniendo su expresión neutral y despreocupada, Lisa suspiró un poco antes de dirigirle la palabra.

‒ Bueno... teniendo en cuenta lo delgadas que son nuestras paredes, estaba pensando que tal vez deberíamos considerar hacer un poco de trabajo en la casa. Apenas puedo hacer algo porque soy capaz de escuchar literalmente todo lo que mis hermanos hacen y dicen.

‒ ¡Eso no es lo que quisimos decir! ‒ exclamó el señor Loud, enormemente contrariado. ‒ ¡Tu hermano está inconsciente gracias a ti!

‒ ¿Qué te hemos dicho sobre usar a tus hermanos como sujetos de prueba? ‒ exijo su madre, levantando los brazos con ira.

Con un suspiro, una Lisa aparentemente indolente explicó:

‒ Solo necesitaba un sujeto de prueba, y con lo que ha estado sucediendo en los últimos días, Lincoln estaba más que dispuesto a ofrecerse como voluntario.

Tras escuchar esas palabras, las expresiones de enojo de sus padres fueron reemplazadas por miradas de confusión. Para cuando las miradas preocupadas de los padres se encontraron, ambos supieron que tenían un dilema frente a ellos, pues había algo en las declaraciones de Lisa que discordaba con lo que pasó antes.

Ellos ya sabían cómo era Lisa.

A lo largo de su estadía en este hogar caótico, la pequeña genio ha ocasionado muchas implicaciones muy variopintas debido a los accidentes sucedidos en cada uno de sus experimentos, lo cual ha hecho que muchas veces todo el mundo desistiera de involucrarse en sus actividades.

Pero, a pesar de eso, el hecho es que ella también fungía muchas veces como consultora en varios tópicos que no entendían con claridad, y por ser, de hecho, una persona demasiado honesta con todo el mundo, lo cual sólo le daba valía en todo lo que tenía que decir la mayoría del tiempo.

Por lo cual, decidiendo llagar al fondo de ello, ambos se volvieron hacia su segunda hija más joven y comenzaron a interrogarle.

‒ ¿Qué quieres decir con eso? ‒ preguntó el señor Loud, con una evidente inquietud en su tono de voz.

‒ ¿Qué ha estado sucediendo estos últimos días? ‒ preguntó su esposa, un tanto nerviosa por lo que Lisa estaba a punto de decirle.

Sin chistar, o de tan siquiera a atreverse a insultar la poca perspicacia que ellos tenían para detectar los problemas que hay entre ella y sus hermanas, la joven científica solo se limitó a darles una explicación displicente.

Fue así que les contó a sus padres de cómo las hermanas habían estado excluyendo a Lincoln de sus actividades desde el incidente del vestido, lo que había llevado a que Lincoln se sintiera deprimido y solitario, y, por ende, él estaba realmente feliz cuando Lisa le había pedido que probara una de sus invenciones.

Cuando terminó de hablar, los ojos de sus padres se abrieron en shock.

Se miraron el uno al otro, luego se voltearon hacia Lisa, quien estaba arqueando una ceja algo extrañada por lo que estaba viendo, antes de que finalmente salieran de su estado de shock, retornando de vuelta a la mitad del pasillo con expresiones disgustadas.

‒ ¡NIÑAS! ‒ gritó la señora Loud. ‒ ¡REUNIÓN FAMILIAR! ¡PASILLO, AHORA!

Fue así que Lisa suspiró un poco hastiada, para luego seguir a sus padres fuera de su habitación, donde todas sus hermanas, a excepción de Luna, estaban paradas, quienes se veían algo nerviosas por el intenso llamado de atención de la señora Loud.

‒ Chicas, ¿es cierto que han estado ignorando a su hermano en éstos últimos días? ‒ preguntó el señor Loud, con los ojos crispados por la irritación.

En eso, una Lisa desafectada por la tensión que transmitían sus padres, simplemente se cruzó de brazos y desvío un poco la mirada hacia la pared, sintiéndose nuevamente aburrida por ver lo innecesariamente impulsivos que eran sus padres.

Claro, Lisa sabía que ellos tenían sus razones para sentirse indignados con ella y el resto de las chicas, y más aún cuando se involucraron en una situación tan delicada, pero sentía que nada de esto habría pasado si estuvieran un poco más comprometidos en sus roles como unidades parentales... aún así, un pequeño caso de desidia no era motivo para que se sorprendiera por completo, pues no había ninguna persona que conociera, aparte de sus padres, que fuera capaz de lidiar con el cuidado de once hijos al mismo tiempo.

Por su parte, el resto de las chicas, sintiéndose preocupadas al respecto, se miraron las caras. Todo lo que querían era darle a su hermano bocazas un escarmiento después de su participación posterior al ajetreo del vestido, pero, al ver que mostrarle la más cruel de las indiferencias sólo obtuvo un resultado absolutamente lamentable, hizo que se sintieran pésimas consigo mismas.

Al mismo ritmo que sus miradas penosas se dirigían hacia el suelo, con tal de evadir las miradas intensas de sus padres una vez que las encararon de nuevo, todas las hermanas sabían que era hora de enviarle una respuesta inmediata tras lo que acababan de hacer, pero antes de que pudieran replicarle algo a sus padres, Luna salió presurosa de su habitación.

‒ ¡MAMÁ! ¡PAPÁ! ¡CHICAS! ‒ gritó ella, totalmente inquieta.

Quizás, eso fue suficiente para que todos, incluso Lisa, se dignaran a escucharla, pues cuando alguien tenía un tono de voz alarmado, era hora de intervenir como familia... desgraciadamente, ninguno estaba preparado para oír cuatro palabras muy, pero muy funestas.

‒ ¡LINCOLN NO ESTÁ RESPIRANDO!

Sobra decir que los ojos de la familia se abrieron de par en par, antes de dirigir sus miradas hacia una Lisa patidifusa, mostrándose todos suplicantes después de sorprenderse de lo que acababan de oír.

Para cuando la pequeña genio se fijó en el estado implorante de los once pares de ojos que la asediaban, entró corriendo a la habitación en donde yacía su hermano... sólo para darse cuenta de que, efectivamente, al acercarse hacia el cuerpo de Lincoln, éste permanecía inmóvil, ni siquiera hubo una ligera elevación de su pecho para demostrar que estaba respirando.

Por lo general, Lisa no era tan asidua a demostrar lo que sentía de una forma sumamente abierta como sus hermanos, aunque a veces entra en ese estado cuando sucede algo realmente bueno, o cuando algún acontecimiento era lo suficientemente merecedor de toda su atención...

Pero ni ella se imaginó que algún día iba a sentir una carga de adrenalina acumulándose en su interior, haciendo que se quedara notoriamente estupefacta.

Tardó un rato para volver corriendo a su cuarto y regresar de nuevo a la habitación de Luna y Luan con sus suministros médicos, creyendo que podría resucitar a su hermano de su inconsciencia. Sin embargo, Luna, quien ahora estaba abstraída por la actitud que Lisa tenía en ese momento, y que inmediatamente consideró su razón de comportarse así, le impidió el paso por el umbral de su puerta.

Una vez hecho eso, la amante del rock lentamente su puso de rodillas frente a ella, llamando así su atención.

‒ Ya revisé su pulso, hermana. ‒ dijo, al mismo tiempo que le colocaba suavemente sus manos sus hombros. ‒ Revisé en su cuello y en su muñeca, y hasta en su pecho, pero no pude encontrar ningún tipo de latido.

El tono compasivamente enfático tal vez fue suficiente para hacerle entender que la situación ya estaba comprobada, puesto que los ojos de Lisa se ensancharon aún más por la preocupación mientras abría la boca de manera lenta y gradual, y que posteriormente la cerró de golpe, mientras toda su atención eclipsaba en una mirada completamente enajenada hacia su hermano.

El mensaje estaba más que claro, pues si había alguien lo suficientemente sensible para oír el ritmo de un corazón sin la intervención de un aparato médico, ese era Luna, dado a su exigente condición de melómana.

Aún así, la niña genio no se iba a quedar con un simple diagnóstico dado al instante sin haberlo comprobado por sí misma. Por lo que, apartándose de su fino agarre, Lisa corrió hacia su hermano sacando su estetoscopio para checarlo.

Hubo un largo y estresante minuto, en el cada instante no era más que un suplicio para Lisa en el que intentó detectar aunque sea una simple palpitación por parte de su hermano. Lamentablemente, para cuando terminó de inspeccionar su pulso central, se volvió hacia su hermana rockera, lanzando nuevamente una mirada petrificada por la perplejidad.

‒ Llamen a una ambulancia.

Lo dijo en un tono tan tranquilo, pero enervante, haciendo que el corazón de Luna casi soltara un latido mientras ella salía dando tumbos por el pasillo, compartiendo una mirada de terror con su familia. Después de haber escuchado a Lisa, Lori ya estaba hablando por teléfono al 911, exigiendo una ambulancia.

Cuando las hermanas empezaron a descontrolarse y los padres luchaban por calmarlos, Lisa miró tristemente a su hermano y murmuró:

‒ Pero... qué... ¿qué he hecho?

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