Capitulo 33: Visitas no deseadas

El lunes en la mañana, Carolina ni siquiera hizo el esfuerzo de levantarse de su cama. No hizo caso a las llamadas y mensajes que sus amigos le enviaban, no abrió la conversación de Camila en la que le pedía hablar ese mismo día. Nada. En ese momento ella solo quería ser invisible, desaparecer...

Estaba condenada a ver a Camila ese día, esa semana y lo que quedaba del año. La vería caminar por los pasillos de la escuela, comprar en la tienda, leer en clase, tal vez hasta le tocaría hacer grupo con ella... Pensar en eso no ayudaba en nada a hacerla sentir mejor, solo se sentía mas patetica de lo que ya.

La había cagado.

Sin embargo, no era el fin del mundo, ¿aún estaba viva, no? Claro, sus órganos aún funcionaban dentro suyo, eso significaba que seguía atada a ese mundo, condenandolo con su existencia.

No, ese no era el fin del mundo, solo era otro corazón roto (uniéndose a los millones que hay en el mundo), solo era otra decepción amorosa, ¿tenía sentido perder la voluntad de vivir por algo tan simple como eso? No, se estaba comportando como una imbécil.

—No me miren así, no me voy a morir—dijo Carolina mirando, con una sonrisa en el rostro, a sus amigos que la trataban como una enferma en su fase terminal.—¿O tengo algo en la cara?

Uso la pantalla de su celular como espejo, para comprobar que su rostro tenía la misma cara de culo de siempre. Sí, todo estaba bien, no había nada raro en ella.

—Oye, Caro, ¿me das un minuto? Quiero hablar contigo.

No era necesario que Carolina volviera la vista hacia atrás para saber quién era la que la estaba llamando, pues esa voz la conocía a la perfección. Hasta había soñado con ella.

En ese momento se dio cuenta que sí, la tenían idiota.

—Claro.

—Genial, ¿pero podemos hacerlo en otro lugar?

—No hay problema.

Mientras Carolina se alejaba con Camila siguiéndola muy de cerca, sus amigos se estaban preguntando si, después de todo, había sido una buena idea dejarla ir y no se darian cabezazos contra la pared luego o intentarían decidir cuál era el mejor color de vestido para asistir a un velorio.

—¿Y que te dijo?—preguntó Rachelle

—Te gusta el chisme, ¿no?—río Carolina—No les voy a decir nada, pero estamos bien, no somos nada en especial pero... sobreviviré.

Eso era todo lo que ellos necesitaban saber, asegurarse de que ella estaría bien desde ese día en adelante y que no se volvería emo, odiando a todo el mundo.

Debido a todo lo que había pasado en los últimos días, incluso Kassandra había desistido en molestarla, al parecer todos se habían puesto de acuerdo para, al menos hasta que termine su momento super corta venas, dejarla en paz. Pero, una vez que se aseguren que estaba bien, volverían con el mame.

Pero era extraño para todos los chicos ver a Carolina sonriendo, los días siguientes a ese se la paso riendo hasta de los chistes más... de Rachelle. Estaba alegre y los chicos no encontraban una razón, pero tampoco querían hacer muchas preguntas, ella estaba feliz y eso era suficiente para ellos. Tenían que disfrutar su nuevo estado de ánimo, antes de que volviera a ser la amargada de siempre.

Y Carolina había prometido no volver a tomar otra gota de alcohol en su vida y eso para sus amigos estaba bastante bien, porque ya no querían que su amiga vuelva a cagarlas de esa manera. Aunque claro, ellos no iban a seguir los pasos de su amiga. Tremendos borrachos que eran.

—Me invitaron a una fiesta.—le comentó Jessica a Rachelle.

Como las dos vivían muy cerca, siempre se iban juntas a casa ya que prácticamente eran vecinas. Ambas se conocían desde siempre, su relación era casi igual a la Daniel y Kassandra, pues las dos habían estudiado la primaria juntas, en el mismo colegio que ellos solo que en un aula diferente.

—Que te diviertas—dijo Rachelle, entendiendo la indirecta.

—Vamos, acompáñame, no quiero ir sola—pidió Jessica, cogiendo a su amiga del brazo.

—No.

—¿Pero porque? No seas aburrida.

—No quiero.

—Dame una razón mejor que esa.

—No. Tengo. Ganas.

Pero ahí no terminaba todo, Jessica no se resignó ni siquiera cuando su amiga entró en su casa y la dejo parada con pinta de idiota en medio de la calle. No, Jessica no se rendía tan fácil y toda esa noche se la paso reventando el celular de su mejor amiga, luego (cuando Rachelle se hartó y apago el celular) Jessica estuvo tirando piedritas en la ventana de su amiga; al principio, Rachelle hizo como si no las escuchara, pero minutos después empezaba a cansarse y le envió un mensaje a su amiga pidiéndole de la forma más amable del mundo que se largara antes de que le tire un balde de agua fría.

—Lo pedí de buenas maneras—gritó Rachelle, abriendo una de las ventanas y levantando el pesado balde, que estaba lleno a rebosar de agua recién sacada del congelador.

—Me voy, me voy, ¿lo ves?—preguntó Jessica, nerviosa, alejándose de la casa de su amiga.

Rachelle suspiro y bajo el balde, cerró la puerta y se recostó en su cama, sabiendo que el alivio solo era fugaz.

***

—¿No creen que es sospechoso verlos pasar por aquí?—preguntó Rachelle a sus amigos, sin despegar la mirada de Helena y su grupo de amigos, todos ellos vestidos con el mismo uniforme.

Uno de ellos, Marcos (el rubio teñido), volvió la mirada a la chica, luego miró a Kassandra y volvió a mirar a Rachelle, con una sonrisa asesina en el rostro. Rachelle se mantuvo inexpresiva, demostrando que no le tenía miedo.

—Tal vez planean quemar el colegio.—dijo Daniel, restándole importancia.—De seguro piensan que eso nos afectaría, pero si lo hacen, de la felicidad, les regalaría flores a cada uno.

—A menos que lo hagan con nosotros adentro—apuntó Jessica.

—Si, bueno, todo tiene un precio, ¿no?—sonrió Daniel.

—Yo creo que quieren matar a Kassandra—dijo Rachelle, encogiéndose de hombros.—De igual forma le estarían haciendo un favor a la humanidad—Todos asintieron con la cabeza, menos Kassandra que los miraba con el entrecejo fruncido—así que no hay de qué preocuparse. ¿Ya nos vamos?

El día siguiente, también a la hora de salida, Helena y sus amigos volvieron a pasar frente al colegio de Kassandra. Los alumnos los miraron con recelo, como esperando una provocación para lanzarse sobre ellos, pero eso no sucedió y siguieron andando, con las miradas de cientos de muchachos puestos en su espalda.

—Cualquier día nos van a tirar una bomba en las piernas, se acordaran de mi—escucho Carolina que Santiago le decía a Mayra, al pasar por su lado—Si intentan algo... he estado esperando mucho tiempo por una oportunidad...

Y cabe destacar que Santiago no era el único que pensaba de esa manera.

Los estudiantes de Las Américas nunca de los nunca serían bienvenidos en La República, así como La República tampoco lo sería en Las Américas. Ambos se odiaban a muerte desde el principio de los tiempos, siempre habían sido los eternos rivales, desde el día que fueron fundados (ambos en el mismo año) hasta el día de hoy, cincuenta años después.

—No creo que quieran armar pelea—opino Landra, el cuarto día, cuando toda el aula se había reunido para hablar sobre su actitud tan sospechosa.—Tal vez solo...

—Pero si eso es lo que buscan, peor para ellos y mejor para nosotros—la interrumpió David, mirando las espaldas de los estudiantes del colegio rival—Hace mucho tiempo no me meto en una buena pelea...

Muchos asintieron con la cabeza, otros silbaron y aplaudieron, apoyando de esa manera lo dicho por David. Si ellos querían pelear, eso tendrían.

—Solo espero que no se vayan a quejar con sus mamitas...—dijo Brayan con tono burlón.

—Ya llegó Perez, vayan a sentarse.

Los chicos volvieron a sus asientos con paso lento, al contemplar con tristeza como su profesor de Historia y Geografía entraba al aula con su maletín en una mano. Ellos, como no lo habían visto en toda la tarde, estaban confiados en que Ricardo Pérez no había ido a la escuela, pero verlo aparecer mato todas las ilusiones de dos horas de libertad de los muchachos.

Empezó la clase hablando y hablando, sin detenerse aun cuando vio que sus alumnos o no le prestaban atención o ya estaban dormidos, claro que nunca faltaban los alumnos (como Richard o Carolina), que escuchaban y copiaban con, sorprendente velocidad, cada cosa que él decía.

Fue al final que todos los alumnos parecieron despertar de sus sueños profundos, pues, a solo minutos de terminar las clases, Ricardo había empezado a escribir en la pizarra la tarea que tenían para la próxima semana.

***

—Así que...—murmuró Sebastián, jalando una silla y sentándose en la mesa de la sala de Landra—¿Sobre que lo haremos? ¿Ya lo decidieron?

Richard levantó la vista de la laptop y miró a su amigo. Tenía el cabello desordenado de tantas veces que se lo había revuelto al no encontrar un tema que lo convenza completamente, o más bien, al no poder decidirse por uno.

—Es difícil, muy difícil escoger—contestó, sacándose los lentes.—Chamo, Latinoamérica es chevere.

—Ya, ya. ¿Entonces elegimos con piedra, papel o tijera?—preguntó Rachelle—Yo le voy a Argentina.

—¡Colombia!—saltó Kassandra.

—Principiantes, Perú es bacán—dijo Sebastián.

—¿Y si mejor cada uno elige un país?—sugirió Carolina, apoyando los brazos en la mesa. Sus amigos la imitaron, muy interesados en lo que ella tuviera que decir.—Somos ocho, cada uno elige el país que más le guste y lo expone el lunes. ¿Que dicen?

Todos estuvieron de acuerdo y así empezaron una larga y airada discusión sobre qué país le tocaría a cada uno. Después de una guerra de zapatillas (que expulsaban un olor fétido y altamente mortífero) en la sala y de varitas en el baño... bueno, eso no, las cosas quedaron así: Daniel eligió a México; Kassandra a Chile; Jessica casi saltaba de felicidad cuando se quedó con Colombia; Richard se fue por Bolivia; Rachelle sonrió al elegir a Argentina; a Sebastián le gusto mucho la idea de tener a Perú; Carolina tuvo a Costa Rica; y, por último, Landra se quedó con República Dominicana.

—Listo, ¿ahora que se supone que debemos estudiar?—preguntó Jessica.

—Costumbres, gastronomía, lugares turísticos y arqueológicos, bailes típicos, palabras originarias, historia... —contestó Richard—También deberíamos vestirnos con algún traje típico de el país que haremos y hacer cosas que ellos harían... Primero practiquemos todo eso aquí para no cagarla el lunes, a ver, empecemos...

Se quedaron leyendo por una hora masomenos, mientras que otros veían videos o buscaban en internet las formas de hablar de las personas del país que les tocaba exponer; los imitaban y se reían entre ellos por los intentos fallidos o las trabadas de lengua.

—¿Saben? He aprendido que, si algún día voy a Chile, no debo decir la palabra pico—dijo Kassandra, con los ojos muy abiertos, mirando la pantalla de su celular.

—Y en Perú no debes decir cachar, seria bastante incomodo... Sin embargo, en México tiene un significado mucho más decente—comentó Sebastián.

—En Argentina te van a mirar mal si dices coger...—añadió Rachelle—No se ustedes pero ya me esta entrando miedo de hablar en un país ajeno al mío, pueden suceder muchos malos entendidos.

Todos asintieron con la cabeza, dándole a su amiga toda la razón. 

¡He vuelto! ¡Ayer fue mi cumpleaños! Si, si, a nadie le importa :c  El proximo capitulo habra mucho bullying para todos los paises antes mencionados :3 Sin más que decirles, espero les haya gustado el capitulo, ¡LOS AMO!

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