Los Syshser

Estuvieron días cabalgando, por extensos bosques, grandes prados, el tiempo de el invierno estaba llegando a su fin a medida que avanzaban. Nuestros amigos seguían viajando, pero esta vez tenían la oportunidad de ver población.

-Tenemos que evitar ser vistos, bordearemos la ciudad. - las órdenes de Blanco eran incuestionables.

Unos minutos después Elea se acerca a Dallin.

- Dallin, ¿porqué tenemos que evitar ser vistos?- preguntó.

-A veces es mejor pasar desapercibidos - susurrando.

Los pasos de los caballos se iban acelerando cada vez más, como si estuvieran nerviosos. Minutos pasaban y las monturas se pararon y comenzaron a relinchar como si algo los amenazara, no querían seguir adelante. Uclain, Inric y Dallin bajaron rápidamente. Mientras que Ceara y Elea seguían aún en la yegua. Esta estaba tan alocada que en un movimiento repentino, las dos fueron soltadas de la montura, la elfa justo en ese instante de suspensión, envolvió con su cuerpo a la cría y calleron al suelo.

- ¿Estas bien, cielo?- jadeaba. Elea asintió confusa y exhausta a la vez en los brazos de ella.

Todos los caballos habían huido como si algo los hubiese atormentado.

Sin embargo Blanco seguía en su corcel níveo como si nada.

- Señor, ¿qué es lo que ha ocurrido?- pregunta el rilien.

El mago mira al bosque mientras se acaricia la barba en señal de duda.

- "Se acercan"- piensa en voz alta.

-¿Señor?                                                       Acamparéis aquí - anuncia brevemente.

- ¿Y usted?- pregunta Inric.

Tengo que regresar para hacer una comprobación volveré a medianoche o mañana al amanecer, si no vuelvo antes del alba partir sin mí.

- Si, Blanco. -

La noche cae y el campamento está inquieto. Mientras Uclain, Ceara y los niños dormían, Inric hacia la primera guardia...

A medida que pasaba el tiempo Inric iba cerrando los ojos con el relajante sonido de las ramas partiéndose en la hoguera y las voces de sus compañeros durmiendo, hasta que un ruido de hojarasca sobresalta a este. Sonidos siniestros seguido de pasos en la oscuridad.

El enano se levanta y sale del claro del campamento.

- ¿¡Quien va!?- con voz grave.

Sin respuesta. Hasta que camina más lejos y desaparece en la espesura.    Ceara levanta los párpados y ve que Inric no está en su puesto de guardia.

-Inric, ¿donde se ha metido este mentecato?- dice farfullando para no despertar a sus compañeros.

"Seguro que se fue a beber a escondidas"

También la elfa sale del claro y desaparece en la floresta.

Uclain despierta, y al ver que sus amigos habían desaparecido decide también ir a buscarlos, inútilmente.

Elea sale de su pesadilla regular, jadeando.

-¿Otra vez la misma pesadilla?- dice el niño acurrucado a su lado.- Estabas llorando en sueños - este le quita las lágrimas de la cara.

-Oye...¿dónde están los demás?- declaró Elea al ver el campamento abandonado.

- No sé, habrán ido a cazar.

-¿Tan pronto?, casi es medianoche. - dice la niña mientras se levantan.

- Podríamos buscar una manera de verlos, por si se fueron lejos...¡Ya sé! Una vez Uclain me enseñó que cuando quieres ver a grandes distancias, es mejor subir a un lugar alto. -

Los dos subieron por el roble frondoso que tenían al lado, y cuando llegaron a las hojas más altas, vieron una imagen espectacular.

El bosque se extendía hasta donde alcanzaba la vista y después se podía ver el humo que salía de las casas. Detrás suya estaba las montañas blancas de donde habían partido. A Elea le entró una sensación de melancolía.

- Elea,- dice Dallin.

-¿Qué?                                                          ¿Echas de menos tu hogar?         .

¿Qué quieres decir?- hablaba cada vez más bajo.

- Es que... Cuando echas de menos tu casa, normalmente estás triste, así que... Pensé en ello.- Estuvieron así unos minutos.

-Oye, hay algo que no va bien. - dice Dallin.

Elea le mire con extrañeza.

- El viento está distinto y tiene un aroma muy particular. Cuando hay algo o alguien en la oscuridad puedes saberlo con el viento. - dice muy autoritario.- Viene alguien...

- ¿Quién te enseñó todo eso?- dice mientras bajan por las ramas

- Uclain sabe mucho, él es quien me enseñó a manejar el hacha y muchas otras cosas... Espera, ¿no lo hueles?- dice mientras olfatea.

- Si... parece como olor a muerto.

- ¡Elea, mira!-

En el claro donde se encontraba el campamento, una sombra entró desde el bosque.

Era un guerrero con una armadura hueca, y sin alma. Su olor era pestilente como si fuese a pudrirse.                                    Emanaba un aire oscuro, sus harapos apolillados y negros, donde en su mano aguantaba una espada afilada, producían sangre. El suelo donde se encontraba, se secaba y todo lo que había a su alrededor moría literalmente, era como la muerte misma.

- ¿Qué es eso? - dice Elea aterrorizada.

- No lo sé, pero en estos casos es mejor contener la calma, esperemos que no nos haya...-

Elea se quedaba impresionada con las respuestas tan lógicas de su amigo en momento críticos, por fuera parecía un niño corriente, pero su mente era asombrosa. No era normal. Era como ella y Uclain, uno más del grupo de los rezagados.

"Te ha visto"- dice una voz en su mente.

- ¿Qué?- responde la joven en voz alta.

- Elea baja la voz, ¿con quién hablas?

"Está esperando a que bajéis"- resuena otra vez en su cabeza.

"¿Quién eres?"

"Esa pregunta se resolverá en otro momento, ahora tienes que confiar en mí mientras resida en tu cuerpo."

"Si quieres derrotar al engendro que tienes delante, busca su punto débil" "Casualmente este está en la retaguardia"

- ¿Dallin cuál es la retaguardia?- dice la pequeña.    - En la espalda,¿por qué?

- Ella me dijo que su punto débil está en la retaguardia.

¿De quién hablas?- sorprendido.

- Nadie...Tú solo hazme caso, por favor.

-Vale, necesitamos un arco... El arco de Ceara está ahí abajo. - dice con arrepiento.

- Alguien tiene que distraerle, seguramente nos esté buscando a uno de los dos, y tu no tienes nada que te haga tan "especial".

-¿Qué quieres decir, piensas que eres distinta o algo?

-Si no,¿porqué vinisteis a buscarme, y me llevasteis con vosotros?-

Esa pregunta lo dejó totalmente anonadado, Elea estaba empezando a darse cuenta de que iba todo esto.

-Está bien... -

Dallin bajó sigiloso sin que el ser se diera cuenta y cogió el arco, mientras, Elea gritaba para despistarlo.

El guerrero se dirigía a ella con espada en mano listo para matarla.

-¡Ahora Dallin, dispara!- grita ella. -

El disparo fue certero pero aunque el ser estaba en el suelo, seguía dirigiéndose hacia ella.

La niña aterrorizada no se movía, estaba paralizada.                     -¡Elea, corre!-

Esta hacía oídos sordos a lo que su amigo decía, no podía actuar y ese era su final.

La mañana se hizo y un nuevo caballero entró en escena. Blanco con su bastón lanzó un rayo de luz que deshizo al engendro completamente.

- Chicos,¿estáis bien?-

Los dos corrieron hacia el viejo y lo abrazaron. Él los miró con una mirada afable.

Detrás del guerrero hechicero estaban el resto de los compañeros desaparecidos, el reencuentro fue alegre al destruir la amenaza.

- ¿Viejo, qué era eso?- pregunta Dallin.

El mago callado avanza hasta un tronco y se sienta dejando su sombrero de paja a un lado.

- Os contaré todo lo que queráis saber. Creo que merecéis una respuesta, y yo también.

Mientras la compañía se sentaba junto al fuego. Blanco empezó su historia.

- Algunos los llaman los Sysher, otros nombres que tienen son espectros o sombras. Estos seres son almas condenadas a vivir a las órdenes de su hechicero en este caso un nigromante o mago oscuro.

- Entonces, ¿estos seres son convocados por otras personas, que los controlan? - dice Uclain.

- No cualquier persona mi querido guerrero, una sombra se está originando en Aska. Y no vienen con buenas intenciones.

Además, no solo era uno, había siete por el norte, fue un golpe de distracción, la verdadera amenaza venía por el sur, lo que a mí me extraña, es que pudisteis contenerlo hasta que yo llegué.                         - Lo que no entiendo, es... ¿por qué nos neutralizó y no nos mató?- se preguntaba Ceara.

- Tan perspicaz como siempre. vosotros no erais su objetivo. - contestaba sereno.- Será mejor que descanséis un poco, partiremos pronto -

Elea se tumbó en el roble al lado de su amigo. Y por una vez durmió bien.

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