5) Gráinne Ni Mháille, el azote de la reina Elizabeth I.
Gráinne Ni Mháille —Grace O'Malley traducido del gaélico al inglés— nació en el condado de Mayo, Irlanda, en el año 1530. Era la hija del jefe del clan, Owen, apodado «Roble negro», cuyo escudo de armas lucía la frase «Poderoso en la tierra y en el mar».
Además de dedicarse a la piratería, el clan controlaba la bahía de Clew y concedía licencias a ingleses, a franceses y a españoles para pescar en los caladeros y comerciaba con los puertos de España y del norte de África. También transportaban desde Escocia a Irlanda los mercenarios que los jefes guerreros irlandeses contrataban en primavera, cuando comenzaban los conflictos tribales.
El padre de Gráinne fue uno de los pocos caudillos que se negó a rendirle vasallaje al rey Enrique VIII de Inglaterra y como pasaba en el mar, la crio su medio hermano Donal, que era el señor de la isla de Clare.
Desde pequeña estuvo sobre la cubierta de un barco. Dicen que se rapó el pelo para embarcarse disfrazada de chico en una de las naves paternas. La descubrieron cuando la flotilla se hallaba lejos de la costa y le permitieron proseguir el viaje, aunque a partir de ahí la apodaron Gráinne la Calva. Al parecer, una nave inglesa los abordó y ella los distrajo gritando y moviendo los brazos. Los irlandeses contraatacaron y consiguieron liberarse de los captores. Esto convirtió a la joven en una guerrera y en una capitana de hombres por derecho propio.
Se casó cuando tenía 15 años con Donal-an-Coghaidh O'Flaherty, jefe del clan vecino. Con él tuvo 3 hijos: Owen, Murrough y Margaret. El rey inglés Enrique VIII los presionaba porque sufrían un embargo y como su marido era bastante aventurero y siempre andaba por ahí, los miembros del clan le pidieron a Gráinne que se hiciera cargo de las operaciones bélicas. Ella, ni corta ni perezosa, se lanzó al mar y los hizo ricos con sus acciones piráticas, que incluían los secuestros, los robos, el contrabando y las extorsiones.
Las víctimas principales de sus delitos eran los ingleses de Galway. Tanto era el miedo que le tenían los burgueses de esta ciudad que escribían sobre las murallas «¡Oh, Dios, líbranos de los salvajes O'Flaherty!» El marido murió en una de las escaramuzas habituales contra los Joyce, después de conquistarles el castillo de Cock. Los Joyce enseguida fueron a reconquistarlo, pero Gráinne los masacró y los pocos que sobrevivieron huyeron despavoridos. La joven esperaba que el clan la eligiera como jefe, pero los O'Flaherty eligieron a un primo, tan inútil como su esposo. Incluso rechazaron la propuesta de repartir el amplio territorio que ella había creado.
Como el insulto no era solo hacia ella, sino también hacia su clan, Gráinne cogió a los hijos, reunió a los guerreros que apoyaban su reivindicación y volvió a la isla de Clare. Desde allí volvió a ser el terror de los mares y se dedicó a atacar con saña a los O'Flaherty. En lo personal, vivió una etapa de mayor promiscuidad.
Tomó por amante a Hugh de Lacy, un hombre al que rescató de un naufragio en 1565. El clan MacMahon del castillo Doona lo asesinó y Gráinne esperó a que todos los involucrados arribasen a una isla cercana y los mató. Esto no le alcanzó para sentirse resarcida, así que además les capturó el castillo.
Cuando cumplió los treinta y cinco años se casó con Richard-in-Iron Bourke, el jefe de la guerra de los Mac William. Este hombre controlaba el castillo de Rockfleet o Carraig-an-Cabhlaigh, situado al norte de la bahía de Clew y que era un lugar más seguro que la isla de Clare. Gráinne exigió un matrimonio pagano: viviría con Richard durante un año y finalizado el plazo se divorciaría si no deseaba continuar. Y, efectivamente, esto hizo, aunque más adelante siguieron viviendo juntos alrededor de 17 años. El hijo de ambos nació en una galera mientras cruzaban el Atlántico y lo llamaron Tibbott-ne Long, Toby de los Barcos. Dicen que al día siguiente del nacimiento fueron atacados por piratas bereberes y que el capitán bajó horrorizado a la bodega para pedirle que subiera a la cubierta a ayudarlos.
Nuestra protagonista lo maldijo:
—¡Ojalá esté peor que yo durante los siguientes 12 meses quien no puede pasar un día sin mí! —Tuvo que dejar al bebé, coger la espada y enfrentarse a los corsarios enemigos, que perdieron la batalla.
Los comerciantes ingleses de Galway solicitaron la ayuda de Elizabeth I de Inglaterra, pues la pirata disponía de unos 20 barcos y no les daba tregua. Una flota de la reina sitió Rockfleet en el año 1574, pero no pudo con Gráinne y sus hombres y la obligaron a retirarse.
Un par de años más tarde nuestra protagonista cambió de estrategia y se acercó a los ingleses. Al parecer los Mac William se iban a someter y entonces la posición de su pareja y la suya propia quedarían en la cuerda floja porque en lugar de suceder él al líder del clan cuando muriera por medio de una elección, tal como establecía el Derecho irlandés, pasaría a sucederlo su hijo según las leyes inglesas. Así que Gráinne aprovechó la visita a Galway de sir Henry Sidney —el representante de Elizabeth en Irlanda— para entrevistarse con él y negociar su sumisión a la Corona. Incluso lo invitó a su galera para que el noble pudiese comprobar desde el mar las defensas de la ciudad.
Este noble dejó reflejado por escrito de ella:
«Una capitana de mar femenina muy famosa (...) por la fortaleza de su coraje (...) al mando de tres galeras y 200 combatientes (...) la mujer más célebre de todas las costas de Irlanda».
En 1577 el conde de Desmond capturó a la pirata mientras esta efectuaba una incursión de saqueo. El conde era sospechoso de formar parte de un complot contra Elizabeth I, así que para mostrar su buena fe envió a Gráinne a Dublín, donde el nuevo gobernador de Irlanda —William Drury— la encerró en las mazmorras del castillo de la ciudad.
Transcribo del libro de Germán Vázquez Chamorro la opinión que dejó asentada sobre Gráinne:
«Una mujer de gran impudicia que perdió la feminidad y se convirtió en una grandísima ladrona, cabeza y alma de salteadores y ladrones de mar».
Solo estuvo 18 meses en la cárcel: salió libre de cargos y continuó con sus actividades piráticas. Cuando en 1580 el jefe de los MacWilliam murió, Bourke y Gráinne se rebelaron para ejercer el derecho que les habían arrebatado los ingleses y con un gran ejército, integrado también por mercenarios escoceses de élite —los famosos Gallowglass— forzaron un trato que le otorgó a Bourke el título. Así, Gráinne se convirtió en lady Bourke, pero esto no dulcificó su carácter.
En 1583 Richard falleció. Gráinne cogió lo que le correspondía de la herencia del esposo y uno de los castillos en lugar de su dote y se estableció con su ejército y con sus barcos en Rockfleet. Comenzó un nuevo período de saqueos y de pillajes, que coincidió con un lapso en el que las relaciones entre Inglaterra y España pasaban por horas bajas. Elizabeth I aprovechó estas circunstancias para encargarle a Richard Bingham la pacificación de la región.
Así, se enfrentaron uno a otro y fueron alternando los éxitos con los fracasos. Bingham decía que Gráinne fue «niñera de todas las rebeliones en la provincia durante estos cuarenta años», pues ella era el general en jefe de los clanes de la región. Se levantó tres veces en armas contra los ingleses con un ejército reforzado con expertos mercenarios escoceses y las tres la vencieron. El pacificador ordenó asesinar a su hijo mayor —Owen—, secuestró a Tibbott, el menor, y la amenazó con ejecutarlo si continuaba con las incursiones. Encima, puso de su lado al segundo retoño, Murrough.
Ella, en respuesta, atracó en Ballinahinche —el sitio donde vivía Murrough— y quemó la ciudad, les robó el ganado y otras pertenencias y asesinó a los cuatro hombres que le opusieron resistencia. Lo que nunca hizo fue aliarse con los españoles, al contrario, asaltó los barcos supervivientes de la Armada Invencible cuando pasaron por Rockfleet. Tibbott, en cambio, negoció con agentes hispanos el apoyo a una rebelión general de lo que sería el actual Ulster. Sir Richard Bingham se enteró y ordenó que lo detuvieran, pero su madre no se rindió y en julio de 1593 le escribió a la reina proponiéndole un tratado de paz: si liberaba a su hijo y devolvía la tierra que le confiscaron a este y a Murrough —había hecho las paces con él— Gráinne se comprometía a combatir con espada y fuego a los enemigos de la reina.
Elizabeth I le envió un cuestionario con 18 preguntas y de acuerdo a las respuestas le concedería o no el indulto. Ella respondió con rapidez la encuesta, la envió a la Corte de Londres, y, sin esperar contestación, se presentó en el palacio real solicitando una entrevista con la «mujer Tudor». Gráinne y la reina tomaron el té juntas, la pirata se rindió incondicionalmente y obtuvo un decreto real ordenando a Bingham que pusiese en libertad a Tibbott y que les devolviese las propiedades tanto a él como a Murrough, pese a la oposición y a las advertencias del pacificador.
Como Elizabeth hizo oídos sordos a sus aprensiones, Bingham cumplió su voluntad, pero con algunas variantes. Le entregó las heredades, pero les cedió soldados ingleses para que cuidaran de la seguridad ya que Gráinne se había comprometido a combatir por Inglaterra y debía llevarlos en las galeras. No obstante, el pacificador cayó en desgracia en 1595 y la pirata regresó a sus costumbres anteriores: en 1597, en represalia por el ataque de un clan escocés, asoló la costa de Escocia y más adelante se unió a la rebelión de dos poderosos jefes de guerra del Ulster y combatió a los ingleses por mar. Pero sus aliados utilizaron las leyes irlandesas para remover a Tibbott de su puesto como jefe del clan Mac William y este se alió de nuevo con los ingleses. Capitaneó los barcos de su madre con la bandera de Inglaterra.
¿Qué pasó con Gráinne? Abandonó la piratería, la política y se retiró al castillo de Rockfleet. Allí murió en el año 1603. Su cuerpo reposa en la abadía de la isla de Clare, junto al océano Atlántico. Tibbott, por su parte, ganó mucha fama entre los ingleses, sobre todo gracias a la batalla de Kinsale de 1601. Lo nombraron sir en 1603 y en 1627 le concedieron el título de vizconde de Mayo.
Si deseas saber más puedes leer:
📚Mujeres piratas, de Germán Vázquez Chamorro. Algaba Ediciones, S.A, Madrid, 2004.
📚La fascinante historia de Grace O'Malley, la intrépida y feroz reina pirata de Irlanda, artículo de Emma Slattery Williams para la BBC History Revealed de fecha 28 de agosto de 2021.
Grabado que muestra el encuentro entre Gráinne Ni Mháille (1530-1603) y la reina Elizabeth I (1533-1603).
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top