Capítulo O5. La estrella más brillante

La hermosa mujer estaba realmente muy emocionada. Habían sido años de ausencia sin su amado y fue entonces que en una buena tarde, el llamado de las kujas había alertado a la Emperatríz Pirata que la famosa banda de Sombrero de paja finalmente estaba atracando en la costa.

Por supuesto, Luffy ahora era un hombre fornido; más alto, mucho más musculoso. Entonces, Hancock había delirado cuando lo miró. No importaba si él ya era el Rey Pirata, seguía siendo el Luffy que ayudó alguna vez.

- ¡Son Hancock y las chicas! -dijo, saltando de la embarcación con Chopper aferrado a su hombro.

Hancock gimoteó.

- Esta claro que has regresado para que nos casemos ¿verdad? -murmuró sonrojándose. Inmediantamente entró en una fantasía de colores y chispas. ¡Si! Luffy había regresado para establecerse con ella como una pareja.

Había visto a Hancock luego de la última guerra de generaciones convirtiéndose en una aliada poderosa para Luffy. Él pensó que no había cambiado en absoluto aunque todavía tenía esas raras ideas sobre el matromonio. De todas formas había extrañado mucho a la chicas, todas ellas seguían siendo sus preciosas amigas.

Zoro se aburrió al instante y tras un bostezo había dicho que iría a entrenar un poco. Gracias a su increíble haki descubrió que aquella isla no era tan aburrida como parecía. A su lado Franky con su espléndida sonrisa de pervertido orgulloso no tardó en ser rodeado de mujeres curiosas que tocaban sus brazos de cybor con mucho entusiasmo.

Por otro lado, Sanji estaba cedado en una esquina en medio de un profundo sueño de mujeres y pechos. Para ese entonces, el pequeño Chopper había considerado inyectarle calmantes con la exepcional intención de que sería mucho mejor lidear con un Sanji drogado que uno convertido en piedra. Usopp solamente recitaba el mantra, diciendo que el amaba a su hermosa Kaya y no sería afectado por la belleza tan imponente de esa mujer.

Brook se aguantaba de pedirle que le mostrará sus panties.

- Ah, qué tenemos aquí... -dijo forzando una sonrisa. Comenzó a ponerse de mal humor pero tenían que fingir porque Luffy todavía estaba a su lado. Hancock se acercó, sus ojos friamente clavados en Robin.

Otras mujeres notaron a la preciosa mujer de ojos azules bajar de la mano de una niña de pelo como el atardecer. Una de las kujas al revisar los carteles de se busca, dedució que se trataba de Nico Robin sin embargo, no descubrieron a la niña que la acompañaba.

- ¿Quién es la niña? No la veo en los carteles de se busca -una gordita de pelo castaño dijo revisando los papeles en su mano.

- ¡No importa! Siguen siendo compañeras de la tripulación del Rey Pirata.

Luffy comenzó a reirse, y sin querer se paró entre medio de las dos. Nami sacudió la cabeza, el Capitán ciertamente había narrado sus anécdotas de los dos años y ella solo dedució dos cosas: esa mujer era empalagosa y astuta.

- Vaya, veo que se han puesto cómodos -comentó Robin divertida, que sin importarle mucho sostuvo su mirada a Hancock.

A Nami si que le importaba.

- Oye, yo también soy compañera de Luffy -reclamó ofendida.

- Hola tú -bajo los ojos, en un balbuceo silecioso. Solo era una niña, no era para tanto.

Robin casi carcajeo, esa mujer era muy suceptible a sus sentimientos. Por supuesto, Robin debía suponerlo.

Sin embago de la que realmente debería tener cuidado es de...

La arqueóloga miró a Nami y luego a Luffy. Ahora agarraba su mejilla y la estiraba para regañarlo. Su cachete saltó hacia atrás con un chasquido gomoso cuando ella lo soltó. Robin pensó, Luffy generalmente era distraído pero fue en esos momentos raros que él tuvo en Nami una mirada mucho más profunda de la que tendría con cualquier persona. Nami no parecía darse cuenta, tampoco se lo iba a contar; eso sería demasiado fácil y para nada divertido.

Finalmente, después de algunos minutos Hancock se hartó. Era un día especial no tenía que amargarse.

- ¡Tendremos un festín! -ordeno y miró a Luffy -. Luffy, querido... He particado mucho para ser una buena esposa...

- ¿Hancock todavía tienes esa carne de Gorgon tan deliciosa de la última vez?

- Sigues llamándome por mi nombre, eso significa que estamos casados~

- ¡SI FIESTA! - gritó a su tripulación-. Desembarcaremos aquí y haremos un campamento.

Las demás kuja se mezclaron con los mugiwaras y poco después, las sombrillas y algunas parrillas estaban perfectamente acomodadas, las otras mujeres solo se preocuparon en preparar una tienda de campaña a la emperatriz. Luffy ya estaba harto de esperar y olisqueando la comida fue con cara de hambriento junto a Hancock.

- Hambre... Tengo mucha hambre...

- ¡Oh Luffy querido tú...! Yo he entrenado mucho para ser la esposa perfecta...

- ¿Eh? Ya te dije que no me quiero casar

Por otro lado, la navegante bebía un zumo sentada en la arena muy veraniega y relajada y Robin, siguiendo el código de hermandad, había permanecido a su lado.

- ¿No te pone celosa? -murmuro Robin para divertirse. 

- ¿Por qué? Luffy no se da cuenta de nada. Solo míralo -Nami señaló, era verdad. Hancock solo se sonrojaba mientras balbuceaba y Luffy parecía atrancarse con la comida -. Pobre me da un poco de pena... La maldita serpiente

- Sin embargo, será porque él es mucho más cercano a ti

Nami rodó los ojos - Eso no es cierto, me atrevería a decir que Zoro es el más cercano a Luffy. En cambio yo para él soy una molestia -dijo ella frunciendo el ceño.

- ¿Por qué serías una molestia para Luffy?

- Luffy siempre ha tenido que cuidarme.

Ella no se cuestionaba de un porqué pero Robin, en aquellas ocasiones traía algo de razón a sus pensamientos.

La pelinegra suspiro para si misma, cerrando los ojos detras de sus oscuros lentes de sol - Así que no has prestado atención. Luffy siempre ha sido diferente contigo.

- ¿Qué quieres decir con eso?

- Esta bien que tú y Zoro esten más cerca de Luffy que cualquier otra persona - Robin le sonrío a Nami antes de reclinarse completamente en su silla de playa- Luffy tiende a vigilarte más de cerca que nadie, aveces lo hace con intención, pero otra veces lo hace naturalmente. 

Nami tuvo la delicadeza de parecer avergonzada.

- Que sea mas protector contigo no significa que te considere una molestia. A Luffy le gusta cuidarte.

Ella lo miró hacia arriba, y lo vió riendose y huyendo de Usopp y Nami fugazmente vio una brillante sonrisa en el rostro de Luffy, una que la lleno de calidez sin ninguna razón. 

- Siempre he corrido hacia él.

- Por supuesto que si, navegante. ¿Sabías que haki es algo maravilloso? El capitán no ha dejado de mirarte desde que tienes esa mueca en la cara.

Ella jadeo y se recompuso de inmediato pero cuando se quitó las manos de los ojos, Luffy estaba en cunclillas justo  frente a sus piernas. Gritó de  miedo y se alejó unos centímetros.

- Nami -susurró.

- Luffy -susurró ella.

- ¿Por qué estabas triste?

- No estoy triste.

- Lo sentí con mi haki.

- Tu haki estaba equivocado

Luffy frunció el ceño infantilmente y abrió la boca para responder de nuevo, pero una idea pareció cruzarse en su cabeza. Se dejo caer al suelo junto a ella, procedió a envolver su brazo de goma alredor de su cintura y a levantarla completamente del suelo, colocándola con cuidado en su regazo (ella era muy pequeña ahora así que tenia que tener cuidado). Nami no reacciono demasiado, conocía cuando él la tocaba. 

- ¡Nami déjame peinarte!

- ¡Claro que no idiota!

- ¿Por qué no? -preguntó escandalizado, como si estuviera horrorizado de que ella siquiera pensara en rechazarlo. 

- No se juega con el cabello de las personas -advirtió rechinando los dientes.

- Sin embargo, quiero tocarlo.

Luffy sonrío traviesamente, y estiró su mano sobre su cabeza. Nami guardó silencio rindiédose. 

- ¿Cómo es posible que haya crecido tanto en tan poco tiempo? -él replicó cepillando sus dedos en los mechones de la navegante-. También me gustaba cuando lo llevabas corto.

Ella se giró y lo golpeó en la cabeza con un poderoso golpe lista para regañarlo -De todos modos sigo siendo hermosa.

Tuvo la audacia de dejar de reir y mirarla confundido - ¿Qué? - se quejó, como si no hubiera hecho nada malo.

- Durante los dos años siguió creciendo, era extraño. Amaba mi cabello corto pero tampoco quería cortarmelo.

- Oh... Los dos años fueron realmente abrumadores -él se río de nuevo, mas suave esta vez -. Recuerdo que después del entrenamiento pensaba mucho en ustedes, esas noches eran muy frias en realidad. ¡Nunca estuve acostumbrado a tanto silencio! Es por eso que les puse sus nombres a las estrellas.

Ella lo miró entonces, confundida por su reacción- ¿Qué tiene que ver eso con esto?

- ¡Todo! -se río- Por ejemplo, la estrella de Zoro es esa de ahí -señaló- La de Sanji y Chopper estaban más lejos. La de Robin era diferente de la del resto como aquella -Nami siguió su dedo -. La de Franky es la mas grande y la de Brook la más solitaria. La estrella de Usopp es pequeña ¿lo ves Nami?

Con más confusión, su rostro se arrugó. Un ceñó triste tiró de sus labios al mirarlo. - ¿Y yo no tengo ninguna? ¿Por qué no le pusiste mi nombre a ninguna estrella?

- El tuyo era raro. A veces estaba ahí, aveces no. A veces desaparecía -Luffy seguía acariciando su cabello.

Las cejas de Nami se torcieron. Las estrellas no desaparecen derepente.

- Ese, ese eres tú. Porque es el más brillante.

Nami calló abruptamente.

Estaba apuntando a la luna.

Hancock no se llevaría para nada bien con las mujeres de la banda, en el extraño caso de que el luhan se haga canónico. De hecho, ni Nami ni Hancock se llevarían. Son dos personajes que quieren estar al mando y Hancock se cree superior a cualquier persona, no dudaría en querer pisotear a Nami en cualquier momento. Luffy no permitiría eso, creo que es un fuerte argumento(?

¡Mucho amor para ustedes!

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top