Antesala

Link del capítulo original: https://www.fanfiction.net/s/13173620/9/La-culpa-de-Lola-Loud

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No había nada alrededor de Lola, solo estaba de pie sobre alguna superficie, nada más.

-Hola?-llamo con duda, frunciendo el ceño al notar el eco que hacía su voz. -Hay alguien ahí?-preguntó de nuevo. Nada. Comenzó a caminar, solo el sonido de sus tacones bajos resonando en el lugar haciéndole compañía.

A medida que avanzaba pequeñas pantallas flotantes comenzaron a encenderse en la nada alejada de ella, mostrando silenciosas escenas que parecían relatar todo lo que había vivido en sus cortos doce años de vida. Algunas estaban tan difuminadas que costaba entender que trataban y otras pantallas habían sido pintoreteadas de negro en forma descuidada, como si alguien quisiera ocultar la imagen que llevaban. Unas cuantas, en cambio, eran muy nítidas, demasiado para el gusto de Lola y eran esas las que especialmente se esforzaba para no mirar.

Finalmente, cuando se estaba impacientando por el ridículo aumento de las dichosas pantallas sin sentido, apareció una línea rosa en el suelo y unos metros tras ella, resaltando sobre todo, la puerta de su habitación.

O al menos algo parecido, ya que en varios lugares la pintura parecía estarse despegando, dándole un aspecto poco agraciado, antiguo y en cierta forma, completamente abandonado. Era una vista horrible para Lola, pero al menos encontró alivio al ver que al lado de la puerta había una brocha y un bote que decía "pegamento".

No hesito en correr a la puerta, ignorando como la línea rosa paso a blanca cuanto le pasó encima o cuando apareció el segundo juego de pasos que le seguían con calma. Ella centraba toda su atención en arreglar su puerta antes de que el horrible color original apareciera a la vista y alguien lo viera, arruinando su arduo trabajo para siempre.

-Como sabes que es horrible si nunca te has parado a verlo? -comentó una voz de tono curioso, muy parecida a la de ella. Lola miró detrás suyo, donde una chica con expresión neutra le miraba.

Cualquiera diría que era ella misma o Lana con extensiones y un buen baño. El largo cabello rubio, el flequillo elegantemente peinado, el rostro idéntico e incluso el buen gusto en maquillaje le hacían pensar en lo primero; pero a Lola nunca la encontraran vistiendo completamente de negro, incluso si las ropas de ese clon eran del mismo modelo de las que llevaba.

Aparte del color de la ropa, lo único extraño era el hecho de que estaba abrazando a Hari como si el remendado peluche le perteneciera.

Ignorando esas cosas, Lola frunció el ceño a las palabras de su clon.

-Ni que tú lo supieras. -bufo Lola antes de hacer un gesto a la puerta. -Es obvio que esa cosa sería una horrible aberración sin todo el trabajo que he hecho para que se vea como hace. Justo así. -aclaro antes de tomar la brocha y ponerse a trabajar en repararla.

-Me parece un trabajo innecesario. -comento la otra Lola ladeando la cabeza al igual que Hari en una aterradora sincronía. .-Si quieres que se luzca, hay otras formas de hacerlo. Sé que estas cansada de trabajar en eso.

-Ya sabemos que eso no importa. -rodó los ojos Lola sin detener su labor.- Hago lo que tengo que hacer, Lo que quiero es segundo plano. - añadió al terminar.

La puerta lucía como siempre debió verse, sin daños ni signos de ser reparada alguna vez. Como si fuera una puerta recién salida de una fábrica de calidad: Perfecta en todo aspecto.

Lola sonrió satisfecha antes de mirar a su clon con obviedad solo para notar con horror que esta se había convertido en una copia de Lucy, igualmente llevando sus ropas. Hari había desaparecido.

-Y cuando lo que tengas que hacer no la pueda reparar? -pregunto la Lucy con un tono triste. -Creo que te importara más de lo que crees, Lola... Despierta.

.

Lola se despertó de golpe, respirando agitadamente.

Por un instante se quedó quieta y no fue hasta que eso ronco, haciéndole pegar un salto con el corazón en la garganta, que se dio cuenta que estaba acostada a pocos centímetros de Lana, su gemela iluminada levemente por una luz lejana que se colaba por la entrecerrada puerta de la sala de las Lewis.

Lola se quedó mirando a su gemela con sorpresa, antes de que lentamente los sucesos de la noche anterior regresaran a su cabeza y le hicieron fruncir el ceño. Tratando de no despertar a Lana, busco su teléfono entre las sabanas de la improvisada cama y al encontrarlo miro la hora. 4:12am.

No sabía si sorprenderse por despertarse antes que su alarma o por haber logrado dormir poco más de dos horas.

Debía darle crédito a Lily, la niña realmente parecía dispuesta a que la reunión durase hasta la mañana; Lana se había quejado del fin de la "fiesta", pero tanto Lola como Lincoln prácticamente habían suspirado de alivio cuando la cacatúa humana cayó KO a las dos de la madrugada, aun hablando mientras le daba un abrazo al exhausto peliblanco.

Con eso en mente, Lola ilumino con el teléfono el lugar donde se durmió el chico, sonriendo suavemente al notar que Lincoln se había quedado dormido abrazando a Lily, quien de alguna forma termino abrazando a Hari, a la que le habían colocado a Bun-Bun en brazos. Los dos parecían tener dulces sueños y eso le dio algo de calma a Lola.

Lincoln se movió un poco y alzó un tanto la cabeza, Lola escondió el teléfono y se quedó quieta hasta que el chico volvió a dormirse, apretando un poco su abrazo a la menor de los Lewis. Lily en respuesta se agazapó contra él, apretando a los animalitos.

Ok, demasiada ternura para la hora que era... Aunque una foto o dos no estarían mal para el recuerdo. Lola no termino la sesión de fotos hasta que su teléfono comenzó a vibrar por la alarma, señalando que era hora de ponerse en marcha.

Reluctantemente se levantó con cuidado, dejando que Lana se robara la sabana, y fue hacia la puerta entreabierta, frunciendo el ceño por la luz encendida del otro lado. La idea de encontrarse con alguna de las mayores de las Lewis tan temprano le caía de patada, pero necesitaba prepararse y no tenía tiempo de dar un rodeo.

Tomo su mochila de la escuela (que había traído consigo) y salió de la sala con cuidado, dándole un último vistazo a los demás antes de cerrar la puerta por completo. La luz venía de la cocina, pero Lola la ignoro para ir al baño que Lana le indicó en el primer piso.

Era muy parecido al personal de Lincoln en su propia casa, aunque algo más pequeño y con menos efectos personales; un claro baño para visitas. Lola sacó una segunda bolsa de la mochila y de esta sacó una toalla y una muda de ropa parecida a la usual de Lana antes de meterse en la ducha para un baño rápido.

Tras salir se vistió rápidamente y se peinó de forma que al ocultar su cabello bajo la gorra roja solo se veían coletas de longitud parecidas a las de su gemela. Tuvo que resistir las ganas de ponerse maquillaje al verse al espejo, lo que solo reforzó la extraña sensación de irrealidad al ver a Lana en su reflejo. No tenía algunas de sus cicatrices y su piel era mucho más tersa, pero físicamente era fácil afirmar que realmente eran gemelas idénticas.

Incluso una parte de ella tuvo que aceptar que el comentario de Bianca sobre Lana siendo un diamante en bruto tenía mucha verdad.

Eso no ayudo a mejorar su humor.

-Bueno, al menos si me ve un vecino no habrá mucha sospecha....

Después se cambiaría por la otra muda de ropa que tenía preparada y como ya había instruido a Lincoln para obedecer a Lana antes de irse a dormir, solo faltaba tomar algo que comer y estaba lista para partir. Lola suspiro pesadamente y se cargó la mochila al hombro, saliendo del cuarto para ir a encontrarse con quien sea que ocupaba la cocina y terminar esa parte del día de una buena vez.

Al pasar le dio una mirada a la sala antes de entrar al área de peligro, chasqueando la lengua al ver que para su mala suerte Lucy era quien estaba sentada en la mesa mirando los papeles que le había entregado a Rita la noche anterior con una taza de frío café apretada entre sus manos.

La pelinegra alzo la mirada cuando cruzo la puerta, pero solo se le quedo mirando mientras Lola avanzaba hacia la cafetera y buscaba una taza con la que servirse el oscuro líquido. Generalmente no tomaba café, pero no podía arriesgarse a quedarse dormida a medio camino y terminar en Roma, por decir algo.

Se detuvo un momento al ver una taza de La Princesa Moon, uno de los personajes de la realeza de Princesa Pony. Levemente recordó a Lana diciendo que a Lily le gustaba el programa en menor grado que a Lincoln, así que sin pensarlo mucho decidió que esa sería su taza durante su estadía. Prefería usar una taza de Lily a cualquiera de las otras, sin ofender a Lana.

-Qué crees que haces? -la voz de Lucy casi le hace soltar la taza, pero fingió no haberse asustado y siguió sirviéndose café. -No es tuyo.

-No me digas, Sherlock. -señalo Lola dejando la taza a un lado. -Me parece la mejor opción que puedo usar.

-... No sabía que te gustaba Princesa Pony.-Algo en el tono que lo dijo irrito mucho a Lola.

-La detesto, pero mientras no tengan nada de Rossie Clobber, viviré.-comento la rubia abriendo la nevera para buscar leche y azúcar.

-Para que te disguste pareces conocer del tema.-Lucy parecía extrañada al parecer.

-A Lincoln le gusta el programa, no tenía muchas opciones.- acepto Lola sacando lo que necesitaba y buscando algo más para comer.

-A Lincoln no le gusta princesa Pony. -Esas palabras lograron que el temperamento de Lola hirviera y realmente considero gritarle algo, pero solo se limitó a lanzarle la más potente mirada de desprecio que podía conjurar a esa hora contra Lucy, quien parecía inmune a ella. - No es su tipo de programa, que yo sepa.

-Obviamente no lo haces y, por si no lo recuerdas, estuviste ahí cuando fue castigado por tapar el inodoro con uno de esos cómics. - señalo Lola con notable fastidio. -El mismo lo admitió, si te enteras.

-El no... Eso fue hace mucho.- comentó Lucy con una mueca.-Los... gustos cambian.

-No me importa. A Lincoln AHORA le gusta el programa y si es feliz con esa cosa, no me importa. -Lola entrecerró los ojos. - Si planeas molestarlo por eso; te prometo que mostraré algo que hará que tus estúpidos juegos oscuros parezcan un mero programa infantil.- amenazó con toda la intención asesina que podría acarrear en sus palabras.

Lucy se le quedo mirando como si fuera un pez fuera del agua y tras un minuto viéndola repetir esa rutina, Lola volvió a centrarse en buscar su comida. Esa discusión le había echado a perder el apetito, pero de todas formas debía obtener energía para la mañana que tenía por delante.

En el fondo de la nevera encontró un paquete de Magdalenas y un par de manzanas, perfectos para comer en el camino. Los tomo sin miramientos y se dio la vuelta para guardarlos, dando una exclamación al ver que Lucy se había materializado al lado de ella.

Lola gruño a su presencia, pero decidió ignorarla mientras cerraba la puerta de la nevera y preparaba su café, comiéndose una de las magdalenas para acompañarlo. El café era de pésima calidad y la magdalena estaba reseca, pero al menos tenían buen sabor.

Aunque la mirada incesante de Lucy comenzaba a amargarle la comida.

-Porque estás aquí? - pregunto Lucy por fin, ganándose una mirada exasperada de Lola. -Despierta a esta ahora, vestida así.- aclaro.

-Porque llamaría mucho la atención si voy a clases a la hora de siempre. -rodó los ojos Lola como si fuera una pregunta estúpida, demasiado cansada para enojarse. -Además, no quiero arruinar la reputación de Lana, por no decir que sería raro que de la nada Rita tuviera gemelas, no lo crees?

-Mama tiene gemelas. -comentó Lucy en un tono bajo. -Ustedes dos.

-Rita solo tiene una hija que resulta ser mi gemela. -aclaro Lola mirándola con seriedad. Lucy abrió la boca, pero Lola siguió hablando. -Ahora, si me disculpas, ya me has quitado mucho tiempo esta mañana. Tengo prisa, por si te enteras. Así que, si eres tan amable, piérdete.

Tras decir eso Lola fingió que la pelinegra no existía, aunque podía sentir que vigilaba todos sus movimientos. Sin darle importancia termino de desayunar y, tras colocar los platos en el lavaplatos y escribir en un papel lo que comió, tomo su mochila para abandonar la cocina.

No pasó mucho antes de que saliera de la casa y en menos de media hora ya estaba en el primer bus de su lista del día.

.

Lo único positivo que en ese momento podía decir de mi primer despertar en la casa Lewis, es que al menos desperté rodeada de mi familia por primera vez en años. Fue un sentimiento agradable, poco vivido y que fácilmente escapo de mi cabeza después del agradable saludo que Lucy me dio.

Agradable por muchas razones, la mayoría futuras, pero también porque fue la única conversación que tuve ese día en la que podía sentirme bien conmigo misma. La única en que pude salir caminando sin pensar...

Realmente llegue a desear que mi día hubiera terminado ahí.

Pero no estaríamos aquí si así fuera, no?

.

Lola, ya vestida con ropa apropiada para su persona, miraba por la ventana del autobús con fastidio, sus dedos tamborileando con lentitud en el brazo de la silla en que estaba sentada. Por tercera vez en ese minuto saco su teléfono y miro la hora, frunciendo el ceño al notar que solo faltaban veinte minutos para el inicio de la clase.

Solo había llegado cinco veces tarde desde que inicio cursos en la Octavia. En parte por tener un transporte privado y en parte porque le gustaba iniciar el día caminado ente sus súbditos.... compañeros. Era su forma habitual de empezar el día y estaba segura que todos se darían cuenta si llegaba tarde, lo que no ayudaba en nada a su plan de aparentar normalidad.

Bueno, su apariencia tampoco ayudaba mucho. Le había costado mucho arreglarse entre los buses y gracias a la hora estaba segura que se veía tan cansada como se sentía. No ayudaba que hubiese olvidado su crema para el cabello en casa de Lana y tuviera que comprar una barata en un quiosco para arreglar su peinado.

Sin duda alguna tendría que dar una visita al salón de belleza en cuanto terminara este asunto. No podía dejar que esos productos baratos arruinaran el hermoso cabello que llevaba cuidando desde niña. Era una de las cosas en las que había trabajado que sentía un verdadero orgullo a decir verdad.

"Sé que estas cansada de trabajar en eso."

Un gruñido se escapó de sus labios al recordar la pesadilla. Ya tenía muchos problemas en su vida para añadir un pequeño ataque de su subconsciente a su lista, para variar. Al menos esa pelea mental había logrado mantenerla despierta hasta el momento.

Cuando el autobús comenzó a detenerse fue de las primeras en correr al frente, entregar su boleto de viaje y salir corriendo para subirse a uno de las pocas taxis estacionados cerca de la parada, prácticamente tirando a un señor que quería ganarle el puesto

-Al parque Miller, puerta norte, por favor.- pidió con seriedad. El taxista la miro suspicaz antes de iniciar el camino, dejándole un tiempo para que la niña sacara su espejo de bolsillo y repasara su apariencia rápidamente. Una vez que estuvo segura que se veía decente, cerró el espejo y comenzó a prepararse para lo que le esperaba al llegar a la escuela.

Según sus cálculos, era en la mañana antes de clases cuando Debora la atacaría por respuestas. No podía sacarla de clases sin ayuda de su padre y no podía esperarla después de clase por la carga de trabajo. Lola estaba segura que utilizó varios favores para salir tan temprano el viernes, asi que tampoco esperaba que pudiera tener horas libres esa semana. Así que era ahora o cuando regresara a la casa, lo que ambas sabían tomaría otros dos días.

Lola tenía la sospecha de que Debora no soportaría quedarse de brazos cruzados hasta entonces. Estaba segura que alguien como esa víbora no se iba a quedar callada ante el hecho de que Lola había jugado sus cartas bajo sus narices sin que se diera cuenta o pudiera evitarlo.

Sumado eso a la posibilidad de otra visita a lo largo del día y a la charla que tendría esa tarde con las Lewis...

No eran ni las 8 am y ya quería que el día terminara.

-Son 6.75- comento el taxista al detenerse frente al parque. Lola le pago y bajo del auto, mirando alrededor por si alguien la reconocía. La escuela estaba dos calles hacia la entrada oeste del parque, así que debía atravesarlo si quería llegar a tiempo y sin llamar la atención.

La caminata hizo maravillas para calmar sus nervios y gastar las pocas energías que tenía, pero debía admitir que le permitió tener una cabeza más serena cuando, justo al doblar la esquina la calle en que estaba la calle principal se encontró con un auto espantosamente familiar.

No podía ver el interior por las oscurecidas ventanas, pero estaba segura que su objetivo también había notado su presencia. Se acercó a la ventana del Maserati sin mostrar signos de temor al tiempo que el conductor bajaba la ventana para mostrar la mirada llena de odio de Debora.

Las dos se quedaron mirando mutuamente con desprecio, pero en cuanto Debora abrió la boca, Lola sonrió alegremente y hablo (mejor dicho, grito) antes de que dijera algo.

-Gracias por traerme Debbie, en serio lamento quedarme dormida....-comento lo suficientemente alto para que las personas cerca de la escuela miraran en su dirección. Siendo quien era, todos se le quedaron mirando con sorpresa, siendo ahora testigos de su mentira. La cara de Debora levemente pareció mostrar que había comido un limón especialmente amargo antes de imitar la encantadora sonrisa de Lola con demasiada facilidad.

-Oh, cariño, no te preocupes. Pensé que necesitabas unas horas más de tu sueño de belleza, si me entiendes. -comento con ojos cargados de apatía.- Pero ahora que te veo bien, Tal vez debí dejarte descansar un poco más, sinceramente te ves horriblemente cansada.- Lola entrecerró los ojos un poco. Debora suspiro pesadamente... -Apuesto que hubieras podido dormir si tuviéramos algo de compañía en la casa, ahora está muy sola si me preguntas...

-Cierto, pero yo siento que está mucho mejor ahora.- aclaro Lola sin dejar de sonreír, pero bajando la voz. -De hecho, me parece un cambio perfecto para el ambiente, dada las circunstancias.

-Eso crees? Yo pienso que esa clase de cambios con completamente innecesarios, por no decir fuera de lugar. Pueden realmente romper el orden de las cosas -pregunto Debora con una falsa risa antes de alzar algo: el teléfono de Lola. La levemente rota pantalla haciendo que la sonrisa de la niña flaqueara un instante. Debora sonrió con real maldad al notarlo.- Pero creo que ya lo sabes, consideraba que eras suficientemente suspicaz para notarlo -con eso dicho la mujer entrecerró los ojos.- Si, definitivamente las cosas iban bien como estaban, si me preguntas. Es una lástima que hayan cambiado de esa forma, porque en serio me pregunto qué otros podrían decir sobre otro cierto tema....

-Lo sé, tengo tanto que hablar al respecto que no sé por dónde empezar.- Debora frunció el ceño y Lola sonrió maliciosamente. -Vamos, no pongas esa cara Debbie; sabes lo mucho que me gustan esos chismes. El drama, el misterio... la verdad. Tal vez no sea un final feliz para los participantes, pero si el protagonista queda bien al final todos felices, no? Eso, y que el culpable termine pagando por sus crímenes. Especialmente si son sucias viejas ratas, si me preguntas.

Debora parecía querer golpearla por ello, pero no pudo por una razón.

-Buenos días Lola.- saludo una chica de la nada, oportunamente distrayendo a las dos.

-Buenos días, Maxi.- saludo Lola con gracia antes de mirar de nuevo a Debora, quien dejó de sonreír amablemente a la chica para mirarla con frialdad. -Decías?

-Creo que no ves toda la imagen, Lola- comento quedamente Debora - Si se cuentan esa clase de historias, muchas personas salen perjudicadas. Especialmente el protagonista y las mocosas mentirosas que no dudan en meterse con la ley. Si el criminal pagara, no crees que sabe cómo jugar sus cartas para escapar de su sentencia?

-Tal vez tengas razón, pero creo que eres tu quien no ve la imagen completa, Debora.- sonrió Lola apoyándose en el auto y acercándose a mirarla. Un leve escalofrió le recorrió al tener esos ojos llenos de odio tan cerca, pero Lola se mantuvo firme sin mostrar otra señal de debilidad.- Sinceramente, a este punto no me importa quien hable primero sobre el tema. El orden de los factores no altera el producto. Si, tú habla primero, yo lo haré después. Si yo inicio el cuento, lo hare por completo... y te aseguro que no tendrás nada que decir al respecto, especialmente con la evidencia que tengo contra ti. -los ojos de la mujer se entrecerraron con incredulidad. Lola rio falsamente. -No se por quién me tomas, pero no voy a dejar que te salgas con la tuya así que permíteme dejarte algo en claro -Lola dejo de sonreír -Si cae una, nos vamos las dos y créeme, a mí me irá mejor que a ti.

-Segura? Porque no estas actuando muy acorde a lo que promete finales felices. Haz hecho tanto mal últimamente que tu palabra suena cada vez más como la triste rabieta que siempre fue. -susurro Debora sin dejar de mirarla fríamente antes de sonreír. -Y seamos realistas Lola, si quieres hacer una amenaza, al menos haz que suene creíble. Dudo que Miss Perfección quiera un caso como ese en su currículo.-Con eso Debora rio, moviendo el teléfono lado a lado. - Que dirían los demás cuando se enteren? No creo que sea algo fácil de olvidar...

-Debora, Debora, Debora...- negó Lola con un suspiro de pena. -Eso es lo que nos diferencia. Te preocupas demasiado por la reputación...Yo? Solo lo necesario. - Lola suspiro pesadamente de nuevo antes de mirarla con una neutralidad que haría orgullosa a Lucy (Ugh)- -No me importa que hagas conmigo, pero si te atreves a meterte con MI familia, te aseguro que no dudare en llevarte conmigo hasta el final, capichi? -y con ello se enderezo, sonriendo fríamente.

-No te atreverías a hablar.- señalo Debora aun con una sonrisa, aunque más tensa que las anteriores.

-Segura?- pregunto Lola alzando una ceja y logrando que la sonrisa desapareciera. -He llegado hasta aquí y planeo ir tan lejos como quieras llevarlo. Te aseguro que no caeré otra vez, así que No me tientes, Debora. Mi palabra no tendrá peso, pero no necesitas mucho para crear una ola. No lo olvides -Con esas palabras ganadoras la niña miro el reloj del auto y sonrió mas alegremente. -Bueno, gracias por la charla pero llego tarde a clases, nos vemos!

-O, nos veremos, Lola, nos veremos..- comento Debora antes de entregarle el teléfono, que Lola acepto para aparentar. Mal movimiento, porque la mujer apretó los dedos contra el aparato con fuerza. -Admiro tu valor, pero quiero que recuerdes algo, querida: En ajedrez, las fichas siguen jugando hasta que cae el Rey... o Reina, en este caso. -tras decir eso la dejo ir y regreso las manos al timón. -Bueno, te dejo. Divierte en clases! Hasta Luego...- sonrió macabramente antes de cerrar la ventana y arrancar el auto.

Lola miró el vehículo alejarse con un aire inexpresivo, tratando de suprimir el potente escalofrío que recorrió su espalda ante las palabras que acababa de oír. No sabía porque pero algo en ellas y en la forma en que fueron expresadas le había puesto los pelos de punta; logrando que un notorio desasosiego comenzara a instalarse en su interior.

Debora ya había hecho su movimiento, pero podía sentirlo. Había ido a la escuela para aceptar su declaración de guerra llevando consigo la antesala de una batalla y antes de que Lola pudiera ganar la primera batalla con las Lewis, esa mujer había iniciado la segunda sin piedad.

Cualquier sensación de victoria que sintió hace un rato había desaparecido, dejándola con una sensación desagradable mezcla de miedo y precaución ante la incertidumbre que le rodeaba.

Pero no era hora de entretenerse con ello, si ese era el juego que Debora quería jugar, Lola debía asegurar su posición de una vez por todas.

Lola metió el teléfono roto en su bolsillo y saco el que llevaba usando mientras iniciaba un lento caminar a la escuela, apenas tomando nota al ver a sus "amigas" escondiéndose tras la entrada. Ella comenzó a buscar en los contactos que había guardado y comenzó a escribir un mensaje con prisa.

Eran solo las 8:30, como el timbre del colegio le recordó, pero el día seguía avanzando y tenía muchas cosas que preparar.

De ahora en adelante, cada segundo contaba para ganar.

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