Prologo

— Doctor ¿que esta haciendo? — La pregunta de la niña sigue en su mente.

¿Que estaba haciendo? - Salvando el mundo. — Se responde en voz alta mientras cierra la puerta de su casa. Se quita la bata blanca manchada con sangre, todo es un desastre, aunque no debe perder la calma. Se apoya contra la puerta y respira hondo, al abrir los ojos ve la sombra de Sofia. — Sofia ¡Cuantas veces debo decirte que no estés despierta hasta estas horas de la noche! - Con el brazo que no tiene lastimado señala las escaleras del segundo piso. - ¡Vuelve a tu cuarto! mañana tienes escuela.

Mientras se sienta en el sofá para ver la televisión, después de días tan extenuantes en el laboratorio, necesita algún programa que le ayude a olvidar que viven en un mundo totalmente podrido. Escucha el sonido de los escalones, se esconde detrás del mueble que esta sentado, toma la pistola que guarda debajo de este, debe ser muy cuidadoso o la herida de su brazo se abrirá nuevamente. Camina a las escaleras mientras en el televisor se interrumpe la programación para dar una noticia de ultimo minuto.

Nos han informado que el laboratorio Hipocrates ha tenido una ruptura en los protocolos de seguridad, causando que los sujetos de experimento se liberen, aconsejamos a la población ser extremadamente cuidadosos, en caso de encontrar una de estas no dude en llamar a las fuerzas especiales y mantenerse en un lugar seguro, en caso de ser herido por las abominaciones, informe al equipo que le brinde la ayuda para hallar un modo por el cual ayudarlo.

—Fuerzas especiales mis pelotas. —piensa el doctor mientras camina lentamente en dirección al ruido. —no fueron capaces de detener la fuga en el laboratorio.

Cuando llega a las escaleras se da cuenta de que no hay nadie, se molesta enormemente. — ¡ Sofia! deja de jugar en medio de la noche y vete a dormir, mañana tienes escuela.

El único que le responde es el silencio, molesto por ello sube las escaleras, antes de llegar a la habitación de su hija se detiene en el cuarto que utilizaban el y su esposa. Mira la puerta cerrada y baja su arma, toca la perilla de la puerta con su mano, han pasado tres años desde que no entra, abre su boca, se prepara para pronunciar las palabras. — Ca...cariño, voy a entrar.

Al mirar la cama ve que sigue durmiendo, al igual que la ultima vez que la vio, tiene su cuerpo totalmente cubierto por las sabanas, toma la linterna del mueble, tras encenderla apunta a la foto del día de su matrimonio. Los dos se veían tan felices en aquella foto, llenos de expectativas y con un futuro por delante, mas al lado esta la foto de los dos con la pequeña recién nacida, luego son solo fotos de su hija, una con los siete cumpleaños que celebraron, otra en el parque de diversiones y casi al borde del mueble una pequeña cajita, la abre para ver su contenido, esta su anillo de bodas con el de su esposa, toma el suyo y con gran esfuerzo levanta un poco su brazo herido para colocarse el anillo, mira la cama. - En la riqueza y la pobreza, en salud y en enfermedad amor. — Tras decir eso se retira de la habitación cerrando la puerta detrás de él.

Escucha que la puerta del primer piso se cierra de golpe, corre a descubrir quien es el causante de semejante ruido pero no ve a nadie, al abrir la puerta ve que la niña esta en medio de la calle.

— ¡Vuelve a la casa! mañana tienes escuela. - La niña sigue de pie sin decir algo, ni siquiera se mueve. — ¡¿ Aun estas enojada por lo de ella?! ¡No tenia opción, ella lo pidió, yo se lo concedí!

Cae de rodillas mientras aparecen los recuerdos de cuando hacia sus investigaciones en el despacho.

— ¿Papá que estas haciendo? — La niña se sienta en su regazo para poder mirar por el telescopio.

El padre la baja amablemente. — Sabes que no debes llamarme papá en horarios de trabajo, aquí soy el doctor.

La niña se cruza de brazos y arruga su rostro. — Pero eres mi papá.

— Pero también soy tu doctor. — Se levanta de su silla y la toma de la mano. — Ahora debes ir al cuarto de observación con los demás pacientes.

Su mente vuelve de ese viaje, mira a su alrededor, la niña ya no esta en medio de la calle, entra a su casa nuevamente, al mirar el televisor se da cuenta que siguen hablando de la fuga en el laboratorio, la amenaza fue controlada pero algunos lograron escapar, según se teme, sin el ambiente aislado del laboratorio ya debieron haber mutado.

Llega un mensaje a la contestadora:

Doctor Lanus, soy la doctora Reily, nos informaron que a causa de la fuga todo el material de investigación ha sido destruido, me duele mucho decir esto pero... hemos regresado al comienzo de la investigación... realmente siento que esto halla sucedido.

Curiosamente, ya veía venir un mensaje como ese, todo esto no fue un accidente, lo sabe muy bien, cada movimiento fue planeado, alguien logro que la cura a esa arma biológica se arruinara, ese mismo alguien logro que la promesa a su esposa de vivir hasta hallar una cura se volviese mas difícil de cumplir y por ultimo ese alguien... hizo que el sacrificar a su hija para encontrar la cura... fuese totalmente en vano.

La niña aparece nuevamente, se queda observándola. - No... no me mires así, no quería hacerlo, pero tu... tu... — empieza a recoger los dedos mientras tensa todo su cuerpo. — ¡Tenias que esconderte allí!¡Era un laboratorio, no el parque de diversiones, te lo dije cientos y cientos de veces!

La niña ya no esta allí, al subir las escaleras va directo a la habitación de ella, la pequeña de siete años esta rodeada de peluches y muñecas, él se sienta frente a todos ellos y recuerda el momento en que la perdió.

— ¡Doctor, el virus se salio de control dentro de ella! ya no es tratable.

— Cállese doctora Reily, es mi hija, no permitiré que le paso algo grave.

—¡Doctor, la infección esta muy avanzada, la mas mínima herida nos infectara a todos!

La doctora tiene toda la razón, su hija esta perdida, dentro de poco empezaran los dolores de cabeza, sangrado nasal y para finalizar su cuerpo empezara a deformarse.

La niña mira a su padre algo asustada. — Doctor ¿Que esta haciendo?

El hombre toma la inyección que causara que entre en el sueño eterno, con lagrimas en sus ojos acerca la jeringa al cuello de la niña. — Papá esta... salvando el mundo, duerme hasta que resuelva esto.

La niña lo mira de un modo extremadamente inocente. — Yo también quiero salvarlo.

La voz del doctor se empieza a perder por causa de la angustia. — Y lo harás linda, ahora solo cierra los ojos.

La inyección acabo con la infección pero a la vez con la vida de la niña, sin duda todos sabían que aun debían trabajar por una cura definitiva.

Sigue sentado en la habitación de su hija, su cabeza empieza a doler, su nariz a sangrar, esto era cuestión de tiempo, ya no quiere salvar el mundo, los héroes pierden demasiado

La niña esta detrás de él o así lo siente, esta vez también siente una calidez que llevaba años sin sentir— ¿Que estas haciendo cariño? — Escucha la pregunta con la voz de su esposa, mientras siente que su espalda también es abrazada por ella.

— ¿Que estas haciendo papá? — Pregunta la niña.

El doctor Lanus cierra sus ojos, coloca la pistola debajo de su barbilla. — Acabo con el mundo. — Se escucha el disparo, la habitación es manchada con un rojo intenso.

El héroe había perdido demasiado.

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