¿Y si beso tus pecas?
¿Se esfumarán y quedarán prendidas
a la caricia sutil de mi boca en quiebra?
Sin palabras. Rota, rasgada. Seca.
Si se borrasen como se borran
las letras de mi abanico de versos.
Si fuese así de sencillo desaparecer
la belleza de tus mejillas pálidas,
falsas y retocadas de penas
que no se quedan, que se desvanecen.
¿Y si fueras nada?
Que la nada fuera lo que hay debajo
de todo lo que cubre tus rarezas.
Que no haya rarezas, sino mentiras,
y las flores solo adornen la tierra.
Si bajo la cascada de las verdades
más verdaderas, te desnude la mañana…
¿Y si temieses que no me enamore
de ese nuevo despertar en lo sencillo
de tu piel desnuda cuando hacemos el amor?
Que no seas como la arena
si mis manos inquietas te tocan, te dibujan,
sino de seda como la pulpa del durazno,
para que no te borres.
¿Y si temieses enseñarme la constelación
de tu espalda, para que no construya caminos?
¿Por dónde navegaría el deseo?
No llores. Porque tu rostro se viste de luto,
y el velo negro estropea la máscara que
adorna la piel que escondes. Lo barre todo.
Por eso no te borres. Por eso y más.
Que si te borras yo estaré sediento
de sorpresas e inquietudes,
y tú estarás triste por ser quien eres.
Por favor, no te borres.