Capítulo 27

No sabía como sería el paraíso, pero tenía claro que tenía que parecerse mucho a aquello.

Llevaba casi dos meses de pura felicidad y poco sueño desde que regresamos de las tierras de los MacKenzie. Nos encerramos en la alcoba durante semanas y yo comprendí de todas las maneras posibles que era aquello que nadie nunca quiso explicarme pero que yo ahora no concebía mi vida sin ello.

Me había vuelto adicta a la sensación de tenerle tan cerca de mí, de su calor, de sus caricias y sus besos. La lectura había sido opacada como mi pasatiempo preferido para ser sustituido por las largas horas apoyada en su pecho. 

No me importó lo que mis padres fueran a pensar de mí si se enterasen, o la corte, mi hermano, los duques...no existía nada cuando me encontraba entre sus brazos. Dejaría arder toda Inglaterra si con ello no tuviese que separarme de él nunca más. 

Habíamos hablado de casarnos pasado el verano, Alitair y Keith renunciarían a sus pretensiones sobre Berwick a cambio de que permaneciésemos allí, algo que sabían que el duque de Wellington no dudaría en aceptar y que en cambio Keith parecía asimilar con dificultad. 

En cambio Alistair no parecía tener ningún remordimiento al respecto. A mi solo había una preocupación que me había rondado la cabeza y que esperaba resolver en breve.

Los primeros rayos de sol se colaron por la habitación y yo rocé el torso desnudo de Alistair mientras disfrutaba de verle dormir plácidamente. Me había acostumbrado tanto a aquello que no era capaz de conciliar el sueño si no le sentía cerca.

Sin abrir los ojos posó una mano en mi cabello y comenzó a acariciarlo.

Besé su pectoral y me apoyé disfrutando de su calidez

―Jamás pensé que habría despertares así de dulces en el mundo― murmuró con la voz ronca y yo volví a besar la zona

―Pensaba que os gustaba más cuando os despertabais con unas tijeras en el cuello― bromeé y su carcajada vibro en su pecho

Abrió los ojos y me rozó los labios con la otra mano― Desde luego esos eran tan...originales, pero...― se inclinó para besarme―había algo tan erótico en verte encima de mí intentando matarme

Esta vez fui yo la que no pude contener la risa― ¿No deberías algún día...― interrumpí la frase en cuanto noté como comenzaba a besar mi cuello― volver a tus funciones como laird...?

―Keith se las apaña bien― susurró contra mi cuello y yo me dejé hacer 

―Llevamos casi dos meses en los que...― solté un gemido al notar como comenzaba a morder la zona― no quiero que se piensen que....― suspiré de nuevo

―Dime que pare y pararé

Le empujé con una mano para que se recostara y sin dejar de besarle me coloqué encima de sus piernas― Es así como te gustó verme ese día...― murmuré y me mordió suavemente el hombro

―Justo así― sus ojos brillaron de excitación y yo deslicé una mano hasta su miembro que volvía a estar empalmado. Lo sostuve entre mis manos con delicadeza, y comencé a estimularlo. 

Alistair cerró los ojos y apoyó una mano en mi cadera.― Elizabeth...

Esas semanas había descubierto que no hay nada que me encendiera más que darle placer, pedí a Evelyn que me enseñara como hacerlo, algo que con gusto se ofreció a escenificar simulando todo con una barra de pan. 

A él le encantaba que yo disfrutase y yo quería que que él lo hiciera.

Rocé con suavidad la punta brillante mientras con la otra mano estimulaba en tronco mientras Alistair se retorcía bajo mi cuerpo. Se inclinó y comenzó a saborear mis senos mientras yo no dejaba de tocarle.

―Me vuelves loco― gruñó ― me siento como un adolescente, incapaz de quitarte las manos ni un segundo, has acabado con todo mi autocontrol

Gemí contra su pelo y comencé a abrir las piernas en cuanto noté como mi intimidad volvía a estar húmeda. 

Hice movimientos circulares con mis caderas, tentándole, queriendo que se volviese loco y él volvió a gruñir. Estaba a punto de colocarme cuando unos fuertes golpes se escucharon en el portón y yo me lancé mi lado de la cama para cubrirme.

―¡Alistair!― la voz de Keith retumbó en la cámara y me tranquilicé al instante

―¡Keith ya puede ser urgente o te juro que voy a destriparte!― rugió Alistair mientras intentaba tapar su erección sin éxito

―¡Por favor mátame, lo estoy deseando, por que sinceramente, no puedo más! ¡No puedo encargarme yo de todas tus tareas!― Keith parecía verdaderamente desesperado― Estos meses lo he intentado de verdad que sí, pero, no soy tú. Por favor te lo pido, sal de la habitación.

Alistair se frotó la frente con resignación mientras yo le di un beso en la espalda― Ve con él

―Ahora no estoy en condiciones de ir a ningún lado― señaló su rigidez y yo solté una carcajada

―Id al lago a daros un baño, ayudan a aclarar las ideas― susurré mordiéndole 

―¡Y tenemos que ir a las tierras de los MacNab por que adivina qué, los MacThomas han vuelto a intentar entrar en sus fronteras con el pretexto de aumentan la seguridad! ¡Y luego está el problema de que se ha disparado el precio de las cabras!― Keith siguió recitando la larga lista de tareas―Alistair de mala gana se vistió y abrió la puerta― ¡Gracias a Dios...! ¡Y también tenemos el tema de los cultivos y...a dónde vas!

Alistair pasó de largo mientras Keith le perseguía―Voy a darme un baño

―¡Alistair tenemos que partir hoy mismo a tierras de los MacNab no hay tiempo de...!

Dejé de escuchar su voz en la distancia y me tumbé en la cama estirándome con deleite

La cabeza de Evelyn se asomó por la alcoba y sonrió― Espero que lo hayas estado disfrutando― bromeó― por que para que tú estés pasándolo tan bien, yo estoy a dos velas―Me incorporé tapándome con las sábanas― Keith está tan estresado que se queda dormido en el despacho de Alistair mientras rellena misivas

― ¿Es cierto que hoy deben partir?

Evelyn asintió― La política de estas tierras es compleja pero dime lo que te enseñé con el pan debió de servir por que Alistair a penas abandona el lecho

Enrojecí― Evelyn...

―Tienes que probar a hacerlo con la boca― murmuró guiñándome un ojo y yo le lancé un almohadón mientras ella reía―¡Eh! Lo digo enserio...― volví a enrojecer recordando y ella abrió los ojos riendo más fuerte― ¡Así que si lo has probado!

―¡Calla!― grité enterrando mi cara en las sábanas

―Y tu eras la recatada...

―Calla por el amor de Dios

Volvimos a escuchar gritos por el pasillo― ¡El baño puedes dártele de camino! ¡Venga despídete y vámonos!

Alistair entró en la alcoba y noté en su rostro como estaba intentando no matar a Keith. Se acercó a la cama y me besó― Como estoy segura de que ya habrás podido escuchar, tengo que partir a tierras de los MacNab, no estaré fuera más de una semana...― aquello calló sobre mi como un jarro de agua fría― en mi ausencia, eres la señora de este castillo― posó otro dulce beso en mi boca― si alguien se te resiste, tienes mi total aprobación para hacer lo que gustes

―No quiero estar lejos de ti tanto tiempo― musité contra sus labios 

―Créeme ni yo pero...Keith va a prender fuego a estas tierras 

―¡Te he escuchado!― se quejó esperando fuera

Alistair profundizó el beso y yo le arrastré ligeramente hacia la cama mientras sus manos se posaban en mis caderas. La urgencia que tenía por él no era racional. Le rocé el pelo mientras él parecía igual de reacio a dejarme ir como yo. De repente una nausea igual a la que había experimentado los últimos días cruzo mi estómago.

―¿Estas bien?― preguntó y yo asentí notando el estómago revuelto

―Si, no es nada.

―¿Segura? ¿No quieres que me quede y haga venir a Kester?― me rozó la cicatriz con preocupación y yo negué

―Estoy bien, márchate...― le di otro beso y él me rozó el mentón pegándome a él

―Alistair, ya, nos vamos. ¿No habéis tenido suficiente con dos meses encerrados aquí?― dijo Keith de nuevo y Evelyn resopló.

―¿No te vas a despedir de mí?― le agarró del cinturón y Keith la correspondió con un fiero beso. Evelyn susurró algo en un oído y Keith suspiró

―Alistair vámonos, yo también necesito ese baño

Me dio un último beso en la frente y abandonaron la alcoba.

―Estamos locas― susurré y ella soltó una carcajada

―Estoy completamente de acuerdo

Me comencé a vestir con lentitud, casi no me acordaba de lo que era salir de la cama. Evelyn me ayudó con la espalda de mi vestido mientras yo comprobaba por la ventana que unos diez hombre con Alistair y Keith a la cabeza se alejaban del castillo.

―Necesito un favor Evelyn

Rio― Necesitas que te enseñe más trucos con una barra de pan

La di un golpe en la pierna intentando ocultar una carcajada― No...necesito que localices un galeno

La cara de Evelyn se tornó en una mueca de preocupación― ¿Tienes algún mal? ¿Te duele algo? Por que es completamente normal que después de...

―Hace un mes que no sangro― susurré y ella no ocultó su sorpresa

No tenía ni idea de que significaba aquello pero quería consultarlo con médico, pero Evelyn parecía entenderlo mejor que yo ― Tienes razón, lo mejor es que llame a un galeno y ya

―Que sea discreto por favor― murmuré y ella asintió y se dirigió a la puerta― no quiero que a Alistair le llegue nada

―No quiero sonar inapropiada Elizabeth, pero...cuando Alistair y tu...él ¿Puede que haya...terminado dentro de ti alguna vez?

No sabía por qué pero la mayoría de veces Alistair se apartaba de mi, aunque no siempre le había dado tiempo.

Me encogí de hombros y Evelyn rápidamente abandonó la estancia dejándome confusa.

Esperé preocupada en la cama hasta que Kester apareció por la puerta.

―Os espero fuera― Evelyn le susurró algo y asintió cerrando la puerta tras de él. 

―Me alegra ver que gozáis de mejor salud― murmurando dejando un paño en la mesilla.

Sus rostro anciano y afable me relajó y asentí― Espero que Evelyn os haya informado de que esto necesita...

―No os preocupéis, nada saldrá de mi boca.

Asentí recostándome en la cama― El laird...

―No sabrá nada os lo juro por Dios. ¿Qué dolencia os aqueja?

Tragué saliva― No...no he sangrado este mes

Su rostro no se escandalizó, simplemente suspiró y asintió― Estamos hablando de que deberíais haber sangrado hace cuanto...

― Hace un mes...y yo...no sé si eso es que sufro algún mal o enfermedad― me daba miedo haber podido contagiarme en el camino a las tierras de los MacKenzie o como secuela de la herida

―¿Puedo pedir que abráis las piernas?―Estuve a punto de levantarme de la indignación pero él se acercó al final de la cama y me miró a los ojos― necesito examinaros señora sino no podré encontrar el problema

Con dudas me recosté y abrí las piernas un poco mientras él se colocaba unos guantes y he introducía un pequeño artilugio de metal. Con la otra mano presión ligeramente mi vientre.

―¿Habéis experimentado nauseas?

Asentí― La última semana

Acabó el rápido examen y se separó con una sonrisa en el rostro. Me incorporé nerviosa esperando que hubiese encontrado la razón de mi mal.

―¿Es algo grave? ¿Tal vez sea por la herida de mi costado?

―No es nada de eso señora

Suspiré aliviada― ¿Y en cuanto se curará más o menos?

―Calculo que en unos siete meses y medio aproximadamente

Tardé unos segundos en entender lo que estaba insinuando y en ese momento mi mundo colapsó― E-estáis diciendo...

―Felicidades, estáis encinta

La noticia calló sobre mi como una losa y negué mientras me puse en pie de golpe― No podéis saberlo, si fuese el caso sería muy pronto y...

―Bajo mi experiencia personal y creedme llevo más años trabajando la medicina que probablemente años tenéis vos,  tenéis todos los síntomas de un embarazo

―No puede ser― murmuré rozándome el abdomen― yo no puedo estar...

―Interpreto que el laird y vos no estabais buscando...un hijo

―Que os hace pensar que es de Alistair

Kester bajó la mirada avergonzado―No es desconocido por nadie en estas tierras que os encontráis en una relación, señora

Negué con la cabeza y él asintió― Recalco mi discreción, pero sería conveniente que en vuestro estado pueda visitarla al menos cada un par de semanas y no os expongáis a situaciones que puedan ser arriesgadas, nada de montar a caballo.

No sabía que decir. Mi cabeza era una mezcla de contradicciones que no dejaba filtra un único pensamiento. Ser madre, había sido el gran deseo de mi vida. Pero aquello estaba fuera del matrimonio, era un hijo concebido en pecado capital.

Alistair había jurado no tener hijos nunca. 

―Os dejo, creo que es una noticia que necesitáis procesar a solas. Si necesitáis algo o tenéis cualquier duda o aflicción, hacedme llamar.

Abandonó la estancia y Evelyn entró mientras yo rompía en un llano descontrolado.

―Shhh, tranquila― Evelyn corrió a abrazarme― por que lloráis, esto es una buena noticia

Negué―Sabes igual de bien que yo lo que Alistair opina sobre tener descendencia

―Pues cambiará de opinión por que créeme estoy segura de que ese planteamiento era antes de conocerte

―Va a repudiarme― sollocé― o...me obligará a acabar con ello― me rocé el vientre

―Ni si quiera has hablad con él Elizabeth, no puede sacar este tipo de conclusiones

―No lo entiendo― comencé a hiperventilar― tú y Keith no...

Evelyn suspiró― Por que después de lo de Aila Keith tiene tal pánico a volver a pasar por lo mismo que nunca...termina dentro

Y como se supone que debía de saber yo aquello. Mantener a las mujeres en la ignorancia más absoluta solo nos perjudicaba, por que no puede controlarse algo que no se sabe como funciona. 

Alistair sabía que había intentando salir de mi antes, la mayoría de veces lo hacía, pero no siempre había tenido el tiempo suficiente y yo no entendía que significaba.

―Dios mío, que voy a hacer...

―Escúchame...lleváis en vuestro vientre el futuro de la línea MacLaren, eso no puede ser una mala noticia. Nunca.

Me limpié las lágrimas y me dispuse a tranquilizarme cuando lo escuché― ¿Qué?―Sienna con los ojos abiertos de par en par nos observaba desde el marco de la puerta― ¿Qué acabáis de decir?

―Nada― dijimos a la vez Evelyn y yo

―Estas encinta

―No― intenté negarlo sin llorar pero Sienna señaló como me rozaba el vientre

―Estas encinta― repitió ― Dios mío...Alistair

El llanto volvió a abrirse paso por mi garganta e intenté balbucear algo coherente― Por favor, no se lo digas

Sienna parecía no procesar la información y lentamente se acercó a mi― Tienes que avisarle, vamos a mandar un emisario que vaya en su encuentro y...

―No.― pedí presa del pánico― necesito tiempo para procesarlo yo...

―Tienes que saberlo Elizabeth tu no entiendes lo que esto...

―¡Nadie va a avisar a nadie! ¡Está claro!― se impuso Evelyn y las dos callamos―Elizabeth va a tomarse esta semana para reflexionar sobre como quieres comunicar la noticia

―Muchas mujeres tienen abortos espontáneos, puede que ni si quiera...― quiso empezar Sienna pero de repente la idea de poder perder a la criatura que estaba dentro de mí se me hizo insoportable

Todo mi ruido interior se aclaro en un solo pensamiento. Quería ser madre. Y quería que el padre de la criatura fuera Alistair MacLaren.

―Ni un habitante de este castillo que no sea nosotras debe conocer la nueva. Cuando Alistair regrese me encargaré personalmente yo de transmitirle mi estado y este semana todos intentaremos que transcurra con la mayor normalidad posible.

―No lo entiendes...Alistair estará aterrado― murmuró Sienna dando vuelta por la estancia

―¿Y como piensas que estoy yo? Encinta fuera del matrimonio de mi secuestrador que odia toda mi familia

―Si piensa que puede perderte no va a ser racional. No se va a perdonar esto a él mismo

―¡Yo también tengo miedo! Mi padre perdió a un vástago suyo en el parto, yo también he escuchado las historias sobre la madre de Aila o tu madre. Yo también tengo miedo de morir. ―mi voz se quebró y Evelyn me abrazó

―Estamos aquí las dos dos para ti, para todo lo que necesites. Además podéis seguir casándoos en septiembre y...

Sienna rompió a llorar por primera vez en todos los meses que la había conocido― No puedo comprobar en que persona se va a transformar Alistair como te mueras, no quiero que te conviertas en otra anécdota para repetirme a mi misma que no debo tener hijos

Y vi sus propios demonios. Una hija nacida de casi un cadáver. Sabiendo que fue la responsable de la muerte de su madre. Con un profundo miedo a los partos. Luchando contra su propio deseo de maternidad por miedo. Igual que su hermano.

―Pues si debo morir, moriré―sentencié― pero no voy a renunciar a la idea de ser madre. Así que haré lo que esté en mi mano para que esta criatura nazca.

Se apartó rápidamente las lágrimas y asintió― No te sientas mal si Alistair no reacciona como un padre amoroso desde el principio

―Lo sé― dije en un hilo de voz.― pero si de verdad me ama tendrá que amarme con todas sus consecuencias y esta es una de ellas.―Me puse en pie― Y ahora...tenemos un clan del que hacernos cargo.

Ambas asintieron y Evelyn le pellizcó el brazo a Sienna― Vas a disfrutar tanto siendo tía

Sienna rio limpiándose las lágrimas. 

― Voy a ir al despacho de Alistair por si ha dejado algún encargo― murmuré y salí de la alcoba intentando contener yo mi propio llanto. Avancé por el pasillo hasta que visualicé la estancia con el gran escritorio de madera en el que tantas tardes solía pasar Alistair y me entré para apoyarme en ello.

Rompí a llorar. No sabía ni por que. Si de alegría, de tristeza o de miedo pero no pude evitar darme esos minutos para soltar el nudo que tenía en el estómago.

Unos brazos me rodearon por detrás y yo cogí el abre cartas para defenderme pero me crucé con un rostro que me hizo soltar el arma.

El pelo su cabello ondulado castaño claro casi rubio, sus pícaros ojos azules, su nariz con alguna que otra peca suave: Mi hermano.

―William...― susurré fundiéndome en un abrazo con él― que haces aquí― balbuceé sin dejar de llorar

―Pensaba que no volvería a verte nunca― me apretó contra él con fuerza

―C-cómo has entrado...

―Pensaba que los MacLaren no se marcharía nunca...tranquila― me retiro las lágrimas y sonrió― he venido a llevarte a casa.








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