Capitulo 13: Comida de pantera

Cuando Carolina termino de leer la carta mohosa, todos se habían quedado en silencio y procesaban las palabras escuchadas.

¿Pero el tipo estaba loco o que? Eso tenía que ser una broma de muy mal gusto, ¿como que esos chicos con una alimentación  de pura comida chatarra serían alimento para gato? ¿Estaba demente o que? ¡Al pobre  animal le iba a dar un derrame cacal! Y eso no es para nada bonito, ¿tienen idea de lo caros que son los veterinarios hoy en día?

Si te dijeran que ese grupo sería el encargado de salvarte de unos locos psicópatas, ¿que pensarias? ¿Que ya tienes un pasaje directo al hoyo? Si, te comprendo perfectamente, ellos no inspiraban mucha confianza. Tal vez,  en la mansión Kepler haya personas, que al igual que  tu y yo, no les quede de otra que confiar en esa panda de idiotas cobardes que saltaban del miedo ante cualquier sonido, porque ellos eran su última oportunidad de vivir.

Y claro, después de eso estaba el hecho de sus amigos, primos y hermanos estaban secuestrados y con lo miedosos que eran seguro ya se habían orinado encima. Tendrían que salvarlos y el tipo de la carta ya les había dicho dónde buscarlos, ahora lo que necesitaban era reunir el valor para hacerlo.

—Genial, pobres de los chicos, ahora serán comida para pantera, lástima, tenían un gran futuro—dijo Luis mientras daba unos pasos decidido a marcharse de ahí.

—¿Es en serio?—preguntó Rachelle, muy sorprendida por la actitud de su primo—Ni siquiera sabes si esto es real o una broma y ya decides marcharte, eres un cobarde.

Siendo honestos, Luis no era el único que quería largarse en ese momento, ya otros lo habían tomado como la mejor decisión para mantener la cabeza en sus cuerpos.

—No soy cobarde, sólo no quiero arriesgar mi vida, ¡no quiero morir joven, hay una linda chica esperandome en casa!—se justificó Rafael.—Además, aunque fuese una broma, no quiero saber quién está detrás de ella.

—No hay forma de que nos vayamos sin ellos, nos van a acusar de haber vendido sus órganos o que los que planeamos el secuestro fuimos nosotros para conseguir dinero—dijo Paola, dirigiéndose a todos.

—¿Por qué nos acusarán a nosotros de hacer eso?—cuestionó Victor, no muy convencido de las palabra de Paola.

—Digamos que nos hemos sabido crear fama—respondió Paola, mirándolo con una sonrisita cómplice—¿Recuerdas que la Navidad pasada le dijiste a tus padres que si no te compraban la nueva Playstation venderias los órganos de Marce?

Víctor abrió la boca, recordando aquel hecho.

—Tenemos que huir, tan sólo me imagino que los que están detrás de esto son un montón de niños robot como en que vino a entregarnos la carta y me dan ganas de hacer pipi—dijo Fabrizio, cobardemente como todo un gallina.

—¿Niños robot? ¿En serio?—preguntó Carolina mirando con incredulidad a Fabrizio—No creo en lo absoluto que tal cosa exista, y si tienes tantas ganas de irte puedes hacerlo, pero nosotros nos quedaremos buscando a los chicos.

—Te recuerdo que también dijiste que los fantasmas no existían—susurro Kassandra en la oreja de su amiga, cosa que tomó de sorpresa a Carolina y la hizo saltar de miedo.

—E-esta bien, los acompañó—acepto Fabrizio, sin poder ocultar los temblores que se habian apoderado de su cuerpo.—Pero yo voy con la chica ruda.

Kassandra soltó un bufido al ver que a quien Fabrizio llamaba ''chica ruda'' era a Carolina.

—Esta bien, yo iré con Danny para evitar que se orinó los pantalones—Richard sonrió y se dio la vuelta, buscando a su amigo con la mirada—¿Dónde está Danny?

Todos empezaron a mirarse entre sí y gracias a eso cayeron en la cuenta que faltaban más personas.

—Ellos estaban aquí...

Ese fue el momento en que el miedo

Y fue ahí cuando sintieron que la sangre se les heló, ahora habían comprobado que Mister Kepler no dejaría que esos chicos se fueran de ese pueblo sin ir a buscar y rescatar a sus amigos antes, entendieron que si no hacían lo que él les ordenaba, los cazaría uno a uno. Ese era su juego y ahora tenía nuevas piezas con las que amenazar a sus víctimas: Landra, Carlos, Daniel y Marcela.

Así es que comenzaron la búsqueda por aquel misterioso lugar, no conocían muy bien el sitio, desde que llegaron tan sólo habían dado unas vueltas sin siquiera prestarle un poco de atención a su entorno, lo cual ahora lamentaban, porque caminar sin rumbo en un lugar como ese, definitivamente no era agradable.

—¡Ya!, hay que admitirlo, no sabemos a donde ir, y la cara de preocupación de Rachelle, casi me afirma que estamos perdidos—Luis se detuvo en seco y lo dijo casi a gritos.

—Sí, estamos perdidos, sin una sola...

—¡Pista!—interrumpió Paola y todos la miraron—la carta decía que en ese lugar había una pista, sólo tenemos que regresar a buscar y...

—Si cerebrito, ¿y cómo vamos a regresar si estamos perdidos?—interrumpió ahora Kassandra—Además, la maldita carta solo menciono una mansión Kepler, ¿alguien sabe de casualidad donde carajos esta eso?

—No lo sé, no soy el único que estuvo dando vueltas como imbécil por este lugar, ¿nadie vio alguna mansión tenebrosa mientras caminaba?—les preguntó Luis, perdiendo la poca paciencia que le quedaba.

Todos negaron con la cabeza.

—Mierda, ¿y ahora qué?

—Se me ocurre una idea de como regresar, sólo que tal vez es muy estúpida—murmuró Richard.

—¿Tienes retraso, Ricky? Ya no queremos regresar, queremos ir a la mansión del loco.—lo corto Kassandra, con fingida amabilidad.

—Dila, tal vez nos pueda ayudar—lo animó Carolina, indicandole por lenguaje visual que ignore a Kassandra.

—Seguir las huellas que hemos dejado por el camino, es pura tierra, se marcan fácil.

En eso, se escucho una risa demasiado exagerada por parte de Kassandra, todos la voltearon a ver pidiendo de alguna manera una explicación a tan simultánea risa.

—¿Qué? ¿acaso no les da risa tan tonta idea?—dijo Kassandra mirándolos con algo de molestia cuando ya su risa había cesado.

—¿Ven? Por eso nunca digo nada, ella siempre se está riendo de todo lo que digo, diciendo que es tonto

—No, no es tonto, ¡es estúpido!—atacó Kassandra.

—Mínimo trato de aportar algo al grupo, no como tú que sólo nos mentes en problemas.

—¿Yo los meto en problemas?—preguntó indignada la interpelada, acercándose a grandes zancadas hacia el lugar donde se encontraba su amigo.

Nadie parecía querer meterse, supongo que todos necesitaban a alguien a quien echarle la culpa de su situación actual.

—Sí, es más, por tu culpa estamos en esto, tú nos hiciste venir diciendo que sería divertido, si no te hubiésemos hecho caso, seguiríamos sanos y salvos y sin necesidad de buscar personas que tal vez ya sean comida de pantera.

Richard también se adelantó y los dos estuvieron cara a cara, intercambiando miradas de odio.

El estado de ánimo de Kassandra se dividía entre  molesto, triste, e indignado. Ahora Richard le estaba echando la culpa de todo y lo peor de todo es que nadie se metia para defenderla, sabía que era fastidiosa -muchos se lo habían dicho en diversas ocasiones- pero eso fue suficiente para que ella interpretase que todos creían que todo lo malo que les había pasado era su culpa.

—Si eso es lo que piensas de mí, lo mejor será que me vaya, y así evitarles problemas—dijo Kassandra con dureza.

No volteo a mirar a sus amigos, solo camino dando grandes pasos hacia adelante, casi corriendo y con los puños apretados por la rabia que sentía.

—Sí es mejor que te vayas—fue lo último que escuchó de parte de Richard.

Rachelle no se dio cuenta de lo que Richard había ocasionado hasta que vió a Kassandra alejarse de ellos, sumergiéndose en la oscuridad. Quiso correr, arrastrarla y traerla de vuelta, pero Rafael la sostenía de la cintura al notar sus intenciones.

—Genial, lo que nos faltaba, ahora también tener que cuidar de ella—dijo fastidiado Luis y Rachelle empezó a sentir un cosquilleo en la mano y un profundo odio por su primo.

—Tenemos que ir por ella y buscar la manera de encontrar la maldita mansión.

—Yo no iré—se apresuró a decir Richard, cruzándose de brazos evidentemente molesto.

Ahora una vocecita en el cerebro le suplicaba que hiciera algo con su mano de una vez, ¿golpear a Richard sería una mala idea? Se había comportado como un imbécil, un auténtico imbécil.

—Esa chica esta loca, si muere no será nuestra culpa, además tenemos que encontrar la mansión Kepler y salvar a los otros.

Rachelle se sorprendió al escuchar esas palabras salir de la boca de Paola, ¿que coños les pasaba a todos?

En definitiva, ese lugar había hecho algo malo con todos ellos, porque por muy estúpidos que fueran sus amigos y sus primos, los conocía y sabía que nunca abandonarían a una amiga en problemas.  

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