Gran final

La poderosa esencia de mis mascaras, de éstas que danzan aquí y allá, en el tan mencionado salón del engaño, las has visto cantar también, todas con la mirada brillante, radiantes, ¡mentiras!, o tal vez... juventud. Encendidas en vestidos rojos, negros, azules, y de pareja una sombra que se alza elegante. ¿Qué es de las damas si se detiene la música? Míralas, grietas se reparten en los falsos rostros, la alfombra se tiñe de sangre, la porcelana por doquier, aullando lastimera como el herido mirar de los desenmascarados, ¿qué será de ellas ahora? Su belleza un recuerdo que los gusanos comentan.

¡Venga! no limpiarán las lágrimas el alquitrán en este cuaderno, ¿qué ha escrito el destino si no, más que tu muerte?, y el final, es un gran final.

Serás valiente te repites, que abrazarás a tu alma fuerte o se la entregarás a la eternidad, pues no comprendes cuan cobarde eres aferrándote a la fantasía de tus ilusiones, y no deseas ver más allá de lo que la mayoría ve, así eres humano, aprendes a conformarte, pues de un modo u otro, continuarás bailando en el vals de tu exquisita monotonía.

Un, dos, tres, y limita la existencia girando hasta que se detenga la música y la sombra te devore, quiero verte en el cansancio de agotar cada gota de tu vida para ser uno con el mundo en este gran salón, no pretendas armonía en la carrera contra el tiempo, tan solo reclama la pieza perfecta.

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