Entonces... ¿Somos una Tripulación?
❝Es increíble los caminos que da la vida; y como en un momento, en un parpadeo, todo puede cambiar sin que nos demos cuenta.❞
Tanwen's Pov:
𝐒𝐈𝐌𝐏𝐑𝐄 𝐌𝐄 𝐂𝐎𝐍𝐒𝐈𝐃𝐈𝐑É 𝐔𝐍𝐀 𝐏𝐄𝐑𝐒𝐎𝐍𝐀 𝐒𝐄𝐑𝐄𝐍𝐀 de las que pensaban antes de actuar, dejándome llevar por la razón y la lógica antes que por la vanalidad de las emociones.
Pero es claro que la sal marina es una droga que ha afectado mi buen juicio.
En este último tiempo he hecho cosas y tomados desiciones que avergonzaraían a mi "yo" de hace unas semanas y con justa razón.
Unirme a una tripulación, dar mi verdadero nombre, encariñarme...
Ese tipo de cosas son las que ocurren antes de una inminente muerte a manos de la naval o un pirata fanático del individualismo y la traición.
Otro excelente ejemplo es lo que ocurría en estos momentos, mientras me embarcaba en busca del one piece con una bola de idiotas.
Pero para que entiendan cómo pasamos de ser prisioneros en un circo a estar "happy y a toda marcha" en el mar, debo retroceder unas horas.
──¿Ahora qué? ¿Cómo corto algo que ya esta en pedazos? ──preguntó Zoro y, a pesar de sus intentos de ocultarlo, se le notaba que había cierto temor en su voz, y con justa razón.
──No tengo ni la menor idea, verdecito. ──le respondí conectando, por primera vez desde que supo mi identidad, mi mirada con la suya directamente.
Estábamos esquivando los ¿trozos? ¿pedacidos? Ay, no se, el punto era que esquivábamos los ataques voladores de Buggy.
──Zoro, ¿no se supone que eres el "cazador de piratas" o una mierda así? ──le pregunté entre gritos, rodando por el suelo para evitar las botas aspetosas de Buggy.
──¡¿Y!? ──me respondió de vuelta, usando sus katanas como escudos, siendo completamente inútiles para cortar algo que, bueno, ya estaba cortado.
──¡Tu deberías solucionar esto! ──le grité de vuelta, empujando el ¿pecho? de Buggy hacia la pared, espero que eso le haya quebrado unas costillas.
──¡Tu eres la asesina despiadada! ──me respondió de igual forma, dando un salto volador en el aire. Debería ser ilegal hacer algo de esa magnitud como si fuese una tontería──. ¡Resuelve!
Okey, eso me ofendió.
Yo mato corruptos y criminales diversos, los piratas no estan en mi apertorio de víctimas. No, esperen, dejen rectifico.
Los piratas, solo por el simple hecho de ser piratas no los mato, si se cruzan en mi camino y me hacen, aunque sea mínimamente, molestar, digamos... que es otra historia.
¡Pero no por ser piratas los mato!
──¡¿No saben hacer algo más que pelear?!──nos reprendió Nami, a este punto pensaba que en secreto le pagaban por regañarnos, porque por los mares si que le gustaba regañarnos.
──¡Chicos, tengo un plan! ──gritó Luffy desde la cima de una de las múltiples cajas del lugar, encerrando un muslo de Buggy en una caja.
Ahh, conque el niño tiene cerebro, ¿eh?
En menos de cinco minutos ya estábamos lanzando todas las partes del cuerpo de Buggy hacia las cajas.
Pasó de ser una humillante pelea, a casi un juego de quién lograba encestar más ─obvio, gané yo─.
Lo poco que quedaba de Buggy se reunió en un solo, evitando que sigan usándolo como balón de basquetbol.
Un discurso aquí, una amenaza por allá, palabras seguras y conmovedoras de Luffy y lo que quedaba del pequeño cuerpo de Buggy salió disparado por los aires, rompiendo la carpa del circo.
──Entonces... ¿ahora somos una tripulación? ──pregunté de repente, notando como todos nos habíamos reunido heroicamente frente a donde alguna vez estuvo un mini Buggy.
──¡No!
──¡Sí!
Las respuesta de Nami y Zoro se contradecían completamente con las de Luffy, el autoproclamado capitán, causando gracia.
Esperen, ¿capitán? ¿pero qué cojones digo?
¡Soy individualista y trabajo sola! ¡S-O-L-A!
Esta cosa de "tripulación" es netamente una temporalidad mientras cumplo mi obejivo de vender el mapa...
Sí, eso.
Creo que me cortaré yo misma la cabeza si vuelvo a decir algo mínimamente parecido a eso.
Después de vencer a Buggy y de salvar a los prisioneros, nos dirigíamos a nuestro mugroso y barato barco. Hasta que una niña pequeña apareció en mi camino.
Su cara estaba demacrada, no le calculaba más de diez años, probablemente pesaba menos de lo que recomendable y los niños promedio de su edad, pero sus ojos brillaban al verme, como si viesr a una heroína.
No a una asesina.
──S-señorita... ──me llamó, con una voz aguida y quebrosa, temorsa de que la ¿golpeara? ¿por qué habrá pasado esta dulce niña?
──¿Sí, pequeña? ──le respondí, inclinándome a su altura para que no se sintiera intimidada. Le dediqué una de mis más dulces y escasas sonrisas.
La niña miró sus zapatos desgastados y sucios que jugaban con la tierra, parecía esncoder algo detrás de se espalda. ¿Qué será?
Espero no sea un cuchillo, me daría pena matar a una niña.
──Esto..., ¡esto es para usted! ──el nerviosismo y el repentino subitón de energía debió obligarla a levantar el tono de voz.
E
ntre sus diminutas y golpeadas manos se encontraba una pequela margarita, la cu hacia un constraste inevitable con ella.
La pequeña margarita estaba limpia, blanca completamente, sana en su totalidad y nutrida por el sol. Todo lo contrario a la niña que inocentemente me extendía la flor con sus ojos rojos cerrados.
Con mi corazón conmovido, tomé la margarita entre mis manos y la olí, impregnado su olor en mis fosas nasales.
《Amo las margaritas》pensé, nostálgica.
──Esta hermosa, gracias, pequeña. ──le dije, con una sonrisa sincera mientras pasaba mis manos por su quebradizo cabello.
Sus ojos se abrieron ante mis palabras, sonrió con ilusión y un brillo inconfundible en sus ojos y se abalanzó sobre mi, enredado mi cuerpo con sus bracitos.
Su abrazo me tomó por sorpresa, ¿cuándo fué la ultima vez que alguien me abrazaba con tanta naturalidad, sin buscar clavarme algo en la espalda?
El recuerdo es tan lejano que el sentimiento de paz se vuelve extraño para mi.
Después de unos segundos la niña se separó de mi, sonriendo con la inocencia que se merecía y salió corriendo hacia, supongo yo, se encontraba su madre.
La sonrisa de mi rostro se volvió nostálgica y con vestigios de dolor. La escena tan pura e inocente recién experimentada me dejó un mal sabor en la boca, el tipo de sabor que solo puede dejar los recuerdos del pasado.
Sentí una penetrante mirada a mi costado, así que enterré mi sonrisa y me giré hacia donde sentía la mirada; solo para encontrarme con los ojos sorprendidos de Zoro.
《Vaya, vaya, mírenelo nada más, señorito acosador》 pensé divertida, permitiéndome saludarle con la mano, empleando la burla en toda la realización de mi gesto.
Apartó rápidamente la mirada, aparentemente avergonzado.
──Pero que tierno. ──dije por lo bajo, notando como se alejaba "casualmente".
Sin embargo, la imagen deteriorad de la isla y el pensamiento de las condiciones en las que tenían a los habitantes de la misma disipó mi esfímera alegría.
Esta era su tierra, su hogar, vivían como podían y un día un asqueroso y loco del quinto coño apareció para someterlos y tratarlos como escoria, obligándolos a ser espectadores de torturas constantes e incluso aplaudirlas.
La idea de lo que tuvieron que pasar, de ver, niños y niñas, las pérdidas y muertes que presenciaron me quebraban el corazón.
Odiaba ese tipo de personas, las que disfrutaban someter a los inocentes y más débiles, aquellos egocéntricos que se sentían con el derecho de pisotear a otro como si de la tierra se tratase. Ese tipo de personas eran siempre el reflejo que aparecía en mis cuchillos antes de atrevesarlos.
Corruptos, abusadores, secuestradores y muchas escorías humanas y no humanas más me causaban nausas y llenaban mi cabeza de ira.
──Que asco. ──murmuré por lo bajo, sin poder esconder mi repulsión ante de lo que esta isla fué testigo.
──¿Disculpa? ──preguntó Nami ofendida, parecía que creyó que se lo decía a ella.
《¿En qué momento se paró a mi lado?》
La presencia de la zanahora en mi vista y la diversión que su expresión ofendida me causaba, logró distraer mis sombríos pensamientos.
Vaya, si que me distraigo fácil.
──Nada. ──respondí inocentemente, esbozando una sonrisa mientras me dirigía al moribundo barco, sin tener intención alguna de soltar la margarita.
Venga, es mucho más divertido ver su cara de confusión que responder la pregunta del por qué mis nudillos rozan lo blanco por la fuerza que he aplicado inconscientemente sobre ellos.
──¡Esperen! ──gritó un hombre mayor, siendo seguido por el resto del pubelo──. Queremos entregarle esto, como agradecimiento de lo que hicieron por nosotros.
En sus manos arrugadas y golpeadas, siendo reflejos del maltrato de Buggy y su tripulación, extendía una bandeja de comida.
Eso apenas y alcanzaba para que una persona comiera como se debe, mucho menos un pueblo entero, pero aun así no los ofrecieron sin titubeos.
Definitivamente los viejitos, los niños, los animales y la compasión humana son mi debilidad.
Estaba tan poco acostumbrada a admirar la solidaridad y nobleza humana que el admirar un solo gramo de ella en vivo me conmocionaba.
Entre la flor de la niña y este señor, me daría diabetes crónica.
──No podemos aceptarlo ──respondió Luffy rápidamente, luchando con el deseo de agarrar el tentador pan que brillaba en la bandeja──, es todo lo que tienen.
Me mordí el interior de la mejilla, pensativa.
Sí, era cierto que ellos nos ofrecían todo lo que tenían, pero ahora Buggy y su gente no estaba, podían hurtar sus reservas sin ningún problema.
En cambio nosotros no contábamos con más del cuarto de un barril de comida, y todo gracias a que Luffy tiene más hambre que un dragón embarazado.
──Lo tomaremos ──hablé desde lo alto del camino hacia el bote, llamando la atención de todos, como siempre──. Gracias por la comida, la tomaremos con gusto como su forma de agradecernos por salvarnos.
Con cada paso que deba, me acercaba más a Luffy y, por ende, a la recompensa. No era mucho, pero serviría para unos días hasta que lleguemos a un muelle.
──Les aconsejo que tomen la comida de Buggy y su tripulación y, de ser posible, váyanse en sus barcos lo más lejos de aquí. Esta isla no es segura. ──les aconsejé a los habitantes frente a mi, deseando que pudieran vivir por lo menos ahora y no solo sobrevivir.
──No podemos, es nuestra tierra. ──comentó alguien del fondo, con la voz tan ronca que al principio me costó comprender sus palabras.
Le pasé la bandeja de comida a Zoro, el cual se había posado a mi lado cuando llegué frente a los recíen rescatados.
──La nostalgia no los mantendrá con vida ──les advertí, siendo la consejo segunda vez que decía ese consejo, pero la primera que no iba dirigido a mi reflejo──. Tómenlo como un consejo de sus lavadores.
Me obligué a sonreir levemente ante la duda en sus rostros. Nosotros los habíamos sacado del agujero, quedaba en sus manos el quedarse a sus alrededores o irse.
Sin querer agregar nada más, me dirigí hacia el barco ─cada vez, huele peor se los juro─, con Zoro y Luffy a mi espalda.
Preparamos todo y, después de unos cuandos gritos mandones de Nami, estábamos listos para irnos de una buena vez de esa asquerosa isla.
──¡Hasta luego, señorita de rojo! ──gritó la niña de la margarita, soltándose de su mamá para correr hasta el borde del muelle, despidiéndose de mi con una sonrisa.
Sin poder evitarlo, le sonreí devuelta, agitando mi mano a su cuerpo cada vez más pequeño conforme nos alejábamos.
──¡Me llamo Tanwen! ──le grité, deseando que me haya podido escuchar──. ¡Hasta luego, niña de las margaritas!
La infante gritó algo más, pero la distancia y el sonido de las gaviotas destruyeron su mensaje, dejándome con la duda de qué me habrá respondido.
──Parece qur hiciste una amiga. ──me dijo burlona Nami, pasando al lado mío antes de dirigirse hacia la única puerta que había en el barco.
──¡Una más de las que tienes tu, zanahoria! ──le respondí en el mismo tono, lo suficientemente alto para que ella me escuchara, apoyándome en el borde del barco, permitiéndome sentir em viento en mi cara.
Amaba esat sensación, la paz del silecio, el sol bronceando mi piel, la brisa moviendo mi cabello como un baile, el reflejo del agua iluminando mis ojos, el olor absorbente del mar y, sobretodo, la incertidumbre que me daba el horizonte y la adicta droga de la aventura y deseo de más que me proporcionaba la inmensidad del mar.
Amaba el océano, y amaba mil veces más las sensaciones que me producía.
Todo era pacífico, me atrevería a decir aue rozaba la perfección.
Todo hasta que Zoro "arruina momentos" Roronora apareció por la puerta.
──Oigan, el baño se dañó.
Y así fue como la paz se fué al carajo.
HIIII REGRESÉ 💗💗
¿Qué tal el cap de hoy? ¿les gustó? ¿qué creen que le dijo la niña a Tanwen?
AMO la amistad que se esta formando entre Nami y Tanewen es tan: AHHHH
¿Han visto la falta de cariño que tiene mi bebé? Vení que te abrazo 😭
Por otro lado, ¿qué tanto mirabas, Zoro? 🤨
Edit: PERDÓN por no actualizar la semana pasada peero, en mi defensa creí haberlo hecho y apenas hoy me dí cuenta que no. Mala mía.
Nos vemos en el próximo cap, los quiero, baaay 💗
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