Capitulo 28: Landra quiere un novio
Tenía diecisiete años y su relación más larga... bueno, ni siquiera había tenido una, nunca le había tomado demasiada importancia a ese tema, ella era feliz así como estaba, no creía necesitar de nadie, pero ver tantas parejas felices en las calles le daba algo de celos.
No es que no hubiera tenido chicos intentando ganarse su amor (claro que eran una nimiedad comparándolos a todos los de Jessica) pero ella nunca asuntaba a ninguno de ellos. No es que estuvieran feos, solo que, simplemente, no llamaban su atención ni un poco. Claro que, momentos después, se sentía fatal al ver las caras de los chicos, pero nada podía hacer, porque si no nace no crece.
Sin embargo (y ella le echaba gran parte de la culpa a sus hormonas) empezaba a tener esa necesidad de alguien a quien abrazar, que estuviera allí para apoyarla, para susurrarse millones de cursilerias al oído, salir a pasear y esas cosas que hacían los enamorados a los que ella empezaba a tenerle celos.
—Quiero un novio.—le dijo Landra a Jessica, cuando se reunió con sus amigos en el recreo. Al parecer ese rincón en el balcón, rodeado de algunas sillas, se había vuelto su lugar favorito.
Si, lo quería y para conseguirlo no existía mejor ayuda que la de Jessica, la chica que tenía una muy amplia experiencia en chicos.
—¿Qué?—preguntó ella, segura de no haber escuchado bien. Los demás chicos también se habían quedado callados, igual de sorprendidos que Jessica.
—Quiero un no-novio—repitió Landra, más lento y sin poder detener ese tartamudeo, tan propio en ella cuando estaba avergonzada.
—¡No!—salto Kassandra—¿Que estas diciendo?
Le puso la mano en la frente, asegurándose de que no tuviera fiebre o alguna otra enfermedad, porque, para Kassandra, que Landra, su Landra, está diciendo ese tipo de cosas significaba que estaba muy enferma o al borde de la muerte. Y la segunda era opción le parecía la más creíble.
—Deja de hacer eso, Gamin.
—¿Porque dices como esas de repente? ¿Te paso algo? ¿Te caiste de la cama? ¿Comiste algo extraño en el almuerzo?
—Ya, déjala—Sebastián agarró a Landra por los hombros, salvandola de Kassandra y sus preguntas algo estupidas.
Jessica aún no salía de su asombro, pero quería salir de dudas de una vez. Sabía que tenía que llevarse a Landra para hablar en otro lado, porque con Kassandra al lado, simplemente, no se iba a poder. La cogió por los hombros y, aun sorprendida, se la llevó abajo, dejando a sus amigos con unas ganas inmensas de saciar su falta de información.
***
—Pero es que ni siquiera ha dado su primer beso...—insistió Kassandra.
Daniel rodó los ojos con cansancio, Richard se reía de su preocupación y Carolina prefería hacerse la sorda, su amiga ya le había dado demasiadas vueltas a ese asunto por esa semana.
—¿Porque te pones así? ¿Acaso quieres tú robarle la inocencia a Landra?—se burló Richard, soltando una débil risita.
—No me sorprendería para nada que sea así...—murmuró Carolina, hablando después de siglos de fingida sordera.
—¡Ah!—Kassandra se golpeó la frente con una de sus manos, luego miró a Carolina con una sonrisa cómplice en los labios, ya lo recordaba—Verdad que tu tampoco has dado tu primer beso... Pero, ¿sabes? Eso tiene fácil arreglo...
Se acercó peligrosamente al rostro de Carolina, ante la mirada atónita de Daniel y Richard, sin embargo, su amiga no había tardado mucho en reaccionar y darle con el libro de Ciencias Naturales en la cara.
No es que Carolina no quisiera recibir su primer beso de una chica tan guapa, claro que lo quería, pero Kassandra era su amiga y de eso no iba a pasar, por nada del mundo.
Sus amigos rieron al ver como el rostro de Kassandra se estrellaba con el libro, ella también lo hizo y hasta Carolina sonrió, mientras sus mejillas se ponían rojas.
—Ya va a llegar la chica indicada, ¿verdad?—dijo Daniel, poniéndole una mano en la cabeza a la muchacha.
Carolina suspiro con desánimo.
—Ella no se deja querer—habló, mirando hacia la puerta del salón, donde segundos antes Camila había salido.
—No es que no se deje querer, tú no atacas...—susurró Kassandra.
—¿Qué quieres que haga? ¿Que vaya y le diga que la amo desde Segundo? ¿Que me permita el grande honor de ser su novia?—soltó Carolina, hablando apresuradamente.
—Sí, eso quiero que hagas—afirmó Kassandra.
—Va a odiarme.
—Puede que no.
—Exacto, ¿y si ella siente lo mismo por ti?—opinó Richard, acercándose más a donde sus dos amigas discutían.
—Eso sería soñar demasiado.—murmuró Carolina, mirándose los zapatos—¿Quieren hacerme un favor? Ya no me den falsas esperanzas, ¿hay más chicas allá afuera, no? Yo necesito superar a esa mujer.
Sonrió, muy segura de sí misma, muy segura de lograr su cometido.
****
—¡Ya no es una niña!—le gritó Jessica a Kassandra, perdiendo la poca paciencia que le quedaba—Ya puede tomar sus propias decisiones solita, ¡entiende!
Kassandra busco ayuda en Rachelle y Carolina, pero las dos asintieron con la cabeza, dándole la razón a Jessica. Volvió la mirada a su amiga, dispuesta a dar otro de sus grandes argumentos que bien se podían comparar con los de los grandes filósofos griegos, pero Rachelle se le adelantó antes de que ella pudiera decir alguna palabra.
—Cariño, ella no es una niña y no es necesario que la sigas tratando como tal.
—Además, la conoces hace siglos, Landra no es ninguna idiota—añadió Carolina, mirando con seriedad a su amiga.
Por supuesto que Landra no era una niña y estaba más que claro que tampoco era tonta, pero no era eso lo que a Kassandra le preocupaba con exactitud. Lo que de verdad la tenía tan paranoica era la inocencia de su amiga, era tan amable y tan tierna, que no soportaría que alguien intentara aprovecharse de eso o hacerle daño. Si eso pasaba, era más que seguro que el culpable necesitaría un rostro nuevo y, quien sabe, quizás algo más.
—En serio, deberías reconsiderarlo...—dijo Kassandra a Jessica, poniéndose frente a su amiga.
Hace días que Jessica había decidido hacer como que Kassandra no existía cuando empezaba con ese tema de nuevo, porque ya estaba harta de escuchar a su amiga intentando persuadirla con excusas ridículas a cualquier hora, pasó de largo sin mirarla dos veces.
Camino directo hacia donde estaba Landra, hablando con Vania sobre cosas que solo a ellas le importaban. Kassandra quiso acercarse, pero Sebastián la cogió del brazo y la llevó hacia afuera, solo sonriéndole cuando la chica lo miró con reproche.
***
—...solo era un beso, nada más y a que no te imaginas, ¡me tiro el libro en la cara!
Lyla soltó una débil risita, negando con la cabeza repetidas veces y haciendo lo mismo con el pincel que tenía en las manos. La paso con delicadeza por la pared, dándole color al dibujo que había hecho el día anterior. Era su pequeña obra de arte, le había costado tanto lograr hacer algo decente y al fin lo tenía frente a sus ojos.
—Insisto, no me gusta el color—dijo Kassandra con total sinceridad, arrugando la frente al contemplar la pared que ella había estado pintando hace unas horas.—¿Porque tenía que ser amarilla? El celeste hubiera estado mejor.
—¿La pared es tuya o mía?—preguntó Lyla, deteniendo su tarea por un momento y volteando a ver a su amiga, que no dejaba de mirar con disgusto el color de las paredes.—Vamos, que la que quiso venir a ayudar fuiste tu, ya nos falta poco...
—Esta bien, pero vas a tener que escucharme y darme tu opinión, con sinceridad.
La mayor suspiro, resignandose así a poder gozar de el anhelado silencio que necesitaba para pintar con tranquilidad, pero ya no le quedaba otra opción. Escucho con atención todo lo que Kassandra le contaba: la loca idea que se la había ocurrido a Landra, la ayuda que recibía de parte de Jessica y sus fallidos intentos de hacer desistir a Landra sobre ese tema.
—Estas loca.—hablo Lyla, sin pensarlo dos veces.—Es como si le tuvieras miedo a los hombres, ¿no te estarás volviendo feminazi?
—Mira que no me molestaría para nada vivir en una ciudad con solo mujeres, la idea es tentadora, pero no es eso lo que busca el feminismo. ¡Tampoco le temo a los hombres! Tengo miedo del daño que le puedan hacer a Landra, es como una bebé... Y no, te aseguro que ya me hice cientos de exámenes mentales y todos arrojan negativo.
—Pero vamos, ¿no crees que los estás juzgando antes de tiempo? No todos los hombres son iguales, no generalices.
—Me preocupa más el tipo al que Jessica escoja, ella no tiene los mejores gustos del planeta, no puedo dejar de estar preocupada...
Lyla pensaba lo mismo que todos los amigos de Kassandra: ella estaba siendo demasiado paranoica y sobreprotectora
—¿Porque te preocupas tanto por eso? Nunca te pusiste así cuando te conté que tenía una cita.—quiso saber Lyla.
—Es que—Kassandra sonrió, mirando a la otra chica—tu ya estas vieja y puedes cuidarte sola.
Los días siguientes eran una continua tortura para Kassandra, que seguía sin aprobar lo que Jessica hacía con Landra, pero ya no opinaba nada respecto al tema, solo se quedaba recostada en la carpeta mirando muy atenta el intercambio de palabras de sus dos amigas.
Claro que eso lo hacía para sacar la información necesaria sobre la cita que Landra tendría, que, por lo que ella había escuchado, sería el otro sábado a las cinco de la tarde, se encontrarían en el parque. Y Kassandra tendría todo el sábado libre. ¿Las tareas? Las haría el domingo, ya no le importaba madrugar, solo la seguridad de Landra.
Sonrió, pero nadie lo noto, más que Carolina que estaba sentada a su lado. Ella negó con la cabeza, sabía a la perfección lo que su amiga tramaba.
—Se va a molestar mucho si te encuentra husmeando por ahí—aseguró.
—Ni lo creas, seré como un ninja, nadie sabrá que estuve por allí.—rió Kassandra.—Me le voy a pegar como chicle.
Era fácil decirlo, pero un poco complicado de hacerlo, ¿no?
La tarde del sábado, Kassandra fue al mismo parque en el que Landra y el tipo desconocido se habían citado. Al menos el muchacho no tenía cara de malandro y no se vestía como Brayan, eso sumaba puntos para ganarse la aprobación de Kassandra.
La chica no perdía detalle alguno de lo que ellos hacían, no les quitaba el ojo de encima mientras fingía leer un periódico de cabeza... bueno, ya sabemos que no es la persona más brillante del planeta...
Al darse cuenta de eso, muchos se le quedaban mirando con una sonrisa burlona en los labios, cosa que la chica ignoró olímpicamente, ella tenía un propósito y no iba a perder de vista a su bebé...
De pronto, su celular empezó a reproducir Quemando Amor de Mojito Lite avisando que alguien la estaba llamado. Lo dejo sonar unos segundos más, pues esa canción le gustaba bastante y ya se había vuelto adicta.
—¿Que hay?
—Hola.—saludo Rachelle—¿Se puede saber donde estas? Fui a tu casa y tu mamá me dijo que saliste, quería que me acompañes...
—¿A donde?
—Negocios turbios, ¿puedes venir? Te necesito.
—¿Ahora? No, estoy... ocupada...—se apresuró a mentir Kassandra, confesarle a Rachelle lo que estaba haciendo supondría un suicidio y ella amaba la vida—Mira, creo que Daniel está libre, Caro también, puedes salir con ellos por mi.
Corto, antes de dar más información de la deseada. Aunque una parte de su ser quería seguir con la conversación, porque era muy raro que Rachelle le pidiera compañía y que oculte las verdaderas razones diciendo ''negocios turbios''. Ya le preguntaría más tarde, en ese momento tenía que seguir vigilando a Landra.
Volteo la cabeza, en dirección a la banca donde su amiga y ese chico habian estado hablando, su corazón dio un vuelco terrible al comprobar que ellos ya no estaban allí. Casi saltó de la banca y salió corriendo a buscarlos, no podía permitirse perder a Landra cuando se suponía que ella había sido enviada allí (por ella misma, cabe recordar) a cuidarla.
Después de registrar cada una de las tiendas que existían alrededor del parque y no encontrar a su amiga, Kassandra estaba siendo tentada a llamar a la policía y dar a Landra como desaparecida para empezar su búsqueda. Pero antes de que lo hiciera, los halló en una heladería.
La chica entró con disimulo, sentándose en una de las mesas que estaban al lado de la puerta, de modo que quedaba algo escondida de todo. No quería llamar mucho la atención, ya que los espías son silenciosos y sigilosos y ella, al menos por esa tarde, se computaba una de ellos.
—¿Que va a pedir?—le preguntó una camarera, con aspecto de aburrida. Su rostro expresaba lo mucho que amaba ese trabajo.
Por alguna extraña razón, Kassandra vio reflejada en la camarera a Carolina, dentro de unos años más.
—Una torta de chocolate, con bastante chocolate—pidió—Y para tomar quiero... quiero un jugo de tamarindo.
La camarera asintió con la cabeza y salió de la vista de Kassandra, caminando directo hacia la cocina a traer el pedido de la chica.
Mientras devoraba su torta, no dejaba de mirar a los chicos. Ni siquiera mientras comía podía descuidar la tarea importantísima que dejaba en ridículo la de Harry sobre destruir Horrocruxes, no, su misión decidiría el rumbo de la humanidad.
Las horas siguientes, la chica se las paso vigilando lo que ellos hacían y dejaban de hacer, con la intención de anotar en una libreta de bolsillo cualquier actitud sospechosa que el chico pudiera tener, pero nada. No había nada. Eso decepcionó un tanto a Kassandra, ya que ya no tendría una buena excusa y argumentos con los que convencer a Landra de no volver a salir con ese chico.
Al final del día, Kassandra regreso bastante cansada (por subir árboles, postes y muros; huir de perros y hacer trucos de gimnasia sorprendentes para no ser pillada) a su casa.
—¿Como te fue?—le preguntó su madre, cuando le abrió la puerta a su hija.—¿Descubriste algo con lo que encerrar de por vida al chico?
Si había alguien a quien le confiaría su vida, era su madre (sus amigos estaban unos puestos más abajo que ella.), así que era normal que ella esté enterada de lo que planeaba hacer.
—Nada, está limpio.—contestó Kassandra, con demasiada seriedad. Algo nada propio de ella.
Su madre negó con la cabeza y fijó la vista en su celular, para darle me gusta a las fotos de Piolin que su hermana subía a Facebook.
***
—¿Y? ¿Como te fue?—preguntó Carolina, cuando se sentó en la misma carpeta que Kassandra.
En otras circunstancias, ella hubiera ocupado una de las carpetas que estuviera más alejada de Kassandra (para evitar que la regañen y prestar atención a las clases), pero el chisme era más fuerte.
—¿Qué quieres que te diga? Ayer se divirtió mucho...—contestó Kassandra, algo desanimada—Pero supongo que me alegro, solo tengo que dejarle en claro al tipo ese con quien se está metiendo...
Se levantó, dispuesta a salir del salón, pero en ese momento Jessica hacía su ingreso triunfal, sonriendo a los chicos que estaban en el balcón.
Ninguna de las dos se percató de la presencia de la otra hasta que sus frentes chocaron, provocando que Jessica se cayera de nalgas contra el suelo y Kassandra perdiera el equilibrio por unos segundos, pero sin llegar a caerse.
—Ten más cuidado, babosa—se quejo Jessica, aceptando la mano que su amiga le había tendido. Detrás de ellos, los chicos no dejaban de reírse.
—Para la otra...—Con la mano que tenía libre, Kassandra se sobaba la frente, rogando que no le salga un chichón o su madre haría demasiadas preguntas—Agh, bueno, vengo en un rato...
La chica cruzó la puerta con intención de dirigirse al baño. Subiendo las escaleras se encontró a Landra, que parecía más contenta de lo habitual. Kassandra la saludo y bajó las escaleras, pero cuando llegó al último escalón, no pudo contenerse más.
—¿Como te fue en tu cita?
Por supuesto que lo sabía, le había ido bien, pero necesitaba saber lo que ella opinaba de eso.
Para su sorpresa, Landra empezó a reírse a carcajadas, eso extraño mucho a Kassandra, que iba a abrir la boca para preguntar que le causaba tanta gracias. Pero antes de que lo hiciera, Landra había respondido a la pregunta que no fue formulada.
—Nos enteramos que somos primos.
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