Capitulo 14: Nada es igual

Estaba oculta entre los habitantes mientras el rey comienza a dar su discurso barato, prometiendo mi cabeza como prueba de paz.

–idiota– dije mientras me alejo de aquel lugar, esa plaza donde iba a ser ahorcada tan solo recordarlo me hace sentir esa sensación de asfixia

Camino hasta la salida del reino para entrar al bosque, increíble que ningún guardia se interese pero no puedo dejarlo pasar, estoy segura que algo traman, llegó dónde hay un hombre con dos caballos para irnos.

–¿En qué piensa su majestad?– dice Sebastian mientras me ayuda a subir al caballo

–esos guardias me dejaron salir sin preguntar nada– apenas si alcanzo a verlos

–es raro ¿Por qué todo aquel que sale debe tener un permiso firmado por el mismo rey–  

–o tal saben quien soy, tenemos de dos posibilidades que vayan a preparar una trampa o que sean nuestros aliados– me siento en mi caballo un hermoso cabello color café y el se dirige al suyo

–le apuesto más a la primera su majestad así que debemos ser precavidos– comenzamos a caminar por el espeso bosque mientras más se unen a nuestro trotar, no venía sola tenía mi propio ejército, el cual era pequeño pero dispuesto a luchar.

Llegamos hasta lo más lejos que podíamos dónde nos esperaba nuestro nuevo hogar. Había pasado cerca de un mes desde que me habían salvado, había pequeñas casa improvisadas, una muralla de madera y piedra, por su puesto algo que no debería haber pero era un trono en medio de todo, ya que para ellos seguía siendo su reina.

En eso veo que corre un guardia hasta mi

–su majestad durante su ausencia, hemos capturado a alguien– dice mientras respira agitado –dice que trae un mensaje para usted–

–llevame a el– comenzamos a caminar, algunos niños se emocionan a verme, me sentía tan feliz de ver esas pequeñas sonrisas pero a la vez dolor sabiendo el peligro que los exponía, llegamos a una tienda donde tenía al hombre amarrado a la silla, amordazado y vendado de los ojos

–bienvenida sea su majestad– todos se arrodillan ante mi yo simplemente devuelvo el jest con una pequeña reverencia y paso para ver al prisionero

–¿Que tenemos aquí?–

–un hombre que venía sospechosamente desarmando y sin guaridas para hablar con usted–  dice firmemente

–dejenlo hablar– rápidamente le quitan la mordaza

–muchas gracias, me sentía algo incómodo– dice una vez que se la retiran

–deje eso para después, primero el mensaje– ordene

–por supuesto, el rey Damián quiere hablar con usted para firmar un acuerdo de paz– se escucha que alguien ríe y era Sebastián que entraba a la tienda

–ese hombre hoy dijo muchas blasfemias sobre mi, que quería mi cabeza en bandeja de oro para exhibirla como trofeo–

–eso lo dice porque quiere mantener la paz en su pueblo–

–mentiras, ese hombre no quiere más que muerte porque sabe que quiero destruir su imperio de mentiras pero no, el pueblo necesita saber la verdad, esa que todos gozaron a mis espaldas que ni yo siendo la reina pude, solo porque era negra– lo tome del hombro con fuerza

–su majestad–dice Sebastián tratando de hacerme entrar en razón

–disculpa, haberme enterado la mierda que hicieron a mis espaldas no es algo fácil de tragar aun– dije seriamente mientras doy vueltas a su alrededor –y mucho menos sabiendo la verdad del rey porque yo sé que quiere mi cabeza–

–se lo juro por la vida de la reina

Comencé a caminar para retirarme pero jurar por un muerto es algo más que sospechoso.

–Cállate, ¿que nadie te enseño a no jurar por los muertos?– alce mi mano en señal de que se callara, volteo un poco y el solo agacha la mirada –no importa cuál sea el método pero háganlo hablar si para la medianoche no ha dicho la verdad, sueltenlo en el bosque–  ordene a Sebastián

–pero su majestad

–no quiero peros solo acciones– lo mire firme, el solo agachó la mirada, me retire de la tienda, quería llorar por como estaba pasando todo esto

Me fui a mi nuevo hogar con Rogelio, el cual apenas lo ví me solté a llorar.

–¿Ahora que pasó mi niña?– me pregunta mientras corre a los brazos

–no quiero ser una tirana–

–¿Por qué?– pregunto algo asustado –¿Que has hecho?–

–he ordenado la tortura de un hombre, no quería pero me sentía tan mal por lo que me dijo–

–¿Y que fue lo que dijo?– me llevo a la sala la cual eran unos cuantos troncos cortados y algunos cojines que habían hecho con heno

–que el rey quiere la paz–

–eso es algo bueno

–pero fui a su discurso que dió hoy y dijo que conseguiría mi cabeza sin importar el método que usará–

–¿Volviste a ir?, Te he dicho que es muy peligroso– me toma de las manos

–lo se, pero que más puedo hacer si no me dejan pelear, tampoco sé nada de Lorena–

–ella está bien, Rosalba me dijo que se encuentra de maravilla–

–solo quiero que vuelva– me recargo en su hombro mientras lloro

–hija deberías ir con ella–

–¿Y el pueblo? Los matarían en cuanto yo los dejé, el se saldría con la suya y todo por lo que estaría peleando se arruinaría

–pero tú serías feliz– me toma de la mejilla –eso quiero para ti mi niña, Lorena ya se adapto a la vida de allá, dice que es muy feliz con sus nuevos amigos

–bien por ella, yo tengo una guerra que declarar–

–sabes no quería decírtelo, pero ella también está en guerra–

–Que cosas dices, ella no está

–lo está, va pelear por nuestro planeta, nuestro pueblo no es el único que está en peligro sino todo el planeta y ella se convirtió en reina–

–basta no quiero escuchar sobre ella– retire mis manos y me levanté –si está en guerra que vuelva y ambas encontraremos una solución y si no quiere que lo resuelva sola–

–¿Que? Pero es tu novia–

–y yo la reina–  me doy la media vuelta para irme a mi habitación

–al igual que ella– se alzó y se quedó firme –entiende que ahora tiene que ver por su pueblo– ambos nos quedamos mirando pero decide irse, dejándome sola en ese lugar.

Lorena

–¿Por qué aún conservo mis poderes?–dije mientras levita mi celular

–los planetas suelen escoger a sus reyes y si ellos quieren pueden dejar los poderes a sus portadores, porque saben que ellos son puros– dice Diana mientras toma mi cel

–y ¿Por qué no se los quita a los malos?–

–porque creen en el balance del bien y el mal, no son capaces de juzgar, porque solo ellos están para dar un hogar a la vida y otorgar a los que deben proteger–

–es increíble este universo– le arrebate mi celular

–pero vas a llegar a un punto que deberás usar tus verdaderos poderes y estos quedarán inútiles–

–¿Y cuáles son tus verdaderos poderes? Jamás me los han mostrado– diana se pone frente mío

–tenemos prohibido enseñarlos–

–¿Por qué?– pregunté

–lo que escuchaste– dice Draco entrando a la cocina –mira hoy vamos a salir y no tenemos hora de llegada– veo que llega Nerón no muy alegre se nota agotado

–no puedes salir bajo ningún motivo, nosotros te abriremos la puerta al día siguiente–

–me están asustado–

–tranquila, si te quedas dónde te decimos nada malo pasará– dice nerón mientras pone su mano sobre mi cabeza, pero me sentía rara.

Pasamos la tarde entrenando hasta que llegó la noche, Nerón me llevo hasta mi habitación

–Lorena pon está toalla bajo la puerta y siempre ten la habitación con luz– me comencé a preocupar y a llenar de miedo mientras sostengo la toalla con mis manos tal vez este podría ser un buen momento para escapar, sentí su mano sosteniendo la mía –tal vez no le hemos explicado como se debe pero prometo hacerlo como se debe– me miraba a los ojos

–claro–

–tu no te preocupes– dice muy dulce, el se va dejándome sola en mi cuarto rápidamente tapo donde me indico aunque tenía curiosidad de asomarme –no lo hagas– Dice del otro lado, rápidamente me quite de ahí

Me quedé despierta hasta que dieron la media noche, me quedaba viendo por mi ventana mientras pensaba que podría estar haciendo Amalia o si al menos pensaba en mi, no estaba segura si me había dado por muerta.

–te extraño– dije mientras pasa por mi cabeza todos los momentos que recuerdo aún, ya que entre más día paso aquí, más me quiero quedar.

Realmente amo este lugar es tan acogedor a pesar de todo lo que está pasando quiero quedarme, tengo amigos y familia los cuales me quieren pero se que un día dejaré este lugar para ir a mi realidad.

°
–¿Por qué estás triste?– pregunté mientras se siento a su lado, ella está abrazando una almohada sobre su pecho con una una cara realmente triste, miraba solo el piso

–porque ahora tengo poderes– me dice sin mirarme

–eso es bueno, quiero saber que otros poderes tienes– la rodeo con mi brazo

–no quería decírtelo pero te darías cuenta tarde o temprano– me voltea a ver sin ganas y se deja caer sobre su cama, hago lo mismo para poderla ver a los ojos

–mis poderes no son lo único que me dieron, sino que también la inmortalidad–

–¿Que?– pregunté sorprendida –eso es increíble, te imaginas todo lo que ahora vivirás, los lugares que podrás visitar– dije llena de emoción

–si pero ¿Y tú?–

–¿Yo?–

–no quiero vivir sin ti–

–pero que cosas dices

–Lorena tu algún día morirás mientras yo me quedaré aquí para siempre, gobernaré sin ti y tu bien sabes que eres lo único que tengo, además que también veré morir a Rogelio junto a la demás gente que quiero– comienza a llorar

–es parte de la vida– dije apartando su cabello de la cara

–lo se pero quiero que te quedes a mi lado como a sido siempre, se que algún días harás tú vida pero sabré que cualquier día vendrás de nuevo– me toma de la mano mientras llora, le sonrío

–tranquila, siempre estaré contigo y prometo que si algún día muero haré lo que sea para reencarnar y estar de nuevo a tu lado–

Ella me sonrió y me abrazo con fuerza, ella para nada me quería perder. Ahora que lo pienso, también soy inmortal podré vivir a eternidad a su lado.
°
Escuché ruidos unos pasos torpes que se mueven afuera de mi cuarto, escucho como se caen unas cosas esto estaba raro, había pasado un rato desde que habían ido por lo que pensé que tal vez eran rateros así que tome mi arma y abrí la puerta solo para ver una enorme cosa oscura al final del pasillo.

–¿Hola?– pregunté pero esto solo llamo su atención y se abalanzó contra mi. Rápidamente cerré la puerta, le puse un escudo con mi magia para que no pueda entrar  no se escucha nada hasta que se comienza azotar en contra de la puerta para entrar.

–tranquila Lorena solo recuerda que esas cosas se van con la luz– me dije a mi misma tratando de no perder la cordura y puse mis manos juntas para crear algo similar a lo que hacía Amalia en ocasiones.

Logré crear una pequeña esfera de luz, estaba lista para pelear con esa cosa pero los golpes cesaron, tenía miedo de abrir la puerta así que solo corrí a mi cama esperando que el día llegará.

–¿¡Que!?– me desperté de golpe, con un sudor frío pasando por mi rostro –no puede ser me quedé dormida–

En eso entran, era diana con una charola

–ya despertaste, ¿Cómo sigues?– pregunto mientras se sienta con cuidado

–¿de que hablas?

–te encontramos dormida pero te vimos un poco mal e inquieta, mira hasta estás sudando– dejo mi comida a un lado y comencé a comer –¿Acaso nos viste?

Me detuve por un momento, tenía que pensar bien lo que iba a decir no quería un regaño por parte de Dayana.

–si, es que yo pensé que alguien se había metido

–creo que es hora de que cuente la verdad– dijo interrumpiendo

Damián

–¿Por qué están difícil atrapar a una chica?– pregunté seriamente mirando a cada uno de mis comandantes y jefes de policía, todos estamos en la sala de reuniones para ver porque la tardanza

–es que ella ya tiene aliados–

–excusas, deberían solo matarla– dije mientras los demás bajan la mirada por su incompetencia

–no debería mi señor– dice una voz femenina –si ella muere aquí su amada esposa no podrá volver– en eso sale de las sombras una mujer muy bella, con un escotado vestido y mucho elegancia

–¿Quien es usted? Y ¿Cómo a entrado usted aquí?

–realmente tiene una pobre seguridad, cualquiera puede entrar– dice cruzada de brazos –me llamo Rosalba y lo puedo ayudar más que sus hombres– estos la miran con algo de desprecio pero también inseguros

–pruebelo–

Amalia

–me siento un poco mal por lo de ayer– dije mientras Sebastián limpia la sangre del lugar

–lo se, se podía notar en tu mirar– toma el trapo húmedo y lo pasa por la silla cuando de la nada escucho gritos, salimos corriendo hasta donde la gente estaba aglomerada

No podía creer lo que veía

–¡Sueltenme!– grita llena de irá la chica –no saben con quién se están metiendo– dice mientras forsejea pero deja de hacerlo cuando me mira

Me acerque lentamente mirándola a los ojos, no sabía que tanto había pasado con ella pero se nota que es otra persona

–Lorena, volviste– Extendí mis brazos esperando un cálido abrazo, mientras las lágrimas brotan de la felicidad que tenía de volverla a ver.

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