Capítulo 8

COLE

Mi amigo detiene el coche justo en la esquina de la casa del desgraciado que va a tener que alimentarse con una pajita durante una larga temporada. Me sostiene la mirada un momento, supongo que para ver si me he arrepentido, pero joder, mi mente va a doscientas revoluciones por minuto ahora mismo, lo último que soy capaz de hacer es razonar.

Byron coge el bate de béisbol de acero que lleva siempre junto al asiento y me sigue en silencio. Por suerte para nosotros, el cabrón tampoco vive en un buen barrio, así que sé que nadie llamará a la policía si nos ve por la ventana. Como he explicado anteriormente, los asaltos a casas y delitos violentos están a la orden del día en Monroe. El problema cuando me detuvieron fue porque destrocé a aquel cerdo en medio del bar, delante de decenas de personas y de cámaras grabándolo todo.

En esta ocasión será diferente.

Nos situamos en la puerta y le hago una señal a mi amigo para comprobar si está listo, agarra el asa del bate con fuerza y asiente. Entonces toco el timbre y me preparo.

—¿¡Quién cojones es!? —exclama el cabrón desde dentro.

En cuanto veo cómo el pomo empieza a girar, no espero a que la abra del todo, le doy una patada tan fuerte a la puerta, que sale disparado, tropieza y cae de culo, igual que Emily cuando la empujó fuera del bar.

—¿¡Pero qué...!? —Me mira aturdido y no pierdo ni un segundo en colocarme sobre él y agarrarlo por el cuello del jersey—. El exnovio al rescate —ríe al mismo tiempo que dirige una mirada a sus amigos.

—No mováis ni un puto dedo si no queréis que os reviente la cabeza —les advierte Byron, señalándolos con el bate cuando uno de ellos hace amago de acercarse.

—No me lo digas. Emily ha ido corriendo a...

—Eres un puto suicida —mascullo pegando mi frente a la suya con el gesto contraído por la rabia—. Si no fuese por ella, te juro por Dios que te mataría ahora mismo.

—No me digas.

—A partir de hoy, Emily está muerta para ti, ¿me has entendido?

—Que te jodan —dice con soberbia antes de escupirme de lleno en la mejilla.

Una niebla espesa de color rojo se cuela por cada parte de mi cerebro, nublándome hasta el último resquicio de razón que me quedaba.

Me retiro con asco sus babas, separo la cabeza unos centímetros y entonces estallo la frente con fuerza contra su nariz. Un sonoro alarido sale de lo más hondo de su garganta al mismo tiempo que la sangre empieza a salir a borbotones y a resbalársele por las mejillas, se introduce en su boca y le tiñe los labios de rojo.

—Te he preguntado si me has entendido —gruño a la vez que tiro de su jersey para levantarle la cabeza.

—¡Me has partido la puta nariz! —exclama intentando detener la hemorragia con sus manos.

—Si vuelves a acercarte a menos de quinientos metros de ella, lo próximo que te partiré serán las piernas. ¡Dime si lo has entendido! —Golpeo su cráneo contra la baldosa blanca y un nuevo quejido inunda la estancia.

Siento cómo me tiemblan los brazos y cómo toda la sangre se me concentra en la cabeza, me arden las orejas y la velocidad de mi respiración está completamente descontrolada.

—Emily nunca volverá contigo —dice entonces, pronunciando su nombre con posesividad y rabia, como si le perteneciese.

—Cállate —advierto con los ojos cerrados y el pulso galopando dentro de mis venas.

—Le das asco. ¿Crees que querría salir un tío que ha estado en la cárcel y que...?

—¡Te he dicho que te calles! —Mi puño estalla con fuerza contra su rostro entre cada palabra.

Los anillos de oro que nunca me quito se me clavan en los dedos cuando mis nudillos impactan de forma violenta y certera en los huesos de sus mejillas. La ira invade todo mi sistema nervioso sin dejar hueco para ningún sentimiento más, me pitan los oídos y las voces a mi alrededor pasan a ser solo ecos.

Imágenes de Emily bajo la lluvia, ensangrentada y con la ropa hecha jirones, empiezan a sucederse por mi cabeza; las oscuras ojeras bajo sus preciosos ojos marrones inundados de lágrimas y de terror, incertidumbre y culpabilidad.

Alguien tira de mí desde atrás, pero no soy capaz de parar. Mi codo sube y baja, una y otra vez, sin detenerme siquiera cuando el cabrón deja de moverse.

Entonces un brazo rodea mi cuello y empieza a faltarme el aire a medida que va ejerciendo más presión. No puedo seguir golpeando y entonces caigo hacia atrás, sobre el cuerpo de mi mejor amigo.

—Ya está, hermano, respira —susurra en mi oído.

Trago saliva y me retira de encima para levantarse, camina hasta el medio cadáver que he dejado en el suelo —sobre las baldosas manchadas de sangre— y comprueba su pulso antes de agacharse para pegar el oído a su boca.

—Respira, solo está inconsciente —informa mirándome mientras me pongo en pie—. Larguémonos de aquí.

Giro hacia los otros tres cabrones y, en cuanto los miro, se mueven de dónde estaban y retroceden hacia el interior del salón. Entonces lo veo. El sofá contra el que Emily nos ha contado que la han arrinconado.

Una nueva oleada de ira empieza a burbujear en mi interior como un puto volcán a punto de erupcionar. Cierro los ojos, aprieto los puños y los muevo para intentar no volver a perder el control.

—Vosotros —mascullo, señalándolos con la mano ensangrentada—. Miradlo bien. Si le contáis esto a alguien o se os ocurre volver a intentar agredir sexualmente a una mujer, así es como acabaréis.

—Putos cobardes de mierda —dice Byron a mi espalda—. ¿Os ha quedado claro o necesitáis otra demostración?

En ese momento sucede lo que nunca me hubiese imaginado: uno de ellos se mea encima. Dibujo una mueca de asco y rabia a partes iguales, intercambio una mirada con mi amigo y después señalo la puerta para que se dirija a ella.

—Vámonos. Creo que les ha quedado claro.

—Oye, Em necesitará sus cosas —comenta Byron delante de mí señalando el bolso que cuelga del perchero.

—Vigílalos. —Asiento y me dirijo a las escaleras para ir a su habitación.

Echo un vistazo a mi alrededor y abro todas las puertas del armario en busca de alguna maleta, pero no veo ninguna. Apoyo una rodilla en el suelo para mirar debajo de la cama y estiro el brazo después de encontrar una bolsa de deporte, la coloco sobre la cama y saco todo lo que hay dentro.

A pesar de saber que Emily no va a volver aquí, me produce asco y una mala hostia de cojones ver su ropa junto a la del hijo de puta que he dejado inconsciente abajo. Cojo todo lo que puedo con un puño y lo meto en la bolsa, aprieto bien para que quepan más cosas y vuelco el cajón de la ropa interior dentro. Me echo al hombro unos cuantos abrigos y, en el otro, la bolsa a punto de reventar.

Bajo las escaleras a la vez y veo cómo mi colega continúa amenazando a los otros tres con el bate, pero no es necesario porque están completamente acojonados. Cobardes de mierda. Seguro que con Emily no tenían tanto miedo.

—Larguémonos de aquí antes de que le rompa la cara también a estos —indico a Byron—. Coge su bolso, mira a ver si está dentro la cartera.

—Sí, parece que está todo. —Cierra la cremallera y yo lanzo una última mirada de advertencia a mi espalda antes de dirigirme al coche.

Ahora viene la peor parte. Enfrentarme a ella y a lo que acabo de hacer.

EMILY

No paro de mirar el reloj de mi móvil cada pocos minutos, histérica porque Cole debería haber vuelto ya. Su hermana me dice que me tranquilice, que estaba muy nervioso y se habrá ido a caminar un rato para relajarse; sin embargo, las dos sabemos que se está engañando a sí misma.

—Mira, el coche de By. —Se levanta del sofá y yo la sigo como si me hubiese dado un calambre en el trasero.

—¿Qué lleva en el hombro? —pregunto, asomándome al ver a Cole saliendo del asiento del copiloto—. Abi, esa es mi ropa.

—¿Qué?

Ella misma abre la puerta y se hace a un lado para dejar que los dos entren. Cole deja la bolsa de deporte de mi novio en el suelo y un puñado de abrigos apoyados en la barandilla de la escalera. Mi pulso se dispara y las manos comienzan a sudarme a medida que la respiración se me acelera y no consigo reaccionar. En cuanto sus ojos hacen contacto con los míos, no es necesario que abra la boca. Lo sé.

Ha ido a por Trey.

—¡Me lo prometiste! —exclamo empezando a derramar las lágrimas al mismo tiempo que camino hasta él y le doy un empujón, furiosa.

En ese momento veo salpicaduras de sangre en su sudadera y siento que no me llega suficiente aire a los pulmones.

—Em...

—¡Eres un puto mentiroso! —Lo empujo una vez más y me seco las mejillas con rabia—. ¡Mírame a la cara! —exijo cuando clava los ojos en el suelo con el semblante serio—. ¡Tienes huevos para ir y darle una paliza a mi novio, pero no para mirarme a la cara!

—Tranquilízate —pide Abi al mismo tiempo que acaricia mi espalda, pero la aparto de un manotazo y ella solo suspira negando con la cabeza.

—¿¡Que me tranquilice!? ¡No tenéis ni puta idea de lo que acabáis de hacer!

—Emily, ese tío se merecía cada golpe —interviene Byron a la vez que extiende del brazo para entregarme mi bolso, el cual cojo, rabiosa, y lanzo contra las escaleras.

—Eres un puto salvaje. —Me dirijo a Cole, y él alza la cabeza ante mi comentario. Puedo percibir el dolor que eso le acaba de causar y enseguida rompo a llorar de nuevo—. Tienes que irte, la policía estará a punto de llegar. Tienes-tienes que...

Deja escapar una bocanada pesada de aire al mismo tiempo que da un paso hacia mí para sostenerme por las manos y pegarme a su pecho. Acaricia mi cabeza mientras yo soy incapaz de frenar la velocidad con las que mis emociones me arrastran igual que un grano de arena en medio de un tornado. He perdido completamente el control de mi respiración, y la preocupación de Cole es evidente cuando me sostiene por las mejillas y clava su mirada en la mía.

—No va a venir la policía, no pasará nada, ¿de acuerdo? —habla cerca de mi rostro.

—Cole, el padre de Trey es abogado —digo al fin, antes de romperme de nuevo.

—¿¡Abogado!? —Abi camina hasta nosotros y tira del brazo de Cole para que me suelte y poder mirarme con reproche—. ¿¡Y no se te había ocurrido decirlo hasta ahora!?

—Vamos a calmarnos todos. —Byron se acerca y alza las manos en un vano intento por intermediar entre los tres—. Su padre es abogado, vale, ¿y qué? Como si es un puto juez. A ese cabrón le ha quedado muy claro que no está en posición de tocarnos los cojones.

—No lo conocéis —insisto cuando Cole da un paso atrás y se muerde el labio inferior, pensativo y atento a la conversación—. ¿Qué le habéis hecho? —Lo miro directamente y, cuando niega con la cabeza y tensa la mandíbula, me imagino lo peor—. ¿¡Lo has matado!?

—¡No, joder! —exclama Byron frunciendo el ceño—. Bastante poco le ha hecho. Solo íbamos a advertirle, pero el hijo de puta se ha puesto chulo y ha empezado a soltar estupideces por la boca. Se ha ganado cada una de las hostias, te lo aseguro.

—¿Estaba solo? —Abi se apoya en la pared y entonces me acuerdo de la fiesta que Trey tenía montada con otros tres tíos.

—No —contesta Cole pasando por mi lado sin mirarme—. Pero a ellos no los he tocado.

Sube las escaleras sin decir una palabra más y lo próximo que se oye es la puerta del cuarto de baño.

¡Holaaa! Perdonad las horas, se me ha hecho muy tarde. Pero mejor tarde que nunca, ¿no? Vamos allá con las preguntas.

Bueno, bueno, primero que nada: TREMENDA PALIZA, HERMANAS😮‍💨 Opiniones generales respecto a esto.

Vale, al principio Cole ha intentado no pegarle. Lo habéis notado, ¿no? Pero Trey no ha parado de provocarle y well... Ha pasado lo que tenía que pasar👊🏼

Como era de esperar, se le ha ido la olla y ha perdido el control... ¿Esperabais que esto sucediese? ¿O creíais que se controlaría más? Le ha destrozado la cara.

Byron deteniéndolo para no llegar hasta el final... Lo amamos, ¿verdad? ¿Alguna quería o creía que acabaría con su vida?

Los amigos de Trey. Pedazo de cerdos, es que tendría que haberles pegado también!!! Aunque uno se ha meado encima, ahí veis lo valiente que es...🤮En fin. Asco.

Byron resolviendo y recordando que Emily necesitará sus cosas.

Y cuando Cole ha llegado a casa... uff, qué duras palabras las de Em😪 Cuando le ha llamado "salvaje" me ha dolido hasta a mí💔 ¿Entendéis que se haya comportado así?

¿Creéis que ha respondido de esa forma porque Cole le ha mentido y ha ido a por Trey, o porque está acojonada por si vuelven a detenerlo?

Cole desapareciendo en el cuarto de baño...

Hasta aquí el capítulo y las preguntas de hoy, espero que lo hayáis disfrutado.

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