Capitulo 8: ¿Dónde estamos?
Hola mis lindos lectores y bueno veo que ya somos 700 leídas❤️
Miren quería agregar más cositas ya que ví que se podían confundir en ciertas ocasiones así que decidí ponerlos en grande y bonitos además de arreglos en el banners ( ya que estaban muy grandes y por fin encontré el tamaño) y eso sería todo no sin antes...
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–temo decirle que la reina no está esperando un bebe– dice la joven médico.
–¿Pero si solo lleva una semana?– pregunto ante tal respuesta
–aun así ya aparecen los síntomas–
–lo dice como si fuera una enfermedad– le dice con los ojos llenos de lágrimas, ambas sabíamos lo que significaba
–no, no mi reina no fue lo que quise decir, sino indicios si eso quise decir– le ofrece una reverencia llena de pena
–puede irse pero no le diga nada a esa señora– está se levanta y sale corriendo sin decir nada
–me van a quitar el trono– suelta las lágrimas
–no digas eso, yo prometo hacer lo que sea– la consuelo con un abrazo –no dejaré que nadie te quite el trono–
Este reino estaba más podrido de lo que cualquiera pudiera decir, ya que humillan a las mujeres de formas impensables y una de ellas es que si la reina no queda embarazada en la noche de bodas, el rey tenía permitido acostarse con cuál mujer se le parase en su camino y la primera que quedará embarazada se subía al trono, cuando en completa humillación la antigua y si otras quedaban embarazadas pero no daban el aviso rápido estos quedaban como bastardos. Solo había una pequeña excepción y era que si la que se escogía daba a luz una niña y otra a un niño se prefería al niño sobre todo.
Lo peor de todo es que eso ya pasó, la anterior reina subió con este método, ya que el cuadro que ví era otra mujer la cual se veía de noble corazón.
–necesito que regreses a la mansión de los Olsson y me traigas una maleta que deje– dice de manera un poco fría
Solo asentí, aunque no quería del todo pero tengo que hacerlo, algo importante debe tener dentro de ahí. Me llevaron en un pequeña carroza para pasa un poco desapercibida, al llegar me encontre con pilar la cual rápido me metió.
–solo vine
–si se a lo que viene– me interrumpe mientras lleva rápido hasta donde era su habitación de Amalia, un lugar bastante hermoso.
– es importante que no lo vea el príncipe ni mucho menos la madre– me dice como tratar de recordarme.
–no veo que tiene de malo– su cara cambio a un poco sorprendida, la cual. Cambia rápido por una sería
–la realeza se exalta muy fácil así que procura que no lo vean– me lo entrega el cual es muy ligero para el tamaño que tiene, el cual era una maleta mediana de color beige.
–otra cosa, los patrones no estás así que sigueme rápido– sale del cuarto con paso apresurado, por mi parte no entendía nada de lo que pasaba, aún así hacia el mayor esfuerzo de alcanzarla.
Me llevo hasta esa sección la cual no tenía permiso de pasar por alguna razón, fue cuando ví ese cuadro que Amalia me contó la otra vez, vaya que esa mujer se parecía un poco a mi o mejor dicho ¿yo me parecía a ella?.
–me encantaría decirte quien es pero no lo se, debo admitir que el parecido es increíble– me sonríe pero mi cabeza se llenó de dudas, pero la que más resonó fue ¿Ella será mi madre? Y si ese fuera el caso ¿Porque tienen un cuadro de ella? O ¿Por qué no me dejaron verlo antes?, Volteó a ver a pilar la cual se ve preocupada, probablemente están por llegar.
–ya me tengo que ir, tengo cosas importantes que hacer en el castillo– mi tono de voz sonó tan despreocupado, pero no quería meterla en problemas.
–por supuesto– me lleva de nuevo al carro, ella se despide muy alegre pero ahora tenía dudas que necesitaba ser respondidas.
Camina un poco lento el carruaje, cuando logro ver el camino a mi casa
¿Podemos ir a mi antigua casa?– le pregunto al chófer
–eso es lo que acabamos de hacer señorita– dice un poco burlón
–no, está no es mi casa me refiero a las afueras del palacio– la cual hace que frene de golpe para nuestra suerte no había nadie más.
Le indico por dónde a lo cual parece sorprender
–¿Ustedes vienen de las afueras?– pregunta – yo igual soy de ahí bueno de la parte norte– agrego
– nosotras del sur, veo que no somos las únicas que tuvieron una vida difícil– me río un poco , carruaje avanza lentamente
–todos los que viven fueras del reino somos condenados a vivir así, solo pocos tenemos el prestigio de salir y tener una vida mejor para nuestra familia, en mi caso tengo una esposa y dos hijos– dice muy orgulloso –ellos viven cercas de las afueras, ahora mis hijos tendrán oportunidades de estudios mejores que los míos y ¿Usted señorita?–
–bueno usted tuvo una vida como decirlo– me quedo pensando un momento –usted fue libre, yo crecí en un orfanato y jamás fui adoptada–
–una disculpa tal vez no debí
–no tiene porque disculparse, a veces es bueno contarlo para dejar eso atras– miro el suelo, veo las flores y algunas casa ya que cada vez son más escasas.
–en eso tiene razón y me alegra saber que apesar de todo tiene un buen estatus, claro si la patrona no hace sus cosas– suelta un suspiro algo pesado
–ya verá que no, todo irá mejor con la nueva reina– segura dije eso pero aún así no era algo para tomar por hecho
–eso espero– continúa el camino platicando. Era de esas charlas las cuales a pesar de que eran de cosas comunes a la vez era muy reflexiva o eso me daba la impresión ya que con el hermoso paisaje y esa suave brisa de aire que parecía llevarse todo lo malo para dejarte una sonrisa en el rostro.
Vi como el sol comenzaba a ocultarse, el castillo parecía más lúgubre a comparación de como lo ví, un lugar sacado de cuentos de hadas pero simplemente era la casa de dulces y para su suerte nosotras Hancel y Gretel, lo malo de nosotras es que no había un camino al cual regresar o al menos otra opción.
Continuo caminando por los pasillos hasta el comedor, tenía un poco de hambre cuando comencé a escuchar algunos murmullos, me acerco y veo que solo era Amalia y Rogelio cenando.
–¡el hombre con el que me case no me habla es más ni me mira!– dice llena de rabia a Rogelio mientras cenan, yo había llegado tarde por estár buscando su libro de recetas y todo lo que necesitaba para mi venganza. Por lo mientras escuchaba un poco de su conversación, no había guardias cerca lo cual era raro.
–tranquila hija, ya pronto será el dia– le dice dando un pequeño sorbo
–lo bueno es que no están en el castillo, probablemente estén en una fiesta– dice llena de irá pero también de tristeza.
–yo nunca imaginé esta vida para ti y lo sabes pero creo–
–si que tenías razón– se tapa el rostro y comienza a llorar – esto no puede cambiar, pero yo pensé que él era distinto, pero... es la misma mierda que los demás– se levanta Rogelio corriendo para abrazarla, estaba devastada mientras yo solo me fui.
Me había enterado que una de las mujeres del rey ya estaba embarazada, esto podía ser el fin de Amalia pero por suerte me tiene a mi, que me perdone dios pero esto es por su felicidad y que todo esto se acabe.
Al llegar a la cocina estaba solo una preparando el te al parecer
–Lorena gracias a los cielos estás aqui– se acerca a mi y se quita su mandil
–¿en que puedo ayudar?– pregunté
–es que desde hace unos minutos que no veo ni oigo a mis hijos–su rostro mostraba preocupación, el silencio era grande así que no puede ser bueno
–ve a buscarlos– en eso tome su mandil
–gracias, en caso de que me tarde, el té va para la chica del dormitorio de invitados– señala la tetera la cual aún no hervía
–claro, yo se lo dejo– ella solo asiente y se va corriendo.
Que bonita casualidad, era hora de poner en marcha mi plan espero que todo salga bien, busco rápido entre mis cosas el libro y las hierbas que necesito con tal de que ese hijo no llegue al mundo.
–no quiero, solo es un ser que no tiene la culpa– me digo a mi misma deteniendo mi mano para colocar el último ingrediente
– pero sufrirá más si lo dejo– me miento con tal de soltarlo, incluso puse más de lo que decía con tal de que todo funcione, el olor era horrible pero al momento que se sumergió la última hierba este comenzó a oler de forma exquisita.
Lo serví todo en un hermoso juego de té que casi no se usa y lo coloque con algunos panes en la charola, mi corazón latía rápidamente sentía que se me iba a estallar pero no me detuve llegué hasta su habitación.
"No quiero hacerlo" pensé pero sin darme cuenta está adentro, la chica dormía tranquila en su cama, pero en ella había algo que no podía salir.
Me había despedido de Rogelio y estaba en mi habitación con una de las sirvientas ya que Lorena estaba ocupada, mejor dicho no sabía dónde estaba, digo solo la Made por una cosa pero ¿por qué tarda tanto?.
–necesito que la convenzas de que se vaya, lo que sea pero que no tenga ese hijo en el castillo– ordene pero ella parece dudosa.
–pero el hijo podía reclamar–
–no porque quiero que ese hijo este fuera del castillo, que no tenga ni oportunidad de reclamar el apellido– sentía como la sangre me hervía – además ¿Dónde está Lorena?– alzó un poco mi voz
Pronto de me di cuenta lo asustada que estaba la empleada, creo que estoy muy alterada
– está en la cocina– contesto rápido llena de miedo – la dejé haciendo algo para la chica
–y que haces aqui, tienes que ir con esa mujer– ella asiente cuando escucho unos gritos pidiendo un doctor
Salí de mi habitación para saber que pasaba hasta que llegamos a las escaleras pude ver mejor la situación, sus rostros se veían algo preocupadas y una de ella se acercó algo temerosa.
–disculpe que la moleste con mis gritos– la sirvienta agacha la cabeza –pero es que la mujer está enferma, le duele el vientre–
Veo a Lorena estaba demasiado tranquila ante la situación.
–que la atiendan y habla con ella– miro a Lorena y está no me ve –Lorena te necesito en mis aposentos en cinco minutos– le ordenó a lo que ella solo asiente
Odio hacer eso pero debo hacerlo por protocolo y ella lo sabe. Subí rápido las escaleras rumbo a mi habitación, la sangre me hervía, mi orgullo estaba fracturado, mi corazón roto y decepcionado hasta
–¿Que necesita, su majestad?– miro y era ena con una dulce voz la cual hizo calmar mi fuego.
Corri hacia ella y la tomé, está solo se sorprendió pero no hizo nada para detenerme. Mi corazón latía con fuerza que se saldría del pecho si no hacía algo, me valía que los guardias o alguna de esas mujeres refinadas me viera en esta incómoda situación, veía sus ojos los cuales daban un pequeño escalofrío pero eso no me detuvo para quererla besar.
–¿Lía?– me pregunta tocando mi hombro, me asustó un poco, se veía un poco confudida
"Malditos pensamientos impuros" pensé cuando me di cuenta, que seguia mirando al vacío.
–¿Todo bien?– pregunta de nuevo y yo seguía muda ya que no podía decirle la verdad
–no del todo, he estado muy estresada– comienzo a platicarle sobre mi día
¿Que pensaron que no le diría?
En algún bar, donde los aires no eran de los mejores, la gente no era del todo buena ni que decir del lugar una zona que solo los más valientes entrarían pero todo esto era una simple fachada para el hermoso lugar que encontraba en su interior.
Candelabros hermoso colgaban, las mesas eran hermosas y hasta los asientos eran buenos tanto que tenían acolchado, un lugar limpio y con buena música en vivo a pesar de estar por afuera descuidado. En la barra donde están dos mujeres que destacan por sus risas y hermosos atuendos, son lo que hace interesante este lugar.
–te imaginas, haber tenido una vida de lujos y que ahora te dediques a limpiarle el culo a la reina– le doy un trago a mi Martinní
–esos modales Vanessa– dice entre risas Rosalba una amiga mía desde que salí de esa prisión –Lo dices por Lorena ¿Verdad?–
–si, digo creo que estamos de acuerdo que tu o yo seríamos mejores para el rey– ella me mira dándome la razón.
–eso si pero bueno tiene gustos exóticos– nos reímos mientras bebemos, voltea nos y vemos que algunos hombres se me quedan viendo
–como sea tengo que cumplir algo y es recuperar mi vida– digo ignorando a los hombres, ya que muchos eran ricos pero por negocios sucios.
–yo igual, tengo un trabajo– la miro pero no sé ve muy feliz
–cuando me ibas a decir por tu nuevo empleo– a decir verdad ella era muy misteriosa
– no es nada importante, solo debo quitar ciertos obstáculos antes del golpe final– en eso la miro y me río
–no entiendo a que te refieres– sigo riendo y ella también lo hace pero se sentía algo forzado
–pronto lo harás, total solo quiero recuperar mi vida normal– pide otro trago, se veía feliz aunque no sabía el porque, pronto veo que uno me seguía mirando, me sonríe mientras con su mano me invita.
"Solo es una noche no creo que pase nada" pensé mientras le devolvía la sonrisa.
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