𝖢𝖺𝗉𝗂𝗍𝗎𝗅𝗈 𝖭𝗎𝖾𝗏𝖾

Mew no ha dormido en ningún momento a pesar de tener su cabeza acurrucada en uno de los hombros de su novio. Este se ha quedado mirando delante de ellos a algún punto irrelevante de la oscuridad. Simplemente pensando. Su novio tiene la cabeza reposada contra la pared de la cueva efectivamente durmiendo. Aunque no con la tranquilidad que regularmente tendría si estuvieran devuelta en el hotel o en su hermosa casa en Tailandia.

Mew comienza a pensar, antes de desplazar sus pupilas un poco más arriba de las oscuridades. Entonces mira a los lados, viendo las rocas que se forman como pasillos bajo el tejado rocoso de la cueva. Comienza a mirarlas pensativo, realmente pensativo.

—Oye, amor.— Susurra ahora restaurando su espalda mientras mira los pasillos rocosos.

—¿Mm? Dime, dime.— El otro se levanta con una voz soñolienta pero rápidamente pendiente. Como previamente dicho no podía dormir tranquilo en este lugar, menos con las cosas que han experimentado, por tanto despierta alertado. Ellos dos se miran.

—Podríamos tal vez ir caminando por esos pasillos. Ir caminando todos para engañarla, la criatura entonces estará abajo y nosotros lograríamos cruzar por arriba de ella.

Gulf comienza a sonreír con la ingeniosa idea de su novio. —¡Oye!— Él sonríe, maravillado por su idea. Pero luego de unos segundos deja de sonreír. —¿Pero cómo bajaríamos?

—Si lo notas, ella no se acerca al sol.

—Cierto.

—Entonces tendríamos que brincar, cerca, pero muy cerca de la entrada de la cueva. Si caemos en la oscuridad...

—Morimos.

—Lo entiendes.

—Entonces si es con la luz del sol... Habría que ir desde ahora. ¿Qué hora tiene tu móvil?

Mew saca su teléfono de uno de sus bolsillos para revisar la pantalla. —Van a ser las dos en punto.

—¿Lo intentamos desde ahora?

—Mejor desde ahora.

—Bien. Pues hay que avisarles a nuestros amigos.

—De acuerdo.

El moreno gatea para posar frente a su novio en sus cuatro, pero dirigiéndose hacia los amigos. —¡Chicos!— Él llama en un susurro. Todos voltean a verlo con rostros demasiado interesados.

—Mew tiene una idea para salir de aquí.— Anuncia el moreno con una sonrisa esperanzada.

📟

A los pares de minutos que el plan fue explicado, todos estaban gateando sobre los pasillos rocosos a los extremos de la cueva. Gulf, Mew por la izquierda mientras que los demás por la derecha. Todos gateando por sus vidas. Tratando de ser lo más sigilosos posibles.

Perth gatea detrás de su novia así que toma un vistazo de ese trasero alzando una ceja mientras dibuja una sonrisa atrevida. —No pares.— Juega en un susurro. Ella se va a quejar por el comentario, pero al mirar sobre su hombro a su dulce novio, comprende que él solo está jugando. Ella pone los ojos en blanco bufando una risita.

—Cuidado. Orden de las películas del horror: no te pongas cachondo o mueres.— Recalca meneando un poco su cabeza.

—Pues debe ser un milagro que esté vivo hasta ahora.— Él sigue jugando con una sonrisa. Ella vuelve a rodar los ojos divertida sin que ambos dejen de gatear. Off va en la delantera de ellos, con Mind detrás. Todos con rostros inundados de miedo aunque hay destellos de esperanza en esos ojos.

—Solo no mires abajo.— Mew le recalca a su moreno quién va en la delantera.

—Solo no mires abajo, solo no mires abajo...— Repite como soporte emocional el moreno dado a que se siente demasiado nervioso y no le gustan las alturas. Le gusta surfear, nadar, tener aventuras, pero no le gustan las alturas. Es irónico casi poético.

Mientras gatea una de sus manos pisa una roquita por lo que él se detiene, entonces remueve su mano. La roquita rueda fuera del pasillo rocoso. —¡No--!— Él susurra accidentalmente siguiendo la roquita con la mirada. En ese seguimiento pudo mirar abajo al vacío e las oscuridades de la cueva. La roquita desapareció de su vista en cuestión de segundos.

—Ay, carajo.— Admite el moreno al mirar. Ahora tragando fuerte.

—Gulf, ey, tú solo sigue. No va a pasar nada. Sigue caminando.— Lo apoya suavemente el novio.

—Okay, sí, okay.— Este toma bocanadas de aire antes de exhalarlas. Tratando de calmarse. Vuelve a retomar sus gateos. Ahora pausadamente. Tenía demasiado miedo.

Siguen gateando hasta que la luz de afuera ilumina sus rostros. Ellos van sonriendo esperanzados. Cada uno anhelando salir. Ya quieren salir de una jodida vez y largarse. Están cerca. Ya están cerca. Solo será cuestión de brincar cerca de la luz, ¡y podrán irse!

—Dios. Estamos llegando.— Suspira Off contento. Quiere salir a ver a su novio. Ese chico que lo debe estar esperando con demasiada hambre y sed, según él piensa.

—Estamos cerca.— Mind también suspira contenta.

Todos van contentos hacia su esperada boleta de salida. Cuando, de repente, la mujer cabra extiende uno de sus largos brazos a las rocas de la entrada, rasguñando estas con sus enormes garras. Las rocas todas caen a por montones. Dejando la cueva en completa oscuridad. Cubriendo toda la salida a excepción de un hueco en la esquina dónde aún cabe una persona. Por ahí entran unos pocos rayos de sol.

Todos dejan de gatear congelándose para mirar a la Mujer Cabra. Esta restura su espalda, quedando aterradoramente alta como es. Mirándolos a todos con esos bolines negros que tiene como ojos al igual esa sonrisa escalofriante de colmillos.

Ella voltea sobre su hombro a mirar fijamente a Off.

—Mierda.— Él se queja casi escupiendo su articulación. Ella se da la vuelta por completo y pega un brinco, llegando hasta la roca en la que están ellos. Penetra la roca con las cinco enteras garras de una mano, quedando con las pezuñas trepadas en el borde de la roca (rodillas a los niveles de sus antebrazos). Todos gritan en terror viendo como la Mujer Cabra alza su su brazo libre. Amenazando los aires con sus garras libres.

Durante todo el desconcierto, Mel es la que frunce el entrecejo, se sienta en su trasero alzando sus rodillas mientras apoya las manos en la roca. Entonces le pega una fuerte patada a la Mujer Cabra en el tórax. La fuerte patada aturde un poco a la criatura pues las pezuñas de esta se deslizan hacia atrás un poco casi haciéndola caer. Por ello la criatura gruñe un poco incluso mira atrás de sí misma.

Todos miran a Mel por su valentía. —Deberíamos hacer lo mismo.— Off apoya. Todos optan a por eso. Se sientan en sus trasero para alzar sus rodillas al nivel de sus pechos entonces patean el tórax de la criatura.

Empujándola tan fuerte que las pezuñas de esta vuelven a perder balance. Ella gira su cabeza devuelta hacia ellos. Pega un rugido mostrando sus colmillos antes de volver a amenazarlos con su mano de garras.

—¡AHORA!— Mel grita, todos vuelven a patear a la criatura en el tórax. La criatura recibe el impulso, sus pezuñas se deslizan fuera del borde rocoso por lo que ella queda colgando del pasillo. Pues había penetrado sus garras en el suelo rocoso.

La criatura ruge enojada. Mirando la distancia desde dónde está a dónde caería.

—¿Ah, verdad? Apuesto a que no se siente nada lindo estar al borde de la muerte.— Juega Off pateandole una de sus garras. La garra sale del suelo. Alzandose.

—¡ESTO ES POR MATAR A MI AMIGA!— Mind grita pateando otra de sus garras. Haciendo que la criatura alce esa otra garra. Ahora solo tiene tres garras penetradas al suelo rocoso.

—¡POR INTENTAR MATARNOS!— Mel patea una de sus garras. Ahora la criatura queda con dos garras penetradas al suelo.

—No tengo idea de qué frase decir para sonar tan cool como ellos, pero, ¡SOLO CAE!— Perth patea otra de sus garras así que la criatura alza esa garra también. Quedando solo con la garra de su pulgar clavada en la roca.

La Mujer Cabra gruñe, entonces vuelve a alzar su brazo libre con garras para matar a los amigos cuando, Mew le tira en la cabeza con la linterna. La linterna le da justo en la cabeza. Aquella criatura detiene sus gruñidos, sacude la cabeza entonces voltea a mirar a la pareja.

—OYE, TU, FEA.— El moreno grita. La criatura gruñe. El chico moreno solo sonríe.

—Ya muérete, ¿quieres?— Pregunta el moreno incitandola a venir por ellos. La criatura ruge súper molesta entonces pega otro brinco, desplazándose por el aire en cámara lenta al otro extremo. Con sus brazos realmente abiertos. Esas garras listas para cortar lo que sea.

Gulf sostiene fuerte su linterna, la gira en su mano para que la linterna quede con el pomo por delante y con una mirada feroz, mientras la criatura va llegando a ellos, se la tira a la cabeza.

La linterna da contra su cabeza desconcertando a la criatura que cae para atrás ahora. Perdiendo balance de todo su cuerpo en medio de pleno brinco. Su cabello se alza con ella mientras va cayendo.

Cayendo a su trágico final.

📟

³⠘³⁰ ᴾᴹ

Mai despertó hace una hora atrás. Ahora estaba sentada en la habitación en la que la encerraron, vistiendo una bata medica como si fuese una paciente. Ella está sentada al borde de su cama con los tobillos cruzados, manos apoyadas al borde de la camilla.

Anda brincando una rodilla toda irritada. Sus ojos cristalizados expresan cuán molesta está ahora mismo. Abren la puerta de su habitación así que ella voltea rápido a la puerta súper enojada, pero su enojo se esfuma al ver que es el lunático que le advirtió de que el director era un mentiroso.

El lunático está parado ahí sujetando un alfiler en una de sus manos mientras la mira esperanzado. Ella se pone de pie de la camilla, mirándolo esperanzada.

—Tú de nuevo, ¿qué haces aquí? Si te ven--

—Quiero ayudarte. Sé que fuiste metida aquí injustamente por descubrir el secreto del director.

—Al menos no intentó matarme.— Ella brinca sus hombros en una sonrisa juguetona.

—Me alegra que estés bien. Ven, te ayudaré a pasar desapercibida.

Él se va, caminando súper rápido. —Okay, ¿cómo exactamente harás eso--?— Ella iba preguntando antes de comenzar a trotar para perseguirlo.

𝙲𝚒𝚗𝚌𝚘 𝚖𝚒𝚗𝚞𝚝𝚘𝚜 𝚍𝚎𝚜𝚙𝚞𝚎́𝚜

Mai está afuera de unos vestidores para los empleados cuando su ayudante golpea a una enfermera, noqueandola al instante. Esta cae fuera de los vestidores vistiendo una mascarilla e uniforme médico femenino. Mai permanece sorprendida con su boquita en una “o”.

—Solo para quedar claros: estoy contra la violencia a la mujer. Es solo que esto era necesario.

—Tranquilo. Además esa fue la que me noqueo a mí con una inyección al cuello.— Mai se cubre el lado que le fue inyectado con mucho dolor, arrugando un extremo de su rostro.

El loquillo ríe un poco. Ella llega hacia él.

—¿Cuál es tu nombre?— Ella pregunta, cruzada de brazos.

—Tori.— Él responde.

—Bueno — Mai corta distancias con él. —gracias por todo, Tori.— Le da un pequeño beso de agradecimiento en uno de sus cachetes, antes de agarrar a la mujer por debajo de las axilas e arrastrar el cuerpo de esta de regreso a los vestidores.

—¡Dios! — Exclama Mai. —Le han sudado las axilas.— Ella se queja apenas adentrando mitad del cuerpo. Tori rie, negando con la cabeza.











































Para el resto, Mai se encarga sola, no quería meter a Tori en más problemas. Se pusó el uniforme de enfermera para caminar por los pasillos con disimulo. Ella ató su cabello en una coleta de caballo para no ser reconocida y tenía una mascarilla puesta así que todo estaría bien. Bajo al lobby para ir a la área de la caja, cuando de repente la cajera disponible llega a ella con desespero, tomándola de una muñeca.

Mai agranda los ojos viendo a la otra de uniforme médico. ¿Ya fue descubierta? ¿Tan mediocre fue su actuación? Tori estaría decepcionado si este fuese el caso.

—¿Puedes velar mientras regreso? Es que me estoy orinando.— Dice la chica.

—Oh — Mai dice ahora tratando de disimular sus ojos. Parpadeando para regresarlos a su tamaño normal. —sí, sí, claro.— Ella dice.

—Gracias, Gen. Eres un amor.— La chica se va, mencionando el nombre de la placa en el pecho de Mai. Mai suspira aliviada de no haber sido descubierta. Se aprovecha de la situación para colocarse detrás de la barra y comenzar a rebuscar el expediente de Bright en las gavetas. Abriendo cada una de ellas fuertemente.

Las cierra con la misma fuerza que como las abre. Abre una cuarta gaveta y en su revisión por los expedientes, encuentra el de Bright por orden alfabético. Ella saca el expediente, lo coloca frente a ella y lo abre. Entonces ve el expediente médico hecho de aquí.

#Habitación 312, tercer piso.

Lee el expediente en la área de indicaciones. Mai entonces abandona el área, no vigilando por la chica como prometió hacerlo. No era como si lo quisiese cumplir de todos modos. Ella va al elevador a unos pasos de esa barra. Presiona el botón de subir.

—¡Oh! ¡Gen! ¿A dónde vas?— Regresa la chica del baño ahora parándose al lado de la barra.

Mai la mira sobre uno de sus hombros con una mirada de pocos amigos. La sonrisa de la chica se reduce poco a poco hasta que tiene una carita desconcertada. Las puertas del elevador se van abriendo sin que Mai le remueva la mala mirada.

Mai voltea para enfrente entonces entra al elevador. Las puertas se cierran ahora con ella adentro mientras esta presiona el botón de Piso 3.

🅟🅘🅢🅞 ➊







🅟🅘🅢🅞 ➋

Mai estaba irritada por la música de elevador. Ella que estaba amargada, escuchar esa música positiva y “relajadora” no la relajaba en nada. En NADA. Aún así mantiene sus manos bien juntitas contra su regazo, mirando fijamente las puertas del elevador, parpadeando con aborrecimiento.




🅟🅘🅢🅞 ➌

Las puertas del elevador se abren, mostrando a un enfermero que ya está parado frente a estas. —Ey, ¿Qué hay, Gen?— Pregunta con una sonrisa, sin usar mascarilla.

—¿Han pensado en cambiar la música del elevador?— Mai tira una indirecta súper fría mientras lo pasa de lado. Dejando al chico bien confuso. Ella sigue caminando hasta alcanzar la habitación que es. Posa frente a la puerta antes de girar la cerradura e asomar parte de su cuerpo.

—¿Bright? Bright.— Ella suspira aliviada corriendo hacia él. Aún no ha despertado al parecer. Los ojos de la fémina lo revisan por completo. Escaneando al chico de cabeza a los pies con una sonrisa. —Te sacaré de aquí.— Se apresura la asiática de ojos majestuosamente color avellana.

Apenas da un paso más para agarrar los pies de la camilla, alza la mirada y el director del hospital entra. Este camina hasta pararse a unos pasos frente a la camilla con la intención de detenerle el paso. Ella aligera sus movimientos sin borrar su feroz mirada. Simplemente se queda estática a esperar a lo que sea que el director tenga que decir ahora.

—Mai, escucha, por favor, si dices algo de lo que descubriste no solo me perjudicarás a mí ¡Tú lo sabes!

Súplica el director, exigiéndole misericordia mientras la observa con ojos suplicantes. No hay palabras que salgan de la boca de la chica, silencio es lo único que ella emana. Incluso cuando ella se baja la mascarilla para revelar toda su cara, no abre su boca para nada.

Así permanecen por unos segundos.

Cuando ella decide romper el hielo: —Pero lo que usted me hizo también estuvo mal. Lo sabe.— Es su firme respuesta.

El hombre suspira exhausto. La puerta de la habitación se abre con Tori acompañado de montones de pacientes más. Se ha reunido con un grupo enorme de pacientes. Todos agrupados detrás de él mirando adentro. Mai y el director voltean a verlo siendo tomados por sorpresa.

—¿Tori?— Sonríe Mai.

—¡Retengan al director para que ella pueda salir! ¡Sin daños graves!— Comanda el leal paciente que se ha ganado el corazón de la chica. Esta sonríe mientras que todos los pacientes junto con el que los lideró, se avalanchan hacia el hombre. Todos cayendole encima a puños para mantenerlo en su sitio dándole tiempo a Mai para salir.

*N/A: Ya el prox es la final 🤧❤*

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