𝖢𝖺𝗉𝗂𝗍𝗎𝗅𝗈 𝖴𝗇𝗈
•Diciembre 31•
—Cómo comienzo a grabar--
Se escucha la gentil voz de un hombre joven.
—Presiona aquí, mi amor.— A su voz se suma otra cariñosa y paciente.
—Oh. Sí.
Algún botón presiona que ahora ellos son reflejados en una pantalla digital. Ambos sentados al lado del uno al otro vistiendo suéteres navideños. Mew con un gorrito de San Nicolás mientras Gulf con un gorrito de elfo. El de gorrito de elfo es un chico de tez morena, con una nariz de tronco largo cuya punta cae ovalada, labios carnosos de gato, ojos redondos y cejas gruesas. Su sedoso cabello deja caer los flecos arriba de sus párpados.
Mew, su novio, es alguien de cabello azabache un tanto alzado con los flequillos sobre sus cienes. Dado a lo mucho que se ejercita para mantener su forma tiene unos brazos algo grandes. Su cuello es ancho debido a eso. Es asiático sin embargo tiene rasgos de un americano con su tez blanca, labios carnosos y nariz delgada.
—Woah. La calidad se ve excelente.
—Lo sé, ¿no? Lo vi en la tienda ayer y pensé que debía dártelo.
—Bebé, pero no tengo un regalo para ti--
—Oye. Llevamos 6 años conviviendo.— Gulf le dice todo gruñón. A lo que el azabache se encoge de hombros mirando abajo con pena de no poder darle algo a su novio. Se siente mal. No debió abrir la boca, realmente que no. Incluso en este momento recordó algo que siempre pensaba durante su adolescencia, «¿por qué tenía que abrir mi bocota?» ya que por ello siempre era elegido a pasar al frente de la clase, o para repartir papeles, para ir a la oficina a petición de los maestros y para la última vez que fue a buscarle algo en el maletero de un auto a un maestro.
El alto Mew de doce años tuvo que meter toda la parte superior de su cuerpo dentro del maletero pues un cartel que el maestro buscaba estaba al fondo. Para esas portaba braquetas, uniforme, cortos, zapatos escolares y medias blancas. Se metió lo más que pudo. Tanto que sus piernas quedaron colgando en el aire.
Cuando de repente el maletero se cerró contra sus nalguitas. —¡AHHHHH! ¡AH! ¡AH! ¡AHHHHHHH!
Gritó como niña toda la mañana hasta que para la hora del almuerzo un estudiante lo encontró y fue a contárselo a algún maestro.
Ahora recordando ese momento, se queda paralizado mirando a la nada.
Gulf sonríe con sus labios antes de tomarlo de sus cachetes y darle un besito en la mejilla. —Sabes que eso no me importa.— Culmina cariñoso. A Mew le vuelven a brillar los ojitos mirando al moreno con una sonrisa que se va ensanchando.
—¡Te amo!— Mew lo abraza acostando su cabeza en el pecho contrario. El otro ríe acariciándole el cabello al azabache.
—Yo también te amo.
Están sentados en un mueble crema con todas las luces de la casa apagadas menos las de esta sala. Así que los únicos iluminados son ellos dos.
—Bueno, ¿qué vas a hacer con eso?
—Vamos a tirarnos una foto. Vamos.
Mew deja de abrazarlo para tomarlo de un hombro acercando sus rostros tanto que unen mejillas con sonrisas en sintonía mirando a la cámara como la pareja que son.
—Eso no tira fotos.— Comenta el moreno con un puchero.
—Sí lo hace, sí lo hace, ¡sonríe!
Gulf vuelve a sonreír. Mew entonces voltea a mirarlo. «Click.» Susurra el pelinegro mirándolo con mucho amor. El moreno se da la vuelta para mirarlo con el ceño fruncido.
—Click.— Repite el azabache esta vez con un tonado que oculta risas.
—¡Sabía que eso no tiraba fotos!— Se queja el otro dándole una fuerte palmada en el pecho que tira al azabache contra el espaldar del mueble.
—¡Ay~! ¿Sabes? Deja de darme así, se está acabando el año y ¡te podrías quedar sin novio este año nuevo porque le causaste un infarto!
El moreno no le hace caso. Simplemente sigue caminando a la cocina mientras le muestra el dedo malo. El azabache ríe.
📟
First es un pelinegro muy dedicado a sus estudios en los fósiles. Ya está terminando la universidad y pronto saldrá al mundo difícil, pero aquí estaba. En el laboratorio junto con otros estudiantes verificando unos fósiles hallados prehistóricos. Supuestamente de dinosaurios. Sostenía la pata de un velociraptor ya en hueso. La contempla con demasiado análisis. Más análisis del normal.
Su compañero de laboratorio, Bright, viste una bata blanca encima del uniforme. —Oye, ¿Crees en los monstruos?— Pregunta el bronceado haciendo un escaneo de un hueso también. El otro anda tan enfocado en su análisis que no lo ha escuchado.
—Oye, First.
—¿Mm?
—¿Crees en los monstruos?
First voltea a verlo con el ceño fruncido.
—¿Monstruos más aterradores que estos?— Bright cuestiona con una sonrisa. Alza un hocico esquelético cerca su rostro abriendo y cerrándolo para simular mordidas. Después de todo el esqueleto seguía teniendo colmillos.
First suspira. —No, no creo que hayan monstruos más aterradores que los que tenemos aquí. Despabila.
—Mm. Qué suertudo.— Bright dice con un puchero desplomando el hocico en el escritorio. —Yo aún no puedo dormir por mi fe religiosa.
—Prefiero vivir una vida simple y ser eteista. Así no debo preocuparme por nada.
—Pero ¿sabes?
—¿Qué?— First intercambia huesos ahora comenzando otro análisis.
—Dicen que en Estados Unidos hay una cueva con monstruos.
—Y tú le crees al internet.
—Lo sé, suena absurdo. Pero escucha este artículo.— Bright saca su teléfono de uno de sus bolsillos reposando su espalda baja contra la mesa. Busca el articulo con varios deslices de su pulgar. —Se dice que el Área 51--
—Ya es absurdo. Nadie puede hablar de ese lugar. Te matan enseguida.
—Sí se puede, si estas en una red oscura.
—Interesante supongo.
—Se dice que el Área 51 soltó varios de sus experimentos en una cueva en Florida. Hay rumores de que entre esos experimentos exista La Mujer Cabra.
—¿La Mujer Cabra?— First bufa una risa.
—Una mujer alta, como de 7 o ocho,— Comienza a narrar Bright. Entonces ambos pueden jurar que sienten una tensión sobrenatural que cala por los huesos de ambos. —sus patas son de cabra, tiene los muslos forrados en vello al igual sus brazos y vagina. Aún así anda completamente desnuda con garras tan filosas que sabes no podrás salir vivo de ella.
Tiene colmillos y a pesar de tener el aspecto de una joven hermosa, sus ojos repletamente negros dejando solo una línea blanca de sus retinas son aterradores.— Bright culmina la narración.
Una perturbadora imagen mental de la criatura descrita aparece en la mente de First. Él incluso imagina la cueva con la criatura asolada desde las sombras.
—¿Cómo saben de ella si nadie ha logrado salir vivo?
—Porque el que escribió esta página trabajaba para el Área 51.— Bright responde, sencillo.
—Espero se oculte bien. El Área 51 no perdona a nadie.
—Sí.
—Aún así, no creo en monstruos. Igual pueden ser rumores lo de esa cueva.
—Entonces ¿Qué le habrá pasado a las personas que nunca salieron de ahí?
—Quizás se suicidaron.
—...Mm, no lo sé, amigo. Es demasiado extraño.
First no lo admite, pero cuando el otro ha dejado de mirarlo, él deja de mirar el fósil que analizaba. Pensativo.
📟
First va a la farmacia a la que siempre va cada que sale de la universidad para comprar algunos snacks. La cajera es hermosa. Tanto que parece una modelo. Ella tiene el cabello ondulado sobre sus hombros, unos flecos curvos sobre su frente rozando sus párpados, vistiendo un delantal marrón sobre un traje blanco corto con tenis del mismo color a la prenda.
Él llega a la caja con una papita de Cheetos, una soda y un chocolate Hershey blanco. Ella toma la bolsa de chocolate para escanearla alzando sus cejitas con una sonrisa.
—¿Cómo es que nunca engordas?— Ella pregunta ya conociendo al cliente habitual. First ríe junto a ella.
—Ni yo tengo idea.
—Nah, con esas piernas y muslos que te cargas de seguro haces ejercicio.
—Así que estás pendiente a mi cuerpo, ¿eh?
—¿Quién no? Pero, I mean, easy boy, (quiero decir, tranquilo chico)— ella bromea en inglés chasqueando sus labios en boca de pato mientras escanea lo demás. —ya sé que tienes pareja. Aunque ahora me pregunto... ¿Será por él que nunca engordas?
—Uno: eso es personal.— First se hace el serio, soneiendo y tomando la bolsa. —Dos: Yo tampoco lo sé.
—Mjm~. Presumido. Que vayas bien.
—¡Gracias!
First le da una última sonrisa antes de dirigirse a la puerta. Cuando agarra el marco de metal de la puerta, ve en su reflejo la figura de la mujer cabra que le fue mencionada. Ella anda parada detrás de su hombro derecho sonriendo con sus colmillos mientras tiene los ojos fijos en él.
First pega un pequeño brinco antes de mirar detrás suyo. Mira y mira, pero no hay nada. Solo puede ver a la cajera formando un pequeño puchero mientras juega con su teléfono. Él traga hondo antes de empujar abierta la puerta e irse de la farmacia. «Mi imaginación debería tener limites.» Piensa el chico.
📟
A la farmacia que abandonó, entra Bright. Este aún con su bata universitaria, manos adentradas a los bolsillos de la misma, una caminata ejemplar de todo chico egocéntrico. Abre la puerta con ese mismo estilo y entra como Don Juan por su casa. Él se dirige al contador plasmando sus manos en este.
Mai pega un pequeño brinco ante el sonido de las palmas contra el escritorio.
Termina su susto al bufar una risa. —Dios. Bright. Me asustaste.— Ella ríe. —Justo hace unos minutos First estaba aquí.
—Qué, ¿te gusta? Siempre viene aquí.
—No me gusta First... Y él tampoco gusta de mí, ridículo.— Ella apoya sus codos en el contador, llevando sus manos al cierre de su pantalón. Él va sonriendo travieso. —Me gustas tú.— Ella se muerde el labio inferior.
—¿Cuánto tenemos?
—Puedo hacerte correr en menos de cinco minutos.
Ella responde toda atrevida.
En unos minutos, Bright y ella están en el almacén a unos pasos detrás del contador mientras ella está de rodillas dándole una mamada sin dejar de mirarlo a los ojos. Bombea su cabeza tortuosamente lento. Llenando y vaciando sus cachetes.
—Dios.— Él carraspea desviando la mirada.
Ella avanza un poco más su bombeo. Haciendo sonar los chupetes. Él le acaricia el cabello un poco. La boca de la femina succionando y dejando saliva por toda esa extensión. Como si fuese una paleta. La saliva regresa de su boca al pene consecutivamente. Hasta que él se corre.
Ella lo saca de su boca para darle una última lamida y se pone de pie toda sonriente ladeando su cabeza mientras menea de lado a lado sus caderas con pequeños brincos.
—Lo haces tan bien.— Bright le dice anonado con su rostro.
—Dios. Siempre que te me quedas mirando así... Me pregunto que pasa por tu cabecita.— Juega la chica con sus manos en las caderas del chico.
—Sí...— Responde Bright con voz gruesa. Diez veces más intensa de lo normal. Sus ojos intensifican su locura a un grado inimaginable mientras él ladea su cabeza, acariciando la cien de la dulce cajera. —qué será lo que pasa por mi mente...
Y es que: En estos momentos él no ve a la cajera como es. Sino que la ve como La Mujer Cabra, esa siniestra figura sonriente de colmillos. Esos ojos negros como bolines. Dado a que Mai no sabe que él la ve de esa manera; sigue sonriendo como una ingenua enamorada.
Escuchan la puerta de la farmacia azotarse así que rápidamente salen del almacén para ver cómo la puerta da con el exterior, reflejando a un hombre que huye con varias bolsas de papitas.
—¡Será hijo de perra! Dios, ¡esto nunca sucedía-- Bright! ¿A dónde vas?
Bright se adelanta pasando de ella a perseguir al ladrón. —¡Te meterás en problemas si descubren que alguien robo aquí a noche! ¡Me encargare de ello!— Él dice abriendo la puerta todo apurado para salir corriendo. Mai sigue exaltada con la situación, va a gritar algo más, pero decide sonreír con preocupación.
—No quiere meterme en problemas, pero no se detiene a pensar que yo tampoco quiero que se meta en problemas.— Ella murmura jugando con sus dedos.
Solo le queda carraspear y volver a las puertas del almacén para cerrar estas.
📟
Por otra parte, un chico de baja estatura, labios carnosos, nariz ancha y tez canela esperaba en el aeropuerto vistiendo un suéter negro con una mascarilla del mismo color. Pantalones deportivos grises y tenis. Él estaba pendiente a su IPhone de protector vino platino.
แฟนสาว (Novia)❤: Ya llegue.
Perth: Estoy frente al aeropuerto esperándote.
แฟนสาว(Novia)❤: Yo ya te estoy viendo.
Perth alza la mirada con el entrecejo fruncido. Mirando a su alrededor. No ve nada más que personas saliendo con maletines. Muchas encontrándose con familiares, otras en solitario, y policías haciendo de guardia.
Perth vuelve a bajar la mirada a su teléfono celular. Comienza a escribir: «No te veo», Cuando unos brazos lo rodean de la cintura. Aferrándose a él. El moreno pega un brinco antes de alejar el teléfono y ver a la pequeña morena que se abrazaba a él. Una chica de color con el cabello risado, labios carnosos y nariz ancha. No era asiática, sin embargo, sus ojos eran como plumas.
Su cabello, Dios, todas las curvas que cargaba esa melena. Completamente risado hasta su espalda. Ella sonríe tirando para atrás su cabeza así ambos pueden tener una mejor vista de ambos.
—Dios — Suspira aliviando el susto Perth. Incluso una sonrisa se cuela tras su mascarilla negra.
—¿Por qué traes puesta la mascarilla, mm? ¿Andas antisocial?— Ella le baja la mascarilla con un dedo mientras él ríe. Incluso cuando la mascarilla ha bajado de su rostro, ella juega con sus labios. Deslizando su dedo de arriba a abajo para que el labio inferior del moreno rebote.
Él pilla su dedito, sin daño alguno, entre sus dientes. Mirándola bonito a los ojos. Ella ríe entonces. Ensanchando su sonrisa.
—Antisocial con los demás, sí, contigo no.
Él suelta su dedo para decir esas palabras y ella baja su mano a su pecho. Entonces el chico gacha la cabeza para besarla. Besándola una tras otra vez. Ella rodea los hombros del chico con sus brazos. Cediendo a cada beso con más pasión. Hasta que ambos asimilan su nivel de intensidad.
*N/A: Un solo cap y siento que hemos hecho una introducción con bastante contenido y apenas estamos comenzando😍, ¿por qué será que Bright está tan obsesionado con la Mujer Cabra? ¿Por qué First le están comienza a alucinar? Lo seguiremos descubriendo juntos👍🏾*
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