Capitulo 5: Eventos paranormales.
Capítulo 5: Eventos paranormales
Tocaban el timbre con desesperación, una y otra vez ese molesto sonido dentro de su casa, perforándole los tímpanos. Bajó corriendo las escaleras, maldiciendo a la persona que tocaba con tanta insistencia el timbre. Abrió la puerta de un jalón, lista para soltar su discurso donde repetía mil veces que era católica, pero al frente suyo no había ningún testigo de Jehová.
-Que dem...
Se había quedado sin palabras.
Kassandra y sus amigos (que tenían aspecto de cansados) eran los que la habían estado llamando todo ese tiempo. La más alegre del grupo era, por supuesto, Kassandra, que miro con una sonrisa de oreja a oreja a una perpleja Lyla, que tenía los ojos como platos.
¿Y quién no lo estaría después de que cinco adolescentes aparecieran en su casa cargando cámaras y linternas?
-Llegamos a la escena del crimen...-susurro Kassandra a la pequeña grabadora que tenía en las manos, entrando a la casa.
-No pudimos hacer nada para detenerla.-se disculpó Rachelle, siguiendo a su amiga.
Poco a poco todos los chicos fueron entrando, ante la mirada atónita de Lyla, que aún estaba parada a un lado de la puerta, sin saber que decir.
-Cree que tu casa está embrujada...-le explicó Daniel a Lyla, temblando de pies a cabeza y sin soltar el brazo de Richard, que empezaba a ponerse azul.
Lyla levantó una ceja al ver al chico en esa situación, como si hubiera visto a todos sus miedos reunidos en un solo lugar.
-Vamos, ¿no creerán que todas esas historias son ciertas, verdad? Vivo aquí hace tres años y estoy convencida de que los fantasmas no existen.-aseguró Lyla, para tranquilizar a Daniel antes de que el pobre sufriera algún ataque de pánico.
Mala idea.
Todas las luces se apagaron y la casa se quedó completamente a oscuras, el grito de Daniel se escuchó sobre el de los demás, quiso salir corriendo de la casa pero Kassandra lo tiro al suelo y se sentó sobre su espalda, para evitar que escape.
-¿Sabias que cuando dices que ''los fantasmas no existen'' es el preciso momento en el que te dan pruebas de su existencia? ¿Nunca has visto películas de terror o qué?-preguntó Richard a Lyla, con el mismo aire de sabelotodo que lo caracterizaba.
Bueno, con aires no, él era todo un sabelotodo. En clases siempre era el primero en responder y en los exámenes siempre conseguía las más altas notas, pero no era el típico nerd del que todos se aprovechaban, sabia como defenderse solo, era un aficionado al fútbol y además le gustaba participar en cuantas fiestas lo invitaran, "hasta las últimas consecuencias", como él le llamaba a el hecho de despertar y no recordar lo que pasó la noche anterior.
-Solo ha sido una accidente.-afirmó Lyla, aunque su voz ya no sonaba tan convencida.
-¿No pagaste la luz este mes?-preguntó burlona Kassandra, enfocando con su cámara cada centímetro de la casa-Acabamos de sufrir nuestra primera experiencia paranormal, seguimos vivos... repito, seguimos vivos...
-¡Fue un accidente nada más!-reitero Lyla.-¿Tú también crees que fue un accidente, verdad Caro?
Lyla busco con la mirada a Carolina y la encontró, escondida y ''protegiéndose'' en la espalda de Rachelle, que no se sentía mucho más valiente que ella en ese momento.
-Las luces funcionan a la perfección, ¿ven?-dijo Lyla al desistir de la idea encontrar apoyo en las chicas, se acercó a el interruptor que tenía más cerca, el que encendía las luces de la sala, lo acciono y se prendieron las luces de la cocina.-Un problema... técnico...
-Bueno, esto ha sido suficiente para mí, creo que todos estamos de acuerdo que los fantasmas existen y-Rachelle se interrumpió para tragar saliva- nos están mirando en este momento, así que... con todo respeto, yo me largo.
La chica hizo ademán de irse y todos quisieron seguirla, pero Kassandra fue más rápida y les obstaculizo con su cuerpo el pase por la puerta. Todos se miraron entre sí, como esperando que Kassandra dijera que todo era una broma y se quitara, pero eso no sucedió.
-Mujer arrecha nunca muere y si muere, muere arrecha.-señaló Kassandra, mirando con una sonrisa retorcida a sus amigos.
-Ha enloquecido.-afirmó Lyla.
-Totalmente.-concordó Carolina.
Había pasado una hora aproximadamente, tiempo en el que Kassandra había insistido en bajar la palanca que daba luz a toda la casa, sumiéndola así en una total oscuridad. Entre todos habían colocado cámaras por en cada rincón de la casa y estaban alertas, esperando cualquier ruido que les advirtiera sobre la presencia de algún ánima en pena que quisiera dejarles un mensaje o echarlos de su casa y no de la manera amigable.
Ahora todos estaban reunidos en la sala, habían hecho un círculo y en el centro se encontraba una vela, como única fuente de luz. Daniel estaba al borde del desmayo, apretaba el brazo de Richard con tanta fuerza que empezaba a hacerle daño; Rachelle tenía los ojos cerrados y tarareaba una canción en voz baja, como para olvidarse del lugar en el que estaba metida; Lyla no dejaba de mover las piernas por lo nerviosa que se encontraba, mientras que Carolina respiraba de manera calmada y repitiéndose internamente que lo que había visto solo había sido un juego de su mente; por su parte, Kassandra estaba más feliz que nunca.
-¿Y ahora qué? ¿Jugamos a la ouija?-preguntó Kassandra, sonriendo ampliamente.
Todos la miraron completamente aterrados, tan solo pensar en llamar a las almas en pena desde el más allá hacia que un escalofrió recorriera cada centímetro de sus cuerpos.
Pero antes de que alguno de ellos respondiera a esa loca y suicida propuesta de Kassandra, se escuchó el sonido de un plato romperse en la cocina; Daniel apretó de improviso el brazo de Richard con demasiada fuerza, haciendo que su amigo se retuerza de dolor en silencio, pues este no quería gritar y darle al asesino su ubicación.
-¿Quién va?-preguntó Kassandra con voz calmada.
Nadie respondió, todos se quedaron en silencio y Kassandra se levantó, no sin antes decir "cobardes" en voz alta (a los chicos les llego altamente ser llamados de esa manera), tomó una de las linternas que había traído y camino hacia la cocina mientras todos esperaban, expectantes.
Cuando entró no vio a nadie, solo un plato roto en el suelo. Ilumino con la linterna cada rincón de la cocina, buscando lo que fuera que haya hecho ese ruido, pero nada apareció... o si...
-¡POR LA...!
Lo había hecho a propósito, Kassandra grito así para asustar a sus amigos y hacerles pensar que un fantasma había parecido frente a sus ojos; pero no era así realmente, solo era Kat, la gata blanca de Lyla.
Se apiñaron en la puerta, esperando ver el cadáver desmembrado de su amiga, pero la hallaron jugando con Kat, que tenía complejo de perro y ahora le estaba lamiendo la cara.
-No me gustan tus bromas.-murmuró Daniel, más pálido que nunca.
-Cobarde.-dijo Kassandra, por segunda vez en la noche.
Volvieron a su lugar, esta vez con Kat en brazos de su dueña.
-¿Cómo es que sus padres les dan permiso para quedarse en casa ajena a medianoche?-pregunto Lyla, con curiosidad y sin dejar de acariciar a su mascota.
-Les dijimos que haríamos una pijamada en casa de Kassandra...-contestó Carolina, ya más tranquila.
-Pijamada mixta.-aclaro Richard, acomodándose las gafas y aliviado de que al fin Daniel lo soltara y se fuera con Rachelle.
-Cuando acepté venir no me dijeron nada sobre buscar fantasmas en una casa embrujada.-se quejó Daniel, agarrando del brazo a su amiga, que no estaba tan feliz con su nuevo acompañante.
-Qué no está embrujada...-dijo Lyla, ya un poco más calmada del susto que había tenido con las luces.
Arriba, en el segundo piso, se escuchó el sonido de una puerta cerrarse con violencia. Todos dieron un gran salto y miraron las escaleras, esperando que algo baje de ellas tal vez... se mantuvieron en silencio un rato, sin mover un músculo y esperando... ¿esperando que? ¿Que un fantasma se aparezca frente a sus ojos y se apodere de sus cuerpos? ¿Que un loco con un hacha baje por las escaleras listo para decapitarlos?
-Vamos.-dijo Kassandra al unísono.
-Ni cagando.-respondió Daniel y los demás movieron la cabeza con fuerza, mostrando así su apoyo a la respuesta de su amigo.
-Si nos quedamos aquí nos mataran de todos modos. Vayamos a investigar.
Se levantaron, aun dudando si lo que estaban haciendo era lo correcto. La primera en subir fue Kassandra y atrás de ella iban los demás, alertas a cualquier ruido y listos para correr en cualquier instante. La que iba a adelante iluminaba el camino que los demás tenían que seguir, ella no estaba tan asustada como los demás, en realidad le fascinaba la idea de encontrar un fantasma de verdad, tenía muchas preguntas que hacerle al espectro.
Llegaron al segundo piso y los chicos se quedaron juntos en las escaleras, negándose a acompañar a Kassandra a averiguar lo que había más allá; la chica avanzó sola, esperando con ansias la aparición de cualquier fenómeno paranormal.
Camino, calculando cada paso que daba y haciendo el menor ruido posible, llegó hasta el otro extremo del pasadizo, donde había una vitrina repleta de libros.
Esta es una clásica.
Tiro de algunos y espero a que la vitrina se moviera y le diera paso a un túnel secreto, como en las películas. Y eso fue exactamente lo que pasó, Kassandra no podía estar más satisfecha consigo misma. A nadie se le podría ocurrir esa idea tan asombrosa.
Sus amigos corrieron y se pusieron a su lado, juntos dieron el primer paso dentro del túnel, que era muy pequeño y solo los conducía a una sala llena de cosas antiquísimas y que se venderían al precio necesario para irse de vacaciones a una casa de playa. De pronto escucharon un grito tras de ellos, les era demasiado familiar.
Todos fueron corriendo hacia la habitación de al lado, lugar de donde había salido el grito de Lyla, pero cuando la vieron se sorprendieron sobremanera.
Ella no estaba asustada ni en problemas, al contrario, estaba feliz y, cuando los vio llegar, les mostró sonriente su celular. Había atrapado a un pokemon fantasma.
-Dame una razon para no golpearte en este momento.-pidió Kassandra, mostrando amenazante los puños y arremangándose la camisa.
Lyla abrió la boca para responder, pero se detuvo cuando vio algo atrás de Kassandra y sus amigos que le erizó hasta al más pequeño cabello de la piel. Estaba congelada y sus piernas no querían responder al insensato llamado de su cerebro.
-U-un...
-Esa respuesta no te va a salvar de mi puño.
-Fa-fan...
-¿Qué?
-Fa-fanta-fantasm...
-Oye, me estas asustando...
-¡UN FANTASMA, IDIOTA!-grito Lyla a todo pulmón, haciendo que su grito se escuche hasta en Europa.
Los chicos voltearon la cabeza (con un ligero parecido a Emily Rose) y contemplaron con horror cómo una pequeña sombra blanca flotaba en el aire, mirándolos con una sonrisita en el rostro.
El griterío fue total.
Entre ellos lucharon por ser los primeros en salir, pateando y empujando al que les impidiera llegar primero a la puerta de salida. Lo único que les importaba era salir de allí, antes de que sufrieran algún ataque cardiaco o posesión demoníaca.
Y si se lo están preguntando, Kassandra nunca más volvió a ver una película de terror... o eso hasta que se la pasó el susto, porque su trauma no fue eterno.
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