Mi decisión

Link del capítulo original: https://www.fanfiction.net/s/13173620/4/La-culpa-de-Lola-Loud

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Lo primero que notó Lola al despertarse un poco es que estaba en una incómoda posición abrazando una inusualmente cómoda y cálida almohada. Lo segundo que noto fue un ligero pero punzante dolor de cabeza, que le indicaba que era mejor no abrir los ojos si no quería tener una migraña por el simple contacto con la luz. Lo tercero y de cierta forma desconcertante para ella fue el hecho de que su cabello no estaba acomodado de la forma correcta para tomar una siesta, por lo que seguramente era un desastre de mayores proporciones.

Y al levantar la mano para palpar el daño noto lo cuarto y más alarmante.

Su cuerpo estaba pesado. No en el sentido del peso, sino una pesadez tal que si no estuviera aprobando ciencias con honores juraria que habia cambiado cada célula de su cuerpo por una contraparte de plomo, a juzgar por como se sentía.

La última vez que se sintió de esa manera fue cuando Lana y ella tuvieron aquella pelea de reencuentro, en la que ninguna se contuvo de ninguna forma: las bocas de ambas habían dejado de funcionar para expresar sus sentimientos de la misma forma que cuando eran pequeñas y teniendo los conocimientos de artes marciales de Lola contra la natural habilidad de pelea callejera de Lana, fue una pelea muy equilibrada. Una muy buena pelea en la que le patearon el trasero, literalmente.

Uhm...Patear. Eso sonó a algo... No, ha alguien...

Debora.

Las imágenes de lo sucedido en la tarde pasaron por su mente en un instante, logrando que Lola abriese los ojos de inmediato solo para cerrarlos de nuevo y maldecir por la intensa luz que había en el lugar, refugiándose mejor en su cálida almohada.

No, no almohada. Lincoln. Con cierto esfuerzo Lola se escondió mejor en los brazos de su hermano hasta que sintió la luz dejar de tocarle el rostro, por lo que abrió sus ojos de forma más calmada y los alzó levemente para ver al chico.

Pálido, ligeramente roncando, y un poco afiebrado, pero su hermano se veía bien... por ahora. Realmente no sabia que seria cuando despertase y de cierta forma tampoco estaba segura que es lo que ella quería que sucediera.

Lola apretó los puños y miró a su regazo cuando noto algo suave en sus manos, pero se volvió a esconder en Lincoln porque ese movimiento descuidado acentuó su dolor de cabeza. Cerró los ojos de nuevo esperando que pasara. En eso escucho el sonido de la puerta abrirse, alegrandose muy ligeramente en que el cuerpo le pesaba demasiado para tensarlo.

-Aww, que tiernos se ven...- dicho eso hubo un leve destello, en el que tuvo que ahogar un gruñido ante la voz de su padre. Ese hombre tenía el descaro de tomarle una foto en el estado deplorable en el que se encontraba. Lola se limitó a apretar la cosa suave en sus brazos con fuerza..o tanta como podía sin dar a notar que estaba despierta. -Debió haber estado muy preocupada por él para haberse dormido así. Es una suerte que estuvieras aquí Debbie.

-No lo menciones Lynn.-la voz dulzona de esa zorra logro, para el mayor pesar de Lola, darle un escalofrío que no pudo reprimir. Un segundo después pudo sentir sentir los brazos de Lincoln abrazarla con más fuerza, ocultando mejor su rostro en su pecho. -Aunque no estaba segura si debía dejar a Lola dormir con él, no quiero que se resfrie también.- SI hubiera podido hacer un sonido, Lola hubiese ahogado un bufido de escepticismo.-Tal vez deba despertarla y...

-No, déjalos descansar. -hablo Lynn Sr. con voz cansada, pero no por ello firme. -Por el susto que pasó, mejor dejémoslos tranquilos por ahora. Al menos no tuvimos que llevarlo al hospital...

-En serio siento lo de las pastillas, Linny...-comentó Debora con voz apenada.

-No te preocupes, si soy sincero no estaba seguro yo mismo de la dosis. Junior es la que estaba a cargo de eso, por algo. He, se tomó su trabajo muy en serio después de la primera sobredosis...

-Si, me lo ha comentado.- Lola estuvo a punto de abrir los ojos de la rabia.

-Aja... Pero el pasado es pasado y solo nos queda aprender de nuestros errores,no? -un sonido ahogado, claro de un beso. -Vamos Debbie, dejémosle dormir un rato más.

-Espera un segundo Linny.- los pasos se escucharon y una presencia oscura se posó sobre Lola segundos antes de que unos labios se posasen poco arriba de su oreja. -Duerme bien, pequeña...- susurró Debora con un tono falsamente suave, cargado de una malicia que asustó mucho a Lola, tanto que comenzó a dolerle más la cabeza por lo acelerado que estaba su corazón. Más pasos antes de que se apagase la luz.- Descansen...-y con cierta parsimonia la puerta se cerró.

Lola espero unos segundos antes de dejara salir el sollozo de terror que tenía en su garganta, aferrando aún más fuerte a Hari (al fin había identificado la cosa suave) mientras trataba de no llorar de la impotencia, la rabia y, para su pesar, el miedo que trataba de invadir su persona.

.

Había perdido.

Lo tenia mas claro que el agua.

Había perdido total y horriblemente de la manera mas patetica posible.

Y por eso estaba muerta de la rabia.

Como alguien como yo fui reducida a una.. una... una patética plasta de llanto y miedo por un barato chantaje y unos pocos golpes? Yo, que había conquistado concursos con la mezcla perfecta de mi talento artístico, belleza natural, inigualable intelecto y prodigiosa presencia? Yo, que había aprendido a dominar el pensamiento de cualquier persona para doblar cualquier voluntad a mis mandatos? Yo, que he alcanzado riquezas tales que cualquier chico de mi edad no podría sino comparar con las de la realeza?

Pues, esa era la respuesta.

Mi edad.

Vamos, tengo doce años. Esa vieja...Bueno, el nombre lo dice.

Se nota en sus canas teñidas que la experiencia que tiene es superior a la mía.

Yo sabía tratar a gente de mi edad, sabía cómo plasmarlos y dejarlos con tanta maravilla que no tenían otra opción que seguir mis pasos como fieles patitos al cisne. Sabía cómo atraer su lealtad con las palabras y chantajes correctos, saba el precio justo para que permanecieran a mi servicio.

Quizá fue por eso que no me preocupe mucho cuando Debora llegó. Si, una mujer hermosa como ella al lado de un idiota como mi padre. No me hacía falta ser Lisa para saber qué buscaba y aun asi me centre en la soberbia idea de que, de ser necesario, podía controlarla como he hecho con tantos más.

Yo era la niña de papá y mi palabra en casa era Ley, además de que cada vez que mostraba mi fastidio papa me conseguía un muy bonito regalo, lo que ahora veo fue un error garrafal. Sea como sea, en el momento no veía problema. Tenía todas las de ganar y por eso no ataque con fuerza...

Ese fue mi gran error.

Me había dejado cegar por esa estupida seguridad que no note cuando esa Vibora comenzo a mover sus cuerdas. Debí haber previsto que lo haría, que buscaría la forma de quitarme mi trono; de que su falsa aceptación iba más allá de simple apariencia, de que planeaba cada paso con cuidado para asegurarse que, al dar su movimiento, todo estuviera en mi contra. No note las señales básicas, típicas de mis "compañeras" de concurso, incluso de las más talentosas. No lo hice y por ello no aumente mi defensa, caminando como una estúpida hormiga en las redes de la araña.

Se notaba mi falta de experiencia.

Le di el tiempo que necesitaba para tenerlo todo a su favor.

Papa... Lynn Sr. debe haber abierto la boca cuando tenían una de esas citas, en algún momento en que creyó que podía confiarle eso... o solo se le salió por idiota ahogado en alcohol, cualquiera da el mismo resultado: Le dijo lo que quería.

No debió ser solo eso, de alguna forma Debora debía tener alguna forma de vigilancia en la casa, algo que podía darle información tan precisa como lo dicho por Lana en el cumpleaños de Lincoln, el dia en que estábamos solo los tres, como cámaras o micrófonos...

Eso realmente no me agrada... No me agrada en nada.

Daba igual como lo hizo, lo importante es que tiene esa información y con ello prácticamente el juego a su favor. Me imagino que esperaba sentarse conmigo a solas en cualquier momento y echarmelo en la cara, discreta pero directamente. De ser asi, no estoy segura como habrían terminado las cosas.

Pero aun con toda su experiencia, me reveló su carta del triunfo porque ELLA se sintió acorralada. Si, definitivamente fue por eso.

Estoy segura que Debora se dio cuenta que metió la pata cuando la descubrí con las manos en la masa y aún más cuando comenzó a patearme solo porque le golpee en la cara, de lo que me arrepiento de no romper completamente su nariz. Pero ese no es el punto...

Hasta entonces ella tenía toda en el mundo contra mi y yo prácticamente nada contra ella. En simples minutos tenía no una, sino dos armas poderosas que igualaba en maldad las que ella tenia en mi contra.

Seguramente me dijo lo que sabía por esa razón, aprovechándose de aquello que... me arrepiento haber mostrado: Miedo. Debí parecer lo suficiente débil ante ella para que pensase que una bomba como esa podía detenerme, romper mi voluntad en trocitos, llenándome de un miedo tan grande que no tendria mas opcion que someterme a su merced.

Pues la tiene buscada si cree que algo así iba a detenerme.

Soy Lola Loud, he pasado peores golpes que los de una furiosa Vibora.

Es cierto que tuve mis cinco segundos de debilidad, pero no volverá a suceder.

Esta vez, yo iba a salir victoriosa.

Y para ello debía cambiar mi juego. No, que elevar mi nivel.

Ya falle una vez por mi soberbia, no puedo echarlo a perder de la misma manera. Necesitaba pensar seriamente mis estrategias, calcular mis movimientos y entrenar mis sentidos para que nada se escape. Asegurar de encontrar todo lo que pueda en contra de ella, desde la más pequeña de las acciones hasta el mínimo desliz.

Tomaría un tiempo, pero al final no habría fuerza sobre la tierra que pueda detener el castigo que caerá sobre esa Vibora por creer que podría derrotarme en mi juego.

Si, no estoy temblando de miedo, sino de emoción.

Jugaría su juego un rato y entonces, Zas! La victoria era mía.

O eso fue lo que pensé antes de darme cuenta de cierto detalle, gracias a una de las personas que más detesto en el mundo...

Un detalle que no quería tener presente, pero estaba allí.

Siempre estuvo allí.

.

Lola abrió los ojos de nuevo, esta vez notan que la luz encendida no le provoca jaqueca y que ni Lincoln ni Hari estaban con ella. Con lentitud se sentó en la cama, frunciendo el ceño cuando su cuerpo protestó ante el movimiento pero ignorando la queja, miró alrededor.

Armario con las mismas ropas naranjas y grises, librero con cómics y películas diferentes, estante repleto de peluches de Princesa Pony y otras series, escritorio enorme lleno de material para dibujar, un pequeño librero lleno de pilas de cuadernos usados... Yup, típico cuarto de Lincoln, pero lo más importante para Lola era el espejo de la puerta del armario.

La chica se puso en pie lentamente, esta vez más atenta a su cuerpo mientras este se quejaba en su camino al espejo, solo para que Lola terminase frunciendo el ceño ante la imagen que había frente a ella.

Cabello desvaído, maquillaje corrido, ojos hinchados y algo llorosos... eso eran mocos pegados a su cara? Con asco agarró una de las camisas de Lincoln y se limpió lo mejor que pudo mientras caminaba al baño privado del chico, abriendo la puerta de memoria y usando el lavabo para mejorar el ello, aparte de su cabello y ojos, todo estaba en mejor estado.

Siguió revisando el resto de sí, alzando su camisa un poco para ver si había daño visible, tal vez para tomarlo de evidencia. Debora apenas le patio lo suficientemente fuerte para dejarle un largo y no tan notable moretón, nada interesante para el dolor que estaba sintiendo. Lola miró el pequeño golpe considerando seriamente si podía usarlo como evidencia.

-Lola?-la chica se cubrió de inmediato y salió del baño, la mirada de su padre posándose en ella cuando apareció en la habitación. Lynn Sr. sonrió al verla. -Buenos días cariño, te ves... eh...

-Ni lo menciones.-le cortó Lola pasándose una mano por el cabello, idea que pronto descarto cuando sintió lo sensible que tenía el cuero cabelludo. Con curiosidad miro la luz del pasillo y fue a preguntar la hora, diciendo de alguna forma en su lugar. -Como esta Lincoln?

-Oh, está en la cocina con Debora....-Lola no lo dejó terminar y fue de inmediato al lugar mencionado, incapaz de notar cualquier clase de dolor mientras sus pies le guiaban lo más rápido que podían a donde estaba su hermano.

Lola se detuvo con un suspiro de alivio cuando vio a Lincoln lavando los platos mientras tarareaba una canción, "Dos Mundos" de Tarzán si no se equivocaba. Todo parecía normal, siendo lo único raro de ello siendo el hecho de que Lincoln llevaba un bolso de Lado del que Hari estaba asomada. Parecía que no había vivido nada fuera de lo normal.

-Buenos días, Lola.-la voz a un lado le hizo sentir un escalofrío que pronto reprimió, dándole un vistazo rápido a una sonriente Debora antes de volver a centrarse en Lincoln, que ahora le miraba con una sonrisa.

-Lola!- soltó contento cerrando la pluma. Con cuidado se secó las manos y después corrió a darle un abrazo, el cual Lola aceptó con más desesperación de la que esperaba demostrar. El gesto terminó rápido cuando el chico se apartó, dándole un par de vueltas mirándola con algo parecido al ojo crítico antes de ponerle una mano en la frente. Lola río.

-Tranquilo, estoy bien.- Lincoln alzó una ceja, sacando otra sonrisa a la niña, hasta que cierta mano con uñas pintadas se posó en el hombro del chico. Los ojos de Lincoln cambiaron, mostrando un terror total en los pocos instantes antes de que parpadeara, mirando a Debora con inocente duda. Lola solo lo noto eso porque estaba cerca y, si era sincera, eso le inquieto.

-Ves, Linky? Solo estaba cansada.-comentó Debora con voz suave. -Porque no le traes algo de comer? Es muy tarde para desayunar, pero podemos almorzar juntos. -Tras eso Lincoln miró a Lola de nuevo un rato antes de sonreír y darle otro abrazo para regresar a la cocina a hacer lo dicho, no sin comprobar que Hari seguía en su bolsa mientras se alejaba. La niña se le quedo mirando algo perpleja. Debora le imito, con una sonrisita oculta.-No recuerda nada de ayer y a pesar de estar enfermo no ha dejado de moverse por la casa. Es un buen chico, verdad?-Lola abrió la boca para decir algo ofensivo, pero una mirada de Debora la callo con fuerza.

Justo entonces llegó su padre, deteniéndose un segundo para mirar con duda a las dos féminas antes de encogerse de hombros e ir a abrazar a Debora de lado, de paso revolviendole el cabello a Lola, quien tuvo que morderse la lengua para no soltar una palabrota.

-Me alegra ver que todo anda bien por aquí.- comentó Lynn Sr. sonriendo a sus dos hijos y novia. Lincoln y Debora le devolvieron la sonrisa con emociones diferentes pero sinceras, mientras que Lola solo uso una de sus mejores sonrisas de concurso. El padre asintió, soltando a la mujer para ir a ponerse un delantal. -Espera hijo, te ayudo a cocinar. -Cuando el hombre siguió de largo para ayudar a Lincoln, Lola borro su sonrisa y miro a Debora con ojos entrecerrados un segundo antes de irse a sentar a la mesa a esperar.

El desayuno de Lola (y almuerzo del resto) pasó con relativa calma. El aire era algo pesado entre las mujeres, pero ninguno de los dos varones pareció notarlo, al menos de forma consciente, mientras su padre se tomaba el tiempo de explicarles su genial idea de que se yo que que se le ocurrio en algun momento de su dia.

Pero Lola no pensaba en eso cuando subió a darse una ducha o cuando se vestía. Su mente estaba atorada en lo que tenía que hacer para poner a Debora en su lugar, aunque de vez en cuando se colaba en sus pensamientos el comportamiento de Lincoln esa mañana, lo que le daba más razones para que su plan fuera completamente infalible para poner a esa perra en su lugar. Incluso se dio el minuto de imaginar su victoria, como ahora ella era la Reina de Corazones a punto de cortar la cabeza de la Estúpida Alicia que....

-Yo voy!- sonó la voz de la Vibora cuando el timbre sono. Lola rodó los ojos y trato de volver su mente al juego, pero el murmullo de voces entre las que escucho un claro "Literalmente" en una voz detestablemente conocida le hizo saltar de la cama e inmediatamente correr a la escalera.

No tan alta, pero esbelta y de buena figura, vestida en un traje de corte azul oscuro con una camisa celeste debajo y botines negros de calidad. Su rubio cabello suelto no tan corto ni tan largo, pero peinado nítidamente como toda mujer de negocios. Parada en la puerta de su casa estaba nada más y nada menos que su hermana mayor por excelencia: Lori Loud, futuramente Santiago.

Dicha criatura alzó la vista cuando su padre dejó de apachurrarla en un abrazo y miro a Lola con ojos algo culpables, pero fastidiosamente alegres par el gusto de la niña.

-Hola Lola, qué tal todo?- Lola frunció el ceño de forma automática y bajo el resto de las escaleras con suavidad mientras contestaba.

-Perfectamente, Lori. -cuando llego abajo sonrio, pero ni siquiera intentó acercarse mas.

-Vamos, no te he visto en un año, asi vas a saludar a tu hermana mayor?-preguntó Lori alzando los brazos pidiendo un abrazo aunque en su mirada era obvio que no lo esperaba recibir.

-Bueno, lo haria, pero acabo de cambiarme asi que no quiero arruinar nada.- comentó mirando su lindo atuendo de entre casa, logrando que Lori rodase los ojos ante su actitud.

-Lo que sea.- con ello miró alrededor algo nerviosa, solo para sonreír al reparar en cierto peliblanco que la miraba con cierto miedo curioso desde la entrada de la sala, ocultando la mayoría de su cuerpo de la vista de la chica. -Hola Lincoln, como estas?- Lola rodó los ojos ante la voz infantil con que le hablo Lori, aunque pronto frunció el ceño cuando eso logró asustar a Lincoln, que se escondió tras la pared. Lori suspiro, mirando a los demás. -No me reconoce, verdad?

-No es eso cariño, solo.... no te ve tan a menudo... -le calmó su padre con una palmada de apoyo que se ganó una mirada de circunstancias de Lola.- Déjame hablar con el, vale? Solo necesita recordar un poco...-y se metió a la sala, mirando alrededor un segundo antes de perderse de vista.-Hijo, sal de ahí.-Lori suspiro y miro a las otras dos chicas con ella, pasando en un segundo su vista molesta de Lola a Debora, con quien al menos fingió una sonrisa.

-Que tal todo, Debbie?-preguntó con un tono profesional.

-Todo bien en mi lado. -sonrió Debora amablemente. -Que tal contigo? Me enteré que conseguiste un ascenso en tu compañía. Gerente... de ventas era?

-Gerente de comunicaciones.-corrigió Lori con claro orgullo. -La más joven en llegar a ese puesto, según me han comentado. El presidente vio mi talento y dedicación ante mi trabajo y me dio el ascenso.

-Un gran logro.- acepto Debora sin dejar de sonreír. -Y qué hay de Roberto?

-Bobby? Pues esta trabajando medio tiempo en la bodega mientras termina su licenciatura, no pudo venir porque Héctor se pasó de listo con los ahorros y....-una aclarada de garganta le hizo mirar a su padre.

-Lori, alguien quiere saludarte.-Lynn Sr. sonreía algo forzosamente mientras sujetaba a Lincoln por los hombros con suavidad para calmar. El chico estaba completamente pegado a su padre, abrazando a Hari con fuerza mientras sus ojos aguados miraban a Lori con algo de temor y culpa. -Como se dice, hijo?

-Ho..Ho..la Lo..i..vi...ti...Uhm...-terminó desviando la mirada algo apenado. Lori sonrió con pesar y se acercó lentamente, tomando cuidado de no asustarle. Lincoln se encogió un poco, sus ojos fijos en la mano que Lori alzaba para colocarla en su cabello suavemente.

-Hola Lincoln.-saludo de nuevo con una sonrisa llena de pesar. Lincoln solo la miro fijamente sin moverse en nada, para despues sonreir un poco.

-Ves conejito? Todo está bien.- los ojos del muchacho pasaron a Debora antes de regresar a Lori... y entonces pasó.

Lola vio perfectamente como los ojos de su hermano se abrieron de la misma manera que sucedió en la cocina, revelando un miedo inmenso en ellos que pronto cambió a una expresión completa de pánico. Fue en ese momento que se echó hacia atrás y alzó la mano para alejar a Lori, pegándole en la cara sin querer mientras trataba de salirse del agarre de su papá, soltando a Hari en el proceso..

-Lincoln!.. .Hijo... Ey!...Calmate!- pidió Lynn Sr. mientras Lincoln se movia inquieto, pronto dejandose caer al suelo, lograse que su padre perdiera el equilibrio y dando el chance para que Lincoln le mordiera la mano, quedando libre. El chico no pierde el tiempo y comenzó a arrastrarse a una esquina de la habitación, sus ojos aterrados pasando de Lori a Debora con una rapidez notable, ambas mujeres mirándolo a la vez sin hacer movimiento alguno.

Lola observó todo esto suceder sin moverse del pie de la escalera, por su mente pasando de nuevo todo lo sucedido el día anterior antes de notar con otros ojos el presente.

Su hermano aterrado en una esquina, tratando de esconderse de algo que no lo lastimaba. Su padre cansado y algo molesto por el suceso, mirando al chico como un caso perdido. Lori, con una mano en el área lastimada, mirando la escena con una expresión de impotencia demasiado notable y Debora... su rostro con un ceño de preocupación mientras sus labios parecían relajarse con algo. Y finalmente ella, solo mirando... como tenía planeado hacer., solo dejar las cosas ser.

Dejar que eso se volviera algo constante...

Fue en ese momento que Lola ganó una nueva resolución, diferente a la que despertó.

-Debora, Papa, llevense a Lori a la cocina.- ordenó sin mirar a ninguna, entrando al área decidida a cumplir su misión, o al menos esta parte. Ni siquiera la mirada penetrante de Debora o acusadora de Lori podrían afectar su decisión. Sin dudarlo miró a su padre, menos sorprendido de sus acciones pero claramente mejor oyente que las otras dos.

-Buscaré la medicina en el camino.- comentó su padre mirando a Lincoln un segundo rendido antes de mirar a Debora. -Cariño...

-Claro...-susurró la mujer siguiendo, no sin antes lanzarle una mirada furibunda a Lola.

Lola ignoro lo que hacían, agachándose un segundo para tomar a Hari del suelo otra vez antes de acercarse a Lincoln, que había logrado tirar una lámpara y parapetarse entre el mueble del televisor y una mesita,sollozando con los ojos firmemente cerrados.

La niña movió la mesita y se sentó a su lado, esperando a que dejará de pegarse al mueble del televisor para colocar a Hari entre los dos, usando las orejas del peluche para llamar su atención. El chico miró tras un rato y sus manos de inmediato se abrazaron al peluche, acercándose al pecho con fuerza para ocultarlo con sus rodillas.

Aprovechando la posición Lola se encontró pasándole una mano por la espalda delicadamente, mirando la entrada de la sala a que su padre regresara, mientras tarareaba una canción.

-Como me apena... el verte llorar...-comenzó a cantar con voz algo quebrada, sin desviar la mirada de la entrada. -Toma... mi mano.. sientela.- se sorbió la nariz, forzando una sonrisa cuando noto que Lincoln había guardado silencio. -Yo te... te protejo de... cualquier cosa...-un sollozo se le escapó y Lincoln se reclinó hacia ella, por lo que no dudo en abrazar a su hermano. -No llores mas... Aquí estoy....

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