Capítulo 6

Unos fuertes brazos me envolvieron con delicadeza y comencé a flotar. Estaba en el cielo, permanecía tumbada con mis pies moviendose perezosos en el aire mientras mi camisón era mecido a medida que avanzaba.

Era una sensación agradable, como si estuviese levitando a la vez que algo me daba la seguridad de que no caería. Abrí un poco los ojos y en mi mente aparecieron los penetrantes ojos del laird del clan MacLaren. ¿Tanto me habían impresionado esos ojos cómo para soñar con ellos? Por lo visto sí, pero cuando me despertase todos ellos se habrían ido y no les volvería a ver hasta dentro de un mes, lo cual agradecía y creo que Evelyn también

Sentía que era parecido en cierto modo a mis paseos a caballo. Con una cierta sensación de libertad y el viento envolviendome por completo.

Un frío repentino me puso la piel de gallina, pero este era contrastado con el calor que emanaba de algo cercano. Me revolví un poco y escuché una voz

―¿Puedo llevarla yo?

―No― respondió una voz grave pegada a mí y que yo había escuchado con anterioridad

―Es que Keith no me deja llevar a la otra y yo también quiero cargar a una mujer

―Pues carga a una yegua― se burló otra voz y todos estallaron en una carcajada mientras yo entreabría los ojos segura de que aquello ya no era un sueño

―No sabemos cuanto durará el efecto así que os juro que como alguien se despierte y nos descubran os arrancaré la lengua ¿Entendido?― la grave voz sonó pegada una vez más a mi y me provocó un cosquilleo agradable

―Si mi laird― susurraron

Definitivamente no era un sueño. Me incorporé de golpe y vi con horror como Alistair MacLaren me llevaba en brazos mientras Keith cargaba a Evelyn la cual parecía seguir dormida. Al verme despierta maldijo y sus hombres me miraron sin saber que hacer a la vez que yo intentaba organizar mis pensamientos que parecían no querer aclararse

―Alistair ― me señaló Keith― ¿Qué hacemos?― dijo mientras yo empezaba a revolverme

―¡Socorro!¡Soltadme bárbaro!― intenté zafarme por todos los medios, pataleé, grité, intenté pegarle, pero su fuerza era muy superior a la mía y comprendí que si nadie acudía a mi llamada estaba perdida. Para mi sorpresa el seguía con una expresión indiferente, como si mi inesperada reacción no fuera un impedimento―¡Soltadme!¡Ayuda por favor!

―¿Por qué no le ha hecho efecto?― se preguntó para sí en voz baja mientras intentaba hacer que no me moviese

―¡¿Me habéis intentado envenenar maldito animal?!― me revolví con más furia ― ¡Que clase de veneno habéis vertido sobre todos!

―Me gustabais más cuando estabais callada― murmuró

―¡Ayuda!― seguí gritando con desesperación pero parecía que todos en el castillo estaban igual de dormidos que Evelyn. ― ¡Liberadme pedazo de bruto! ¡Os juro que cuando mis padres y mi prometido os atrapen os van a ahorcar!

―Lo estoy deseando― respondió con una sonrisa burlona mientras me sujetaba más fuerte para evitar mis patadas a su cuerpo

―¡Soy lady Elisabeth Camile Doyle, hija del conde de Wessex y futura duquesa de Wellington y exijo que me bajéis ahora mismo!

Él rio mientras seguíamos avanzando sin soltarme― Y yo soy Alistair MacLaren, laird del clan MacLaren y señor de Balquhidder. Ahora que yo me se vuestro nombre y vos el mío vais a cerrar esa boca tan hermosa que tenéis y vais a dejar de revolveros o habrá consecuencias y no serán agradables ― seguí pataleando y gritando mientras vi con horror cómo nos dirigíamos a las caballerizas

―¡Evan! ¡Ayuda! ―Viendo que por esos medios no estaba consiguiendo nada cambié de estrategia― Mi familia es muy rica puede daros lo que queráis, sólo tenéis que pedirlo: tierras, oro, joyas...pero por favor soltadme no diré nada

Pegó su cara a mi oreja― Tu familia ya nos ha dado lo que queríamos― hizo un parón y susurró― a vos

―¡Soltadme manada de bestias! ¡Juro por Dios que os ahorcarán a todos! ¡Yo misma firmaré la sentencia que os matará!― le dije mientras sin esfuerzo alguno el seguía llevándome en brazos ― ¡Alistair MacLaren os lo estoy jurando ante la santa cruz de Cristo yo firmaré la sentencia que os matará y estaré ahí para verlo! ― Grité con rabia mientras comenzaba a llorar y él se encogió de hombros

―Alistair― dijo Keith a nuestro lado, que seguía cargando a Evelyn― tenemos que hacer que se calle, no sabemos si lo que echamos en el champán hará efecto a todos y como alguien la oiga tendremos problemas

El champán, por eso estaba despierta, probablemente fui la única persona en toda la celebración que no probó ni una gota y su error de cálculo podría salvarme. Él me tapo la boca con la mano acallando mis gritos durante un breve segundo. Pero yo le mordí lo más fuerte que pude y volvió a apartar la mano

―Me habéis pegado un buen mordisco preciosa pero voy a conseguir que os calléis por las buenas o por las malas, así que ni se os ocurra poner a prueba mi paciencia― me sujetó con un brazo mientras con el otro arrancaba una manga de mi camisón

―¡No me toquéis bárbaro!― me lo ató alrededor de la boca para impedir que siguiese hablando mientras un par de hombres traían una carreta.

Grande lagrimones corrieron por mi cara mientras me intentaba revolver sin éxito, se acabó, me iban a llevar con ellos.

―Se lo hemos robado a un granjero a un par de kilómetros

―Servirá― dijo mi captor mientras el rubio depositaba suavemente ahí a Evelyn― traed dos caballos para que tiren

―¿Dos? Entonces habrá dos hombres que se quedarán sin montura― dijo otro de los hombres

―¿Prefieres tirar tú de la carreta, Bernlak?

―No mi laird

―Bien, que los que se queden sin montura compartan caballo pero tenemos que marcharnos ya― me seguí revolviendo en sus brazos mientras me tumbaba al lado de Evelyn. ―Necesito algo para atarla, por que la verdad, confío poco en que se vaya a quedar quieta― resoplé y el hombre de antes le tendió una sábana― servirá

―Alistair, necesito que vengas un segundo― gritó Keith

―Bernlak, átala bien y móntate con ellas en la carreta para asegurarte de que no generen ningún problema, como falle algo juro que te cortaré las manos

―Sí mi laird― el hombre rompió la sábana en cuatro partes mientras MacLaren acudía al lado de su primo

Sin querer colaborar seguí moviéndome sin mucho éxito― ¡Estaros quieta!― a pesar de mis esfuerzos me ató los pies y las manos e hizo lo mismo con Evelyn.

Ya estaba, no había nada que hacer a partir de ese momento era una rehén de aquellos salvajes, no sabía a dónde me dirigía, que pedirían por mi o que harían conmigo una vez allí pero todas las esperanzas de escapar se esfumaban a medida que nos alejábamos del castillo de los Wellington.

Mi futuro, roto en mil pedazos, se acabó mi boda, no volvería a ver a mi prometido ni a mi hermano. Todos me repudiaran en cuanto sepan que los escoceses me han llevado con ellos. Padre y madre estarán tan avergonzados.

Miré a los hombre que me rodeaban...el pánico de no saber el fin con el que me iban a utilizar era matador y mis peores pensamientos afloraron.

Sin poder contener más el llanto, comencé a sollozar con desesperación. Las lágrimas pegaron parte de mi pelo a la cara y con aquella mordaza en la boca creí que me ahogaría.

―Tranquila― dijo el hombre a mi lado en tono conciliador― no queremos haceros daño ni a vos ni a vuestra amiga. En cuanto nos devuelvan el....

―¡Bernlak, ni se te ocurra decir nada!― dijo otro acercándose

―Por Dios Lanchlan, está asustada, la acabamos de secuestrar

―¿Y qué? Cosas peores hacen los sassenachs cómo ella

―Estás enfadado por qué el otro día, se rio de ti cuando la intentabas impresionar― mientras los hombres discutían pegué un par de empujones a Evelyn pero esta seguía sin reaccionar. Lo que sea que echaron en la bebida era fuerte. Me acerqué más a ella conseguí acercar las manos a su pierna y clavé con toda la fuerza que pude las uñas.

Ella se movió perezosamente―¿Qué pasa?― murmuró sin abrir los ojos. Intenté gritar pero la maldita tela no dejó pasar nada más que un gruñido. Así que volví a clavarle las uñas pero esta vez en el brazo y ella entreabrió los ojos.

―Oye quién....― al notar el movimiento se incorporó de golpe y se miró las manos y los brazos atadas

―¡Está despierta!― gritó el tal Lanchlan― Alistair nos va a crucificar

―Ya sé que está despierta idiota, Alistair ha dicho que no la ha hecho efecto el champán pero...

―¡Esa no, la otra!― se giró y vio a Evelyn mirando confusa todo mientras yo intentaba explicarle sin éxito lo ocurrido. Su mirada se fue a uno de los jinetes que cabalgaba delante de nosotras y la furia inundó sus ojos

―¡Keith MacLaren suéltame ahora mismo!― al darse por aludido se giró, le dijo algo a Alistair y se acercó a nosotras en su montura― ¡Estás loco!¿Me oyes? ¡Loco!

―De amor por ti, querida― dijo en tono burlón

―¡Suéltanos! ¡Cuando mis tíos te encuentren te van a matar y te juro por todos los santos que esta vez no pienso salvarte!― intenté quitarme la mordaza de la boca pero no pude mientras ellos se mantenían ocupados en la discusión

―¿Te he dicho alguna vez lo guapa que estás cuando me gritas? Ay perdonadme lady Evelyn espero no haberos ofendido con mis pocos modales hacía vos, ahora os hablaré como merecéis― bromeó en un tono divertido

― ¡Te odio! ¿Me has oido? ¡Te odio! ― gritó perdiendo todos los protocolos

Keith hizo un gesto y Bernlak la arrancó una manga del camisón para hacerla una mordaza cómo antes me había hecho a mi

―¡Vete al infierno!― movió la cabeza para evitar que se la pusieran― ¡Te odio, te odio, te od...!― no pudo acabar y el hombre acabó de atarla

Pero ella le dedicó una mirada desafiante y ni una lágrima se escapó de sus ojos. Mientras yo estaba llorando desconsolada sin saber que hacer en una desesperación absoluta ella miró a nuestros captores retadoramente, se acercó a mi y en cuanto Keith volvió a su puesto empezó a deshacerme con habilidad las ataduras de los pies.

No tenía ni idea de como había aprendido pero estaba funcionando. Yo le indiqué con la cabeza a nuestro carcelero para darle a entender que no estábamos solas pero ella levantó una ceja y al girarme vi que seguía discutiendo con el hombre de antes y al ser de noche lo único que él vería sería a nosotras revolvernos.

Una vez que mis piernas quedaron libres, hizo lo propio con mis manos y yo con cuidado desaté las mordazas de ambas

―Escúchadme―susurró― desátadme muy despacio. Sólo tenemos una oportunidad para salir de aquí pero tenéis que hacerme caso. Tenemos que ser muy cuidadosas

―¿Cómo habéis aprendido a hacer eso?― susurré retirandome el pelo de la cara

―¿Lo de los nudos? Digamos que cierta persona se va a arrepentir de haberme enseñado tan bien― pensé en Keith y a pesar de que había quedado muy claro que se conocían de antes me pregunté que clase de relación habían mantenido. Empecé con cuidado de no hacer ruido a deshacer poco a poco el nudo de las piernas― además esto parece haber sido atado por un niño de cuatro años

Tras unos minutos de tensión en los que ambas quedamos libres mientras vigilábamos que Bernlak estaba entretenido. Cuando quedé libre de ataduras tuve el impulso de salir corriendo pero Evelyn me frenó

―Esperad, si bajamos sin hacer ruido tardarán más en darse cuenta, probablemente solo tenemos una oportunidad así que seguid exactamente mis indicaciones― asentí y me acerqué poco a poco al borde de la carreta mientras ella me imitaba ―Detrás de nosotras habrá unos siete jinetes, pero estos zoquetes no serían capaces de encontrarnos ni aunque estuviésemos cojas y ellos a caballo. El problema es con ellos dos― señaló a Alistair y Keith que iban a la cabeza― Son demasiado inteligentes y umos expertos jinetes que si notan nuestra falta tardarán unos segundos en encontrarnos. Creedme conocen estas tierras como la palma de su mano, rastrearlas les será muy sencillo.

―¿Si nos separamos tendremos más posibilidades?― pregunté con la voz temblorosa

―De escapar sí, de sobrevivir a una noche solas no, pero hay que arriesgarse. Mucha suerte y si vos veis a William y yo no decidle lo mucho que le quiero

― Evelyn no digáis eso― Ella se encogió de hombros

―Es es solo un supuesto

Asentí ambas estábamos a punto de saltar y en ese momento Bernlak se dio la vuelta y tocó una de las sábanas que nos habíamos quitado al desatarnos

―¡Alistair, se han soltado!― gritó

―¡Ahora!― dijo Evelyn, nos tiramos y rodé lo justo cómo para evitar que los caballos de detrás me aplastasen. Rápidamente me puse en pie y empecé a correr lo máximo que mis piernas y el frío de estar semi desnuda me permitían. No sabía donde estaba y no veía, simplemente corrí pero oí un galopar cada vez más cerca de mí y supe en unos segundos me alcanzarían.

El frío me hacía imposible ganar velocidad, mis pies parecían cogelarse a cada paso y el pelo tapó mi cara dificultandome la carrera.

Efectivamente unos brazos me levantaron al vuelo y en un abrir y cerrar de ojos me montaron en su caballo.

―No os puedo dejar sola ni un segundo― susurró y yo me seguí revolviendo al borde de un ataque de ansiedad mientras él avanzó hasta volverse a poner a la cabeza de sus hombres.

―¡Soltadme salvaje!― él me miró y fue como si sus ojos resplandeciesen en la oscuridad. Me llevó la mano a la cara y el contacto me tensó. La rozó delicadamente, más de lo que hubiera esperado y apretó los labios.

―Estáis helada― murmuró y la gravedad de su voz me hizo callar durante un breve segundo

―¿Qué pensabais que pasaría si dejáis a alguien semidesnudo al aire libre de noche en tierras frías y húmedas? ― dije con sarcasmo.―Laird MacLaren lo único que os pido es que― Me pegó a su cuerpo y el contacto me hizo callar. Se quitó la única prenda que llevaba de parte arriba, aquella capa de cuadros atada en su hombro y me la puso encima.

―Esto no abriga casi nada más valdrá para que no murais de frio

El calor que su cuerpo emanaba me enrojecio y yo intenté separarme

―Laird esto no es un comportamiento para nada apropiado

―Volved a quejaros y os devuelvo a la carreta

―Devolvedme a la carreta y me volveré a escapar― me miró en silencio unos minutos y por alguna razón el contacto con su piel y lo que fuera que me puso encima me hicieron entrar un poco en calor

Keith volvió al lado de Alistair con una gran sonrisa mientras Evelyn se revolvía como una fiera

―¿ A dónde nos lleváis malditos animales? ― me atreví a preguntar mientras intentaba zafarme del agarre― Os repito que esto no es apropiado para una dama de alta cuna como yo

Ambos rieron y yo les miré con el ceño fruncido― Lady Elisabeth...disfrutad del momento― Susurró en mi oído― No creo que hayáis sentido nunca el calor de un hombre

Bufé mientras intentaba esconder mi vergüenza ―Esto no tiene nada que ver con eso laird MacLaren, sino que me acabáis de secuestrar para Dios sabe que fines y....

―La verdad es que me estoy planteando el devolveros

Intenté pegarle un codazo ― Adelante, acabad ya con mi sufrimiento

―Es brava― se burló Keith

―Escúchadme preciosa― me volvió a pegar contra él y se acercó a mi oído― la paciencia no es una de mis mejores cualidades como comprobaréis así que o os estáis quieta o os vuelvo a atar

― Átadme si os place pero os juro que pienso llevar vuestra paciencia a tales extremos que vais a desear no haberme rapatado nunca.― Keith volvió a reír ante la cara de su primo

―Keith― le regañó en tono duro

―Lo siento pero es muy divertido

―¡Divertida va a ser mi cara cuando te vea colgado!― gritó Evelyn que seguía moviéndose sin darse por vencida

―Eve, tranquila, no te ofusques, no te sienta bien.

―¡Te he dicho que no me llames Eve!― Keith siguió riendo

Otra ráfaga de aire frío me hizo tiritar, instantáneamente me pegué más a él y al notarlo Alistair frenó

―¿Qué haces?― preguntó Keith mientras ordenaba parar a los hombres

―Darle un poco de cerveza para que entre en calor ―Desmontó rápidamente

―¿Cerveza? Oh no, no pienso beber eso, es una bebida de hombres.

―Es eso o morir de frío, vos elegís ― sacó de su alforja una especie de botella de cuero y me la ofreció

―No voy a beber eso

―Si lo harás― respondió mirandome intimidatoriamente―Bebed

―¿Cómo sé que no me vais a envenenar?

―Ganas no me faltan pero os doy mi palabra de que esto sólo es cerveza, así que no me obligueis a haceros tragar y bebed

―Muy bien― le di un trago, su cara se tranquilizó y se lo escupí en la cara con una gran sonrisa

La gloria me duró un segundo, cuando sus hombres enmudecieron y yo comencé a ver la ira en sus ojos empecé a temer de verdad lo siguiente que pasaría. Miré al frente pero él me agarró un brazo obligándome a mirarle

―No teneis ni idea de con quién os estáis metiendo inglesa pero por hoy ya has agotado todas y cada una de las oportunidades que os he dado. ¡Keith dame la petaca con el estragón!

―¡No me vais a envenenar!― Lloré

―¡Por desgracia no puedo pero si os voy a regalar una larga siesta!― me volví a revolver pero el me apretó contra sus brazos mojó un paño con el líquido que le daba el rubio y me la puso en la boca

―¡Mmmmmm!― intenté resistirme pero a los pocos segundos noté como hacía efecto, todo se volvió borroso, Evelyn chillaba, pero yo cerré los ojos y me dormí

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