Capitulo 11

"Deudas sin pagar "

Byeok (China)

-¿Cuánto les debes? - fue lo primero que pregunte una vez cruzamos el umbral de nuestra casa, Mi-Suk se sienta en la silla más cercana volteando a la pared, ignorando mi existencia por completo.

-Ese no es problema tuyo - Ni siquiera se molestó en mirarme, me tragué mi orgullo.

-Lo es, desde el momento en que salve tu flaco trasero de ese Oni.

Mi-Suk seguía sin prestarme atención, así que continúe, tal vez si la provoco logré una reacción.

-Los...Onís son cobradores, los usan para reclamar deudas, y ese tenía un tatuaje Irezumi, trabaja para la Yakuza ¿verdad?.

-¿Y que si lo es? Eso no cambiará nada - su tono era amargo como si hubiera chupado un limón.

-Tienes que decirle a la abuela, este problema puede escalar en un abrir y cerrar de ojos - trato de razonar con ella, los Yakuza no juegan con sus deudores.

-No finjas estar preocupada, Byeok - Mi-Suk se levanta de exabrupto con una mirada fulminante.

-¿De que hablas?. Claro que estoy preocupada por ti.

Si me preocupo por ella, puede que no nos llevemos bien, pero eso no quiere decir que quiera que le ocurra algo malo.

-Se que me odias, Byeok, esta sería una perfecta oportunidad de deshacerte de mi, y así quitarme de tu camino. - sonaba condescendiente casi burlona, como si me dijera que sería la solución a todos mis propios problemas.

-¿Qu-que estás diciendo tan a la ligera?. Esa nunca fue mi intención.

-Byeok así tendrías el camino libre, me odias desde que éramos niñas, jamás vi una pizca de amor viniendo de tu parte, solo sentí remordimiento.

Mi sangre se vuelve helada, la escarcha envuelve mi corazón.

Quede en shock por su respuesta, puede que desde pequeña sentía celos, y todavía los siento pero no la odio.

'Ojalá desaparezca. Solo acapara toda la atención. Ocultando sus verdaderos colores'.

Mi-Suk es mi hermana, aunque...esa palabra todavía me incomoda y no se siente bien para mi decirla en voz alta, pero lo era, los lazos sanguíneos están allí, lo negativo es que cuando la pronunció mi boca se siente pesada como si mi lengua fuera cuero roído, y cuando la escucho en boca de otras personas es como si rasparan metal justo a mi lado atravesando mis tímpanos.

No puedo creer que mi hermana la perfecta tiene problemas con la mafia.
Esta situación se sentía como una escenografía siendo ensayada, una obra de teatro, destinada a provocar simpatía ficticia en el espectador.

-Deja de decir tonterías, tienes que resolver este problema y de inmediato, mamá está muy enferma no puede enterarse por ningún motivo, Se supone que eres la mayor. - insisto con buena intención.

-No te hagas la inocente Byeok, debes de estar saltando de alegría en tu interior, sabiendo que no soy lo que todos creen.

-Mi-Suk, yo no te odio en lo absoluto, jamás sentí odio.

¡Mentirá!, admito que quería desfigurar su rostro y cortar su cabello.

Me tenso, mis ojos se apartan de mi hermana. Avergonzada de estar pensando de esta forma inapropiada. La miró por el rabillo del ojo. Tratando de pensar en mí siguiente respuesta.

Este es un momento crítico. Mi-Suk me mira con los ojos muy abiertos, cada una de sus pupilas es un minúsculo agujero negro que devora el universo y mi corazón.
En este momento, ambas estamos sinceramente crudas la una con la otra, los órganos cristalinos suaves de nuestras psiques están al descubierto.

Reflejada en los ojos marrones oscuros de Mi-Suk estaba el mismo remordimiento que yo sentía. Asomándose detrás de las cortinas de su farsa, descubrí la imagen sombría de un alma que no era lo que aparentaba. Mi hermana es una gran actriz.

Nunca antes el abismo se había disfrazado de algo tan mentiroso como ella. Y eso me aliviaba, esa pequeña parte de mi, se siente feliz porque mi hermana demuestra que es humana y no alguien superior a todos los demás, ella es...una fachada.

Porque, desde que me di cuenta de que nunca podría alcanzar a Mi-Suk, y el único que demostró que era igual de importante era mi padre, La insatisfacción y sensación recurrente de ser menos que ella, me estaba pudriendo por dentro, Pero en este momento. Mi-Suk cayó rápidamente de ese tronó en el cual la coloque, seguí revisando viejos recuerdos de mis interacciones con ella y de repente vi todas las fallas en su comportamiento.

Ver a Mi-Suk siendo acorralada en ese callejón por un cobrador Yakuza es la última confirmación que necesitaba: ya no necesito compararme con ella.

Ella no es infalible. Tiene problemas como todos los demás. Comete errores. Puede romperse como yo.

Entonces, más allá del rencor, hay... ¿una sensación de satisfacción?.

No. No vayas allí. Definitivamente no ahora.

-Solo quiero ayudarte.

Cuando era niña, la sombra de mi hermana flanqueaba mi espalda. Cubriéndome con ella. Sintiéndome menos. Tal vez fue estúpido sentir celos cuando observaba a mi madre y abuela mirar con estrellas en los ojos a mi hermana. En aquel entonces, La imaginaba cómo una deidad intocable, venerada por todos.

Pero yo obtenía algo que ella no, sin importar cuántas veces los viera, nunca me cansaba de los colores del amanecer mientras jugaba con papá.

Mi-Suk se ríe sin gracia - Claro, quieres ayudar. Colocando tu misma el último clavo en mi ataúd.

-No puedes culparme, por tus terribles decisiones. - devuelvo mordaz.

Mi ritmo cardíaco aumentaba y luchaba por mantener una expresión estoica mientras mi hermana se erizaba y casi hervía.

Ella se para directamente frente a mí, su cara estaba a un suspiro de distancia de la mía, observó cómo una de sus manos se levanta con la intención de abofetearme, pero la cierra bajándola lentamente.

-Jamás me respetaste, nunca. A pesar de que soy tu hermana mayor.

-¿Quien respetaría a una persona que pronto será una prostituta? - sisee con repulsión.

Hay un crujido atronador de piel contra piel cuando la mano de Mi-Suk vuela sobre mi cara.

Tengo los ojos muy abiertos, aturdida, el golpe fue lo suficientemente fuerte como hacerme mirar hacia el costado, Alcanzo mi mejilla, donde la mano de Mi-Suk dejó un moretón punzante y ardiente.

Me giro para mirarla de nuevo, incrédula, las lágrimas escuecen en las esquinas de mis ojos, saboreo la sangre que invade mi boca.

El rostro de mi hermana es inexpresivo, ojos llenos de frialdad. Sin decir una palabra se va, pasando a mi costado retirándose lejos de mi.

Un latido, se hace una pausa casi eterna, hago lo mismo, voy directamente a mi habitación, camino silenciosamente por el pasillo.

Entró a mi habitación y me sumerjo en el baño, Me inclinó sobre el lavabo, a centímetros de mi reflejo en el espejo. Me imagine a mi misma haciéndolo añicos, fragmentos de vidrio brillando como la nieve, mi puño magullado y ensangrentado.

Me enderece, levanto lentamente el puño y lo presionó suavemente contra el espejo. Sonrió ante mi tonta derrota. Abro el grifo para salpicar agua sobre mi rostro, exhalo sin parar, necesito respirar, el aire se acumula en mi pecho, creciendo y creciendo hasta que mis pulmones se sintieron como si fueran a explotar, hasta que al fin suelto el aire.

Miro con cuidado mi rostro, mi mejilla de un rojo horriblemente brillante. La comisura del labio manchada con mi propia sangre y, de nuevo, simplemente sonrío.

Definitivamente la envidia era una criatura celosa, sin corazón, a la que le gustaba que sus víctimas estuvieran solas. No le gustaba compartir. Cuando estas en el pozo, crees que quieres estar allí. Pero no es así, a veces usas dientes y uñas para trepar obteniendo dolor, solo por un poco de libertad.

Supongo que no me queda de otra.

(...)

No entiendo porque me arme de valor para hacer esto, no entiendo porque hago esto...claro, mi hermana. En primer lugar, no debería de estar en la calle tan tarde, segundo, escapar de casa fue más sencillo de lo que creí. Tercero la forma en que pagaré esa deuda es la que menos me gusta, pero era la única solución que conocía. Me sentí triste y desorientada.
Pero ya no importaba. Todo lo que importaba era ayudar a mi hermana. Por cualquier medio.

Las resbaladizas calles de la ciudad escupían vapor y niebla en la parte de la ciudad que la mayoría de la gente consideraba insalvable. Camine por esas mismas calles, mis botas con tacón resonando en el sucio pavimento, temblando. Tire de la cadena de mi collar con nerviosismo, Acomode mi chaqueta con capucha, mientras miraba alrededor del callejón oscuro. Podía oler la orina añeja y apenas escuchó a algunas trabajadores nocturnas charlando. El humo del cigarrillo se desplazó hacia mi.

Según varios transeúntes, el Distrito rojo estaba por aquí cerca, pero no logré ubicar una calle repleta de luces rojas, pero realmente yo buscaba un establecimiento e específico, pase como diez minutos caminando en círculos. Apreté los dientes, metí la mano en mi bolsillo y tocó con cariño las monedas de papá.

Perdóname Abeoji.

Estaba tan concentrada en mi búsqueda que no me di cuenta que una silueta grande se cernía sobre mi.

-¿Saliste a dar un paseo nocturno, preciosa?.

Mi sangre se heló con la voz familiar en mi oído, mi lengua estaba pegada a mi paladar. Sentí como si mi corazón pudiera estallar a través de mis costillas en cualquier momento.

-Oye, te estoy hablando cariño.

Hice una pausa, mi corazón ya palpitante latía con más fuerza. Me volví hacia el callejón por el que acababa de pasar y vi un rostro que no quería volver a ver de nuevo, apenas se distinguía en la oscuridad, pero era difícil no reconocerlo. Tragué saliva, reconociendo la mirada lasciva.

El mismo Oni, que molesto a mi hermana estaba allí, el Oni me reconoció de inmediato y se humedece los labios. -Eres tú de nuevo. ¿Estás buscando ganar algo de dinero?.

Me estremezco por esa implicación.

-Es-estoy buscando a tu jefe, necesito verlo. - mi voz tiembla .

-¿Al jefe?. ¿Buscas trabajo?. !Ah!. No me digas...que pagarás la deuda de tu hermanita.

-¿Me llevaras con él o no?. - digo irritada.

El Oni Inclinó la cabeza y asintió.

-¡Podría escoltarte hasta allí!. Conozco un atajo.

Tragó saliva. Y accedo a ir con este mafioso. Después de veinte minutos caminando por las húmedas calles, llenas de basura y desperdicios de los vendedores ambulantes, al fin llegamos a un lugar. Un establecimiento con un cartel de luces de neón rojo.

Las prostitutas rodeaban el sitio, muchas con apariencia andrajosa, llevadas por esta vocación poco favorable e indigna. Tanto trabajadoras como trabajadores nocturnos fumaban en la entrada del pequeño edificio. Muchas sentadas esperando a obtener algo de suerte, y ser elegidas por algún conductor solitario. Era doloroso ver qué la mayoría era de mi edad o más joven. Sonreían coquetamente moviendo pestañas y exhibiendo sus atributos a pesar del insufrible frío.

Entramos por la parte trasera del establecimiento de apariencia ordinaria. Acercándonos a una puerta, El Oni susurra una contraseña en japonés, y la puerta se abre automáticamente. El chirrido que produce hace que se me ponga la piel de gallina.

El callejón oscuro se inunda con un brillo rojo cálido, aunque de alguna manera malicioso, como si fuera la entrada al mismo infierno. Me cubre de pies a cabeza tentando a entrar o dar media vuelta e irme. Me recuerda a la entrada al purgatorio en la Divina Comedia.

"Por mi se va hasta la ciudad doliente"

Por mi se va al eterno sufrimiento, Por mi se va a la gente condenada. La justicia movió a mi alto arquitecto. Hízome la divina potestad, el saber sumo y el amor primero. Antes de mi no fue cosa creada,sino lo eterno y duro eternamente. Dejad los que aquí entráis, toda esperanza.

Debo dejar de leer libros así.

-Primero las damas - la mofa es subyacente. Me permite el espacio suficiente para poder ingresar en el lugar, con extrañas luces de neón, nunca e entrado a una, pero está claro que es un club para adultos. Muchas bailarinas exóticas, meseras con poca ropa, y una decoración minimalista con sillones rojos, tapiz rojo, De fondo se escuchaba una música francamente pornográfica de tonadas suaves y sensuales.

Era difícil no sentirse hipnotizado por esa melodía.

En este lugar no trabajan geishas, estás mujeres son sanpei xiaojie, prostitutas baratas que no son acompañantes de lujo.

Hay alrededor de cuatro Onís cuidando el lugar de un posible alborotador. El tipo que era mi acompañante llama mi atención de mi inspección, y cuando lo veo, se nota molestó, irritado. Troto para alcanzarlo rápido.

-Perdón - musito.

Ni siquiera responde. Solo indica con su cabeza que entre a una habitación. Donde se supone está el jefe. Entró con cautela, esperando salir ilesa de esta situación.

El jefe estaba allí bebiendo sake, vestido con un cuello de tortuga y chaqueta formal, era un hombre increíblemente guapo, o un Ikemen como dirían los japoneses, sus orejas con expansiones y cabello rapado a un costado, piel bronceada y un pequeño bigote casi inexistente. Sus uñas están pintadas pero no eran del mismo color.

Mira con curiosidad mi presencia ladeando su cabeza.

-Kiyoshi...¿quién es tu encantadora acompañante?.

-Es la hermana de Mi-Suk Zhào. Señor.

-¡Ah!. La chica que tiene una deuda conmigo. Y dime ¿qué te trae por aquí?. Este no es lugar para una niña de tu edad.

-Yo ven- -me cortó cuando fui interrumpida por la tos del hombre, y parece que sufre mucho, escupe un diamante rosa sin cortar, cubierto de sangre. Uno de los Onis se acerca para ofrecer un pañuelo.

Es un enlace de Shishi.

Mis piernas temblaban como cervatillo recién nacido, no podía evitar sentir pánico.

-Lamento eso...a veces ocurre de repente - se limpia la comisura de su boca.- Ahora...¿que decías querida?.

-Vengo a pagar la deuda de mi hermana, señor.- hago una reverencia mostrando mi respeto.

El hombre me mira entre sorprendido y extrañado.

-¿Y como piensas pagar?...dudo que tengas dinero suficiente.

Trago grueso y busco en mi bolsillo, sacando con mucho dolor el trio de monedas.

-Estas monedas chinas son de oro puro, señor. Valen mucho dinero si las empeña.

El hombre acepta las monedas para inspeccionarlas y dar crédito a mi palabra.

-Si, son de oro. Y puedo ver el valor sentimental que tienen.

Mis ojos se iluminan, al fin hice algo para demostrar que no odio a mi hermana. Y eso requirió de un sacrificio, si amas tendrás que hacer sacrificios. ¿No?.

-Pero esto solo cubre un tercio de la deuda de tu hermana. - las guarda en su escritorio.

Esto me empapa como un balde de agua fría. Ni siquiera podía procesar el sabor en mi boca, completamente abrumada.

-¿Qué? - incrédula deje de vitorear internamente, empecé a sentir terror puro y sin adulterar.

-Como dije, solo cubre un pequeño terció, ni siquiera la mitad...¿No sabes realmente cuánto debe tu hermana?.

-¿Cuánto debe? - mi voz trémula asustada por la respuesta.

-Ciento cuarenta y dos millones setecientos veinticinco mil novecientos veinticinco mil novecientos veintiocho Yenes. Lo cual serían un millón de dólares. - todo eso lo dice con una gran sonrisa sádica en su rostro.

Con una punzada de puro terror, sentí el escozor de las lágrimas en las comisuras de mis ojos, me mordí la mejilla rompiendo la carne en el proceso. Inhaló rápidamente, lamiendo el sabor metálico de mi propia sangre dentro de mi boca. Obligué a mi respiración a estabilizarse.

-No... tengo esa cantidad de dinero. - miro el suelo. Esto no puede estar pasando.

-Eso es una verdadera pena. -el mafioso ni siquiera se molestó en sonar genuino. Solo era algo que tiene que lidiar todo los días. Se me revolvió el estómago. Intente hablar, pero me congele cuando la mano del Oni rodeó mi cintura nuevamente.

-Aunque, supongo que puedes usar otros medios para pagar la deuda, ¿verdad? -el Oni ronroneo.

Respire trabajosamente, siento que me dará un ataque de pánico. ¿Por qué? ¿Por qué?.

-Eres una jovencita muy hermosa, tus marcas delatan que también eras una enlace de Zorro. - escudriña mi apariencia - Te ves algo escuálida, pero a muchos degenerados les encantan las chicas con esa apariencia. - Me mira de arriba abajo, inescrutable.

Iba a hiperventilar, iba a perder oxígeno y desmayarme entregándome a la inconsciencia, pero tenía que salir de aquí, no debí de intentar resolver este problema por mi cuenta.

-Tengo que regresar...- acarició mi mano por costumbre, sintiendo la falta de algo en ella, normalmente acaricio el centro cuadrado de las monedas para calmarme. Pero ya no están, estoy Inquieta por las implicaciones que intentan sugerir.

-¿Por qué tanta prisa?, no querías saldar la deuda de tu hermana?.

-S-si, pero no quiero vender mi cuerpo...porfavor quiero irme a casa.

-Shhh. Tranquila, solo duele la primera vez, luego te irás acostumbrando. - el Oni llamado Kiyoshi masajeaba mis hombros con sus grandes manos tratando de calmarme, o simplemente haciendo una burla.

Mi virginidad...quieren violarme, usarán mi cuerpo hasta saciarse y luego se aburríran para tirarme a un lado, como basura.

Miró nerviosa a los demás Onís, ni siquiera prestaban atención, cabezas al frente, sin mover un centímetro, ignorando por completo mi existencia.

En esas se me ocurrió una idea para salir de aquí, tengo que crear una ilusión, así sea pésima tengo que intentarlo, no debo dejar que el Yakuza me toque o me convertirá en oro solido, solo liberándome para trabajar para él.

Así que imagino algo, imagino algo grande y pesado, algo que pueda ayudar...así que imagino a un xiezhi,una criatura que simboliza la justicia y la ley, muchas personas en China y Japón la respetan...dudo que estos Yakuzas sean la excepción.

Me concentro, una vibración, el hombre, junto a los Onis, quedan en su sitio sin moverse creyendo que ese pequeño temblor fue producto de sus imaginaciones.

-Entonces querida, sería lo corre- - De nuevo, otro temblor. Un silencio de parte de todos, para poder escuchar con cuidado.

Nuestro silencio nos hace conscientes de todo el ruido sordo del exterior. Es como la estática de la televisión. Mayormente ininteligible. Aquí y allá una palabra solitaria sobresale del coro de conversaciones sin sentido, de gente sin sentido. Que se sobresalto por la repentina aparición de un Xiezhi.

Xiezhi. Cuidado. Peligroso. Aquí. Calle. Perra. Costó. No. Salgan. Ley. Justicia. Reserva. Montañas.

-¡¿Qué está pasando?!- el Yakuza se sobresalta cuando un golpe lo hizo caer de su silla. Los Onis corren rápidamente a auxiliar a su jefe. El hombre se levanta rápidamente acomodando su ropa, pero otro golpe que casi lo hace caer de cara sino fuera porque un Oni lo estabilizó, lo hace toser y muchas joyas cubiertas de sangre caen en el suelo...parece que va a toser un pulmón. Se nota que sufre mucho, su garganta debe de estar desgarrada por dentro.

-Mi medicina*cof* *cof* mi medicina rápido...Mi*co* me*cof* di*cof*ci*cof*na.- Tiene la mano en su boca, y desborda de sangre.

-¿Qué carajos está ocurriendo afuera ¡Que alguien salga a ver! - el Oni que es el más cercano al hombre ladra órdenes a todos los demás.

Todos están preocupados por su Jefe, e ignoran mi existencia. Así que me escabulló lejos de todas estas personas peligrosas. Mi corazón martillea en mi pecho, amenazando con saltar.

Salgo corriendo como loca de la oficina, y veo el tumulto de gente aglomerada en la entrada observando el desastre que provocó mi ilusión. Mis Ilusiones son pésimas, no duran por mucho tiempo, pero fue lo que necesite en este momento. Me abro paso por esta gente. Tratando de irme del infernal sitio.

Salí a trompicones tropezando en varias ocasiones. Hasta que la brisa nocturna toca mi rostro, ansiada libertad.

Justo a tiempo para que la ilusión del Xiezhi desapareciera a mis espaldas, la criatura con apariencia de un león azul con un enorme cuerno de rinoceronte en su frente y cascabel en su cuello, se esfuma. Y yo ya estaba corriendo sin parar.

Mi pecho arde. La ciudad se está desmoronando a mi alrededor, la sociedad se está volviendo loca y, sin embargo, es todo en lo que puedo pensar. Cada respiración, cada movimiento de mi pecho se siente como fuego. Aspiro aire mientras corro, mi respiración entrecortada casi tan fuerte como mis pesados pasos golpeando contra el concreto.

Mi chaqueta se engancha, azotándome mientras me detiene en seco. La tomo con ambas manos y tiro, sin importarme que la mitad de la costosa tela se rasgue de donde está enredada en una cerca rota. Tropiezo cuando los restos hechos jirones se sueltan, poniendo una mano en la valla para equilibrarme antes de caer.

No puede arriesgarme a caer. Si me caigo, no creo que me vuelva a levantar.

El agotamiento corre por mis venas como plomo, agobiándome y haciéndome querer detenerme y descansar. Pero no puedo. Esos Yakuza deben de haberse dado cuenta de que era una ilusión, y la caza empieza y continúa. Detenerse equivale a darme por vencida, a dejar que el lobo envuelva con sus dientes el cuello de la oveja.

Todo me duele, mis músculos protestan cuando comienzo a correr de nuevo y el ardor en mi pecho de alguna manera ha empeorado por mi breve distracción.
El viento cambia de dirección, azotando mi rostro provocando un ardor mi nariz. Mi corazón se acelera por el miedo. Pueden Estar cerca. Son Onís. Difícil escapar de ellos.

Tropiezo hacia adelante, un pie eternamente delante del otro, no estoy dispuesta a ceder todavía. Al otro lado del horizonte ve que el sol empieza a salir en el extraño cielo. El cielo es negro, no hay estrellas brillando hacia mi, y el horizonte se extiende para siempre, de modo que el mar que rodea a Shanghái simplemente se extiende hacia la nada. El mundo que me rodea.

Ya casi estoy llegando a mi hogar, correr con botas con tacón es doloroso, muy doloroso. Trato de ignorar la sensación pegajosa y viscosa de mis pies, líquido cálido envolviendo mis dedos. Rodillas raspadas por caerme en múltiples ocasiones. Cabello pegado a mi rostro y nuca por el sudor que recorría mi cuerpo a pesar del catastrófico frío. Quede tirada en el suelo recuperando la cordura y mi aliento. Escucho un pequeño ruido que venía de un callejón oscuro. Y me pongo en guardia esperando que no sea un Oni.

Mi sorpresa es mucha cuando me doy cuenta que es una mottainai...esas criaturas parecidas a un perro de la raza komondor, que solo se alimenta de basura y polvo. Su comida favorita son los Susuwatari.

Cerré los ojos con fuerza, apenas podía mantenerme erguida, Lágrimas amargas pincharon las comisuras de mis ojos. Tengo que ir a mi casa. La mottainai jadea frente a mi. Parece amistosa. Así que la acarició un poquito, realmente es como tocar a una mopa de trapear. No es desagradable solo raro al tacto.

-¿Estas perdida? .

La mottainai ladra...me roba una sonrisa, a mi abuela nunca le gustaron, decía que eran sucios y que devoraban basura. A mi siempre me encantaron tenían su manera de ser tiernos. Me levanto con piernas tambaleantes no puedo quedarme más tiempo, tengo que continuar...la mottainai era demasiado amigable, no parecía callejera, la mire...no podía dejarla en este frío, así con cuidado me agachó para recogerla. Y llevarla conmigo.

Mi abuela será un inconveniente.

(....)

La carretera es negra y el camino largo, pero logré burlar a esos demonios, y llegué a la seguridad de mi hogar. Pero perdí mis monedas, pero obtuve a una nueva amiga. A Yue y Khan les gustará tener una nueva compañera.

Llegó cojeando, noto algo raro, ya el sol salía por el horizonte pintando el cielo de colores rosas purpúreos.

Lo raro es que la policía y los periodistas está en mi casa rodeándola, muchos estaban en la parte de afuera. Lo primero que hice fue entrar inmediatamente. Un oficial me detiene.

-Disculpe señorita, no puede pasar. - voz fría y profesional. El hombre me mira de arriba abajo analizando mi apariencia parecida a una de esas prostitutas del callejón.

-Pero...yo vivo aquí, oficial, ¡¿Qué pasó?!. ¡¿Paso algo malo?!.

-No se preocupe señorita, ningún habitante de la casa está herido. - sigue siendo distante, como si no creyera mis palabras.

-Pero quiero entrar, déjeme entrar, porfavor...tengo que ver a- -

Me quedo callada, veo como sacan a mi elegante, estoica y difícil abuela, esposada...esto no puede estar pasando, mi abuela es una jueza respetada de China...una de las pocas mujeres en obtener un cargo importante, aquí en China.

Mi abuela me mira sorprendida, pero solo dura pocos segundos hasta que regresa a su semblante digno. Entrando sin protestar en la patrulla.

-Oficial...¿Qué está pasando?.

-La jueza Shan Zhào es sospechosa de asesinato.

-¿Qué? - todo mi mundo se desmorona a mi alrededor, desplomándose...escombros rodeándome...lástima que ninguno me cayó encima.

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