Capítulo 8

- ¡Puuuaaah! ¡Finalmente acabamos! - exclamó el pelirrojo estirándose.

- ¡Me duelen los brazos! - añadió el de ojos azul marino dándole la razón a su compañero. Trey soltó una sonrisita al ver a los jóvenes.

- Buen trabajo todo el mundo. Su duro esfuerzo hará que la tarta sea mucho más sabrosa - les animó Trey. Inku había pasado toda la tarde sentada en la encimera añadiendo los ingredientes que Trey le indicaba en un bol y mezclándolos - Luego mezclamos la mantequilla y azúcar en la pasta de castañas y después agregamos el ingrediente secreto... - hizo una pausa rebuscando en un armario y sacó un bote con una etiqueta de un panda -... salsa de ostras.

- ¿Salsa de ostras? - cuestionó la pelirrosa ladeando la cabeza y con el dedo en la boca pensativa, sus piernas se movían en el aire atrás y adelante.

- Sí, el sabor de la salsa de ostras agrega profundidad y riqueza a la crema - explicó el peliverde - todas las pastelerías famosas usan esto en sus tartas.

- Bueno, hay gente que añade chocolate al curry, quizás sepa bien - razonó pensativamente el pelirrojo sin ser consciente de la mirada de confusión de Deuce, Grim estaba sentado en las piernas de Inku mientras ésta le acariciaba.

En ese momento Trey empezó a reírse desorientando a Ace y a Inku los cuáles se habían creído su mentira.

- Es una broma. La salsa de ostras no se le hecha a los dulces - explicó Trey intentado regular su respiración.

- ¡Lo dijiste con una cara muy seria! - se quejó la de ojos bicolor hinchando sus mofletes demostrando su enfado por la estafa del de gafas. Al ver su reacción Trey no pudo evitar sonreír enternecido y acariciar la cabeza de la más joven.

- ¡Jaja! Si lo pensaráis por un segundo os daríais cuenta de que no tiene sentido. No creáis todo lo que os digan, mejor estúdiadlo.

- Este tipo es muy bueno mintiendo - comentó el felino mirando al peliverde de mala forma mientras seguía recibiendo los mimos de la de pelo trenzado.

- Lo siguiente es la crema batida... ¡Ah! - exclamó de repente el de ojos amarillos mirando alarmados los boles.

- ¿Qué pasa? - preguntó el pelirrojo.

- Habéis traído tantas castañas que hice demasiada pasta marrón. No vamos a tener suficiente nata para el pastel.

- Puedo salir y comprar suministros - se ofreció el de dibujo de pica acercándose al mayor - ¿la tienda de la escuela tendrá los materiales que nos faltan? - cuestionó el de pelo azul.

- Encontrarás cualquier tipo de cosas allí ¿puedo pedirte alguna cosa más? - preguntó recibiendo una respuesta afirmativa del joven.

- No creo que pueda llevar todo esto solo - murmuró Deuce mirando una lista con todos loa materiales que Trey le había pedido.

- Si quieres puedo acompañarte - se ofreció la pequeña.

- ¿Estás segura de ello? -  cuestionó el peliazul, no estaba seguro que la pelirrosa pudiese ayudarle a llevar las bolsas.

- ¡Por supuesto! - exclamó bajándose de la encimera con su típica sonrisa - es la primera vez que voy a la tienda de la escuela y quiero ver como es - le explicó mirándole a los ojos con un adorable brillo.

- ¡Yo también voy! - se unió Grim - estoy cansado de mezclar harina sin parar - explicó el pequeño felino apoyándose en la cabeza de la más joven, aunque esa era una razón también iba para asegurarse de que a la de pelo trenzado no le pasase nada, no quería que el director le castigase.

- ¡Está bien! Cuantos más seamos mejor - dijo Inku animada mientras Deuce la sentaba sobre sus hombros listo para irse a comprar.

Al llegar a la tienda los ojos bicolor de Inku se iluminaron como dos brillantes estrellas en medio de un cielo estrellado, había un montón de objetos extraños que llamaban su atención y hacían que su curiosidad saliese a flote, Deuce la bajó de sus hombros y le pidió por favor que no tocase nada sin su permiso y, aunque le costó bastante contenerse de tocar todo con sus manitas, hizo caso omiso a lo que su amigo le pidió.

- Woah ¿Realmente venden crema batida aquí? - comentó incrédulo Deuce mientras admiraba los estantes del lugar.

En ese momento un hombre de tez morena apareció de repente sobresaltando a los presentes.

- Hola mis pequeños demonios perdidos ¿qué tal están? Bienvenidos a la tienda de señor S. pero podéis llamarme Sam ¿qué puedo hacer por ustedes hoy? - se presentó alegremente y mirando de reojo a la más joven con algo de curiosidad.

- Nos gustarían las cosas de esta lista - contestó Deuce entregándole el trozo de papel al vendedor.

- ¡Y unas latas de atún! - exclamó emocionado Grim.

- ¡No! ¡No necesitamos atún! - le reprendió el de ojos azul marino con los brazos cruzados.

- Veamos... - murmuró analizando los ingredientes de la lista y una sonrisa se formó en su rostro al pensar que querían eso por un capricho de la pequeña ahí presente - ¡OKAY! ¡Es todo por ahora! - y con un movimiento de su mano hizo aparecer los materiales que necesitaban dejando más impresionada a la heterocromática - con eso sería todo caballero ¿no creen que es muy pesado? Para vuestra suerte si ordenan ahora obtendrán una placa flotante 1/100 para cargar sus compras con un 30% de descuento - les ofreció el de sombrero de copa.

- ¡N-no es necesario! ¡Es hora de irnos! - dijo algo apresurado pagando lo que había comprado.

Por su parte Inku se había quedado embobada viendo un gran bol lleno de piruetas de muchos sabores.

- ¿Quieres una? - preguntó Deuce acercándose a ella y agachándose a su altura.

- Ehhh... bueno yo... - empezó a murmurar bajando la cabeza intentado no hacer contacto visual con el mayor, le daba algo de vergüenza pedirle algo a su amigo y más que le comprase una piruleta.

- ¿Cuál quieres querida? - cuestionó Sam ofreciéndole el bol con una sonrisa.

- ¿P-podría elegir una de cereza?

- Por supuesto, invita la casa - contestó entregándole el dulce a la de pelo rosado.

- ¡M-muchas gracias! - le agradeció la fémina con una sonrisa - vámonos Grim - dijo Inku empezando a caminar a la salida seguida de sus dos compañeros.

- Okey, okey, ¡vuelvan pronto, mis pequeños demonios! - se despidió Sam cerrando la puerta de su tienda cuando los jóvenes salieron.

Empezaron a caminar con las compras para llegar lo antes posible a Heartslabyul, aunque Deuce no quisiese Inku logró llevar una de las bolsas.

- Esa tienda tenía un montón de cosas raras - comentó el de ojos azul marino recordando la tienda, en ese momento su mirada se posó sobre su compañera - Déjame llevar a mí la bolsa ¿vale? - dijo tomándola antes de que pudiese contestar algo.

- Pero vine para ayudarte - dijo intentando que se la devolviese.

- Insisto, estoy acostumbrado a cargar las cosas más pesadas - explicó ganándose una mirada curiosa de la heterocromática.

- ¿Compras muchas cosas? - cuestionó sin dejar de mirarle.

- Sí, mi mamá siempre compra más de lo necesario durante las promociones y siempre era yo el que cargaba las cosas pesadas... - la pelirrosa escuchaba atentamente el relato que narraba su compañero, pero cuando escuchó la palabra "mamá" no pudo evitar no sentir algo de tristeza, solo había visto a la suya un par de veces en su vida, alguna vez que tenía que ir por obligación al hospital y cuando su hermano la sacó de allí, solía evitar hacer contacto con su hija y si ella establecía cualquier tipo de contacto con ella acababa gritándola o insultándola y en el fondo le dolía bastante -... como era el único hijo, mi trabajo era cuidar a todos los que necesitaban mi fuerza... - al decir eso la expresión de Deuce se tornó melancólica extrañando a su acompañante - ah, perdón. No paro de hablar sobre mí mismo - se disculpó desviando la mirada de la menor.

- No te preocupes - le dijo la de pelo trenzado con una deslumbrante sonrisa - ayudar a tu madre es bueno... Se nota que la aprecias - le animó sin dejar de sonreír, pero al ver que la expresión del peliazul no cambiaba se preocupó -¿Deuce? - le llamó la fémina tirando un poco de su pantalón.

- Te equivocas... Yo siempre hice a mi madre... ¡Argh! - no pudo acabar la frase pues algo lo empujó haciendo que la bolsa dónde estaban los huevos impactará contra el suelo rompiéndolos.

- ¡Ah! ¡Los huevos! - exclamó Grim horrorizado.

- ¡Mier-! ¡Maldita sea, la mitad de nuestros huevos están destruidos!

- ¿Pero quién...? - la pequeña empezó a analizar su alrededor buscando un posible culpable y se tensó al ver a dos sombras de ojos brillantes saliendo de detrás de una de las estatuas.

- ¡Oye tú! Fíjate por dónde... Espera... - una de las sombras hizo una sombra y se acercó a Inku haciendo que ésta retrocediese un poco - eres la niñata tartamuda que protegió a la bolas de pelo que destruyó mi pasta.

- Tú otra vez. No nos pueden dejar en paz ni un minuto - se quejó la otra sombra acercándose más a Inku la cuál estaba bastante asustada por la cercanía de ambos sujetos, inconscientemente abrazó contra su cuerpo al señor abrazos.

- Ustedes fueron los que nos empujaron - dijo fríamente el de pelo azul - además lo del almuerzo, no era como si no pudieras comer el huevo, pero igualmente quisieron armar un escándalo y ahora la mitad de nuestros huevos.

- ¿Y? ¿Dices que es nuestra culpa? - escupió uno de los delincuentes.

- Sí, por favor paguen por los huevos. Y discúlpate con las gallinas - pidió el de ojos azul marino con una expresión seria, la pequeña no daba crédito a lo que estaba oyendo.

- (Deuce es genial) - pensó Inku.

- ¿Hmmm? Estas armando un escándalo solo por unos simples huevos - respondió burlonamente la otra sombra - no cayeron al suelo, puedes comerlos igual. Deja de exagerar por algo tan minúsculo.

- ¡Agradece que se rompieron dentro de la bolsa! - exclamó el compañero riéndose.

- Ey Deuce - le llamó la pequeña en voz baja - vámonos ¿vale? - le pidió con una pequeña sonrisa.

Pero antes de que Deuce volviese a hablar uno de los delincuentes interrumpió.

- ¡Hey! ¿Qué es eso? - exclamó quitándole el peluche de pulpo a Inku.

Todo fue muy rápido, el delincuente tiró contra el suelo al pequeño peluche y levantó la pierna dispuesto a pisarlo, pero antes de que pudiese ejecutar su acción Inku puso la mano para tomar a su compañero, pero no pudo quitarla a tiempo recibiendo el pisotón.

- ¡Jaja! ¡Mírala! - exclamó el gamberro presionando más la mano de la pelirrosa contra el suelo, su compañero también comenzó a reírse. Una pequeñas lágrimas de dolor empezaron a salir de los ojos de la fémina haciendo que Deuce explotase.

- Deja de reírte - ordenó peligrosamente el peliazul haciendo que para den de reír, en ese momento corrió hasta el delincuente que estaba lastimando la mano de la heterocromática y lo golpeó en la cara permitiendo que la pequeña retirase su mano y su peluche - ¡ESTO NO ES ALGO DE LO QUE DEBERÍAS REÍRTE, DESGRACIADO! - gritó iracundo.

Comenzó a repartir golpes mientras Inku y Grim se alejaban un poco para no ser golpeados por el peliazul.

- Esos huevos... ¡En lugar de convertirse en pollitos iban a servir para cocinar una deliciosa tarta! ¡Lo entiendes! ¿¡Huuuhh?! - y siguió repartiendo golpes.

- ¿Inku? ¿Estás bien? - cuestionó preocupado el pequeño felino.

- Sí, me duele un poco la mano, pero no es nada grave - dijo la de pelo trenzado sonriendo, después guardó al señor abrazos en su bolsillo y se quedó viendo a Deuce.

No era la primera vez que veía alguien peleando de esa forma, así que no le asustaba demasiado, el estilo le recordaba bastante a la forma de pelear de su hermano, recordaba que había dejado inconsciente a un paciente que se estaba metiendo con ella y por poco lo echaron del hospital.

- ¡Lo siento, no debí hacerle daño a la niña! - se disculpó el bully - ¡también pido perdón por las gallinas!

- ¡Discúlpate cien veces la próxima vez que quieras comer huevos! ¡Maldito idiota! - gritó dispuesto a asestar el golpe de gracia, pero Inku fue más rápida y se agarró a su pierna.

- ¡Deuce ya basta! - gritó sin soltar la pierna del nombrado, este detuvo su acción al sentir como la pequeña de aferraba con algo de fuerza a su pierna dejando huir a los delincuentes.

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Y aquí acabamos otro capítulo de la historia ¿qué os ha parecido? ¿Habéis visto ya el anuncio de Savanaclaw? Es chulísimo, ya quiero ver el de Octavinelle >w< Realmente no tengo nada más que decir, así que tengan un buen día/tarde/noche y nos vemos en el próximo capítulo.

Continuará ❤️❤️❤️❤️❤️❤️❤️



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