Capítulo 25
- ¿Qué es este lugar? - murmuró incrédulo el de pelo plata al entrar en la sala VIP.
- Es como un banco... - comentó la pelirrosa mirando toda la sala - incluso hay una caja fuerte... - añadió con ojos brillantes.
- Ven, no servirá de nada que te quedes en la entrada - dijo el de gafas con una sonrisa mientras se sentaba en el sofá - entonces ¿qué es lo que quieres discutir conmigo? - preguntó sin borrar esa amigable sonrisa (según Inku).
- M-Me gustaría que liberases a-a los estudiantes con anémonas - habló la heterocromática con algo de dificultad. No quería parecer nerviosa pero le estaba costando. En ese momento los dos gemelos entraron con dos tazas de té y un platito de galletas, el té era para Azul y Jack y las galletas para Inku, ya que Jade sabía que a ella no le gustaba el té.
- ¡Jajaja! - empezó a reírse el de ojos azules - No puedo hacer eso, hay un total de 225 estudiantes que trabajan para mí ¿entiendes? - explicó sin dejar de sonreír.
- ¿225 estudiantes? - cuestionó la fémina asustada.
- ¿Cómo conseguiste a tantas personas? - preguntó el compañero igual de consternado que la de pelo trenzado.
- Jade y Floyd trabajaron bastante para hacer que los negocios prosperasen. Ahora, dijiste que quieres que libere a los estudiantes. No es como si les obligara a hacer trabajos irrazonables. Simplemente deben de trabajar según lo establecido. Un contrato no es algo que se anula tan fácilmente. En otras palabras... ya es demasiado tarde - finalizó con una expresión seria mientras comenzaba a tomar del té de Jade.
La mente de Inku trabajaba a toda velocidad intentando buscar una solución al problema. Lo que había dicho el contrario tenía bastante sentido y dudaba poder rebatirlo. En ese instante una idea cruzó su cabeza.
- E-Escuché que si alguien hace un trato contigo, concederás cualquier deseo - habló la pequeña en un tono algo bajo, los labios del líder se curvaron en una sonrisa maliciosa que quedó oculta tras la taza de té.
- ¡Oye! ¿Qué estás pensando? - exclamó el de tez morena.
- ¿Oh? ¿Quieres hacer un trato conmigo? Qué idea tan interesante - habló el de lentes con una amable sonrisa - muy bien. Sin embargo tu magia es demasiado débil y apenas me daría beneficio ¿entiendes? - cuestionó sin dejar de sonreír - Si deseas pedir algo grande, la garantía debe ser equivalente.
- ¿U-Una garantía? - preguntó algo consternada la pelirrosa.
- Por ejemplo... darme los derechos de uso del dormitorio abandonado - propuso sin dejar de sonreír.
- Eso es lo que pretendías desde el principio ¿no? - cuestionó el de ojos ámbar enojado.
En ese momento la puerta de la estancia se abrió de forma brusca.
- ¡Estoy de acuerdo con esa decisión! - exclamó lo que había entrado.
- ¿Por qué hay un cúmulo de burbujas voladoras ahí ? - se preguntó a sí misma en un tono bajito. Aunque juraría haber reconocido la voz de Grim.
- ¡Estoy cansado de vivir así, yanno! - exclamó algo enojado el animalito - ¡Mi pelaje no está hecho para lavar platos! - se quejó mientras unas lagrimitas empezaban a aparecer en sus ojos.
- Grim-san, deberías estar trabajando y es de mala educación escuchar conversaciones ajenas - habló Jade con una expresión seria y algo enojada - Floyd, por favor, échalo - ordenó haciendo que su gemelo se acercase peligrosamente al de orejas llameantes. La de ojos bicolor estuvo a punto de ponerse frente a su amigo para protegerlo pero Azul fue más rápido.
- Esperad un momento - interrumpió rápidamente el de lentes y posó su mirada sobre Inku - escucha lo que dice tu compañero de dormitorio ¿Qué dices? ¿Darás el dormitorio abandonado como garantía para hacer un trato conmigo? - preguntó con una sonrisa maliciosa.
- Inku... ¡Por favor sálvame! - exclamó el de ojos azules completamente aterrorizado.
- ¡Basta! ¡Será un contrato desventajoso! - exclamó Jack intentando persuadir a su compañera.
Por su parte Inku estaba realmente estresada. ¡No sabía que tenía que hacer! Quería ayudar a sus amigos pero ¿tendría alguna oportunidad contra Azul? ¿Y si perdía el dormitorio? ¿¡Qué demonios debía hacer?! Empezó a sentir como la tinta escurría por sus brazos y aquellos insoportables picores y antes de que pudiese darse cuenta ya se estaba rascando de forma un tanto frenética los brazos hasta el punto donde estaba empezando a dejar marca. Nadie pareció darse cuenta de aquel "pequeño" ataque de pánico y tras unos segundos la pequeña dio su respuesta.
- ¿C-Cuáles son las condiciones para el contrato? - preguntó en un murmuro.
- ¡HEY! - exclamó el compañero algo enojado por la decisión de la contraria la cuál se encogió levemente en su sitio al escuchar aquel repentino grito. Una sonrisa victoriosa se formó en el rostro de Azul.
- Las condiciones para este contrato son las siguientes... - comenzó a hablar - tendrás hasta mañana al anochecer para que robes cierta foto del Atlantica Memorial Museum en el mar de coral - explicó.
- ¿Nos estás diciendo que robemos una obra de arte? - cuestionó el de tez morena de malhumor. Este asunto comenzaba a enfermar a la heterocromática ¿robar? Eso no estaba bien, a no ser que fuese una extrema necesidad, o eso siempre le decía su hermano.
- Oh no, no es una pintura. Lo que quiero que robéis es... - Azul hizo una pausa un tanto dramática - la foto conmemorativa de la visita del Príncipe Rielle tomada hace 10 años, está ubicada cerca de la entrada, por lo que históricamente no es de mucha importancia. Es sólo eso, una simple imagen. No causará un gran pánico incluso si solo se pierde - acabó de explicar.
- Espera un momento - interrumpió el de orbes ámbar - el mar de corales está bajo el agua ¿verdad? No tenemos agallas ni aletas, además de que aunque las tuviésemos tenemos muy poco tiempo para conseguirlo. Las condiciones son un poco injustas ¿no? - cuestionó con el ceño fruncido. El de lentes suspiró algo exasperado.
- Os daré una poción que os permitirá respirar bajo el agua, pero no cambiaré el límite de tiempo, sino no sería justo para mí ¿no creéis? - cuestionó con una sonrisa victoriosa.
- ¿Y no habría alguna manera de que el plazo aumentara? - preguntó la de pelo trenzado en un tono bajo y levantando su mano como para pedir permiso para hablar.
- Quizás si hicieses otro contrato conmigo... - dijo el contrario y tras unos segundos estalló en una carcajada - ¡pero no tienes nada más de valor! - y siguió riéndose.
Inku se quedó pensando un poco como solucionar aquello, ¿acaso no podría extender el plazo para conseguir la foto? ¿Sus amigos sufrirían aquello por siempre? Todas aquellas preguntas empezaban a hacer que su cabeza doliese, solo quería ir a casa y dormir junto a Grim y el señor abrazos...
...
Una idea
Azul dejó de reírse al ver cómo la contraria dejaba aquel pulpo de peluche sobre la mesita de té, su expresión nerviosa y asustada había cambiado a una seria y casi inexpresiva.
- ¿Qué es esto? - preguntó frunciendo el ceño ¿Acaso se estaba burlando de él?
- Me gustaría hacer un contrato para aumentar el límite de tiempo - contestó sin que su expresión cambiase en lo absoluto - y me gustaría ofrecer al señor abrazos como garantía - siguió mientras en su rostro se formaba una sonrisa nostálgica y su expresión se tornaba melancólica - es lo más valioso que tengo ¿sabes? Más que mi magia o el dormitorio - en ese momento su voz se quebró ligeramente y sus ojos se cristalizaron.
Todo se quedó en un incómodo silencio por lo que parecieron siglos, los mafiosos hicieron una piña para ponerse de acuerdo sobre lo del contrato.
- Está bien - finalizó el líder de Octavinelle con un semblante impasible - si quieres hacer el trato conmigo solo tienes que firmar estos papeles - le explicó haciendo que unos contratos dorados junto a una pluma apareciesen y se los puso delante.
- Oye - la llamó Jack - no es necesario que hagas esto, podemos buscar otra manera - la intentó convencer. La boca de la pequeña formó una "o" perfecta y después sonrió.
- No te preocupes, está bien - fue lo único que dijo, su expresión volvió a cambiar a una seria y firmó ambos contratos haciendo que desapareciesen casi al instante de firmarlos. Esto le sacó una pequeña sonrisa a la fémina, todos aquellos trucos de magia la impresionaban y la hacían olvidar la tristeza que ahora sentía.
Bajó la vista hasta la mesa de té y vio aquel platito de galletas que Jade la había traído. Por un momento sintió que vomitaría, se encontraba tan mal que el solo hecho de ver comida le provocaba repulsión y en parte pena; Jade le había hecho esas galletas para ella y ni siquiera las había tocado ¿qué clase de pésima amiga era que ni siquiera podía comer una galleta? Seguro que Jade se había esforzado y ella había despreciado su esfuerzo. En ese instante la voz del de orbes azules la sacó de sus pensamientos.
- Jade, Floyd. Por favor acompañad a nuestros clientes. Espero veros en tres días - se despidió tomando con sumo cuidado aquel peluche tan adorable y guardándolo en su caja fuerte, curiosamente no estaba sonriendo.
Inku tomó a Grim en sus brazos y después sintió que dejaba de tocar el sofá, al levantar su cabeza se encontró con su compañero de club el cuál le daba una deslumbrante sonrisa, ella le sonrió de vuelta, pero no era como una de sus sonrisas habituales. Era una sonrisa forzada, una sonrisa melancólica, si la veías podías sentir que en cualquier momento rompería a llorar. Estaba aguantando las lágrimas.
Jade sentó a su amiga en su hombro y casi al momento se quedó dormida apoyando su cabeza al lado de la suya, Grim se tumbó sobre la cabecita de su compañera y también se quedó dormido, había sido un día largo para los dos.
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- ¿Entonces este es el dormitorio abandonado? - al escuchar la voz de su amigo los ojos de la pelirrosa empezaron a abrirse con algo de dificultad, estaba física y mentalmente agotada, sentía que en cualquier momento se desmayaría - esta es la primera vez que estoy adentro, es un lugar encantador y está cerca de la escuela, será un lugar perfecto para el segundo Mostro Lounge - habló con una sonrisa mientras depositaba cuidadosamente a Inku en el suelo.
- Por cierto ¿por qué nos acompañaron hasta aquí? - preguntó el animalito teniendo un mal presentimiento sobre aquello.
- Diste este dormitorio como garantía ¿no? - preguntó Floyd con una sonrisa que le heló la sangre a los contrarios - mientras el contrato esté en pie, confiscaremos este dormitorio - acabó de explicar.
- ¿Qué? - la voz de Inku se quebró por completo y su labio al igual que su cuerpo empezó a temblar ligeramente.
- Hasta el último día del contrato este lugar pertenece a Azul - siguió el gemelo menor - Es bueno seguir el acuerdo ¿no? - cuestionó con una sonrisa, la mirada de Inku se posó nerviosa sobre su amigo ¿por qué le estaba haciendo esto? ¿Era por las galletas? No, no era solo por eso, había sido una mala amiga ¿verdad? Seguro que la despreciaba y por eso le estaba haciendo aquello.
- Os daremos suficiente tiempo para recoger vuestras cosas - dijo el gemelo mayor con una expresión melancólica, le partía el corazón ver a su amiga en ese estado. Arreglaría esto, de cualquier manera lo arreglaría.
- Fufufu ¡esto será divertido! - se rió el contrario ganándose una mala mirada de su gemelo - si consigues la imagen en tres días devolveremos todo esto - y tras decir esto soltó una sonora y terrorífica carcajada.
- ¡Tengo que recoger todos mis atunes! - exclamó el de cola de tridente temeroso de perder su amada posesión y corrió escaleras arriba.
- Iré a buscar mis libros de texto - se dijo así misma la fémina mientras comenzaba a subir las escaleras con lentitud, sinceramente había tenido un terrible día y no se encontraba bien, quería irse a dormir pero el dormitorio ya no era suyo, o por lo menos, por ahora.
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¡Bajen las armas, por favor! A lo mejor me pasé de triste, pero quería hacer un capítulo profundo y pensé que esa sería una reacción muy acertada para una persona como nuestra hermosa niña ¿qué les ha parecido?
Para que no estén tan tristes os dejaré una imagen que encontré hace poco y no sé porqué pensé "así debe ser el club de amantes de la montaña"
No me digáis que no imagináis esto pero con nuestro hermoso rollito de canela.
Tengan un buen día/tarde/noche y nos vemos en el próximo capítulo.
Continuará ❤️❤️❤️❤️
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