Capítulo 1
"Alas Rotas y Recuerdos Amargos"
"Los niños comienzan amando a sus padres, después de un tiempo los juzgan, y raramente, si es que nunca, los perdonan”.
-Oscar Wilde.
Vanessa. (Venezuela)
7 años antes
—Mami, ¿por qué Hermes no despierta, está durmiendo?.
Mi cachorro Hermes, un tierno cachorro de Perro Mucuchíes, Tan peludo y rechoncho, jugaba con él todos los días después de la escuela, hasta que de repente enfermó de la nada.
Fue el último regalo que me dió el tío Azul en mi cumpleaños
Mi papi no se encontraba en casa, viajaba.(Una de las desventajas de ser un político).
Así tanto mis hermanos mayores como yo nos quedamos con mamá.
Atlas estaba en su habitación indiferente de la situación, y Atticus estaba aquí conmigo,
Ella trataba de consolarme y menguar mis lágrimas, pero mamá. Ella simplemente estaba allí parada, dándome una mirada indiferente y aburrida.
Una mujer de extraordinaria belleza y lo mas destacable son sus ojos celestes. Unos ojos tan fríos como cubos de hielo que podrían congelarte desde dentro.
—No — fue su única respuesta dura y cortante – Él solo falleció, así de simple, enfermo y murió.
—¿Qu-que? — respondo, tratando de controlar mis lágrimas fallando miserablemente en el intento.
—¡¡Mamá!! — Atticus jadea horrorizada por la falta de tacto, abrazándome con mas fuerza.
—Shhh, no llores — consuela Atticus — Estoy aquí, Vanessa.
Mamá da un suspiro molesto.
Al parecer cree que podría estar haciendo cosas más importantes.
—Atticus, es mejor que lo sepa en este momento, además la muerte es algo inevitable, viene en muchas formas y colores, pero siempre llega, así que no veo motivo para mentirle y nos evitamos trivialidades tontas e innecesarias. Debe de aprender a no ser tan débil al respecto.
'La muerte es dulce; pero su antesala cruel.': Sus palabras son como dagas que se clavan en mi pecho.
Me dolía el corazón, era ese dolor sordo que siempre tendría, ese dolor sordo que subía hasta mi garganta, como si mi corazón estuviera tratando de sofocarme. Abrí la boca contra la piel expuesta de Atticus, casi capaz de saborear su olor mientras luchaba por respirar.
—Ella debe crecer, tu padre la ha estado mimando demasiado y tú haces lo mismo.
Me observo con esos ojos. Esos ojos gélidos que me perseguían por las noches.
—Madre, es sólo una niña, por favor se más indulgente.
Atticus me mueve un poco para poder levantarse y estar a su misma altura .
Yo ya me encontraba en la esquina más cercana, quería desconectarme de la discusión y de toda esta situación en general. Cierro muy fuerte mis ojos y tape mis oídos. No quería escuchar lo que decían, quería volverme lo más pequeña posible.
Quería desaparecer.
No importaba cuanto apretara las palmas de mis manos contra mis oídos, y llegará a balbucear todos los sonidos ininteligibles posibles.
Aún escucho absolutamente todo.
—Tarde o temprano ese callejero iba a morir, era demasiado enfermizo, además era obvio que no estaba preparada para ese tipo de responsabilidad — El temperamento de Mamá era tan indiferente como el océano cuando alguien se ahoga en el.
—Mamá...por favor, ya basta, estás echando sal a la herida — mi hermana súplica.
Quería arrancar mis orejas para callar sus voces.
Y no pude evitarlo, las mariposas empezaron a surgir de la nada.
—Por el amor de Dios Atticus, es sólo un perro, podemos conseguirle otro, después de todo son reemplazables — señala a Hermes.
¿Porque me lastimas?. No se supone que las mamás lastimen a sus hijos.
—¿Como puedes ser tan insensible? — Atticus dijo en un susurro casi inaudible cargado de tristeza.
Quería gritar, patalear, golpear mi cabeza contra la pared.
—Son criaturas sucias, Viven en la basura, tal vez comió algo envenenado, no comprendo como Asunción permitió que lo conservará.
—Mamá, ese "Callejero", como tú le dices, tenia nombre y era Hermes y no solo era una simple mascota, era parte de esta familia y no, no comía de la basura, Vanessa lo alimentaba adecuadamente.
—Como sea, No tengo tiempo para lidiar con esto, tengo compromisos más importantes que atender. — le dijo a Atticus y luego dirigiéndose a mí — Y tu — me señalo — deja de lloriquear, recuerda que ya tienes nueve años, aprende a afrontar las situaciones — agita su mano tratando de quitarse de encima a las mariposas — y controla tus emociones, éstas siendo obvia. — Gira sobre sus talones y se va con elegancia, ya solo se podía escuchar el pisar del tacón alejándose, hasta que ya no se escucha nada.
Mi hermana solo se quedó allí parada en medio de la sala, rodeada de mis mariposas.
Y yo solo podía sentir que la esencia de mi madre aún perdura, tan espesa como el aire mismo. La Vie Est Belle
Su perfume
Nos quedamos en un silencio muerto durante un buen rato, solo Atticus el cuerpo inerte de Hermes mis mariposas y yo.
No quiero llorar.
Solo se escuchaba el Tick-Tock del reloj del abuelo de fondo.
Suena parecido a los tacones de mi madre.
Ni Atticus ni yo dijimos nada, no nos movimos de nuestras posiciones, éramos como maniquíes. Hasta que de repente el Ding - Dong que marcaban las 12:00 p.m. sonó, devolviéndonos a la realidad.
'A veces creo que sí aguantó lo suficiente podría sincronizar mis latidos con el andar del reloj' dijo mi padre una vez.
—¿Peque? — Atticus fue la primera en decir algo — Estoy segura que mamá no lo decía en serio.
Solo me limité a mirarla.
—A veces no mide lo que dice y solo suelta lo primero que le viene a la mente sin ningún tipo de filtro.
—Lo se — es la única respuesta que pude dar, no quería hablar estaba exhausta.
—¿Vanessa?, Tal vez deberías ir a descansar yo me haré cargo de Hermes. Por favor no dejes que las palabras de mamá te afecten.
'Los ojos son la ventana del alma ya que ellos delatan lo que sientes sin necesidad de palabras, pero tú...'
Tu no sientes nada.
—Está bien, iré a mi cuarto.
Me levanto a regañadientes, porque quiero estar con Hermes hasta el final y me gustaría ayudar a Atticus.
Ella siempre está conmigo en las buenas y en las malas.
Pero siendo sincera conmigo misma no creo poder soportar el entierro, así que me voy sin decir nada, con el enjambre detrás de mi. Supongo que serán mi única compañía por el momento.
Palabras que queman grabadas a fuego lento en mi cabeza.
Llegó a mi habitación, entro dejando la puerta entreabierta ya que no tengo energía para cerrarla completamente y lo más probable es que Atticus venga a verme.
Así que solo me derrumbó en mi cama boca abajo alargando mi brazo para abrazar a mí peluche de unicornio, me doy la vuelta mirando mi techo con estrellas Fluorescentes.
'La mariposa representa el cambio, representan un símbolo de transformación constante, desde que pasan del huevo a oruga, a crisálida y finalmente, a mariposa. Son sinónimo de perseverancia que se refleja en los miles de kilómetros que recorren hasta que logran su meta. Son metamorfosis'. Explicó papá.
Tan bellas pero tan delicadas, no puedes tocarlas porque se desvanecerían como el polvo. Así de efímeras son. Son las emociones que necesito expresar.
'Que necesito superar.'
Estire mi brazo en dirección a una que vuela lo suficientemente bajo para atraparla, pero dejo caer mi mano pesadamente a mi lado.
Y de repente la misma se poso en mi nariz, haciéndome sonreír para luego marcharse.
–Ojalá pudiera volar lejos como ustedes.
–Vanessa no estés triste, puedes abrazarme todo lo que tú quieras.
Dice Botón de oro, con esa voz suave, mi peluche de unicornio. Mi nana me la dio para que estuviera conmigo siempre. La abrazo enterrando mi rostro en su afelpado y mullido cuerpo.
–Gracias, botoncito.
De repente ese sentimiento que me ataca recientemente, volviéndome insensible y entumecida, era ese mismo vacío en mi pecho, un enorme hueco, como si una parte crucial no estuviera en su lugar, no es precisamente para mantenerte vivo pero si es vital para sentirte completo.
Como un rompecabezas que estas a punto de terminar y falta la ultima pieza
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