La Compañía
Unos días después, la luna estaba completa y los astros decoraban el cielo con sus luces. En el horizonte cuatro sombras se vislumbraban acercándose al pueblo blanco de las montañas.
Una vez en el pueblo, los individuos caminaron rápidamente hasta la morada de Earwin, bajo la tormenta nocturna. El primero petó en la puerta, no se les veían los rasgos por culpa de la pelliza. Una mujer les abrió la puerta. El rostro de esta era pálido y sus ojos aterrados por que la situación fuese a peor.
Los seres entraron y mostraron sus identidades al fin.
-Perdóneme señora, ¿se encuentra aquí Blanco?
Estoy aquí, Uclain - dice el viejo bajando por la escalinata. Un rato después...
- Bueno ya que estamos todos reunidos, comenzaré las presentaciones... Uclain, del clan del Sur y heredero de los Rilien, un gran guerrero y muy lejos de sus tierras - comenzó a hablar Blanco.
Uclain era alto y fuerte su piel oscura le destacaba de los demás, tenía su cabello recogido en largas rastas lo que le hacía más exótico. Según Elea los Rilien son criaturas acuáticas, pero este más bien parecía un hombre normal.
- Inric, el enano de las Montañas Azules, maestro de la espada y el más ágil de su raza - prosiguió el anciano.
Inric no era como cualquier enano, su cabello pelirrojo al igual que su barba, estaban recogidos en grandes trenzas, sus ojos se veían llenos de furia listos para la batalla.
- Ceara, elfa de los bosques de La Cascada, buena con el arco y ágil como una liebre -.
Ceara era alta y su pelo rubio le llegaba hasta la espalda prendido en una coleta. Maravillosa pero soberbia.
- Y por último el pequeño Dallin, el escudero de esta Compañía...
- ¡No me llames pequeño ni escudero viejo hechicero! Soy Dallin el guerrero más fuerte de todos, con mi hacha derrotaré a mis enemigos...
- ¡Cállate mentecato, no eres el protagonista en esta historia!-
El niño se calló y bajó la cabeza, debería tener la misma edad que Elea, unos nueve años, su hacha que llevaba en los hombros pesaba, era descomunal comparado con su cuerpecito pero la llevaba con fuerza, su pelo enmarañado y sus ropas sucias decía que no tenía nada que ver con sus compañeros de viaje.
-Compórtate escudero, ni siquiera esa hacha es tuya- susurra Uclain.
- Bueno mañana partiremos a primera hora de la mañana.
-¿¡Qué!?- exclama Elea.
Se quedó como si le hubiesen pegado una patada en el estómago, no podía creerlo, sabía que no duraría mucho allí con el espectáculo del otro día, pero no tan pronto, no...
- ¡Hola! Soy Dallin, tu debes ser Elea - dijo amistosamente. Elea no le respondía estaba en shock. Parecía que le estaba ignorando, no le respondía.
- Eres muy guapa, ¿lo sabías? Venga si quieres podemos jug...
-¡Dallin déjala dormir! Mañana va a ser un día muy largo - grita Blanco. Él se va y deja a Elea sola con su madre llorando, en una última noche de luna llena.
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