Capitulo 35: Peluches y Chocolates

Jessica no fue al colegio los dos días siguientes, gracias a eso corrían muchos rumores: disparatados, absurdos y estúpidos. Sus amigos ya estaban hartos de decir que solo estaba enferma, agotados de intentar no mandar a pelar monos a los miembros del club de fans y hastiados de dar explicaciones a quienes solo se merecían una patada en los... bueno, se entiende.

-¿Cuándo se piensa curar?-preguntó Kassandra molesta, apretando los puños, con una vena sobresaliendo de la frente y ahorcando un oso de peluche, al que se le salía el relleno por la cabeza.

-¿Otro más?-suspiró Rachelle, ignorando la pregunta de Kassandra y quitando el oso de sus manos asesinas.-Ya tiene muchos, me lo quedare.

-Vas a tener que coserlo-observó Carolina, con una sonrisa burlona en los labios.

En esos dos días se habían acostumbrado a llenarse de regalos: peluches y dulces (que, por extrañas circunstancias, desaparecían y no llegaban a su destino). Los miembros del club de fans se encargaban de hacerles llegar esos obsequios a los amigos de Jessica, cosa que también daba lugar a muchos malentendidos. Solo por dar un ejemplo: la tarde en la que Jorge, un alumno de cuarto año, le entregó un conejo rosa a Daniel acompañado de una tarjeta, en el recreo, frente a muchos de los alumnos y con la cara roja como un tomate. Está de más decir que sus amigos, en vez de ayudarlo, se burlaron de él, incluso Landra.

Otra vez fue cuando Carolina entraba al colegio y una docena de alumnos de los primeros años se acercaron a ella y, sin explicación alguna, le dejaron en las manos muchos peluches, tarjetas y chocolates (se nota que esa gente no tiene nada mejor en qué gastar su dinero), dejando a la chica con más peso del que podía aguantar. Para su suerte, Camila y Mirko también entraban y, entre carcajadas, la ayudaron a llevar todos esos regalos al aula. No faltaron los silbidos de admiración de Kassandra, los pulgares arriba de Richard y Rachelle pidiéndole que sea su maestra, obvio cuando los chicos ya se habían ido.

-La suerte de las que no se bañan-había dicho Kassandra.

Y, como era costumbre, Carolina le lanzó lo que tenía más cerca, que resultó ser una jirafa de peluche. Kassandra lo esquivo con extrema facilidad, pero el peluche le cayó directo en la cara a Marcel, que entraba de lo más feliz por la puerta.

-Primera vez en el año que llegó antes que el profe, ¿y así me pagan?-preguntó él, fingiendo indignación.

-Oh... lo siento...-se disculpó Carolina, mientras Kassandra se partía de la risa.

-No te preocupes, ni dolió-sonrió Marcel-¿Que me lanzaste? Fue tan rápido que no lo vi...

El muchacho buscó en el suelo el arma con el que su integridad había sido golpeada, no lo encontró, puesto que Landra ya se había agachado a recogerlo y lo miraba con fascinación. Marcel le dio una mirada, volvió a sonreír y fue a buscar asiento.

-¿De quien es?-preguntó la pequeña.

-Quedatelo-contesto Kassandra y Landra no insistió más. Un regalo es un regalo.

Momentos después, se pusieron a husmear en las bolsas y encontraron muchos dulces, después llegaron Daniel y Sebastián. Fue así como desaparecieron las golosinas. Todo un misterio...

-Que flojera llevar esto, ¿si mejor lo vendemos?-propuso Daniel, que aún no olvidaba del todo su experiencia traumática.

De inmediato, Richard corrió a sacar una hoja, un lápiz medio mordido y una calculadora. Escribía cosas a toda velocidad en la hoja, por momentos se interrumpía y volvía a darle rápidas ojeadas a los peluches, escribía algo en la calculadora y volvía a anotar.

-Si vendemos bien esto, nos alcanzara para alquilar una casa de playa todo un fin de semana, ¡y sobra!-comunicó, mostrando la hoja de cuentas que había elaborado.

Los ojos de sus amigos brillaban de felicidad, luego se miraron entre ellos, sonrieron y se pusieron a repartir los peluches, los dulces y hasta dividirse para vender toda su mercadería. Pero había dos personas que miraban esa escena con desaprobación.

-No son nuestros.-dijo Sebastián, cruzándose de brazos.

-Pero Jessica ya tiene más de los que necesita, no creo que le importe...-intentó persuadirlo Daniel.

-Nos los dieron para que se los llevemos a ella.-añadió Landra.

-¿Les harán caso? ¡La playa nos espera! Ellos no nos van a detener...

-Llamaré a tu madre.

Kassandra se quedó de piedra, con el peluche en las manos y la mirada puesta en Landra, que la miraba sin parpadear. La muchacha buscó en el rostro de su pequeña amiga un rastro de que la pequeña estuviera bromeando, pero no, estaba seria.

-Eh... igual, el sol me hace mal, mi piel es muy sensible, creo que no podre ir...-murmuró Kassandra, rendida.

Era mejor prevenir que lamentar, pues recordaba con dolor la semana en la que no había podido sentarse, ya que su madre había usado su arma mortal, la chancla, en su nalga. No quería volver a repetir esa experiencia.

Con todo el dolor de su corazón, tuvieron que dejar las cosas en la casa de Jessica, que no se sorprendió para nada, al pie de su cama ya tenía otro cerro de regalos.

-Y a algunos no se les ocurrió mejor manera de dármelos que rompiendo la ventana...-dijo ella, señalando la ventana y luego una piedra plana que tenía un corazón dibujado en una de sus caras.

-¿No habrán venido los mariachis también?-bromeo Rachelle.

-Pues sí... pero Fabián los echo...-susurró Jessica, en tono confidencial.-Y no, no me estoy quejando de eso.

-Genial, ¿y cuando volverás al colegio? Ya me estoy hartando de lidiar con tus admiradores, ese es tu trabajo-dijo Kassandra.

-Pues bueno... la verdad es que ya estoy bien, solo que me dio flojera y no le hice la tarea a Valencia, supongo que me va a perdonar por estar enferma, ¿no?

Tenían que admitir que la ''enferma'' había jugado muy bien sus cartas.

Después de comprobar que todo estaba bien, los chicos procedieron a retirarse cada uno a sus casas, no sin antes tocar todos los timbres que tenían cerca para salir corriendo antes de que los dueños les tiren agua hirviendo o les suelten a los perros por payasos. Aunque bueno, de lo segundo no se salvaron.

-Con algo más de práctica y serás más rápida que Bolt, mira que de esa manera no corre cualquiera...-le dijo Kassandra a Carolina, cuando se subieron a uno de los columpios del parque infantil, muy cerca de donde ella vivía.-Sí que era cierta mi teoría de que cuando estás en peligro salen a flote habilidades antes insospechadas, ¿verdad, Danny?

El pobre de Daniel no había alcanzado llegar a los columpios, y su única salvación había sido subirse a uno de los postes de luz, abajo lo esperaban media docena de perros, que les mostraban los enormes dientes de manera amenazante.

-¿No vamos a ayudarlo?-le preguntó Carolina a Kassandra, al ver la situación en la que su amigo se encontraba.

-No, tu solo espera tranquila, si mi teoría es cierta, ahora mismo Daniel volara...

Pero pasaron los minutos y Daniel no saco alas ni nada por estilo, los perros terminaron aburriéndose y, para alegría del muchacho (y decepción de Kassandra, que quería ver a su mejor amigo envuelto en una lucha contra esos feroces animales), se fueron.

-Mamá me va a matar cuando vea el uniforme.-se lamentó.

***

Esa misma noche, cuando Kassandra llegó a su casa, se propuso hacer todas las tareas que tenía, dejó los cuadernos en la mesa de su habitación, sacó los libros y los lapiceros, lo dejo todo ordenado a la perfección. Luego se sentó, y abrió el primer cuaderno: matemática. Nada, su cerebro no respondió a su llamado. El segundo: Ciencia. No, pasó de Guatemala a Guatepeor. Su tercer y último intento: Lenguaje. Ni hablar, no entendía nada de lo que leía, así que, como la alumna responsable que es, lo dejó todo para hacerlo el domingo por la noche.

Se tiró en su cama y su celular empezó a sonar, lo cogió ya que no tenía nada mejor que hacer y se puso a revisar su muro. Hizo lo de siempre, ignorar mensajes y compartir cualquier pendejada, dejar ''me divierte'' en las fotos de sus amigos y conocidos, recibir sus amenazas de muerte, que terminaba ignorando, y así...

Le llego un mensaje de Rachelle, lo elimino. Otro, hizo lo mismo que con el primero. Otro más, repitió la acción. Y luego otro, y otro más, y otro por si las dudas. Y eso ya empezaba a sacar de sus casillas a Kassandra que, de la manera más educada posible, le escribió a Rachelle para que dejara de molestarla (conste que no utilizo esa palabra).

«¿Qué quieres?» le escribió Kassandra a Rachelle.

«Joderte» respondió Rachelle. Al leer eso, Kassandra ya le iba a clavar el visto infinito (no otra cosa, malpensados) pero enseguida le llegó otro mensaje: «¿Estás en Facebook? Ya, si no lo estás, entra de una vez, ahorita te envió un video.»

«¿No son gemidos?» preguntó dudosa Kassandra.

«Yo no envío cochinadas» contestó Rachelle, al segundo le llego un link a Kassandra, pero antes de abrirlo, le bajo el volumen a su celular. Su dignidad se vería gravemente afectada si la gente descubría que veía videos para adultos, sí, los mismos que tú escondes en los lugares más recónditos de tu celular.

«¿Pero estás muy segura que no son gemidos?» insistió Kassandra.

«Ya, si quieres no lo veas.»

Pero no, ya no. En esos momentos había despertado en Kassandra un impulso muy suyo que es casi imposible de controlar: la curiosidad. No respondió el mensaje de Rachelle, abrió el link que ella le había mandado y se puso a ver los dos minutos de duración que tenía.

No reconocía a los protagonistas del video, pero si los uniformes con los que estaban vestidos y el lugar donde se habían agarrado a golpes. Viendo esa pelea, incluso Goku se hubiera quedado sentado, intimidado por la fuerza y la técnica de los rivales... bueno, no... Con decirles que lo único que habían hecho era arañarse.

«¿Quiénes son?» le preguntó Kassandra a su amiga.

«Mis contactos me dicen que es el hermano menor de Helena y el otro pues no sé, yo no conozco a los primariosos de este colegio. Pero ya viste, ganamos otra vez y hay pruebas en video» contestó Rachelle. «Y creo que Daniel y Richard quieren hacerle una fiesta a nuestro campeón».

«¡Ayudare!»

«No me esperaba menos de ti...»

Era extraño, pero los días de Mayo pasaban con demasiada velocidad, el tiempo volaba y no le daba tregua a nadie, para detenerse a pensar sobre lo que quería hacer en el futuro. Claro, algunos ya lo sabían, otros no estaban tan seguros y otro más estaban cayendo en la desesperación de no saber qué hacer cuando la secundaria acabara. Con decirles que incluso Jessica había dejado de ir a fiestas y ya hasta había reducido su número de novios al mes: ahora solo eran dos por semana, menos mal, porque si seguía así no tardaría en estar con todos los hombres del mundo.

Aunque también había otra cosa que no los dejaba pensar con claridad: la enorme cantidad de tareas y exposiciones que les dejaban los profesores, acaban una y de inmediato vienen otras más. Pero eso no era todo, ya que los deberes extracurriculares también les daban con todo. Los chicos que estaban metidos en algún deporte (ajedrez, vóley, fútbol, natación o básquet), entre ellos Kassandra, Rachelle, Daniel y Richard; tenían que entrenar tres veces por semana.

Todo eso los dejaba más que muertos, y no, no era todo, porque el aumento de las visitas de Helena y sus amigos les daba algo más que pensar a los alumnos. Como si ya no tuvieran suficientes cosas de que preocuparse.

Pero bueno, no iba a ser una completa sorpresa si se desataba una pelea en cualquier momento, ¿no? Después de todo, había sido uno de sus compañeros el que le había dado peor que hijo al hermano de Helena.

-Si alguien se la quiere dar de machito contigo, no dudes, pégale, así como te enseñe-le había dicho Daniel al hermano menor de Richard, Esteban, que lo escuchaba más que atento.

-¿Qué le enseñaste? ¿A esconderse en la espalda de su amiga cuando ve un grillo?- le preguntó Kassandra, mirando a Rachelle, que no se enteraba de nada.

Esteban giro la cabeza hacia Kassandra, como si acabara de recordar que ella también estaba ahí. Se le quedo mirando, totalmente embelesado, para él sí que era un honor tener a Kassandra Gamín sentada en uno de los muebles de su casa.

Como los cerebros de sus amigos eran nulos, a Sebastián, Carolina y Richard no les había quedado de otra que ayudarlos con las tareas en las que ellos no tenían la capacidad intelectual para hacer. Pero hablándoles con la verdad, a veces lo que menos hacían era avanzar con las tareas, porque se distraían tanto hablando cojudeces que todo lo demás se les borraba de la mente.

Así, entre risas, tareas, entrenamientos, más risas y bromas a los profes; Mayo llego a su fin, dando paso a Junio, del que luego vendrían Julio, Agosto, Setiembre, Octubre, Noviembre y... bueno, de todos modos nadie quería pensar mucho en eso, irse después de cinco años, ¿un poco deprimente, no creen? Pero no era el momento de ponerse a pensar en eso, no era algo que pudieran evitar, después de todo.

-¿Y ya saben que harán para Economía?-les preguntó Carolina a Kassandra y Daniel, que estaban muy ocupados volándole los sesos a los zombis.

Eso a Kassandra le daba mucha melancolía, le recordaba la vieja mansión Kepler...

-Ah, sí, ya lo tenemos todo listo...-respondió vagamente.

-Me mocho una teta a que venderán limonada, las dos neuronas que tiene ahí no le servirán para más-dijo Jessica, levantando la vista por encima del libro de Matemática que intentaba descifrar.

-Lamento decir que te equivocas, querida, ¡venderemos la mejor fragancia de todas!-le contestó Daniel, sacándole la lengua.

-Y no en el mundo, ¡si no en el universo! -añadió Kassandra.

-Genial, ¿puedo saber cómo se llamara su fragancia?-preguntó Carolina, interesada.

Los interpelados se miraron, intercambiaron una sonrisa y dijeron a coro:

-¡La fragancia Goku!

-Para que huelas al Sayayin cuando termina de entre...

Daniel no termino su oración, porque Kassandra le había pegado en las costillas, haciendo que casi pierda el equilibrio.

-¡Tonto! ¡Aquí no lo digas, lo pueden copiar!

Carolina los miro, esperando que fuera una broma, pero se dio cuenta que no lo era y de inmediato se arrepintió de haberles preguntado. A su lado, Jessica se partía de la risa.

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Bueeeeno, aquí, después de mucho tiempo, actualicé.
Tengo dos cosas que decirles: la primera, ya no creo que pueda hacer el capítulo donde se mencionaban a todos los países latinos, lo siento.
Lo segundo, como sabrán, mi país no está en el mejor momento, la naturaleza nos está dando duro. Gracias al cielo yo estoy bien y mi familia también (aunque estamos en una ciudad en la que las lluvias también nos dan duro, muchos agricultores han perdido sus chacras y pueblos han quedado incomunicados) , pero otras personas no corren la misma suerte y están sufriendo lo que nosotros mismos provocamos. El punto es que, chicos, se los pido, si tienen alguna forma de ayudarnos, háganlo. Se los suplico, ahora el Perú más que nunca necesita de la ayuda de los vecinos países. Por favor, olvídense de las rencillas que podremos haber tenido en el pasado y ayúdennos, ahora los necesitamos, no podemos salir de esta solos.
Gracias por su atención, los amo. Recen por mí, en cualquier momento me lleva el río... Okno xd

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