Capítulo 29

Le perseguí por el pasillo intentando buscar respuestas.

No entendía que podía haber pasado en un día como para generar esa reacción y menos cuando acababa de jugarme la vida y la confianza de mi familia por salvarle el pellejo a los suyos.

Mi cabeza algo mareada comenzó a intentar pensar teorías, como que se hubiese enterado de mi estado o estuviese enfadado por haberme arriesgado a que algo me ocurriese, pero en cuanto llegué a la alcoba encontré como con rabia agarraba mis ropajes y los metía dentro de un arcón.

―¿Que se supone que haces...?― murmuré con un hilo de voz

Mantuvo el silencio mientras seguía poniendo la cámara patas arriba encontrado algún objeto mío.

―¡Alistair que diablos te pasa!― grité acercándome mientras le rozaba el brazo que él apartó con desprecio mientras intentaba no mirarme a la cara

―¡Si tanto deseas regresar con los tuyos, regresa!― gritó fuera de sí― ¡Márchate de una vez por todas y llévate todas tus mentiras a Inglaterra!

Me quedé sin respiración― ¿De qué estás hablando...?

Pegó una patada al arcón para cerrarlo― ¿Lo tenías todo pensado, verdad? Seducirme, mantenerme alejado de mis tareas, hacer que bajase la guardia, para que mientras estaba ocupado follándote, tu hermano pudiese entrar en mi castillo.

Los ojos se me llenaron de lágrimas― Alistair, no estarás insinuando...

Vi el dolor de la traición de sus ojos y sus fuertes intentos por no mirarme, pero algo en él había cambiado. Nunca había tomado esa actitud hacia mí, jamás, por mucho que discutiésemos. Por primera vez Alistair MacLaren se mostró como el temible laird que todos conocían. ― ¡No ha pasado ni un día entero desde que me marché y ya estáis dejando entrar a ingleses aquí! 

―¡Si hubiese querido escapar lo habría hecho las dos semanas que tuviste que marcharte fuera por que no soportabas tenerme cerca!― chillé― ¡Yo solo estaba defendiendo Balquhidder!

―¡He dicho que te marches, no quiero oír más mentiras, busca a tu hermano y parte fuera de estas tierras! 

―¡No tengo ni idea de que estás hablando!

―¡Fuera!― rugió de nuevo― ¡Os he dado cada parte de mí, todo lo que nunca me atreví a entregar a nadie, y me lo pagáis dejando a vuestro hermano entrar en mi castillo, poniendo en riesgo a mi gente, e intentando escapar de la manera más vil posible!

El dolor de sus palabras, la fiereza de sus ojos y la rabia que emanaba su cuerpo, me hizo retroceder.

Contuve las lágrimas, no le iba a dar la satisfacción de que viera que me estaba haciendo daño― Mi hermano entró en esta fortaleza, es cierto que alguien le abrió las puertas pero no fui yo

Alistair me clavó su mirada fría sin creerme ni una palabra― He dicho, que no quiero más de tus mentiras, ya he tenido suficiente. No solo has jugado con el tiempo de todos, incluido el mío, sino por tu culpa puede que la guerra de dos clanes se dé por que un mensajero ha tenido que venir a alertarme de tus planes para que regresase lo antes posible. Así que― empujó el arcón para acercarlo a mi― fuera

Morrison y sus hombres.

Le había dicho que había sido yo la que había intentando tender la emboscada. 

―Nunca te había tenido por estúpido Alistair MacLaren, supongo que me he equivocado

Ahora sí, abandoné la estancia corriendo notando como Alistair pegaba otra patada y salía detrás de mí

―¡Vas a tenerme un respeto!― rugió― ¡Por que yo soy el laird de estas tierras y tú solo una inglesa con la que me he calentado unos meses las cama!

Frené en seco notando como las lágrimas se escapaban de mis ojos pero no me giré, no quería que me viese. Así que seguí en mi dirección mientras Alistair gritaba y abrí de par en par el comedor dónde los miembros del consejo festejaban la victoria

―¡Cómo podéis tener la desfachatez de acusarme ante el laird de traición! ― la sala enmudeció― ¡Yo que he sacrificado todo lo que soy por estas tierras! ¡Yo, que he dejado a mi hermano a merced de la muerte! ¡Qué he puesto mi propia vida en riesgo! ― y la de mi vástago― ¡La única traición que he cometido ha sido contra mi propia familia! ¡Y todo para que me lo paguéis así!

Nadie movió ni un músculo, solo se lanzaron miradas acusatorias entre ellos sin entender muy bien lo que estaba diciendo, Alistair me agarró de la muñeca y quiso obligarme a abandonar la sala― ¡Abre ese portón y márchate ya por que quedáis desterrada de mis tierras, juro que como os vuelva a ver en Escocia haré que te maten!

―¡Alistair que demonios te pasa!― gritó su hermana 

―¡Tu has colaborada con ella, verdad! ¡Me has traicionado a mí! 

Era como un animal herido, intentando sin ninguna coherencia buscar culpables.

Miré a Morrison que intentaba ocultar su sonrisa junto con otros dos hombres cuando Arran se puso en pie y se acerco a nosotros 

―El único delito del que ella es culpable, es de arriesgar su propia vida por estas tierras, demostrando que merece ser la señora de las misma― hincó una rodilla al suelo y ofreció su espada.

La rabia en los ojos de Alistair se tornó en confusión mientras mi pecho agitado comenzó a relajarse. Uno a uno, los arqueros y miembros del consejo le secundaron. Pronto la mayoría de la sala estaba postrada ante mí a excepción de unos cuatro hombres que miraban con desaprobación la escena.

Me giré lentamente hasta Alistair con el corazón roto en mil añicos― Yo no abrí las puertas de este castillo a mi hermano. Fui abordada por él y amenazó con entrar a la fuerza con sus hombres, así que Evelyn y yo salimos en su encuentro arriesgando nuestra vida para permitir  que vuestros hombres le pudiesen aniquilar― ahora sí, las lágrimas corrieron por mis mejillas― he puesto en peligro mi vida, la de mi hermano y he sido la culpable de los hombres ingleses que dieron la vida por ayudarme sin saber que yo iba a colaborar en su propio asesinato. Ese es mi único delito Alistair MacLaren.

Alistair miró buscando la confirmación en los ojos de Arran que asintió así como Bernlack y Sienna y yo abandoné el lugar, corriendo por el pasillo

―¡Elizabeth!― Alistair corrió detrás de mi― ¡Nos dijeron que...!

―¡Les hiciste caso a ellos antes que a mi! ¡A Morrison que sabes el odio que me tiene!― ahora era yo la que estaba fuera de control

―¡Me estás volviendo loco, tengo pánico a perderte!

Me limpié las lágrimas como pude― Enhorabuena, por que lo has conseguido― el terror se apoderó de sus ojos

―Perdóname Elizabeth...por favor, nada de lo que he dicho antes lo siento, pensaba que me estabas abandonando, que habías...

―¡Me da igual! ¡Has confiado antes en ellos, ni si quiera me has dado el beneficio de la duda acudiendo a consultar tus dudas conmigo. No, has preferido tomar al primera oportunidad que has tenido para echarme de tu lado!

―¡Claro que te he dado el beneficio de la duda, y aparezco y estabas fuera, escapando con ellos, que te hubieses pensado tú! 

Entré en la alcoba y esta vez fui yo la que acabó de rellenar el arcón. Me dolía la cabeza, tenía el estómago revuelto y lo único que quería era marcharme de allí para siempre.

Por que yo soy el laird de estas tierras y tú solo una inglesa con la que me he calentado unos meses las cama

― ¡Solo te hubiese costado un minuto preguntarme!― golpeé su pecho con fuerza sabiendo que no le causaba ningún daño― ¡Keith con la misma información lo primero que ha hecho ha sido acudir a comprobar que Evelyn se encontraba bien! ¡Eso es amor!― grité con la garganta ronca― Tu no sabes amar, ni a mi ni a nadie, por que en el fondo eres un hombre débil con pánico a ser abandonado, que ha buscado la primera excusa que ha encontrado para deshacerse de mí

Me agarró el brazo para que dejara de pegarle y sus ojos por primera vez en mi vida estaban humedeciéndose― Daría mi vida por ti, daría cada árbol de estas tierras, cada piedra de este castillo y cada gota de sangre de mi cuerpo, y eso es una sensación que asusta, por que sé que sólo tu tienes la capacidad para destruirme.

Negué lentamente la cabeza mientras movió la mano para secar mis lágrimas.

Por que yo soy el laird de estas tierras y tú solo una inglesa con la que me he calentado unos meses las cama

― Pues ahora vas a tener que aprender a vivir sin mí.― dije dejando que la rabia se apoderase de mí― por que me marcho a Inglaterra y esta vez soy yo la que jura que no me vas a volver a ver.

Alistair pareció tan dolido por mi respuesta a sus palabras de vulnerabilidad, que asintió colocándose de nuevo su máscara de frialdad y me soltó la mano con desdén.

―Márchate pues, vuelve a tu jaula de oro y enciérrate ahí. Pero hazme caso, buena suerte intentando engañarte a ti misma, por que podrás intentar amar al duque para intentar frenar el sentimiento que tenéis hacia mi, pero nunca lo vas a conseguir y la luz que tienes se apagará hasta consumirte.

―Prefiero mi jaula de oro que pasar un segundo más de mi vida contigo― las mentiras quemaron en mi boca y él asintió aceptando el golpe

―Espero que al duque no le moleste que vuestra pureza se haya quedado en estas tierras, quizá debéis ir lo antes posible tal vez podáis hacer pasar algún sangrado del mes por las sábanas para convencerle

Ambos sabíamos a que se refería y esta vez fui yo la que aceptó la pulla. Pero la rabia se transformó en un dardo que salió de mi boca sin poder controlarlo.

―Me temo que eso no será posible durante algún tiempo ya que me encuentro encinta, pero no te preocupes, seguro que lo que se me dará bien será hacer pasar a vuestro hijo por suyo.

La cara de Alistair perdió todo el color y parecía que iba a desmayarse de un momento a otro. Su mirada se posó en mi vientre y se pasó la mano por la cara. Sus ojos volvieron a humedecerse― Que estás diciendo

No quise mirarle, me dispuse a abandonar la cámara― No mandes deshacer el arcón me lo llevo a Inglaterra― dije con la voz rota mientras me fundía con las sombras 

―¡Elizabeth!― rugió Alistair― ¡Elizabeth!

Pero yo ya estaba camuflada entre la oscuridad de la noche intentando encontrar un espacio donde poder llorar mis penas en soledad. 

Me escabullí de todo el bullicio de la fiesta hasta las cocinas cercanas a la torre trasera y me desplomé en el suelo.

―¡Quiero a todos los hombres de este castillo buscándola! ¡Dónde se supone que está Keith maldita sea!― gritó Alistair desde el piso de arriba

Su voz fue como clavarme un puñal. 

Sabía que lo que él sentía era lo mismo que yo. Ese terror helador de pensar en perdernos mutuamente, ese anhelo constante, esa sensación de pensar que tu vida y tu felicidad depende de si él. Y era una sensación que asustaba.

Pero la traición y la desconfianza, hacían nuestra relación imposible. Él nunca superaría que yo fuese inglesa, y yo quedaría a merced de cualquier invención que se hiciese contra mi persona, mientras yo no sé si en algún momento podría perdonarle todo lo que me había costado sacrificar por él.

La imagen de mi hermano tendido en la muralla, de todos esos hombres siendo mutilados, el dolor en los ojos de Evan...todo aquello estaba hiriendo demasiadas personas y era hora de que sacrificase mi propio egoísmo e hiciese lo correcto. Regresar a casa, volver con los míos, criar a mi hijo en Inglaterra, vivir en un matrimonio medianamente feliz.

Solté un sollozo en cuanto la imagen de Alistair se plasmó en mi mente. Todo lo que habíamos vivido juntos, como había contribuido a convertirme en la persona que era ahora, en como era el padre de mi vástago.

Su padre. 

Siempre que mirase a mi hijo, vería a Alistair y tendría que vivir con ello el resto de mi vida.

―¡Alistair a lo mejor ha abandonado del castillo!― gritó Bernlack y yo me encogí

―¡Pues quiero a todos los hombres rastrando los alrededor, y juro por Dios que si algo la pasa colgaré al culpable! ¡Yo me quedo por si se encuentra dentro!

Escuché como se abrían los grandes portones y ruido de todos los hombres que se aventuraban a hallar dónde me encontraba.

El ruido cesó y al castillo pareció quedarse vacío, hasta que escuché un ruido y murmullos cerca de mí

Me puse en pie dispuesta a entregarme y salí al encuentro cuando vi a mi hermano con sigilo dando órdenes a otros otros veinte hombres. Se me heló la sangré al ver entre ellos a Morrison.

―¿Qué haces aquí?― pregunté horrorizada

Mi hermano suspiró con alivio y corrió a abrazarme― Dios mío, pensaba que te había ocurrido algo

―William, tienes que marcharte de aquí....¿D-de dónde han salido esos hombres?

Me hicieron una pequeña reverencia― ¿Te acuerdas que te dije que venía una reserva? Cuando no acudimos al lugar dónde nos habíamos citado, cabalgaron hasta aquí y me encontraron junto con los únicos dos hombres que sobrevivieron

Comencé a temblar mientras Morrison sonreía― Parece que te vas a casa, por fin― dijo riendo

―Eres un traidor, Alistair va a arrancarte la cabeza― quise encararme pero William me sujetó

―¿Elizabeth...que te ocurre?

No le miré, seguía demasiado consternada observando a Morrison― Te vas a arrepentir de esto

Rio― Alistair está claro que ya no está capacitado para ser laird, se ha vuelto débil. Balquhidder se merece algo mejor

Zarandeé a mi hermano― ¿Él es vuestro topo?

Asintió y la realidad cayó sobre mi como una losa―¿Y que gana él a cambio?

William parecía confuso y se encogió de hombros― Ayudarle a derrocar a Alistair MacLaren

El pánico y la ansiedad se apoderaron de mí y quise lanzarme contra Morrison― ¡Sois un traidor! ¡Una rata que no es merecedora ni nunca lo será de ese título! ¡Alistair va a mataros y juro que lo voy a disfrutar tanto que...!

William me atrapó entre sus brazos― ¡Elizabeth pero que mosca te ha picado...!

Mi respiración comenzó a alterarse y entre lágrimas abracé a mi hermano― Por favor William, márchate, no quiero que te hagan daño, por favor te lo pido

William me revolvió el pelo y me dio un beso en la cabeza― Tranquila, créeme está todo bajo control

―Deberías avisar también a lady Wessex, seguro que está encantada de salir de aquí― sugirió con malicia y yo me estremecí

Morrison señaló el camino y todos le siguieron mientras yo intentaba retrasar a mi hermano― William, escúchame, no es de fiar, márchate, no quiero que ni un inglés más muera por mí

Él me dedicó una mirada dulce y cogió la mano― Madre sabe que estamos aquí y jamás la había visto tan contenta ¿Lo sabías?

Una punzada de culpabilidad. 

―  Evelyn no está― mentí― partió hace unos días a un pueblo cercano 

Morrison señaló su habitación y yo intenté bloquear la entrada. ― William...por favor

Mi hermano extrañado me movió a un lado y abrió mientras yo intentaba que mis peores pronósticos no se cumplieran pero para mi desgracia así fue.

Evelyn dormía desnuda sobre el pecho de descubierto de Keith que acariciaba su pelo con delicadeza y los ojos cerrados. 

Nunca pensé que podría escuchar el corazón de alguien romperse, pero en ese momento supe que el de mi hermano se había deshecho en mil añicos. Con estupefacción observó la escena sin ser capaz de articular ni una palabra, solo veía como el futuro que tanto había deseado, se le habían arrebatado. 

Su rostro tranquilo se transformó en una mueca de dolor y tuvo que apoyarse en el marco de la puerta para asimilarlo.

―Lo sabías...― susurró― tú...lo sabías

Me encogí de hombros mientras mi visión se volvió borrosa por las lágrimas― William...

―Matadle a él― dio la orden a sus hombres 

―¡William no!― intenté bloquear la entrada de nuevo pero me apartaron rápidamente y mi grito despertó a ambos. 

Evelyn extrañada miró a su alrededor y dio un grito en cuanto vio hombres en la estancia mientras rápidamente se colocaba el camisón. Su mirada se topó con la de mi hermano― William...

Cinco hombres forcejearon con Keith ―¡William, para! ― grité

Keith clavó una daga que tenía guardada debajo de la almohada a un soldado en la garganta y se quitó a otros dos de encima pero cuando otros acudieron a socorrer fueron demasiados y consiguieron atarle las manos mientras le ponían de rodillas frente a William.

Keith con la cara magullada por los golpes escupió grande en las botas de mi hermano y sonrió― Voy a matarte inglés de mierda

Uno de los soldados le dio una patada en el estómago y Evelyn gritó y se puso en medio― Por favor William― suplicó llorando― me casaré con vos, iré a Londres y no regresaré jamás a Escocia o....me internaré en un convento lo vos queráis, pero por Dios os lo pido, no le matéis

―Prefiero morirme que verte casada con él― Keith volvió a escupir

El dolor en los ojos de mi hermano observando a Evelyn fue tal que pude ver como la entraba un escalofrío― Mientras yo estaba revolviendo el cielo con la tierra para encontrarte, pensando todos los días en ti, desesperándome con los horrores con los que mi mente torturó a mi alma al imaginarte aquí, tú...estabas...― miró con desprecio a Keith―  tú estabas...

Evelyn sollozó y se puso entre él y Keith― Por favor...

―Todo lo que me has hecho pasar...― los ojos de mi hermano se humedecieron

―William...― suplicó

―Volverás a Inglaterra― sentenció― y que sea tu familia la que decida tu destino

―Poco amor debéis de sentir por ella― dijo Keith y William alzó un puño con rabia

―Apártate Evelyn

―No― susurró, intuyendo sus intenciones

William hizo un gesto y dos hombres sujetaron a Evelyn mientras mi hermano se lanzó contra Keith que seguía atado y sujetado.

―¡William!― grité

Keith aún maniatado tenía una fuerza muy superior a mi hermano y le dio una cabezazo que hizo que le sangrase la nariz, pero más hombres acudieron a sujetarle y William pudo desquitarse pegándole a su antojo hasta que Keith perdió la conciencia

―¡William! ¡Para vas a matarle!― me puse entre ellos mientras Evelyn se desmayaba al ver la sangre

―Nos le llevamos a Inglaterra, será juzgado allí― sentenció mi hermano y abandonó la estancia

―Se os olvida algo lord Wessex― dijo Morrison sonriendo y me dedicó una mirada que supe rápidamente a que se refería.―No. No. Supliqué con la mirada que por favor no se atreviese a decirlo pero me retó.―Nuestro trato...incluye la cabeza del laird

―Alistair no está en el castillo― dije rápidamente mientras arrastraba a mi hermano en dirección a la salida 

―Oh sí está― apostilló Morrison― todos los hombres se han lanzado a buscarte fuera pero él...se ha quedado aquí por si aparecías. ― comencé a temblar― tú serás la razón por la que Alistair MacLaren muera.

Me apoyé en la pared temblando mientras negaba con la cabeza― Alistair está fuera― repetí intentando convencer a los ingleses― No está, vámonos, ¡William vámonos!― William notó mi pánico y mi desesperación y alzó una ceja hacia Morrison― William, este hombre― le señalé― intentó forzarme cuando llegué a Inglaterra

William me abrazó― Me alegro de poner fin a tu calvario por fin

Me giré para observar como Keith era arrastrado por dos hombres mientras otro tomaba en brazos a Evelyn que seguía desmayada.

―No mataré a Alistair MacLaren― le advirtió mi hermano y yo suspiré― será llevando ante los Wellington y que sean ellos quien le juzguen.

Es decir, condenar a Alistair a una muerte el triple de cruel, pues si los Wellington se hacían con él, le iban a colgar.

Morrison sonrió igualmente complacido e hizo una señal para que le siguieran. Pensé en correr para alertarle, en gritar pero el rastro de sangre que Keith iba dejando me tenía completamente bloqueada. 

Cuando llegamos hasta el gran portón de su despacho, Morrison frenó― Si me he equivocado, asumiré la culpa, pero se encuentra aquí dentro― susurró

William asintió y comenzó a formar a sus hombres, pero yo me pegué a la puerta― Si queréis entrar, vais a tener que matarme a mi primero

―¿De que estás hablando Elizabeth?― preguntó confuso mi hermano y todos los hombres se miraron entre ellos

―Me iré a Inglaterra― murmuré― me desposaré con el duque de Wellington y viviré el resto de mi miserable vida en Berwick pero, si intentas entrar aquí, vas a tener que matarme primero.

―Dios mío...― William pareció entender la situación― Elizabeth...

William hizo ademán de entrar pero la puerta estaba cerrada y yo suspiré

―Alistair se encierra por dentro para no ser molestado― murmuró Morrison y William se quedó observándome con tristeza. Morrison resopló― Está claro que no sabes gestionar esta complicada situación yo te ayudo― cogió un puñal y se lo acercó al cuerpo inconsciente de Evelyn― si no entráis ahí y hacéis que Alistair MacLaren salga, voy a matarla y a él― señaló a Keith― si es que no está muerto ya, también. Así que tu eliges.

Miré a William intentando buscar oposición pero parecía tan sorprendido por mi relación con Alistair que no reaccionaba. 

Tal vez ni si quiera estaba. Puede incluso que pudiese avisarle con antelación pero eran demasiados hombres, aunque Alistair fuese un vigoroso guerrero, iban a matarle.

Los hombres se replegaron hacia atrás mientras yo llamaba a la puerta rezando por que no estuviese pero cuando oí su voz apoyé la cabeza contra la puerta sin poder retener mi llanto

―¿La habéis encontrado?― preguntó desde dentro y yo con la voz temblando volví a llamar

―Soy yo...― murmuré con un hilo de voz y rápidamente escuché el sonido del pestillo y Alistair me apretó contra su pecho

―Siento tanto todo lo que te he dicho― posó un beso en mis labios― por favor, si te lo tengo que pedir de rodillas lo haré pero...― notó como temblaba y yo posé una mano para arrastrarle dentro de la estancia―¿Te encuentras bien? Es algo por el em...― tapé su boca y al notar el terror en mis ojos se alarmó― ¿Qué pasa Elizabeth?

―Ingleses― susurré señalando el pasillo― tienen a Keith y a Evelyn, Morrison les ha dejado entrar...Alistair vienen a matarte

―Alistair desenvainó la espada―¿Cuántos?

―Unos veinte― susurré― por favor, no cerré la puerta y eché el pestillo― van a matarte Alistair, no puedes con todos

Ambos supimos que la mayoría de sus hombres estaban fuera buscándome.

―¿Keith está herido?―Asentí sollozando ―¿Tu estás herida?

―Está mi hermano...pero...― Alistair quitó el pestillo― Alistair no salgas― bloqueé la puerta― Alistair no

Me dio un beso que supo como una despedida.― Eres lo que más he amado en mi vida.― me rozó el abdomen― quédate aquí y encierrate, la puerta es prácticamente impenetrable. No solo te estás protegiendo a mí, también a mi hijo.

―Por favor...― musité― te lo suplico

Me dedicó una sonrisa triste― Keith es mi familia, no voy a dejarle ahí

―¡Teníamos un trato!― gritó Morrison y yo le agarré la camisa

―Por favor Alistair― memoricé el color de sus ojos, cada matiz cálido, cada rayo de ámbar que de él se escapaba

―Si algo me ocurre

―Alistair― sollocé

― Si me ocurre algo, dile a Sienna que tú serás la regente hasta que...― rozó mi abdomen de nuevo― cumpla la mayoría de edad― me dio otro beso― Eres lo que más he amado en esta vida― repitió mientras me apartaba

Salió blandiendo la espada y atravesó a Morrison que no esperaba el ataque y se encontraba demasiado cerca de la puerta. Observó a Keith y con rabia hundió más veces la espada en su cuerpo. Uno a uno intentaron enfrentarse a él y pude calcular que acabó con unos cinco antes de que entendiesen que no eran capaces de enfrentarse en un uno contra uno a él. Así que, los restantes le rodearon sin saber como acercarse a él.

―¡Te odio William! ¡Te odio!― grité llorando viendo como mi hermano estaba arrodillado junto a Evelyn 

―¡Vuelve dentro Elizabeth!― rugió Alistair derribando a otros dos.

Me acerqué a mi hermano ― Elizabeth no estás pensando con racionalidad...

Observé con horror como uno de los ingleses consiguió hacer una raja a Alistair en el brazo, a lo que él le atravesó el rostro con su espada. Con ojos llorosos me pidio disculpas

―Por favor, solo quiero que vuelvas a casa.

Comencé a marearme― ¡Elizabeth he dicho que vuelvas dentro!― volvió a gritar Alistair y aprovechando su descuido una espada atravesó su costado. La sangre comenzó a brotar de su cuerpo y yo grité intentando acercarme pero mi visión se volvió borrosa y de pronto todo se volvió negro.

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