Capitulo 34: Caidas de la vida


—Pensé que no te gustaba el chocolate—le dijo Sebastian a Jessica, mientras ambos subían las escaleras para llegar a su aula.

Habían acertado en su decisión de ser los primeros en salir a comprar ni bien tocaron el timbre, porque, segundos después de que ellos compraron todo lo que su presupuesto de estudiantes pobres les permitía, una muchedumbre de adolescentes hambrientos habían invadido las tiendas.

—¿Alguna vez he dicho que no me gustaba el chocolate?—preguntó Jessica, acercando la barra a los labios de Sebastian para que la mordiera.—Tu sabes que yo nunca digo que no a nada antes de haberlo probado primero.

El chico no pudo evitar encontrarle el doble sentido a eso y se sonrojo un poco, aunque gracias al color de su piel no se notaba tanto que se había puesto rojo, pero igual, para evitar responder, le dio un gran mordisco a la barra de su amiga.

Hace tiempo que se encontraba en ese gran dilema típico de la edad en la que se encontraba, ¿le gustaba o no Jessica? Ella era guapa, eso nadie lo podía negar, y tal vez fuera esa la razón de su pequeña atracción, pero...

—¡Chocolate! ¡Gracias! ¡Te amo!

Kassandra había aparecido por detrás de sus amigos, corriendo atrás de ellos por las escaleras; fue directo por Jessica y antes de que ella pudiera defender lo suyo, la chica ya se había ido a toda mecha con lo robado. Pero Jessica no iba a dejar que le quitaran lo suyo sin defenderse, así que, con una velocidad nunca antes vista, salió corriendo detrás de su amiga ladrona.

El muchacho solo se rió mientras veía a sus dos amigas correr por los pasillos, atropellando a muchos de sus compañeros en el camino, luego entraron en el aula y, por el sonido de mesas y sillas siendo arrastradas dentro, la lucha más encarnizada y salvaje de la historia, provocada por un chocolate, ya había empezado.

—¿No las vas a detener?—le preguntó Carolina a Sebastián, cuando él llegó a su lado y miró con una sonrisa la puerta del aula por la cual Kassandra intentaba escapar, pero Jessica le tiraba de la camisa y la devolvía dentro.

—Extraño en ti, ¿tú pidiéndome que detenga a alguien mientras golpea a Kassandra? Pensé que apoyarias con todo tu corazón al que haga lo que tu sueñas hacer por años, pero no puedes por ser físicamente inferior.—contestó Sebastián, mirando a Carolina y sonriendo con picardía—Extremidades pequeñas, poca fuerza en los brazos, nada de resistencia...

—También es extraño en ti verte parado viendo como dos de tus amigas intentan hacer pedazos a la otra—comentó Carolina, ignorando las burlas—No me preocupo por ella, solo que... si Jessica la mata (como estoy segura ella planea hacer) su espíritu se va a quedar en esta aula...

—¿Eh? Pero miralo del lado bueno, ¿no crees que sería divertido que el espíritu de alguien habite en nuestra aula? Conociendo a Kassandra, lo más seguro es que le gaste bromas a los profesores y así ellos no entrarán a darnos clases. ¡Nos aprobaran con excelentes notas a todos sin estudiar!—interrumpió Daniel a su amiga, con una enorme sonrisa en el rostro. Luego el chico se dirigió a toda pastilla a la puerta y gritó:—¡Matala Jessica, matala!

Se permitieron disfrutar del espectáculo unos minutos más, agradeciendo que Landra esté viendo videos de animales super tiernos con Brisa, la chica que estudiaba en Quinto 'C', que, como ella, amaba a los animales; pues si Landra hubiera estado presente, la pequeña no habría permitido siquiera que la pelea empiece.

Con el pasar del tiempo empezaron a llegar más muchachos que en vez de hacer lo que una persona decente haría (meterse y detener la pelea), hacían apuestas entre ellos, eligiendo a quien sería la ganadora.

Pero pasaron los minutos y Kassandra dejo de moverse y sus gritos dejaron de escucharse, así que, con todo el pesar de su alma, Sebastián entró a alejar a Jessica de lo que quedaba de Kassandra.

—Me vas a tener que comprar otro—sentenció Jessica, mirando a Kassandra que yacía tirada en el suelo del aula, semi inconsciente y a punto de convulsionar.

—Solo era un... pedacito... chiquitito—gimió Kassandra

—Si lo hubieras pedido con amabilidad...—empezó Jessica, poniéndose una mano en la cintura y apuntando con un dedo a Kassandra.

—Ya, no te pongas en plan... maternal, te lo... pagaré—se resignó Kassandra, levantándose con toda la velocidad que le permitía su destrozado cuerpo que necesitaba un trasplante de más tres órganos y nuevos huesos.

Jessica sonrió bastante satisfecha y se fue del aula, dejando a su amiga casi moribunda en el suelo, mientras los muchachos que lo habían visto todo se debatian entre llevarla al hospital o empezar a medirla con la cinta para buscar un cajón perfecto para ella en la funeraria.

***

Al día siguiente, Jessica también fue la primera en salir del aula en dirección a la tienda, pero esta vez fue sola y volvió con los bolsillos llenos de dulces.

—¿Te piensas comer eso sola?—le preguntó Rachelle a Jessica, con los ojos bastante abiertos de la sorpresa.

—Te vas a poner como una bola—le advirtió Carolina.—Y te vamos a sacar rodando del colegio.

—Una vez al año no hace daño.—sonrió Jessica, restando importancia.

A los chicos empezaba a parecerles extraño ese brusco cambio en la alimentación de su amiga, por lo general ella no era tan adicta a los dulces, se comía uno que otro, pero no abusaba como lo estaba haciendo en estos últimos días. Ella le llamaba 'antojos' y eso puso a pensar a más de uno.

—Se... me... sale... el hijo...

Rachelle volteo a mirar a Mayra, que se agarraba el pecho bastante agitada. No le sorprendía, pues ella nunca había sido una amante de los deportes, de hecho, era de las que siempre tenía una excusa para no hacer ningún tipo de actividad física. Pero ese día la excusa no había sido buena, porque allí estaba, igual que todos sus compañeros, dándole diez vueltas al campo.

—Resiste, ya van a tocar hora en un rato.—le dijo Rachelle, disminuyendo la velocidad para quedar al lado de Mayra, al tiempo que Brayan la pasaba siendo perseguido muy de cerca por Daniel.

—Me.. voy a morir... y va... a quedar en tu... conciencia.... por no haberme... ayudado—jadeo Mayra, deteniéndose abruptamente y sentándose en el pasto.—Me rindo.

Antes de que Rachelle pudiera decirle algo, escucho gritos detrás suyo y vio como todos sus compañeros abrían la boca con sorpresa y, los que estaban en otros puntos de la cancha, salían disparados hacia un lugar atrás de la espalda de Rachelle. La chica volvió la mirada hacia atrás, para ver como todos sus amigos hacían un círculo alrededor de alguien que, por lo que pudo entender gracias a los gritos, se había desmayado.

—¡Déjenme ver! ¡Quitense!—gritó el profesor de Educación Física, apartando a todos—¡No se amontonen, no se amontonen!

Cuando los chicos se hicieron a un lado, al fin Rachelle pudo ver con claridad quien se había desmayado.

Jessica.

***

Ella no volvió a clases en la tarde y, como se entero el aula gracias a Santiago, que había salido al baño en clase, los profesores ya la habían llevado a su casa. Pero eso no ayudó a calmar en nada a sus amigos, que estaban bastante ansiosos por saber que le había pasado a Jessica.

No les contestaba los mensajes ni las llamadas, incluso Rachelle pensó en saltarse las siguientes clases para ir a ver si su amiga estaba bien, pero no, ya iría a su casa unas horas más tarde, después de todo, eran prácticamente vecinas.

***

—Lo estuve pensando... ¿No será que Jessica... está en... Bolivia?—dijo Richard, tragando saliva.

Landra y Rachelle se le quedaron mirando, extrañadas, como pidiendo una explicación. Los otros no decían mucho, estaban absortos en sus propias teorías sobre el porqué su amiga había caído, casi de cara, al suelo de la cancha.

Unos decían que podía haber sido por el inmenso sol mientras corrían; otros que tal vez no había comido y estaba bastante débil; algunos que estaba esperando chiquillo y, por último, que la habían abducido los extraterrestres, queriendo llevársela pero ella se había resistido.... creo que esta de más decir que esa había sido la teoría de Kassandra, que era apoyada ciegamente por Daniel, no creo que sea necesario decir que ambos planeaban la mejor manera para salvar al mundo de un posible ataque extraterrestre, ¿no?

—En Bolivia, ¡en Bolivia!—les explicó Richard, señalando su abdomen y haciendo una especie de círculo en el.

Las chicas se quedaron un rato mirando el dedo de su amigo, hasta que al fin parecieron caer en la cuenta y abrieron mucho los ojos, se llevaron las manos a la boca y miraron a sus amigos con cierto nerviosismo.

—Tenemos que ir a verla—dijo Rachelle con seriedad.

—Y comprobar que aún respira—comentó Daniel.

—Y si no lo está, vendemos sus órganos para financiar nuestra resistencia contra los extraterrestres—añadió Kassandra.—Las naves, los equipos, los soldados...—murmuró, contando con los dedos.

—¡Tal vez!—gritó Daniel y jalo por el cuello de la camisa a su amiga, con una enorme sonrisa en el rostro—Debamos llamar a la NASA y decirle lo que sabemos, ¡seremos los héroes del siglo!

—Por supuesto que no—los interrumpió Richard—Serán los loquitos del siglo. La veremos en un rato, a la salida del colegio, ¿esta bien?

Así lo hicieron.

Ni bien sonó el timbre, el grupo de chicos ya había salido corriendo del aula y bajado las escaleras de dos en dos (salvo Landra, que no quería romperse el cuello y Carolina, que no quería irse virgen de este mundo). Como era de esperarse, cuando los chicos terminaron de bajar la escalera (y casi atropellar a el director, que los grito pero ellos lo ignoraron), eran los primeros en la fila para salir de su cárcel.

—Te veo corriendo por las escaleras otra vez y te bajo puntos en Comportamiento.—le advirtió un auxiliar a Kassandra.

—¡No era la única!—se quejo ella, pero el auxiliar ya estaba mirando para otro lado.

Cuando los siete muchachos estuvieron al fin fuera. Kassandra aun estaba molesta por ser la única a la que le habían llamado la atención, era algo que ella consideraba injusto, ¡el hombre podía estar viejo pero sabía que no ciego, nada le costaba abrir bien los ojos y ver que no era la única que había bajado corriendo!

Su indignación se notaba a kilómetros de distancia, por eso las personas que pasaban por su lado trataban de no mirarla a los ojos ni rozarla, por temor a que el volcán explote. Pero claro, siempre hay un valiente (o tal vez estúpido) que se atreve a sortear el peligro y se acerca más de lo debido. En este caso, era Daniel el valiente (y muy estúpido) que se había acercado a su amiga para jalarle del cachete.

No es necesario que le cuente lo que pasó después.

—Haz espacio, imbécil.

Kassandra giró la cabeza hacia atrás, con la única intención de golpear a quien la había llamado imbécil. No le sorprendió para nada que esa persona fuera Helena, que, como ya era costumbre, venía acompañada de sus inseparables amigos. Tenía la misma sonrisa de superioridad de siempre, de hecho, parecía que todos la tenían. Esa sonrisa estúpida que Kassandra tanto odiaba...

—¿Qué haces aquí?

—Creeme que no me hace ninguna gracia pasar por aquí. Nada me haría más feliz que dejar de ver ese horrible uniforme.—contestó Helena, mirando a Kassandra de arriba a abajo.—¿Quien los odia tanto para hacer ese?

Sebastián iba a ponerse entre ambas, pero uno de los amigos de Helena lo empujo con bastante fuerza y lo devolvió al lugar donde estaba antes. Cada bando esperaba que alguien diera el primer golpe, Daniel incluso ya se había arremangado la camisa, Richard había dejado la mochila en el suelo y le había dado sus lentes a Landra, que intentaba 'protegerse' con el cuerpo de Carolina, cosa que no era muy efectiva que digamos... Por su parte, Rachelle había avanzado hasta ponerse al costado de Kassandra.

—¿Quien te ha hecho eso?—le preguntó Kassandra, mirando la muñeca vendada de Helena—Se ha ganado mi amor.

—No te preocupes por eso, una muñeca herida no me va a impedir golpearte.

—¿Tan segura estás de eso?—sonrió Kassandra, dejando caer la mochila.

—No hagas estupideces, estamos cerca del colegio y con el uniforme, no seas idiota—le advirtió Sebastián, con los puños apretados y mirando con odio al chico que lo había empujado.

Como para hacer mas grande el problema, Santiago y un grupo de sus amigos habían llegado corriendo al darse cuenta de lo que iba a pasar, no iban a perderse ese espectáculo y, como no, participar en el.

—¿Quieren tener problemas?—preguntó David, uniéndose al grupo de estudiantes que intercambiaban miradas de odio.—No es tarde para correr.

—No somos tan cobardes como ustedes—contestó Marcos, el rubio teñido, también adelantándose hasta quedar al lado de Helena.

Helena volteo a ver a los que la acompañaban.

—Vamonos.—dijo, con tanta autoridad en la voz que incluso Kassandra pensó en obedecerla.

—¿Porque?—se sorprendió Marcos, mirándola totalmente indignado.

—Vámonos—repitió, endureciendo la mirada.

—Pero...—insistió el muchacho.

—Ya. Si quieres quédate, ese ya no es mi problema.—Luego, volvió a mirar a Kassandra y a su grupo de amigos—Nos veremos pronto, Gamin.—dijo, como si se estuviera despidiendo de una amiga a la que no veía hace años.

Mientras ellos se iban, sus pasos eran vigilados por más de una docena de ojos que, como hacían cada vez que los veían pasar, solo esperaban una provocación para actuar. Pero no, Helena y su grupo no eran tan estúpidos como para pensar siquiera en empezar una pelea en pleno colegio rival, eso sería casi un suicidio.

—¿No te da la impresión como que... estan tramando algo? Como una sorpresa y no de las bonitas.—comentó Daniel, diez minutos después de ese pequeño encuentro.

—Bah, yo no les tengo miedo—contestó Kassandra.

—Igual, aunque no les tengas miedo, no creo que salgas bien parada si cinco de ello se te lanzan encima—dijo Carolina, haciendo una perfecta imitación de un gorila.

—Y creo que el cerebro de gorila también lo tienen—añadió Rachelle, cuando todos dejaron de reír—Al fin llegamos.

Sin darse cuenta ya estaban en la casa de Jessica, justo al frente. Fue Rachelle la primera en ir a la puerta y tocar el timbre. Mientras ella esperaba que le abrieran, sus amigos ya habían llegado donde estaba y, juntos, esperaban por señales de vida en la casa.

Fue Fabián, el hermano de Jessica, el que les abrió la puerta y se sorprendió al verlos. Pero luego sonrió y se hizo a un lado, dejándolos pasar a todos.

—Está en su cuarto.—dijo.

De inmediato todos se fueron derechito al cuarto de Jessica, dando un rápido saludo a la madre de éste y dejando las mochilas en uno de los muebles.

—¡Hola!—saludaron todos, al entrar.

—¿Estás en fase terminal?

—¿Cuando estiras la pata?

—¿Me das tu radio?

—¿Me regalas tus zapatos?

—¿Me puedo quedar a tu hermano?

Todas las cabezas voltearon hacia el lugar donde Richard se encontraba, mirándolo con los ojos y las bocas muy abiertas de la incredulidad. Nadie dijo nada por más de un minuto, hasta que por fin Richard se atrevió a hablar.

—¿Qué?—se defendió—Ustedes ya habían pedido las mejores cosas, yo tambien quiero llevarme algo de recuerdo.

—Necesariamente... ¿tenía que ser su hermano?—le preguntó Landra.

—Oh... bueno, no... Creo que... entonces...—recorrió con la mirada el cuarto de Jessica, hasta que vio un peluche de oso en el suelo y lo cogio—Me llevo esto...

—Todavía no me he muerto.—dijo Jessica.

—Bueno, pero... esto es lo que quiero si te mueres...—murmuró Richard.

Miraron unos segundos más a su amigo, hasta que, lentamente, volvieron la vista hacia Jessica, que era la persona por la cual habían venido.

—¿Como estas? ¿Que te dijeron los extraterrestres?—preguntó Kassandra, sentándose en la cama donde su amiga estaba tendida

—¿Ah?

Jessica la miró, sin entender nada.

—No le hagas caso—Carolina se sentó en otro lado de la cama—¿Cuántos meses tienes? ¿Si es niña se llamara como yo?

—No, que nombre feo—dijo Kassandra.—Pobre niña, le van a hacer bullying en el colegio.

—Ya, dejen de decir tonterías, saben muy bien que se llamara como yo.—se unió Rachelle.

Ahora Jessica parecía más confundida que nunca. Miró a Daniel, como si esperara que él le explicara lo que estaba sucediendo, pero verlo con un casco de aluminio y intentando contactar a los extraterrestres con el dibujo de una vaca por la ventana, la confundió aún más. Luego miró a Landra, pero ella se estaba riendo de sus amigas; Richard estaba en su rincón abrazando a su osito y Sebastián se rascaba la cabeza, riendo.

—¿Me explicas que paso?—pidió Jessica.

—Te desmayaste, ¿eso si lo recuerdas?—contestó él—Ah, sí. Ya sabes que Daniel y Kassandra están loquitos, ellos pensaban que te habían abducido los extraterrestres o algo así y creo que las chicas piensan que estás embarazada, porque te habías puesto a comer dulces y te desmayaste... ¿Lo estas?

—Es que yo de Jessica lo creo todo—dijo Kassandra—O sea, si me dicen que Jessica está embarazada pensaré que es verdad, si me dicen que Caro o Landra lo estan, pues... me reiré muy fuerte.

—¿Y porque de mi si lo crees?—preguntó Jessica, de brazos cruzados.

—Sin ofender pero, eres un poquito promiscua... solo un poquito, eh, no te vayas a ofender.—contestó Kassandra.

—Bah, si soy mas virgen que el aceite extra virgen.

Obviamente nadie creía eso, pero tenían que fingir que sí lo hacían para no herir sus sentimientos...

—Y bueno, ¿que tenias?—preguntó Rachelle.

—Ah, nada, solo que abuse de los dulces y no comía el almuerzo... Supongo que me desmaye por falta de fuerzas, además hacía tremendo sol y el desalmado de López nos hizo correr.—respondió Jessica—Na, estoy bien, sobreviviré.

—Entonces, ¿no hay bebé en camino?—Carolina parecía desanimada.

—¡Por supuesto que no!—exclamó Jessica, algo asustada—Y no lo habrá hasta un buen tiempo, es más, ¡mejor que ni haya! Ahora si, vayanse, necesito dormir.

*******

Este es, oficialmente, el capitulo mas largo que he escrito en todos estos meses, ¡asi que quiero sus votos >:v!

Ah, si. Sigo necesitando la ayuda de un COSTARRICENSE, DOMINICANO, ARGENTINO, BOLIVIANO Y CHILENO. Si son de alguno de esos paises y quieren ayudar, comenten y yo les estare enviando mensaje. De ustedes depende que suba el proximo capitulo :C

Los amo <3

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top