Capitulo 7: ¿Feliz Cumpleaños?

—¡MAMÁÁÁ!

Kassandra bajo corriendo las escaleras, descalza y con señales de mordeduras en las piernas. Entró a la cocina y se escondió tras la espalda de Liliana, su madre.

—¿Que paso, cariño?—preguntó ella, en un tono dulce.

—¡Chester intenta matarme!—grito Kassandra, mirando fijamente la puerta de la cocina, esperando que el asesino peludo entre.

—¿Chester? Pero si es un amor.

La chica volteo la cabeza, buscando a la dueña de la voz y la encontró. Era Elizabeth, la pelirroja que le había robado el corazón a su hermano mayor.

El mencionado entró, moviendo su peludo trasero como si estuviera en una pasarela, vio a su dueña y ladro cariñosamente, como pidiendole que lo suba en brazos. Ella lo hizo de inmediato, amaba demasiado a ese perro.

—No le hagan caso, Kassandra siempre a sido una exagerada.

Alerta de imbécil.

El hermano mayor de Kassandra, Michael, entro en la cocina y fue directo donde su novia, pasándole una mano por la cintura y plantandole un sonoro beso en la mejilla. Su hermana menor hizo como si vomitara en la espalda de su madre.

Si bien Kassandra era extremadamente parecida a su madre (excepto los ojos azules, esos los había heredado de su abuela paterna), Michael era la viva imagen de su padre hace treinta años, atractivo y de buena figura, cabello negro, ojos grandes y oscuros, y unos centimetros mas alto que Kassandra.

—Pensé que no te veria la cara hasta Navidad.—dijo Kassandra, sonriendole a su hermano.

—Yo también te extrañe mucho, hermanita.—contestó él, imitando la voz dulce de Liliana.

—Chicos, matense donde no apeste, ¿esta bien?—les suplico su madre y Elizabeth rió, divertida.

—Ya me voy, má. Solo amarren a esa bestia asesina, ¿esta bien?—suplicó a su cuñada, dirigiéndose a la puerta.—Sospecho que la educaron para matarme.—añadió, mirando a su hermano, que sonreía de oreja a oreja.

Ella subió a su cuarto para seguir preparándose para la salida que tendría con sus amigos por el cumpleaños de Carolina, había quedado en ir por Daniel y Richard a las ocho, para luego reunirse en la casa de la cumpleañera.

Y si se lo estan preguntando, Caro nació el veinte de enero.

Bajo veinte minutos después. No vestia elegante ni nada: se había puesto unos jeans oscuros, una camiseta blanca y encima de ella tenía una chaqueta de cuero negra, para terminar, traia unas converse negras.

Su celular sonó. Tenia un nuevo mensaje de Rachelle: «Hay un fiestón en la casa de Caro, te va a encantar.»

—Vuelvo en un rato.—se despidio Kassandra, bajando a la sala y dandole un beso en la mejilla a su madre y su cuñada, luego se dirigió a su hermano:—Arranca.

—¿Qué?—pregunto Michael, con una ceja levantada.

—¿Trajiste tu auto, no?—sonrio Kassandra.

—Ni pienses que sere tu chofer.

—Mamáá...

—Michael, acompaña a tu hermana.

—Pero Má...—se quejó él, empezando a comportarse como un niño pequeño.

Su mamá endureció la mirada y él no tuvo otra que aceptar, se levantó a regañadientes del sofa, tomó sus llaves y salio a la calle con Kassandra siguiéndolo, con una enorme sonrisa en el rostro y lanzándole un beso a su madre.

Salieron a la calle, donde se encontraba estacionado el moderno auto rojo de Michael. Su hermana se apresuró a subirse en el asiento de copiloto.

—Vamos donde Danny.

—¿Tu novio?—pregunto él, con algo de fastidió.

—Él no es mi novio.—contesto Kassandra, firmemente.

Al parecer a todos en su casa se les había metido la idea de que Daniel era su novio y esa era la cosa mas ridícula que Kassandra había escuchado jamas.

¿Porqué nadie entendía que Daniel era sólo su mejor amigo, el idiota al que habia conocido en el kinder y que la había acompañado en cada etapa de su vida? Sí, Daniel era guapo -además de un autentico miedoso- y eso no se podía negar, pero, joder, eran amigos y solo eso. Ella seria la madrina de sus hijos, ya estaba dicho.

—¿Alguna vez has tenido un novio, hermanita?—la interrogo Michael, encendiendo el motor y poniendo en marcha su auto.

—Novia.

—¿Ah, si? ¿Cual era su nombre?

—Devora Meltrozo.

Michael empezó a reírse como demente en medio de la calle. Las personas que pasaban a su alrededor se les quedaban viendo, pero él no parecia darse cuenta que ahora era el centro de atención.

—¿Eso lo aprendiste de Joseph, verdad?—preguntó él, sin dejar de reirse en ningún momento.

Joseph era uno de los amigos de Michael cuando iba a la universidad.

—Era divertido.—admitió Kassandra.

No mentía, contaba unos chistes que te provocaban un ataque de risa incontrolable.

—Esta bien, volvamos a lo que estábamos.—dijo Michael, haciendo un gran esfuerzo por no reirse.—¿Tienes novio? ¿Haz tenido uno alguna vez?

—Negativo.

Sí señores, tenía dieciséis años y aún no había tenido un sólo novio en su vida, no es como si no se le declararán, lo que pasa es que todos eran unos idiotas ante sus ojos.

—¿Siquiera haz dado ya tu primer beso? Cara de santa no tienes.

—Más de uno.

Su hermano sonrio y no volvió a decir nada más hasta que llego a la casa de Daniel.

—¿Vengo a verte?

—Conozco el camino.—respondio Kassandra, bajándose del auto y despidiéndose de su hermano.

Fue directo hacia la casa de su amigo. Para su sorpresa encontró a Daniel y Richard sentados en el pequeño piso de cemento que estaba abajo de la puerta.

Muévanse, hay un fiestón esperándonos.

—¿Ese no era el auto de Michael? Pudiste habernos llevado alli, honestamente no quiero caminar.—dijo Richard, mirando ceñudo a Kassandra.

Que-estupida-soy.

—Caminaras, princeso.

Cuando ellos llegaron, pensaron que se habian equivocado de casa, se asustaron ante la idea de haber olvidado cual era la casa de Carolina.

Pero no, esa era el lugar.

Habian llegado a la casa de Caro, se escuchaba música, y ellos eran conscientes que su amiga tenía un tipo de musica particular, pero eso era exagerar, ¿quién demonios escucha musica infantil en su cumpleaños dieciséis?

Rachelle no había mentido. Definitivamente, eso era un fiestón.

La puerta estaba abierta, ellos entraron con total naturalidad a la casa y buscaron a sus amigos entre el mar de niños que había, algunos bebés lloraban y sus lloriqueos le perforaban las orejas a Kassandra, que se moria de ganas por coserles la boca. Un grupo se mantenía en un rincón, al parecer eran los primos mayores, por otro estaban los adultos pero ni rastro de sus amigas

Alguien chocó con la espalda de Kassandra y ella volteo, con unas enormes ganas de hundirle el cerebro a quien la golpeo.

—¡Kassandra!—grito Jessica, para hacerse oír entre la musica, abrazando y dejándo a su amiga sin respiración por unos instantes.—¡Gracias al cielo que te encontré, pensé que me habia equivocado de dirección! ¡¿Haz visto a alguno de los nuestros?!

—¡Vine con estas bestias!—contestó Kassandra, también gritando y señalandole a Daniel y Richard, que se sentían incómodos entre tantos niños.—¡¿Viniste con Landra?!—Jessica nego con la cabeza.—¡Se supone que tenias que traer a Landra!

—¡No sabía nada!—replicó Jessica.

Genial, Alejandra no estaba y se suponia que vendría con Jessica, pero ella habia venido sola, ahora Kassandra tenía unas profundas ganas de cometer un asesinato, pero una voz la detuvo.

—¡Vale, ya vino la cumplañera! ¡HORA DE LAS FOTOS!

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