3) Henry Morgan, el filibustero que saqueó Panamá.
Henry Morgan nació en Gales en 1635. Cuando Mansvelt —el jefe de los filibusteros de la Hermandad de la Costa de la isla de la Tortuga— murió, lo sucedió en el puesto.
Estableció su base en Port Royal, Jamaica, «la ciudad más rica y corrupta del mundo» y refugio de criminales y de fugitivos. Desde allí Morgan puso la mirada en las riquezas de las ciudades de la costa del Caribe español. Pronto él y sus hombres atacaron Portobelo —en la actual Panamá— donde cometieron miles de tropelías.
Cómo sería que cuando el gobernador se presentó en la ciudad y supo de los horrores perpetrados, amenazó a los piratas por escrito con capturarlos y ejecutarlos.
Morgan le contestó:
«Por más que su carta no merezca respuesta, puesto que me tacha de pirata, le escribo estas líneas para rogarle que no tarde en venir. Le aguardamos con sumo placer, y disponemos de pólvora y de balas con las que recibirle. Si no viene pronto, nosotros, con el favor de Dios y de nuestras armas, iremos a hacerle una visita a Panamá».
Y lo cumplió porque gracias a su fama de corsario de éxito reclutaba con facilidad cientos de piratas. «No se daba mucha fatiga en buscar gente, antes bien le era preciso cerrar la puerta a los muchos que le querían seguir», nos cuenta Exquemelin.
Porque como en el caso de los filibusteros anteriores es el libro de Olivier Exquemelin el que nos trae un vívido relato sobre la mayor gesta pirática en la que él también participó: el saqueo de Panamá por Henry Morgan en 1671. Para este asalto el pirata reunió 1.500 hombres, 50 naves y hasta una hechicera, creando la mayor flota pirata que surcó el Caribe. Al llegar al istmo de Panamá durante diez días atravesaron montes, ríos y pantanos, padecieron hambre, enfermedades, emboscadas. Cuando arribaron al Pacífico, donde estaba Panamá, se encontraron con que se hallaba defendida por 1.600 hombres bajo el mando de don Juan Pérez de Guzmán, a quienes les resultó imposible detener a los piratas. El plan concebido por los defensores —lanzar una manada de bueyes en estampida— solo aumentó el desconcierto de los suyos.
Durante el combate se desató un incendio que arrasó la urbe hasta los cimientos. Se ignora si fue por orden de Morgan, del gobernador o por simple accidente. Dueños de la situación, los filibusteros se quedaron allí tres semanas y se entregaron a una orgía de violaciones, de saqueos y de martirios infligidos a los españoles para que revelasen dónde habían ocultado sus tesoros. Exquemelin detalla casos de terribles torturas para lograr que los cautivos confesaran dónde estaban sus riquezas. A un pobre hombre que cogieron en casa de un rico propietario le descoyuntaron los brazos, lo colgaron de los testículos, le cortaron la nariz y las orejas, le quemaron paja en la cara para al final rematarlo de un lanzazo. Henry Morgan leyó estos relatos y cuando volvió a Inglaterra se rehabilitó ante las autoridades y le ganó un pleito por difamación a los editores del libro.
Sin embargo, el botín no era tan grande como pudo hacer sido porque el gobernador español había tenido la precaución de cargar todo el oro y la plata en barcos con rumbo a España. Por este motivo muchos filibusteros se sintieron estafados en el reparto final y se quejaron de que habían ganado menos que en el ataque contra Portobelo. Además, Morgan había partido con algunos fieles y dejó tirados al resto de piratas en el río Chagres.
En un inicio estas tropelías fueron alentadas por el gobernador de Jamaica, Modyford, que le concedió patentes de corso para atacar los intereses españoles. Pero en 1670 se firmó la paz entre Inglaterra y España y cuando Morgan volvió de su gran expedición contra Panamá el nuevo gobernador de Jamaica, Lynch, lo arrestó acusado de piratería.
No obstante, la cruenta expedición consagró a Henry Morgan como un héroe a ojos de los ingleses. Una vez absuelto de los cargos, Carlos II lo nombró sir y lo envió de vuelta a Jamaica como gobernador de la isla. Una vez de nuevo allí, renegó de su antigua condición y empleó su energía y el resto de la vida en luchar sin cuartel contra la piratería.
Si deseas profundizar más puedes leer:
📚Henry Morgar: corsario y pirata del caribe, artículo de National Geographic Historia número escrito por Hervé Lewandowski, actualizado a 07 de marzo de 2017.
📚Los piratas en la Isla de la Tortuga, artículo de la Revista National Geographic Historia número 198 escrito por Xabier Armendáriz, actualizado a 11 de marzo de 2021.
📚Mares de Sangre. Historia de la piratería protagonizada o padecida por europeos hasta comienzos del siglo XIX, de Javier Martínez Babón, Editorial Dstoria edicions, 2019.
Henry Morgan (1635-1688).
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