17

Narra Eddie:

Es gracioso y curioso que cuando sientes que vas a morir empiezas a recordar todos los momentos felices o al menos decentes de tu vida.

Cuando vi al monstruo en la escalera del sótano, viéndonos con una cara que no logro explicar... vi toda mi vida por delante, cuando conocí a Jessy en preescolar, cuando me dieron mi primera guitarra... mi cumpleaños cinco... momentos felices.

Sentí pequeños sollozos, respiraciones agitadas, y silencio sepulcral.

Todos estábamos en silencio y sin ningún tipo de movimiento presente en nuestros asustados cuerpos.

No sabíamos qué hacer, cómo reaccionar.

Sentí unas patas moverse.

No podía ver nada, puesto que el nerviosismo hacía que mis párpados se cerraran como una caja fuerte.

En ese momento, no tenía la contraseña para abrirla.

La contraseña se esfumaba a medida que sentía los pasos, solamente lograba  apretar más los ojos, cada vez más fuerte a un punto en el que me llegaron a doler.

Sentí la voz de Duff sollozar, la respiración agitada de Roger y de Syd.

Entonces sentí como alguien me tomaba la mano y salía corriendo conmigo.

Abrí los ojos solo para saber de quién se trataba, entonces vi a quien trataba de sacarme de ahí.

Alex.

Miré hacia atrás, pero no vi a nadie, por lo que me asusté.

Entonces pude darme cuenta que estábamos bajando por una rampa, y los demás iban más adelante corriendo por su cuenta.

Aceleré el paso, pero mis piernas se sentían agotadas, simplemente nunca tuve un buen estado físico, nunca había sido muy bueno en los deportes.

Llevábamos alrededor de seis metros y medio de ventaja de la bestia, aún no lograba entender como los otros habían empezado a escapar.

Entonces empecé a mirar hacia mi alrededor, veía una luz verdosa proveniente del fondo aún no visto del subterráneo, no habían personas, pero sí muchos tubos con ese mismo líquido verde, a veces de otros colores, pero todos iban pasando por el techo. La rampa era un espiral, ya que el fondo era redondo. Sin embargo, habían partes lisas que se extendían hasta llegar a un pequeño agujero, cada vez más grande, donde podíamos ver la luz verde. Todo era de tonos grises, plomos, o cosas de metal plateado, salvo que la rampa tenía una alfombra roja.

Las paredes estaban llenas de cuadros, como los del sótano y otros de imágenes de guerra.

Pero no era cualquier guerra.

Un logo odiado y muy conocido, un saludo, unas víctimas, uniformes, dos tipos, uno de soldado y otro rayado.

La Segunda Guerra Mundial.

Vi como los que estaban adelante empezaban a caer inconscientes al suelo.

David volteó gritando que se devolvieran, al igual que Steven, Duff, Syd y Ann.

Pero de a poco también empezaron a caer, y sin darme cuenta, todo se había vuelto negro.

(...)

Empecé a despertar lentamente, me dolía la cabeza, era de esos dolores punzantes, que siempre sientes una aguja en el cráneo, una aguja punzante que no piensa cesar de molestarte.

Finalmente abrí los ojos y me encontré atado a un tubo, a mi lado estaba Alex, al otro David, y al parecer Michael se encontraba atrás.

Extrañamente todos se encontraban ordenados en sus bandas, lo que me pareció más que raro.

Empecé a mirar a los lados para ver si alguien se encontraba despierto, mas no veía nada.

— Domine, tu suscitans ... voco boss secundus? —Escuché una voz.

— Non ego eam possedi —respondió otra voz.

Intenté tratar de descifrarlo, pero no entendía absolutamente nada de lo que estaban hablando.

Entonces caí en cuenta.

Latín.

Sentí pasos, mas no veía a nadie, los demás empezaron a despertar, algunos más fuerte que otros, pero empezaron a despertar.

— Muy bien... —dijo un hombre vestido con uniforme de guerra y una máscara antigases —perfectamente bien...

— ¿Dónde estamos? —preguntó Ann rápidamente mirando al tipo a la cara.

El hombre sonrió y la miró, posteriormente le puso la mano en la mejilla, Ann hizo un gesto de asco y le escupió.

— Veo que tienes el carácter fuerte, linda —sonrió y se limpió el escupo de Ann de la cara—. Están en el mejor lugar del mundo, el corazón de Armun-mágnimus.

— ¿Qué quieren? —preguntó Axl.

— ¿Saben todo lo que aportó la Segunda Guerra Mundial? —preguntó el hombre al parecer a modo de respuesta.

Nadie respondió, empecé a intentar soltarme del amarre sin resultado alguno. Vi como Nancy empezaba de a poco a lograrlo con la ayuda de un sujetador. Permanecí callado, el hombre no se había dado cuenta y no tenía intenciones de sabotear a la rubia.

— Con que ese es el nombre de su secta, tanda de asesinos —dijo Syd con molestia—. Me dan asco.

—Si es por o que pasó con tu linda novia... sin resentimientos —dijo el hombre arrodillándose donde estaba Syd amarrado.

—¡Está en coma por culpa de sus idioteces! —respondió Syd exaltado—. ¡Van a desconectarla!

— Lo siento, pero es por un bien común —dijo— se estaba metiendo en nuestros asuntos de una forma exorbitante, todos ustedes lo hacían. La chica fue una advertencia, el de rizos una consecuencia.

— ¿¡Slash una consecuencia?!—exclamó Axl con profunda indignación— ¡Nos salvó la vida a Duff y a mí!

— ¡Pudimos haber muerto!—gritó Duff.

— No debieron interferir  —le sonrió el hombre— vamos bien...

— ¿¡Bien?! ¡Han matado a muchísimas personas!—exclamó David.

— Todo tiene su precio...—dijo— ¿Saben todo lo que aportó la Segunda Guerra Mundial?

— Bueno, avances tecnológicos, creación de la bomba atómica, pequeño avance del feminismo...—contestó Alex.

— Alex—dije de forma leve tratando de reñirlo.

—  Exacto —sonrió el tipo— pero también mejoras, mejoras humanas.

— ¿A qué se refiere? —preguntó Steven— ¡Oh Dios, Ab-!

— Steven, cállate —interrumpió Axl.

— Los humanos somos tan débiles, tan... imperfectos —dijo el hombre haciendo una mueca— tanto nazis como americanos tuvieron una idea magnánima: experimentar buscando al soldado ideal. Fracasaron en cientos de ocasiones, al parecer todos los que elegían eran demasiado... débiles. Mi profesión me llevó a estudiar todo eso a detalle, cada vez que leía más me interesaba, a medida que aprendía quería hacerlo más. Leí cuanto libro encontré respecto al tema, viajé...

— No me digas que también escuchaste Helter Skelter a todo volumen —dijo David irónicamente, el tipo lo ignoró y siguió hablando.

— Finalmente me di cuenta que tenía que terminar con lo que ellos empezaron —dijo con un sonrisa que daba miedo— así que hice este paraíso aquí, no fue difícil, robé compuestos químicos de un laboratorio cercano y empecé. Logré crear una capa que te volvía invisible y espectral.

Miré a Roger de reojo, este solo mantenía la vista baja mientras escuchaba todo con atención.

— Contacté viejos amigos con los que había estudiado y o viajado, se encantaron con la idea y se unieron. De a poco el paraíso empezó a crecer...—sonrió nuevamente... ¿Qué tenía este tipo con sonreír?— Luego de estudiar un poco, lo encontramos...—señaló a un punto, volteé y pude ver al monstruo en una jaula comiendo un trozo de carne.— era joven, pero servía. Pasaron los años, teníamos a Will enjaulado, pero queríamos volver a intentarlo, Will salió fallado, debió conservar su forma humana. Empezamos a buscar por la calle hasta que encontramos un objetivo, un hermano menor de Will.

Vi como los Floyd abrían los ojos.

— ¿Recuerdan..?

— Lo seguimos un tiempo, nunca lo encontrábamos solo... siempre... siempre estaba con ustedes—señaló a los Floyd con el mentón e hizo una mueca luego de haberlos interrumpido— Finalmente encontramos a Nick solo, lo vimos bajar de un auto, este partió.

Gilmour soltó una lágrima.

— El chico se agachó a recoger algo, en eso Larry aprovechó y le lanzó una roca en la cabeza. Nos lo llevamos mientras estaba inconsciente. Luego empezamos el mismo proceso que tuvimos con Will. Nick... Nick también falló, así que decidimos soltarlo para probarlo mientras dejábamos a Will en la casa como guardián. Entonces empezamos a buscar por otros medios, lo vimos a él —señaló a Rick— con unos químicos hicimos un reemplazo para que no siguieran interponiéndose con nosotros.

— El Rick que tocaba el piano... —murmuré.

— Hicimos que los distrajera, que no notaran que era el mismo chico, pero nunca estaba solo... Cuando supimos que habían irrumpido, soltamos a Will dentro de la casa, este atacó a la chica y se fueron.

— Tiene nombre —dijo Syd con molestia— se llama Claire Layne, y está por morir por su culpa.

El tipo rodó los ojos.

— Ya te dije, sacrificios qué hay que hacer.

Syd intentó golpearlo, pero fue en vano, estaba fuertemente amarrado al tuvo color fluorescente.

El tipo solo reía.

— Me iré, pronto llegarán Larry y Carlisse, y podrán decidir si quieren unirse a nuestro paraíso o convertirse en amiguitos para Nick y Will.

Entonces el tipo se fue. Cuando hubo certeza de que ya se había ido, Nancy retiró sus manos de de detrás del pilar y empezó a desamarrar a los demás. Pronto todos estábamos desatados.

—  ¡Oigan! ¡¿Qué hacen desamarrados?!—escuchamos una voz a lo lejos y pudimos ver una silueta.

Pronto era la figura de un hombre, seguida de la de una mujer.

El tipo sacó un palo extraño, la tipa un látigo o una especie de cuerda.

Nancy no lo pensó dos veces y tomó el palo del tipo, lo golpeó con él y repitió el acto con la mujer.

Ambos cayeron inconscientes al piso y entre algunos ayudaron a llevarlos y amarrarlos a los pilares con la cuerda de la mujer.

— ¿Vamos?—sonrió Nancy.

Brian asintió mientras aseguraba el nudo con el que los habíamos amarrado.

— Deberíamos infiltrarnos...—dijo.

— Tal vez haya que usar lo suyo —propuso John.

— Y lo de otros—afirmó Duff.

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