Capitulo 21: Gianella Ortiz

—¿Y todavía te sorprende que Flor se haya ido? Pobre mujer, ¡con el susto que le diste el año pasado!—recordó Rachelle, entrando por el portón junto a Kassandra.—No me extraña que haya desistido de enseñarte.

—Hablas como si...—Kassandra se iba a defender de esa acusación, pero al momento recordó que si, Rachelle tenía toda la razón, ella casi había inducido al suicidio a la profesora Flor—¡Bueno ya! ¿Te enteraste del chisme de la nueva?

Los primeros dos días los alumnos no dejaron de hablar de la nueva profesora, la que reemplazaría a Flor ese año, se hablaba de ella en los salones, en los pasillos y mientras se aplastaban unos con otros para comprar en la tienda. Algunos, como Julio, decian que habian visto a la nueva modelando en una pasarela de Miss Universo, otros, como Daniel, aseguraban haberla visto en su película porno favorita... ¿hace falta mencionar que Jessica casi lo tira de las escaleras cuando escucho eso? Al final confesó que era una broma, pero el susto de casi romperse el cuello en la caída se le quedó grabado en la mente.

Como les seguia diciendo, esos primeros días de clases se contaban maravillas sobre ella, los pocos que hasta ahora habían tenido clases con ella decían que tenía muy amplios conocimientos sobre los temas de los que les hablaba a sus alumnos. Claro, al principio Landra no entendió (inocente la nena), pero, como siempre, Kassandra llegaba a salvar el día... y ocasionar un nuevo trauma en su amiga.

****

Caminaba entre las aulas, le gustaba ser una persona puntual, así que se dirigía a la aula en la que tendría que impartir clases antes de que toquen el timbre. Con cada paso que daba, sentía que alguien se le quedaba mirando, vigilando cada uno de sus movimientos, ¿y cómo no hacerlo? Si la condenada estaba guapísima.

No era baja, pero tampoco alta, una estatura promedio acompañada de una buena figura, de tez blanca, cabello negro y largo (aunque en estos momentos lo tenía amarrado en una cola de caballo) que brillaba al estilo de comercial de shampoo, ojos claros, cejas bastante espesas, labios finos... hagamos esto más fácil: Salma Hayek en sus mejores épocas, ¿ahora si se hacen una idea? Perfecto.

Apenas había terminado su carrera de docente hace dos años, su primer trabajo fue en una escuela particular, con muchos menos alumnos de los que contaba la República, su nuevo centro de trabajo. Hasta el momento todo iba genial, claro, eso hasta que conoció el aula de Quinto ''B''.

Sus nuevos colegas ya se lo habían advertido antes, muchas veces, pero ella solía creer que todo eso era una broma que ellos le gastaban, pero, tenían toda la razón. Lo comprobó ese día.

La primera cosa que vió al entrar a esa aula fue a los alumnos en una furiosa guerra de tizas, se quedó de piedra en la puerta, contemplando aquel escenario sin decir palabra alguna.

Uno a uno, los alumnos fueron cayendo en sus carpetas, derrotados, otros se escondían debajo de las mesas gritando que se rendian, al final solo quedo una. La reconoció de inmediato por las rápidas descripciones que otros profesores le habían dado.

Kassandra Gamín.

—¡Gané, gané!—gritaba, saltando encima de una de las mesas.

Se calló cuando vio a la nueva profesora parada en la puerta, se congeló en su lugar. Sus amigos levantaron la mirada para descubrir la razón por la que interrumpió sus cantos de victoria, fue cuando la vieron.

—Demonios, ¡es la nueva!—exclamó una chica, mientras las gafas se le caían de la sorpresa.

Al segundo de escuchar eso, todos se levantaron y, en apenas segundos, ordenaron sus carpetas, recogieron sus armas del suelo y se sentaron como todos unos angelitos. Incluso Kassandra, que maldecía sin dejar de reírse.

Se armó de valor y entro al aula, sintiendo como cada uno de los ojos de sus nuevos alumnos estaba fijo en ella (o en alguna parte de su cuerpo en particular, quien sabe), se levantaron y saludaron al unísono: ''Buenas tardes''.

Los miro a todos y se fijó que Kassandra le rehuía la mirada, mientras que su compañera de asiento le decía algo al oído. No se necesitaba tener orejas biónicas para saber lo que le pedía.

—Señorita Gamín—dijo la nueva profesora, con la voz más seria que fue capaz de articular en ese momento.

Kassandra trago saliva e intentó ponerse lo más seria posible. No supo porque, pero hasta sus orejas empezaron a llegar los gritos que daría su madre cuando Kassandra le muestre su nueva papeleta, en la primera semana de clases. Otra para la colección personal de Liliana.

—¿Si, profesora?—pronunció, levantando la vista.

Todos la miraban callados, con el corazón en la mano. Sabian que si castigaban a Kasandra, lo mismo iba para todos, que habían sido participantes en la guerra de tizas.

—Espero no volver a verla encima de una mesa, lanzando tizas—advirtió la profesora—Lo mismo para todos, por hoy, se los perdonare.

Respiraron aliviados, estaban salvados.

Con una señal de la mano, ella los mandó a sentarse.

—Mi nombre es Gianella Ortiz, sere su nueva profesora de lenguaje y su nueva tutora,—al escuchar eso muchos alumnos casi saltaron de sus asientos, ¿quién no lo haría? No todos los días una hija de Afrodita llega a tu aula a dar clases—espero nos llevemos bien y espero nunca volver a encontrarlos en escenarios como ese.

Empezaron a cuchichear entre sí, pero Gianella volvió a hablar y todos se callaron. Ya no se escuchaba ni un alma.

Nadie dijo nada, estaban sumidos en un silencio sepulcral, tanto que Gianella se empezaba a preguntar si ello todavía estaban vivos.

»Aún no me alcanzan la lista de alumnos, así que si me hicieran el favor de pararse y presentarse, luego anotaran su nombre en una hoja que les daré, ¿esta bien?—los alumnos asintieron con la cabeza y ella sonrió.

Gianella hizo una seña a los chicos que estaban sentados en la primera mesa de la izquierda, el sitio más cercano a la puerta de salida, en la que estaban Kevin y Aldair, de los que se rumoreaba habían estado presentes en la fundación del colegio. El primero en levantarse fue Aldair.

—Me llamo Aldair Garcia, tengo dieciocho años y...

—Profe, ¿usted le cree?—interrumpió Kassandra—Tiene veinte el tremendo viejonazo, ya es padre de familia.

La chica que estaba al lado de ella le golpeó las costillas y miró, con un gesto de disculpa, a Gianella, que en esos momentos estaba teniendo una lucha interna para no reirse.

—Oye tú...—Aldair miraba con recelo a Kassandra, mientras todos se partían de la risa.

Ese si que seria un largo día para Gianella.

****

A las seis de la tarde se escuchó el último timbre del día, alumnos y docentes saltaron de alegría, el alivio de escuchar el último timbre de la tarde era de esas pocas cosas que todos tenían en común.

Si querías ser de los primeros en salir de la cárcel... digo, secundaria, tienes que apresurarte y correr para ser de los primeros en gozar con la ansiada libertad; porque, de otra manera, tendrías que esperar que las enormes colas (de varones y mujeres) avancen y creeme cuando te digo que eso tarda muchisimo. Algunos, para evitar todo ese trajín, acostumbraban saltar las paredes que los separaban del mundo exterior, pero corrían el riesgo de romperse algún hueso, una caída de casi tres metros no es nada a lo que no se le deba tomar importancia.

Ah, olvidaba mencionar que tenias que salir como entraste, por eso los auxiliares miraban de arriba a abajo el uniforme de los alumnos, sino estaban vestidos correctamente los mandaban al final de la cola. Y eso no es bonito cuando tu más anhelado deseo es escapar de la prisión.

—Avanza, patas mochas—apremió Kassandra a Carolina, empujándola para que se forme en la cola. Rachelle, Jessica y Alejandra las seguían muy de cerca.

Segundos después de que se pusieran detrás de unas diez chicas, de la nada empezaron a salir alumnos que, entre empujones y risas, buscaban un lugar... o simplemente se colaban, los muy tramposos.

—¡Jess! ¿Que tal estuvieron tus vacaciones?

Una chica bajita, de cabello castaño y ojos marrones se acercó a Jessica con una enorme sonrisa en el rostro, Veronica.

—Me va a tomar toda la noche hacerte un resumen...—contestó Jessica, inocentemente.

—Tengo tiempo—aseguró Veronica, poniendose detras suyo.

—¡Oye!—gritó Jessica, al ver el truco de primaria en el que había caído.

Pero no pudo decir más, porque en ese momento les indicaron a las chicas que salgan y a Jessica no le quedó de otra que avanzar por su tan ansiada libertad. Y, como era costumbre, tenían que detener a Kassandra en la puerta.

—Acomodese esa corbata, Gamin.

Viejo hijue...

****

Se alegró al ver después de horas la puerta de su casa, pensar que en vacaciones lo que menos deseaba era estar confinada allí. Toco el timbre una, otra y otra vez, pero nadie se digno a abrirle.

Por situaciones como esas era que Kassandra había insistido en tener su propia copia de la llave, pero claro, su madre le repetía que con lo descuidada que era la terminaría botando por allí. Así que tenía que seguirle insistiendo a la puerta.

—¡Coge!—gritó una voz arriba de ella, la que rápidamente distinguió como la de su padre.

Sus sentidos arácnidos fallaron por primera vez, no pudo reaccionar a tiempo y no pudo evitar que la llave le caiga en el ojo. Si su madre hubiera visto eso, alguién se quedaría sin cenar esa noche.

Cogió la llave del suelo y abrió la puerta, ahora más decidida que nunca a sacarle una copia a la llave, así sea por lo bajo. Camino directo a la cocina, para averiguar si había algo que robar de adentro.

Cuando entró, a sus orejas llegó el sonido de los últimos éxitos de las cantantes favoritas de su madre, las mujeres que habían sido todo un exito alla por los años veinte... bueno no, de los ochenta, cuando apenas inventaban la radio, ¿no?

Kassandra escucho los cantos desafinados de su madre, pero cargados de emoción y sentimiento, que era lo que importaba.

—Mamá—dijo, elevando la voz para hacerse oír—Cantas re feo, Daniela Romo no escribió esa canción para que la cagues.

Se fue corriendo antes de que Liliana entienda lo que le había dicho, no quería que le deje el tatuaje de su chancla en la nalga, otra vez. 



Soy rebelde y ahora actualizo los sabados tambien... ¡estoy demente xdxdxdxd!

Dedicado a @HanniaIbarra5 porque YOLO.

Pd: foto de Salma porque YOLO xd Lo siento, esa mujer esta mejor que yo... y yo tengo 15 y ella como 50... y pos... #BaleBergaLaBida

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