Sieis inviernos después
Pasaron años, y Elea tuvo una vida de estudio y entrenamiento.
Le enseñaron a leer, escribir, a manejar armas y a defenderse.
Dallin le enseñó la historia de Aska, y todas sus leyendas. Blanco y los demás magos intentaron descubrir el poder que llevaba dentro.
Seis años y aún no habían descubierto nada.
Aunque algunas cosas eran interesantes, otras no tanto como la etiqueta y normas de conducta de una señorita; que siempre que tenía oportunidad se escabullía y se iba con Dallin a aprender más historia.
También investigó sobre su pasado con la ayuda de Yuna, que siempre el resultado era equivocado.
Un día, Dallin se levantó temprano. Todo el templo dormía y los pasillos estaban completamente en silencio.
Aún salían los primeros destellos del alba.
Dallin daba pasos cautelosos intentando no ser visto. Cuando por fin, salió de la escuela. Cogió un corcel y galopando escapó al bosque.
Llegó a un claro, cogió sus cosas y empezó a entrenar sus hechizos. Después de un rato, en un arrebato de ira, tiró todas sus cosas. Siempre lo intentaba pero nunca conseguía hacer magia, cada vez estaba más lejos de su sueño.
- ¡¡Argh!! Siempre me pasa lo mismo. - dice gritando.-
Unos segundos más tarde, Dallin escuchó un crujir de ramas y hojarasca cercano, miró en todas direcciones, y justo detrás suyo...
- Porqué sigues intentándolo, siempre te sale lo mismo- dice Elea con voz solemne.
- ¡Uf...! Eres tú Elea, que es lo que quieres-
Fijándose un poco mejor en ella, Dallin se dió cuenta de que había cambiado mucho en los últimos años. Estaba más alta, más guapa y tenía el pelo más largo, además de físicamente también estaba más segura de si misma. Sus sentimientos hacia ella, eran correspondidos, pero claramente su valor tímido no le dejaba abrirse hacia ella.
- ¡Dallin!- gritó.
- ¡Sí!?- aún en trance.
- Te estaba diciendo que por mucho que lo intentes, no puedes conseguirlo si sigues haciendo esa magia rara. No es como la de los otros magos.- dijo Elea. Después de unos instantes
-¿¡Porqué me miras tan raro!?- grita.
- ¿Eh? ¿De qué hablas?- dijo Dallin.
- Vamos para casa, seguro que están preocupados.-
Esa noche, Elea no podía dormir. Se levantó de la cama, Bajó y caminó hacia la biblioteca.
Entre los miles de libros que había en esa estantería, solo tenía que coger uno.
Estiró el brazo con fuerza y cogió el que ponía
"Dragones Clanes y Subtipos"
Abrió por la página ciento sesenta y dos.
En el clan Colmillo los dragones tienen unos rasgos característicos, normalmente son dragones negros con ojos rojos, que les permiten ver más allá del ojo humano. También tienen capacidades de adivinación. Normalmente utilizan las estrategia y estas características para ganar batallas contra otros dragones.
- Siempre lees ese mismo libro, ¿no?- dice Blanco en la penumbra.
- Estabas ahí...- suspirando relajada.
- ¿Tanto te interesa tu pasado?- pregunta otra vez.
- Tengo pensado irme, necesito hacer una visita a un pariente.- contesta.
- ¿Piensas que vas a descubrir algo?- se levanta con su bastón.
*Sin respuesta.
- ¿Te llevarás a Dallin?- pregunta insistiendo.
Ella impresionada se levanta y le mira a los ojos desfiante.
- No quiero meterle en esto, pero supongo que insistirá así que vendrá conmigo.- dijo Elea.
- Bien- sonríe.
Elea se va y Blanco se queda solo, coge el libro que Elea estaba leyendo y empieza a estudiarlo.
★‡★
Cuando la joven volvía a su cuarto, una sombra viene por su espalda y le toca el hombro.
- ¿Cuando nos vamos?- dice susurrando Dallin.
- ¿Estabas escuchando?- sorprendida.
- Tu también me seguías por la mañana- burlón.
- Está bien... Prepara los caballos y las alforjas, nos iremos en media hora, y se silencioso. - con autoridad.
★
Salieron del templo cautelosos y se dirigieron hacia el sendero que los llevaría al norte, raudos y veloces los caballos corrían. Negro y oscuro el cielo imponía mientras los rayos de sol escondidos en las montañas tímidos y agazapados.
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