Plan: enamorar al oso
Este capítulo puede ser algo confuso, leer nota final si lo creen necesario para entender mejor la historia. Disfrútenla.
[DÍAS PREVIOS]
Kisa había recibido un mensaje bastante curioso a su parecer, era de Henmi. Algo que ellos dos tenían en común era su amor a la comunicación ajena, es decir, el chisme. Ritsu, su amigo, se encontraba bastante ocupado con el jefe en muchos proyectos y su tiempo juntos se había reducido de tal manera que no les quedaba nada de tiempo para charlar y para su suerte y por una mera coincidencia, en su hora de descanso, se topó con Henmi quien también se encontraba solo. Dudó muchísimo en si debería acercarse, todos sabían que el departamento esmeralda y el de ventas no tenían la mejor amistad en el último año y nadie sabía muy bien porqué.
Recuerda que Yokozawa iba con regularidad a hablar con el editor en jefe, Takano, pero de un momento a otro este dejó el departamento por completo así como el azabache dejó de recurrir al suyo. Tori le dijo que no metiera las narices donde no le llamarán cuando le preguntó acerca del misterio y bueno, ni hablar de Onodera, él se comportó de manera muy extraña. Así que dejó el tema por la paz pero no por mucho, él sabía que Yokozawa a veces movía sus influencias para mejorar de manera muy, muy pero muy tenue las ventas de esmeralda beneficiándolas , casi nadie podía darse cuenta pero él sí y quizás Takano también.
Gracias a Henmi supo que su jefe y el de él estaban peleados, nadie sabía la razón. Ambos hombres eran muy reservados con su vida personal, fríos hasta cierto punto con un aura que muy difícilmente muchos toleraban. En sus descansos, ambos hablaban de lo que pasaba en sus departamentos, para su sorpresa ventas también parecía un circo y sufría los cierres de ciclo; no pasó mucho cuando empezaron a salir a beber y supo que Yukina, su novio, era conocido en ventas. Por Henmi y por Yokozawa, fue idea de Yukina invitar al jefe de ventas a salir con ellos; Kisa se negó las primeras veces, ese hombre le daba miedo y dudaba mucho lo que ambos sujetos le decían: que a pesar de su apariencia era un buen hombre, educado y amable.
Cuando al fin dio su brazo a torcer fue cuando Henmi le dijo que el peliazul se encontraba bastante decaído a lo que le llevo a preguntar el porqué. La mano derecha de Yokozawa no cerró el pico para hablar de la triste situación de su jefe, al parecer tenía una buena relación con el jefe del departamento de Japun, Kirishima Zen. Si le preguntaban a Kisa, seguramente diría que su rostro era hermoso, si el castaño fuera parte de su equipo todas la mujeres estarían ahí observando y claro .... incluso él. Supo que Yokozawa estaba deprimido ya que, al ser amigo íntimo de Kirishima, le afectó el hecho de la perdida de Hiyori Kirishima, según el vendedor, la niña y el hombre se llevaban bien ya que la había escuchado referirse al oso con el término "oniichan". Fue Kisa el quien le propuso a Henmi invitarlo esa noche con la intesión de brindarle su apoyo.
Nunca creyó que todo lo que le dijeron de él fuera verdad, su aura había cambiado bastante, el ceño fruncido se había reducido y tenía una mirada cálida. Yukina parecía bastante cómodo con la presencia del peliazul, se veía que se llevaban bien y, cuando fue su momento de hablarle, este se comportó amable e incluso amigable y ese fue el comienzo de una buena amistad, como solía decirle. A veces se encontraba a uno de los dos en los pasillos de la editorial y les saludaba con una confianza inusual para el resto, lo más extraño fue la cuarta vez que se topó a Yokozawa en los pasillos, este se veía un tanto ojeroso, supuso que el problema que lo acongojaba aún no había desaparecido por lo que lo saludo y entabló una leve plática y cuando este se retiró a un junta con el departamento Zafiro para discutir las estrategia del mes pudo notar que al otro extremo del pasillo estaba Takano, observando fijamente. Nunca tuvo el valor de preguntarle la razón del porqué estaba ahí.
[...]
Llegó la hora del almuerzo, esta era una rara ocasión que Onodera no tenía asuntos con el jefe y el ojiverde lo había invitado a comer pero no podía, ya había quedado con Henmi y consideraba de mala educación invitar a alguien sin el consentimiento del otro. Cuando llegó a la sala de descanso la bomba cayó. Matsumoto estaba flechada por el oso gruñón de Marukawa y concordó que una pareja le haría bien. Ambos se encontraban preocupados, el sujeto se veía cada vez peor y aunque lograba ocultarlo muy bien, sus ojos no mentían.
— ¿Crees que Yokozawa se fije en ella? — preguntón el editor, aunque ya consideraba amigo a Yokozawa, no lo conocía de todo.
— Nunca le llegué a conocer ninguna novia ni jamás comentó de una. Muchas mujeres se le han acercado en el departamento y hay ocasiones que se sonroja, no sé, es muy extraño. Es una faceta que no imaginas que tenga pero Matsumoto era una buena mujer, trabajadora, honesta y divertida, creo que tiene una oportunidad.
— ¿Pero estás segura que no tiene novia? — volvió a cuestionar. La idea de ser cupido le fascinaba de sobremanera pero no quería meter la pata. — Porque puede que la tenga y no lo sabes.
—No lo creo — Henmi pareció meditar algo antes de hablar. — Antes, hace casi unos siete meses estaba triste por la perdida de la hija del jefe de Japun pero ahora es distinto, lo sé. Hay algo que lo lastima más y esa tristeza empezó casi dos mese y medio, ¿qué más puede ser? Si tuvo alguna relación ya terminó. Tengo buen ojo para eso.
— Matsumoto es buena chica, Yukina se pondrá feliz al saber la noticia. espero que no le moleste nuestra ayuda.
— Para nada — el vendedor hizo un gesto con la mano restándole importancia y dándole un bocado a su almuerzo. — Creo que lo agradecerá. Ella lleva enamorada de él por poca más de un año, es amor de bueno, ¿no crees?
Kisa asintió. Realmente Yokozawa era un buen hombre y ver su mirada triste le daba un estrujón en el corazón, así que ayudaría. La platica fue muy trivial desde ese momento y concordaron que hoy se reunirían para empezar con el plan ya que empezaba la semana temida por los editores, le mandaron mensaje a la chica para afinar detalles pero todo se fue al drenaje. Ella salía tarde y cómo aún tenía ese mal sabor de boca por el acosador de esa vez prefería no tomar los últimos trenes.
Kisa dijo que o pasaba nada si esperaban hasta la próxima semana. Así le podía informar a Yukina e idear algo más elaborado. Henmi aceptó.
[...]
Yokozawa se había quedado más de lo usual hablando con el gerente del la librería Maritmo, entre café y una buena conversación, el tiempo se le fue volando. Agradecía que su día hubiera terminado, no tendría que volver a la editorial ni tampoco tenía que cumplir su cuota de llevar alimento al edificio donde vivía Kirishima, no tenía la suficiente confianza como para enfrentarlo. No sabía si podía verlo a los ojos, se obligaba a hacerlo en las juntas porque era trabajo y él era profesional pero de ahí en más todo se derrumbaba.
Se sentí culpable por aceptar que era un egoísta, desde hace meses ha querido monopolizar all castaño, de recibir consuelo, de necesitarlo pero... todo era opacado con su horrible manía, según Kirishima, de cargar todo solo. Desde la muerte de Hiyori ha temido a hablar a corazón abierto con el mayor, de decirle lo más que se siente pero, ¿eso no lo haría sentir peor? Él nunca ha querido ser una carga y nunca lo sería. Hoy no tenía ganas de cocinar así que compraría comida empaquetada de algún centro de convivencia, al cruzar por el vestíbulo una voz dijo su nombre.
— ¿Yokozawa?
Sus ojos buscaron al dueño de esa voz y se toparon con unos que ya conocía.
— Señorita Matsumoto, ¿ya terminó? — preguntó lo más amble posible, verla, en definitiva, le recordaba tiempos con Kirishima. Cuando estaba celoso de aquella chica. Tal tono la hizo sonrojar, Yokozawa no lo notó por andar perdido en sus memorias las cuales causaron una tenue sonrisa genuina lo que le hizo pensar a la chica que era por ella.
— Sí, voy a la estación. Evito tomar los últimos trenes para no tener experiencias similares a... bueno, usted sabe.
— Claro que sí — sacar un tema tan delicado en la conversación lo obligo a concentrarse en su totalidad. — Espero que nunca vuelva a sufrir por algo igual.
— También lo espero, ¿usted a dónde va?
— También voy a la estación — habló sin pensar. Yokozawa no diría que le incomodaba estar cerca de la chica, siempre le resultó agradable aunque las circunstancias en que se conocieron eran distintas.
— Si me lo permite, ¿puedo acompañarlo?
Matsumoto estaba temblando, podía volver a ser rechazada. Sin embargo, recordó palabras de aliento que le daban sus amigas e incluso Henmi. Tenía que salir de su zona de confort si quería tener a ese hombre.
— Por su puesto.
Ambos salieron de la librería y, nuevamente, Matsumoto llevó las riendas de la conversación. En esta ocasión so se habló del libro que tenían en común sino de como ella estaba cerrando sus estudios y buscando ya un trabajo de tiempo completo.
— ¿Entonces dejarás la editorial? — preguntó Yokozawa.
— Tendré que hacer en algún momento. Librería Maritmo me ha tratado bien, espero que siga vendienda aún más después de que me vaya.
Ese comentario le hablandó el corazón al peliazul, era lo mismo que pensaba cunado él se fuera de Marukawua. Al llegar a la estación de trenes las cosas se encontraban movidad, era muy poco probable que un acosador merodeara por ahí.
— Ahí va mi tren — anunció Matsumoto. — Gracias por permitirme su compañía, Yokozawa.
— No hay nada que agradecer, disfruté la conversación.
— ¿De verdad? — la mujer se sonrojo pero lo ocultó con su pelo. Yokozawa espero pacientemente a que ella se dirigiera al tren que la llevaría a casa, en cambio, la chica le dio la cara con una expresión que el no supo descifrar. — ¿P-podría hacerme el favor de intercambiar números telefónicos?
Yokozawa se quedó quieto, era muy pocas las veces que una mujer le pedía tal cosa. con todo este tiempo había aprendido a convivir con buenas personas y agregar otra a la lista no le disgustaba para nada, podía imaginar una buena relación con ella. Después de todo tenía a Kisa como amigo, lo cual era casi imposible que eso pasara.
— Claro.
Ambos sacaron sus celulares e intercambiaron números, la chica se despidió y se fue corriendo a tomar el transporte. Una vez dentro, Matsumoto miró con un brillo especial en sus ojos el contacto del hombre, eso era bueno, ¿no? Cualquier hombre se habría dado cuenta de las verdaderas intensiones, pedir el número al igual que solicitar acompañarlo. Eso quería decir que tenía una pequeña oportunidad, ¿verdad?
Lo que no sabía era que Yokozawa Takafumi no era cualquier hombre, no, claro que no. Ese hombre era terriblemente denso y ¡por su puesto que no se dio cuenta! Ella no tardó en contarle todo a Henmi y este, por supuesto a kisa y este a Yukina. Era obvio, aquí había gato encerrado.
.
.
.
Hiyori se encontraba sentada en una de las bancas de la escuela, esperaba pacientemente en ella mientras veía con suma atención la entrada, esperando que el hombre de ojos azules entrara por ella. Hoy él la recogería. Aun faltaba para que cumpliera los once años, sabía que ya no era una niña pequeña pero le era imposible no emocionarse con esos dos hombres. Cuando Yokozawa junto con Sorata llegaron a su vida sentía que el rompecabezas de su familia y vida estaban completos. Le resultaba extraña la idea pero no dejaba de ser placentera.
Sabía que si papá también lo sentía. Yokozawa era su familia.
Unos pasos pesados se escucharon y no espero mucho para ver ese rostro tranquilizador, ella saltó de su asiento y corrió para abrazarlo. Obvio este le devolvió el abrazo y pudo sentir ese amor que anhelaba en silencio y que nunca le decía a su padre, ¿era malo? Querer a su Oniichan como a su padre, ¿lo era'
— ¿Esperarte mucho?
— No, oniichan. ¡Vamos a casa! Hay muchas cosas que quiero cocinar contigo hoy.
Ella pegó pequeños brincos, la sola idea de no pasar sola tanto tiempo en ese departamento y, sobre todo, tener a alguien que se concentre en ella al cien por ciento, no dejaba de hacerla sentir inmensamente feliz. Ella lo sabía, se había vuelto más caprichosa con ambos hombres y ocasionalmente eso la hacia sentir avergonzada pero era bueno, ¿no? Su papá parecía aún más feliz cuando ella se comportaba de tal manera con el peliazul y eso era bueno.
— Síp~ vamos a cocinar todo lo que quieras pero antes debemos pasar a comprarlas, ¿te parece bien? — Hiyo asintió con entusiasmo. — Oh, por cierto... toma.. — Yokozawa le tendió una cajita rosada, la pequeña la abrió y se encontró unos hermoso marcos para fotografías un unos lapices de colores que llevaba pidiéndoselos a su papá. — Es mi disculpa por no haber ido a tu casa las últimas dos semanas, hoy lo compensaré.
— ¡Gracias, oniichan! ¡Los marcos son preciosos! Uno lo pondré en mi cuarto y otro en la sala, ambos tendrán fotos de los tres en nuestro viaje a la playa.
— ¿Estás segura que no quieres poner fotografías con tus amigas?
—Nop. No tenemos ninguna foto de los tres en la sala, eso va a cambiar, ¿te parece la idea?
Cuando giro su cabeza para ver el hombre lo vio sonrojado y con una sonrisa avergonzada. ESte se acercó a ella y la abrazó con ternura y... amor. Volvía sentir ese amor que ella había estado anhelando y que mejor que se encontrara en aquel hombre, era bueno, amable, responsable, la apoyaba, la escuchaba, la cuidaba. Se merecía estar en su familia.
— Sí, gracias, Hiyo.
El vendedor le quitó la mochila y ambos caminaron hacia la tienda, hoy esperarían a su papá con un festín; muchos postres y mucha comida.
Nota: Todos los eventos de este capitulo pasan antes que el anterior, ¿me explico? El mensaje que Kirishima le manda a Yokozawa aún no pasa todavía en este capitulo. Es la explicación que les prometí en el capítulo: EL CUPIDO DE MATSUMOTO.
Me reporto de nuevo. ¿Les gustó? Espero que sí.
Algunos ya han entrado a clases así que les deseo mucha suerte. En mi perfil hay dos enlaces, uno de la novela y otro de un pequeño acto que sacaron de ellos recientemente. Espero que puedan darse la oportunidad.
Novela: Completa, incluye los minis mangas.
Acto: ¿Qué digo? Está bellísimo.
Nos leemos pronto.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top