Capítulo O1O. Como el cielo

Usopp cerró el pesado libro y había fruncido las cejas escadalosamente. Él lo había visto todo; desde derrumbar edificios hasta destruir a un dios del trueno y vencer a innumerables marines. Así, algo tan sencillo como derribar un pequeño planeta estaba a su alcance, sin embargo, probablemente fue lo mas cerca que estuvo de identificar la anomalía que era Nami para el simple entendimiento de Luffy.

Dándole a su capitán pequeñas miradas de reojo, el tirador hizo todo lo posible por leer los pensamientos que pasaban cerca de su cabeza. En realidad, Usopp medio esperaba que Luffy se mantuviera quieto y agradable el resto del día. 

Finalmente, después de largos minutos parecía haber llegado a algún tipo de conclusión.

- Pueden ser mandarinas... -comentó aparentemente para sí mismo.

Aun así, él le respondió. - Si, puede ser -su mirada paso hacia los orbes brillantes de Luffy - ¿Quieres que sea eso?

Aunque la pregunta era extraña y completamente inesperada, el Rey Pirata no parecía desconcertado por ello.

- Es decir, cualquier cosa que ella me de estaría bien.

¿Por qué? Podría preguntar Usopp de vuelta, pero él ya lo sabía. Luffy le habría dado la respuesta más simple: "Porque es de Nami"

Su capitán simplemente sonrío antes de reír alegremente como si esperara una respuesta tan absurda, y el tirador puso los ojos en blanco.

Supongo que no se puede evitar

Luffy entonces creyó que debería preguntarselo directamente, otra vez. Esta bien, era la séptima vez que el joven de cabello negro le hacía la misma pregunta. 

- ¿Nami?

Su aliento rozó su oreja, provocando un escalofrío por su columna. Eran esos días de mucho calor en Arabasta por lo que llevaba una larga trenza que hizo cosquillas en la nariz de Luffy. Al echar un vistazo, la navegante abrió un ojo cauteloso mirando a su amigo. Por razones que no podía comprender, pudo ver la incertidumbre brillando en los ojos de Luffy.

- ¿Qué pasa Luffy? No te daré la llave del refrigerador -le regañó y siguió quitándole la cáscara a su mandarina. 

- Yo no haría eso -dijo casi indignado-. Tengo una pregunta -Luffy parecía estar equilibrando su reacción con una cara completamente en blanco mientras su boca se abría. - Quiero mi regalo.

Nami dejó escapar una largo suspiro, sabía que repetiría lo mismo de toda la mañana.- Esta bien, abre tu mano -dijo casualmente. 

Luffy apenas pestañeó y accedió con una sonrisa tonta. La navegante solo le dio un tajo de la mandarina.

- Tacaña -le sacó la lengua de la forma más rídicula. Muy en el fondo sabía que Nami no se lo iba a contar tan facilmente. "Es una sorpresa" le había dicho una y otra vez, a Luffy le gustaban las sorpresas pero no quería esperar. 

La risa de Nami se convirtió en una risa mas ocasional. Ligeramente, a lo que había hecho antes, era un poco vergonzoso entregarle su regalo ahora. Franky estaba a pocos metros jugando con el pequeño Chopper y Vivi ayudaba a subir la reservas de alimento y medicina al barco. Además, Nami pensaba que aquello no sería tan espectacular como para regalarselo al hombre que ya lo tenía todo.

Dio un sorbo más a su bebida. - No importa de todos modos.

- ¡A mi sí! -después de un momento, Luffy entrecerró los ojos-. Es mi regalo Nami. ¿Lo tendré que buscar?

Nami sonrió tan dulcemente. - Intentalo si quieres salir lastimado.

Encogiéndose de hombros, tomó otro sorbo de su bebida y luego sus ojos se abrieron cuando dos manos se posaron en sus hombros descubiertos. 

Luffy la agitó suavemente. - ¿Lo escondiste, cierto?

- Apuesto que lo escondió en el cuarto de navegación Yohohoho -Brook le susurró apareciendo con Sanji detrás, sus manos huesudas llevaban algunas bolsas.

- Idiota, no molestes a mi Nami-san - Sanji regañó con los dientes apretados mientras se acercaba a ellos. 

Vivi se volteó con los cejas arqueadas - Parece que regresaron todos. ¿Esta bien si se marchan ahora? Es decir, podrían quedarse hoy también -una pequeña sonrisa con algo de esperanza cruzó su rostro mientras acariciaba su pelo. 

- Por supuesto, eso tendrías que decirselo al idiota de nuestro capitán

El pirata con sombrero de paja solo dejo escapar una sonrisa brillante como disculpa. - Nami quiere visitar a su familia -tatareo. 

Zoro bostezo y lo miró con incredulidad. Robin dejo escapar una breve risa. 

La despedida fue emotiva. Vivi  volvió a llorar cuando el Sunny se alejo por completo como si la estadía de sus amigos en el palacio solo fuera un sueño pasajero. Luffy no dejó de agitar sus brazos cuando la figura de Karue y Vivi desaparecieron. Por otro lado, Usopp, Chopper y Nami también lloraron prometiendo que volverían a encontrarse una vez más. 

- ¡Hoo! -Luffy exclamó con sus dos brazos detras de su cabeza antes de soltar una risita - El castillo fue muy divertido

- Aunque me hubiese gustado que ella viniera de vuelta con nosotros -Chopper hizo una mueca y Zoro paso a su lado sin ningun descuido en el mundo. Sanji fumo un poco antes de entrar a la cocina.

- Fue agradable -dijo Nami, sonriendo en dirección al pequeño doctor. Su sonrisa logró hacerse más grande.

- Nami, ¿jugarás con nosotros? Vivi nos enseño jugar al ajedrez -Chopper de repente lloró con estrellas en los ojos.

- ¿Ah? Creo que descansare primero~ 

- Doctor-san deja que Nami descanse. ¿Qué tal una partida conmigo? -animó Robin y el pequeño reno asintió complacido. 

Nami se estiró y camino hacia la habitación de las chicas. 

- Entonces Nami, ¿crees que ya puedo tener mi regalo? -Luffy la siguió escaleras arriba.

- Tuve un día largo Luffy -advirtió.

El sombrero de paja se vio pensativo - Bueno, entonces ¿son unos patines? ¿o quiza me hiciste una estatua de bronce? -cuestionó, parecía fuera de si con esa sonrisa boba de entusiasmo.

Sin embargo no hubo una respuesta de inmediato, solo un gruñido al poco tiempo. Al llegar, entró a la habitación y él la siguió todavía con los labios extendidos. 

- ¿Qué crees que estas haciendo?

- Estoy yendo por mi regalo -bufó disgustado.

Nami simplemente sacudió la cabeza y lo arrastró hacia la salida.

- ¡Oye! ¡Eres una grosera! -siguió escuchando sus reclamos tras la puerta pero ella no dijo nada más.

El cielo estaba despejado y el mar en calma, algo que nunca era seguro por mucho tiempo en el Grand Line. La tripulación no tuvo ninguna queja al tomarse el tiempo para relajarse y simplemente dejar que el barco siguiera su rumbo a velocidad pausada. 

Nami permaneció en su cuarto mucho tiempo, deseando que no trascurriera tan rápido la tarde. Todavía faltaba una hora y el el sol iba a ocultarse. Pero llego la noche, y a las nueve sentía verguenza cuando sus manos acariciaron parsimoniosamente el obsequio. Sintió un cosquilleo grato allá en el corazón y decidio salir pues pensó que sería muy largo esperar al final de la comida.

No hacía frio, y además parecía abrumado por el cansancio y las tremendas emociones en el mar. Allí estaba Luffy, inestablemente sentado en el borde del barco con una camisa abierta y con un gracioso mohín en los labios.

Ella no pareció darse cuenta que Luffy la había sentido llegar con su poderoso haki asi que el hombre de cabello negro se giró levemente y sus ojos se posaron en sus manos. Aunque parecía un poco inseguro decidió preguntar.

- ¿Ese es mi regalo? -su tono era uniforme y serio. 

Sus ojos se posaron en el objeto mismo de sus pensamientos - Seguro que si. ¿Lo quieres abrir?

- Ya no, tardaste mucho.

- Entonces se lo daré a Sanji -silbó.

Nami no pudo evitar reirse cuando inutilmente Luffy frunció mucho mas el ceño intentando hacer algo para alcanzar la envoltura.

- Escucha Luffy, quiero que cierres tus ojos ¿si? -Nami solía ser tímida en algunas ocasiones y Luffy hace un gesto de contrariedad y parece protestar comenzando a sentirse confuso, aun así accedió y cerró los ojos. Confiaba en ella, sabía que nunca le haría daño.

Exhaló un suspiro y miró sus manos, alzo la frente y sus dedos tocaron el cuello de él como una caricia y allí estaba, una bufanda de lana arollada a su cuello para suplir la falta de abrigo. Una suave sonrisa arrancó sus labios cuando su capitán se vio con un semblate confundido. 

- Supongo que ya no tendré que usar esos estúpidos abrigos

- Es un regalo sencillo -murmuró, sus manos nunca lo abandonaron y Luffy tampoco abrió los ojos. 

De pronto, Nami en un impulso tocó su mejilla al ver que esa cara de tonto le pareció tierna y por un instante el sombrero de paja tuvo la impresión de que algo había rozado  su frente. 

Nami nunca lo pensó en realidad y el indeciso y tímido contacto acabó por terminar cuando se lanzó a sus labios. 

Él percibió en su boca un roce dulce, algo suave que le acariciaba sedosamente. Luffy tuvo la impresión de que había rozado unos sedosos labios que lo volvió loco y un agradable cosquilleo se extendió por toda la zona. 

Él abrió los ojos mirándola, sintiendo que su propio pecho se calentaba. Ahora que la veía de cerca, nunca antes se había dado cuenta de los pequeños hoyuelos que aparecían en sus mejillas cuando reía. Alcanzó su sombrero y se lo hundió mas en la cara, en ningún momento dejo de verla. 

Nami le sonrió como una niña pequeña antes de huir a su habitación- Feliz cumpleaños, Luffy.

Entonces, antes de darse cuenta de lo que estaba pensando, Monkey D. Luffy, por primera vez en su vida, estaba enamorado. 

Escribí con mucho cariño este capítulo. Espero que lo hayan disfrutado.

Nuevamente muchísimas gracias por su interés en la historia. Los comentarios me motivan a seguir TT

¡Mucho amor para ustedes!


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