Capitulo 15: ¿Porque todos mis exnovios quieren matarme?

Era la primera vez en su vida que Kassandra escuchaba a Jessica hablar de esa forma tan decidida.

Rachelle y Kassandra empujaron la puerta y entraron por ella, vieron que Jessica no estaba sola, sino acompañada de otro chico pelirrojo extremadamente pálido. Su amiga sonrió al verlas mientras que el chico lucía desconcertado por tan repentina aparición.

—Ya llegaron por mi—sonrió Jessica, dandole un rapido beso en la mejillas al chico y caminando directo hacia sus amigas—Cuidate, Adam, el otro siglo llegará otra chica a hacerte compañía.

Jessica jalo a sus amigas hacia afuera.

Pero él no dejaría que se lleven a su chica.

—¿Dónde están los demás?—preguntó Rachelle a Jessica, poniéndose enfrente de ella.

—Te juro que no lo sé, me quedé con Adam...

La puerta se abrió con violencia, de ella salió el chico que Kassandra supuso se llamaba Adam, no parecía nada feliz.

—No crean que se llevarán a Jessica.—dijo Adam, fríamente.—Me pertenece, es mía.

Jessica soltó un “awww”, mientras que Rachelle rodaba los ojos y Kassandra miraba a Adam con incredulidad.

—Entiendo que no veas chicas tan guapas muy seguido—dijo Kassandra, señalando a Jessica y a sí misma, Rachelle fue ignorada olímpicamente—pero que este animal haya decidido ser tu novia no te da ningún derecho sobre ella, ¿entiendes? Además, te corto, supéralo.

Eso puso aún más furioso a Adam y, sin mediar palabra, se lanzó sobre las chicas intentando traer a Jessica consigo, pero Kassandra fue mas rapida y antes que de cogiera a su amiga, le dio una patada en la entrepiernas a el chico.

Adam se retorció de dolor en el suelo y las tres chicas se apresuraron a correr.

—¿Porque tus relaciones nunca terminan bien?—preguntó Rachelle a Jessica, mientras huían.—¡Intenta por una vez que tus ex novios no te odien, carajo!

Corrieron por el largo pasillo, metiéndose en una que otra habitación, bajando escaleras de tres en tres, sin detenerse a mirar atrás hasta que se aseguraron de que Adam no les seguía.

—Esta demente.—aseguró Rachelle, cuando se detuvieron.—¿Porque te juntas con puro loco?—le reclamó a Jessica.

—¿No se puede esperar mucho de alguien nacido en el siglo pasado, no?—Kassandra y Rachelle miraron a Jessica sin entender lo que decía—Adam no es actual…

En otras circunstancias ellas se hubieran mostrado reacias a creerle, argumentando que solo eran disparates de Jessica, pero después de todo lo que habían visto en lo que iba del verano era considerado insulto tomar sus palabras como falsas.

—Entonces ya no solo eres promiscua, ¿también con atracción por ancianos?—le preguntó Kassandra a su amiga.

—Él es algo así como, ¿inmortal?—siguió Jessica, ignorando la pregunta de Kassandra—No es de este siglo, dijo que no había visto la luz hacía tiempo, que no ha salido de aquí por años…

—¿Es un vampiro?—la interrumpió Rachelle.

Ya nada les parecía imposible.

—Genial, ahora también te lías con muertos—dijo Kassandra, cruzándose de brazos.—Cuando volvamos a casa te presentare a mi primo, es lindo y eso, ¿bien por ti? Por último, si no te gusta él, aquí estoy yo, sere tu novia si es necesario.

A Jessica se le iluminaron los ojos al escuchar eso.

—Ella no se va a ir a ningún lado.

Adam había salido de las sombras, como un auténtico fantasma, con el cabello despeinado por todos lados. Una mirada de profundo desprecio adornaba su rostro.

Sin pensarlo dos veces las tres chicas ya se habían lanzado a correr, huyendo, por segunda vez en la noche, de Adam.

—¡Tengo una idea!—sonrió Kassandra, deteniéndose de golpe.

Rachelle y Jessica también lo hicieron, pero patinaron y casi se van de cara contra la pared. Entre risas, Kassandra fue por ellas.

—¡Levántense!—las apremio Kassandra—Mi idea es genial, se los juro.

—Habla.—jadeo Rachelle, apoyando todo su peso en el cuerpo de Jessica.

Kassandra tosio para darse importancia.

—¿Dijiste que Adam no sale de este lugar hace años, verdad?—Jessica asintió, sin entender a donde quería llegar Kassandra—¿Porque le tiene miedo a la luz y porque sabe que moriría, no es así?

Jessica volvió a asentir y Rachelle empezaba a lucir ansiosa, no me encontraba mucho sentido a esas preguntas.

Adam llegó en ese momento, jadeando y con una sonrisa de victoria en el rostro.

Ahora si estaban jodidas.

—¡Espera, espera!—gritó Kassandra, alzando las manos en dirección a Adam.—Antes de que nos mates, ¿me puedo tomar un selfie contigo?

Lo pidió con una voz y una mirada de niña inocente que si Adam hubiera tenido un corazón que funcione, se le hubiera detenido allí mismo de tanta ternura.

Kassandra podía ser muy persuasiva cuando quería.

Sus amigas aun no lograban adivinar a donde quería llegar Kassandra con todo eso, pero no dijeron nada y, en vez de intentar serle útiles al plan de su amiga, se alejaban lentamente de ellos.

—¿Que es un kelpie?—preguntó Adam, sin despegar la mirada de Kassandra.

Anciano.

—Un selfie cariño—contestó Kassandra, sacando su celular del bolsillo y enseñandoselo a Adam.—Una foto, ¿podemos…?

—Cla-claro...—tartamudeo Adam.

—Genial, pero está un poco oscuro así que encenderé el flash si no te molesta, ya sabes, para vernos mejor...

Y como lo dijo, encendió el flash de su celular y dirigió la luz artificial directo al rostro de Adam, que se asustó al sentirla en su rostro… pero no paso nada.

—¡Intentabas mata....!

Adam no terminó su oración.

Alguien lo había golpeado con un bate en la cabeza y dejado inconsciente en el suelo, mientras un hilillo de algo azul salía de su cabeza.

Después de todo, no estaba tan muerto que digamos.

×××

—Es nuestra oportunidad, no nos está mirando.—susurró Rafael a sus amigos, señalando con la mirada la espalda del viejo señor Kepler.

Pero su pantera negra, la que no se había despegado de él ni por un segundo, si los escucho y giró su cabeza, enseñándoles los afilados dientes en un gesto amenazante.

Eso aterró a los chicos, que se pegaron a la fría pared por el miedo de convertirse en comida de pantera.

—Ellas no van a venir...—murmuró el señor Kepler, que parecía decepcionado ante esa posibilidad.

Los chicos se quedaron de piedra, ¿y si ellas no venían y Kepler los despedazada? ¡No! Eran jóvenes y hermosos, ¿porque los perseguía las desgracia? Nunca antes habían deseado ver a Kassandra tanto como ahora.

—Ya va siendo hora de la cena, ¿o no, Mitzy?—le dijo el señor Kepler a su pantera, acariciando su cabeza demasiado cariñosamente, Mitzy fijó sus diminutos ojos en los chicos que estaban que se hacían la pis en los pantalones.—Las esperaré veinte minutos más.

No era necesario tener el cerebro de Richard para entender lo que les esperaba si sus amigas no llegaban.

—Lucho será el primero—dijo Carlos, empujándolo hacia adelante.

La pantera soltó un leve ronroneo al ver al chico acercarse, este de inmediato volvió de donde había sido sacado.

—¿Qué? ¿Porque yo?—reclamó Luis, volviendo al lugar seguro.

—¿Y lo preguntas?—sonrió Carlos—Mientras te come los demás tendremos tiempo para huir, o, es más, con algo de suerte y se llena contigo. Sacrificarse por la familia es lo correcto.—añadió, muy serio y poniendo una mano en el hombro de su primo.

—Acabas de decirme gordo—murmuró Luis, mirando a su primo con recelo—Solo estoy un poco subido de peso, nada más…

Ambos discutieron por un largo rato, pero los demás ya no les tomaban ninguna importancia. Cada uno pensaba cual seria la mejor forma de salvarse.

—¿Crees que Daniel esté bien?—había susurrado Landra en la oreja de Carolina.

¿Si Daniel estaria bien? Considerando que estaba solo en una mansión tenebrosa, viendo sus peores miedos caminar juntos por las paredes y el techo, sin una forma de contactarse con los demás -ya se le había acabado la batería del celular y el señor Kepler les había apagado el WiFi- y totalmente desprotegido… si, lo mas seguro es que Danny este muerto de miedo y sin poder mover solo un músculo.

O, por otro lado, cabía la posibilidad de que había superado todos sus miedos y ahora era un chico valiente que buscaba a sus amigas -por orden del señor Kepler- para volver y rescatar a los demás. Esa era una visión más optimista de ver las cosas. Pero seamos realistas, sería un milagro que Daniel de más de dos pasos por esos pasillos sin sufrir ningún shock nervioso o algún paro cardiaco.

—Él está bien, te lo aseguro.—O al menos eso quería creer Carolina cuando se lo dijo muy confiada a Landra.

Sin embargo, y en contra de todo pronóstico, Daniel estaba mejor que bien.

×××

—Aquí...—jadeo Daniel, abriendo una puerta y haciéndose a un lado para dejar pasar a los demás.

Lo primero que hicieron fue sentarse en las sillas en cuanto las vieron, sin importarles que estuvieran cubiertas de polvo, ellos solo querían descansar.

Y alguien quería comer.

—¡Mira!—exclamó Kassandra, al notar la existencia de una refrigeradora en la habitación.—Comida.

Ella se levantó y fue directo a la refri, al segundo sus amigos se pusieron a su lado y Kassandra abrió la puerta, con una sonrisa enorme en el rostro ante la posibilidad de meter algo en su estómago después de horas y horas.

—Este lugar sí que es un infierno.—dijo Kassandra cerrando la puerta de golpe—. Muevanse, encontramos a esos idiotas y nos largamos de aquí cuanto antes.

Solo había un limón seco dentro.

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