El diluvio, la raíz de mis problemas. La metástasis deliciosa que recorre mi cuerpo cada vez que advierto tu presencia, tu olor impregnándose en mi olfato a pocos metros de distancia que no me atrevo a completar. Si me preguntaran qué siento cuando te nombro, no podría describirlo; porque solo tus ojos tienen la respuesta, esa que me cambió el corazón, que desechó todo sufrimiento que albergaba, esa que removió hasta la última de mis células y rediseñó toda la conquista genética. Tal vez Freud fuera el primero en decretarme demente, si ya mi alma pertenece a otro plano, al de los corazones desbocados, entonces que me lleven al manicomio, me presento voluntaria, solo pido una cosa, que no te saquen de mi mente, que te arraiguen aún más y si eres tú la razón de mi locura me resigno a no volver a contemplar una mañana si con ello no borran tus ojos cafés magnetizándome, ruborizándome, alterando mis sentidos, sabiéndose dueños de mi presente y mi futuro. Si tocaras mis pálidas manos con tus blancas manos, el sol no bastaría para calentarlas ni siquiera Matusalén, esa estrella lejana, aplacaría la frialdad de mi tacto, el entumecimiento de mis huesos al roce Angelical de tus yemas.

Confesaría que he mentido, que te he visto por tres años en la larga fila de losas desgastadas, sentándome donde te sentabas, casi tocándote de tanta cercanía. Admitiría que me resultabas antipático, insospechadamente creído, ¡que tonta al juzgar tu voz, esa que tanto me calma, como cuando siento el murmullo de la lluvia, y sin querer te pienso!

Y después de todo ese tiempo sabiéndonos existentes tuve la osadía de ahondar en tu profundidad, inexplicablemente lo sentí todo como si de una vieja historia se tratase, como una supernova al punto de convertirse en un punto negro en la negrura del espacio. Y luego saberte tan semejante, tan otaku, tan sensible y perturbador a la vez, tan incomprendido, tan inteligente, tan perfecto para mí.

"Porque sin buscarte, te ando encontrando por todos lados, principalmente cuando cierro los ojos"

Se que hay un agujero negro de posibilidades de que te rehúses, de que te niegues, pero solo haré una promesa:"Si me quieres como nunca me han querido, te amaré como siempre has deseado".

*Nota de la Autora*:

Esta es una carta que le escribí a un chico al que amé demasiado tarde, fue mi ángel, pues me hizo sentir, con solo una mirada, la maravilla en sí misma. Hace ya tiempo de ello y aún siento que se me escapa un suspiro cada vez que la leo y me imagino que él también sonríe cuando recuerda ese día. Amar lo plenamente sin vida se convierte en un deseo vital por revivir lo muerto y porque eso te acompañe por el resto de tus días 💛.

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