Capitulo 6: ¿Canción de amor?

Solo habían pasado dos días y Amalia tenia toda la atención, que no se dieron cuenta cuando Vanessa escapo en busca de venganza.

Llego la fecha tan esperada, a mi me arreglaron para el día ya que seria presentada para formar parte de la corte real de la nueva reina, bueno no es para tanto solo sería presentada con su suegra.

–Estoy nerviosa– dice Amalia sin dejar de apretar un pañuelo que trae en las manos, se nota su nerviosismo.

–Yo también pero estoy segura que todo saldrá bien– nos miramos soltando una pequeña risa para aliviar la tensión

–¿pero si su madre no me quiere?– cuestiona preocupada

–Las madres siempre quieren lo mejor para sus hijos una de ellos es la felicidad– mira afuera del carruaje para ver todas las que iban algunas incluso más lujosas

–estoy segura que vera lo feliz que hago a su hijo– suspira mientras toma mi mano

–oye ¿por qué nunca me dijiste que tu novio era el principe?–pregunte por fin

–es que me engaño, el tonto me dijo que era hijo de un duque o no se que– se ríe un poco nerviosa, algo extraña.

–pero como me dijo, el destino nos unió y eso nadie puede separar– miro su sonrisa y esos ojos tan brillantes –oye quería hablar contigo de algo– por un momento se puso sería pero sabía que no sería nada malo.

–claro– ella se acomoda frente mio, claro como puede ese enorme vestido hace que el lugar sea reducido, incluso el mío lo miro y no creo lo que traigo puesto.

–la otra vez que estaban caminando por la casa, descubrí una pintura de una mujer muy hermosa, Pilar me dijo que era la difunta esposa de Raymond–

–¿enserio?, yo quería ver mas pero no se siempre me encontraba y me daba miedo– me río nerviosa

–si pero eso no es lo que tenia que contarte, sino que ella se parece a ti– dice señalandome

-¿que?– pregunté sin creerlo, sería algo completamente loco

–no exactamente sino es como– en eso el carruaje se detiene

–disculpe señoritas, ya llegamos– dice el cochero amablemente abriendo la puerta, estábamos tan concentradas con la pláticas que ni escuchamos la musica que salia del castillo.

Una vez adentro caminamos por la entrada, apenas si se podía ver el reluciente castillo por afuera pero una vez adentro había un enorme pasillo blanco decorado con muebles de madera y objetos de oro y plata, dividido en pasillos pero la musica se hacia mas fuerte al llegar a una puerta enorme donde abrieron los guardias dando paso

Ella dio una tarjeta

–Lady Olsson y su acompañante Lady Exposito– quede confundida al escuchar eso pero tenia la culpa yo, al reusarme a usar el apellido que con tanto honor me lo querian poner.

Todos quedaron en silencio y no sabia si era por ella o por mi apellido.

Bajamos con cuidado los pocos escalones que había y todos nos miraban, algunos con curiosidad otros con desprecio

–¿Cómo era posible que una huérfana y una negra estén en este baile?– escuche a una mujer decir sin discreción.

La musica regreso pero el ambiente era pesado casi imposible de respirar.

–no quedó creer que la familia Olsson se rebaje a tales cosas, digo su hija Vanessa es la que debería de estar aqui– dice una mujer con una copa de vino, se diría que era de una clase muy alta, por las joyas y ese enorme vestido verde olivo.

–no vino, porque estaba enferma señora Bowen– dice Amalia muy respetuosamente

–como te atreves a pronunciar mi apellido– dice muy ofendida

–lo siento, no quería ofenderla, disfrute de la noche– le sonrie mientras da media vuelta dejando boquiabierta a la señora

–con las personas debes ser educadas pero mátalas con la sonrisa– dice susurrando al ver mi confusión, ahora entendía como ella apesar de todo el dolor que sufrió en el orfanato ella se fue con una sonrisa.

El príncipe estaba en el trono con su madre, ellos se miraban algunas veces, hasta que la música fue un poco mas bailable.

–¿quieres bailar conmigo?– me extiende su mano dejando la copa en la mesa

–pero que cosas dices, no ves que nos pueden matar por algo así, piensa en tu prometido– le dije mientras mis mejillas ardían pero rogaba porque ella no lo notara, aparte no se supone que debería de bailar con el.

–el sabe que hacemos estas cosas y mas porque eres mi amiga–

–como te atreviste a contarle– le digo enojada pero sin llamar la atención, me imagino que le conté cuando me caí en el primer día trabajando estropeando las flores y llena de barro en el campo o ese día, hay no como se le ocurre.

–tranquila solo es la señal para cuando termine de bailar contigo el me lleve a su madre– lo dice como si fuera tan facil

–y nos mate por la ofensa– agregue mientras ella solo se ríe

–mi mano se cansa y no, es algo que estará trabajando en su reinado pero necesito de tu ayuda– odio que me ponga esa cara tierna, en eso veo que hay chicas sentada, algunos chicos caminado, entendí a lo que se refería.

–bueno si morimos, fue un placer ser tu amiga– la tomo de la mano y ella me lleva en medio de la pista, estaba avergonzada pero todo paso en un momento cuando la mire a los ojos.

Bailamos al compás de la música, cuando le gente se fue al vernos, miles de murmullos inundaron el lugar.

–no creo que esto funcione– le digo mirando como la gente nos señalaba

–solo espera– volteo a ver que la reina esta furiosa cuando la detiene su hijo, me ve y asiente 

–ves te lo dije– vi como algunos de los chicos se acercaban a bailar, todos miraban indignados a los jóvenes, algunos muy cerca de otros, no tardaron las parejas jóvenes a bailar sin importar quienes estuvieran así lado, dos chicas o dos chicos eran lo de menos.

–lo logramos– murmura algo feliz

–desearía que la reina no nos odie– ella solo ríe cuando alguien toca mi hombro era Damián.

Yo me hice a un lado y ellos continuaron bailando, nadie entendía nada ni siquiera yo, parecía dejarme a un lado.

Si lo pienso bien siempre lo hace, ella es egoísta, camino hasta el baño para respirar lejos de toda la tensión.

–que cosas pienso– me digo a mi misma al ver que alcohol me hacia efecto o al menos eso pienso. Salgo después de refrescarme un poco, cuando logre mirar por uno de los pasillos una puerta abierta, debo admitir que soy muy curiosa así que me acerque y vi a un joven fumando por una de las ventanas.

–Disculpe señorita- dice apagando su cigarro al verme y cerrando la ventana

–no tiene porque hacerlo, yo soy la que debo disculparme por mi atrevimiento– le dije a lo que el sonrió

–soy el Conde Cameron McLean– me dice estrechando su mano pero sin querer tropieza

–un placer conocerlo– digo aguantando la risa

–te puedes reír si quieres, total la sonrisas de una dama son hermosas– me río ligero no quería faltarle el respeto

–soy Lorena– titubeo un poco –Exposito– lo digo casi susurrando

–me siento afortunado– dice alegre

–disculpe el atrevimiento, pero ¿por qué?– el me mira mientras toma mi mano

–bueno no todos los días escuchas ese apellido– lo miro sin comprender –no lo tomes a mal, sino como lo dice con orgullo– se me queda mirando un poco preocupado pero antes que pudiera decir algo

–no, no eso sonó aun peor, mis mas sinceras disculpas, es que eres la primera chica que me pone nervioso– logre ver un pequeño color en sus mejillas –bueno no es que no sea bueno hablando con chicas, ni que tú seas la primera, sabes creo que dejare de hablar porque solo lo estoy arruinando–

–pienso lo mismo– le respondo, a lo que el lugar se llena por un momento de silencio pero es interrumpido por la risa de ambos.

El lugar parecía una pequeña sala de estudio ya que había el enormes repisas llenas de libro sobre historia, geografía, entre otros que no distingo, acompañado de un globo terráqueo y un escritorio de madera puesto con algunos papeles revueltos frente a la ventana que daba al patio trasero del castillo.

–bueno señoríta Expósito ¿Quisiera bailar una pieza conmigo?– dice dandome su mano, la cual acepto.

Regresamos al baile dónde seguia Amalia luciendo sus mejores pasos con su prometido, seguían los murmullos y más al verme con el chico. Comenzamos a bailar , yo no era buena bailando pero dejaría que la música me llevará y claro el.

–bailas muy bien– me sonríe mientras salimos de la pista de baile, la música se había acabado.

–gracias, aunque es mi primer baile– conteste tímidamente a lo que el se sorprende

–¡Su majestad la reina, va a dar un anuncio!– exclamo un pequeño hombre.

La reina se levanta de su trono y se va hasta donde se encuentra su hijo mientras los demás estamos arrodillados

–hijo mío es hora de que escojas a tu esposa– dijo mientras señalaba a las demás chicas, por un momento me dió miedo ya que un silencio algo incómodo y tenso

–madre mi decisión está tomada, y es con ella– logro ver qué es Amalia, cuando sin querer me ve la reina

–jovencita que no te enseñaron que nadie puede moverse hasta que yo lo diga–

Jamás creí esos cuentos, donde se decía qie la reina era una persona sin corazón ni compasión, seguí agachada como los demás

–¿estas seguro?– le pregunta

–por supuesto, madre– se escucha que se está acomodando –mi reina le pido su bendición para esta boda con mi amada–

–pueden mirar– ordena era incómodo estando aún arrodillados –les otorgo mi bendición, ya pueden ponerse de pie– sale de la multitud para estar de nuevo en su trono.

–¿Estas bien?– me pregunta Cameron se veía un poco preocupado.

–si, solo que no se siento que algo no está bien– me cruzo de brazos al sentir ese aire pesado como si me avisará que algo se aproxima o era ese dolor en mi pecho que sentía no lo sabía.

–tal vez no estás lista para ver a tu amiga casarse– me enseña a la hermosa pareja que se estaba abrazando y riendo.

–eso debe ser– le digo con un nudo en mi garganta.

La noche acabo y en menos de una semana, el palacio era la mansión de los Olsson. Muchas doncellas, maestros, joyas y hermosos vestidos desfilaban cada día. Yo trato de seguir el paso de cada una para yo ser la que me quede a su lado, no pienso dejarla sola con esa reina.

Entre mas pasa el tiempo me voy ganando ese lugar, dejando a las otras mirando mi avance y mi velocidad de hacer las cosas. Claro tenía una ventaja, yo la conocía y sabía cómo hacer todo lo que ella pidiese.

–sabes algo Lorena, no quiero que seas mi sirvienta– me dice mientras se mira en el espejo.

– nunca lo seré, sabes que soy tu amiga  y que siempre contarás conmigo–

–pero no quiero verte tras de mi toda mi vida, tú debes hacer la tuya– me mira con cierta preocupación.

–soy aún joven y lo sabes, además no creo que me cueste conseguir marido– su rostro se iluminó

–hablas del Conde ¿Verdad?–

–no, bueno no lo se– me toma de la mano y nos sentamos en la orilla de la cama, ella me mira con entusiasmo –es que últimamente mi corazón late con fuerza pero no sé si sea por el–

–eso es amor y si lo dudas conócelo más– me toma de las manos mientras me sonríe, sin darme cuenta mi corazón latía con fuerza

–lo voy hacer, pero primero tenemos que hacer tu final feliz– le sonrió mientras miraba sus ojos.

10 Años antes

–aun no entiendo porque no quieres que te adopten, digo ya estoy grande– dice lía comiéndose un caramelo rojo

–porque no quiero que esa bruja te haga algo– recordé el pequeño incidente

–si se puso histérica cuando creyó que te había besado–

–de todos modos no tiene nada de malo ¿Verdad?– pregunté inocentemente

–no, creo que he visto una vez que un padre le dió un beso a su hijo en la boca y nadie dijo nada– respondió sería

Yo creo que fue en una de sus escapadas o no se.

–Sabes no entiendo–

–ni yo, ¿Por qué lo preguntas?– se sienta frente mío, me mira a los ojos

–porque si no tiene nada de malo entonces ¿Por qué se enojo?– aparto la mirada

–yo creo porque nadie la besa, además no creo que sea tan importante–

–en los cuentos no parece lo mismo– respondí recordando cómo es que el beso despertaba a la pobre princesa que había sido

Cuando se acerca a mi y me toma por el mentón para acercarme hacia su cara.

–esos son puros cuentos, recuerda ena– mi cara se súper sonrojo

–lo se y deja de llamarme asi– la aparto de mi cara –me puedes decir mejor Lore digo suena mejor–

–no, porque eres ena de enana– se ríe y sale corriendo

–¡solo por unos centímetros!– grite y mientras corrí tras ella




Bueno espero que les haya gustado el capitulo de hoy, recuerden dejar su estrellita naranja y nos vemos en la próxima.✨

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