Capítulo 25

Abrí los ojos poco a poco.

Me intenté incorporar pero una punzada en mi costado me lo impidió. Lo último que recordaba era la espada de Evan rozando mi abdomen y luego...la nada.

Reconocí mi alcoba y me relajé mientras intentaba inspeccionar los vendajes que había debajo de mi camisón. 

Volví a intentar incorporarme sin mucho éxito y de repente lo recordé. 

Los ojos atormentados de Alistair antes de que me desplomase. Esa mirada se abrió paso por mi mente 

"Estoy aquí, siempre que lo necesites voy a estar aquí"

Su voz retumbó en mi memoria y no sabía si lo había soñado o había sido real. Si era cierto que Alistair había pasado la noche conmigo.

Conseguí alzar el torso lo suficiente como para comprobar si en efecto en la silla dónde esperaba encontrarle en efecto me esperaba él. Pero para mi desagradable sorpresa, Iona leía plácidamente un libro.

A su amante. Había dejado a su amante a custodiarme. Era sencillamente humillante. Jamás me había sentido tan despreciada y rechazada, hubiera preferido encontrarme a Murdoch, pero ver ahí a Iona, era una manera extremadamente despreciable de dejarme claras sus intenciones.

Volví a recordar sus palabras en la reunión.

"Márchate ya, no quiero volver a verte"

Iona reparó en que estaba despierta y dejó el libro a un lado

―Estáis despierta...― en su rostro se mezcló el alivio y algo de dolor, como si que yo siguiese viva acabara de apagar alguna pequeña ilusión, pero se sintiese mal por haber tenido un pensamiento así―¿Cómo os encontráis?

―Bien― susurré y me dejé caer en la almohada de nuevo tapando mi rostro para que no viera mis lágrimas

―En cuanto Keith sepa que os habéis levantado vendrá a pediros perdón mil veces

No contesté. Su voz se me hacía molesta, su presencia se me hacía molesta...Ella se me hacía molesta.

―Elizabeth... sé que seguramente no seré vuestra persona favorita

La odiaba. Y me odiaba por odiarla, por que sabía lo que eso significaba. Por que era consciente de que ella poca culpa tenía de que el hombre del que me había encaprichado fuese también aquel al que ella amaba. 

Ella que había tenido que abandonar su tierra para embarcarse en un matrimonio desdichado, volvía a Escocia y se había encontrado conmigo ocupando el que un día fue su lugar, lo cual me hacía sentir como una impostora, a la que le hubiesen asignado el role de otra. Ella no tenía la culpa, de hecho ella era la víctima.

―Nada más lejos de la realidad, apenas os conozco

―Las dos sabemos lo que sentís por Alistair, creedme vuestra existencia para mi, también es matadora 

―No tenéis ni idea de nada― me volví a incorporar apoyándome en el cabecero de la cama

―Sé que no le odiáis― murmuró y no hubo nada de agresividad en su voz, solo resignación, como si fuese una realidad que se hubiese visto obligada a aceptar.

Mi corazón retumbó en mi interior y negué con toda la vehemencia con la que pude ignorando el color―No sabéis lo que decís

―No soy ciega Elizabeth, he visto como os miráis, y creedme admitirlo es lo mejor que podéis hacer

Una rabia intensa invadió mi cuerpo. Quería que yo admitiese mis sentimientos, para poder regodearse de era suyo, no, no le daría el placer de poder decía que algo que deseo está en su poder. 

Así que con toda la solemnidad que pude me volví a incorporar para poder mirarle a la cara ― Mi corazón solo tiene un dueño...el duq....―Recordé a Evan. Evan estaba allí en aquellas tierras.― Exijo ver al duque

Mi demanda sorprendió gratamente a Iona que abandonó su lectura para acercarse a la puerta y susurrar algo a quien custodiaba la puerta. En ese preciso instante Keith se hizo hueco entre ambos y al verme despierta suspiró con alivio.

Su rostro parecía cansado, como si no hubiese descansado en toda la noche, su frente arrugada de preocupación se relajó en cuanto me vio y se santiguó.

―Gracias a Dios...― se acercó a la cama y yo sonreí con debilidad

―No vas a librarte de mi tan fácilmente

Keith rio y me agarró la mano― No sabes lo muchísimo que lo siento, si te hubiese pasado algo...― una sombra cruzó su rostro― no me lo hubiese perdonado en la vida. ¿Te duele?

Asentí. Sentía como si me hubiesen clavado mil cuchillos pero el dolor que era más insoportable no era el de mi abdomen― Ahora tendré una cicatriz como la tuya― señalé su marca en el hombro y él rio

―Ahora eres una escocesa de verdad...tengo que avisar, todos están muy preocupados, créeme jamás había visto la capilla de este castillo tan llena, nadie a pegado ojo rezando por ti.

Pensé en Alistair, arrodillado, rogando a Dios que no me llevara o no podría cerrar el acuerdo con los Wellington, o no, puede que mi vida le diese igual, y hubiese decidido ser el único que tuviera un buen descanso aquella noche, pensando que se había quitado un problema de encima.

Miré a Iona― ya veo...¿No podría haber sido Sienna?― susurré 

Keith me observó confuso― ¿A que te refieres?

―No había otra persona que ella para estar conmigo

―Pero si...― Evan irrumpió en la estancia, cortando la frase de Keith y se santiguó al verme.

Al igual que Keith, parecía haber envejecido años solo en una noche. Su pelo estaba totalmente despeinado, unos grandes círculos violetas rodeaban su ojera, tenía la respiración alterada, las ropas arrugadas y rápidamente acudió a mi leche y me tomó la mano.

―Dios mío....estáis viva...― me acarició el cabello. Ningún comentario agresivo hacia Keith. Ni una mala mirada. Solo parecía concentrado en querer comprobar que yo realmente me encontraba viva.―yo...― se frotó los ojos húmedos― pensaba que os había perdido, pensaba que yo...que yo...

Estiré la mano y rocé su rostro― Estoy bien, todo está bien.

Keith se acercó a Iona― voy a avisar a Alistair...― susurró y mi corazón se aceleró

Su mención hizo que me revolviera un poco y rocé mi pelo para asegurarme de que no estaba tan despeinado. Evan lo notó y suspiró.

―Creo que lo mejor es que descanséis en Escocia hasta que os repongáis...no estáis en condiciones para realizar una travesía hasta Inglaterra

Una mezcla extraña de pánico y alivio se unió en mi a partes iguales. Pensar en alargar mi estancia allí era mi más oscuro y prohibido deseo pero no podía soportar lo que mi corazón sufría junto a Alistair ni un segundo más.

―N-no yo quiero regresar a casa, por favor...― supliqué en un suspiro― necesito regresar

Evan apretó la boca y sus ojos azules se oscurecieron como si estuviese mordiéndose la lengua por preguntar algo pero sabía que no debía.― ¿Estáis segura? Yo...― bajó el tono de voz y se acercó a mi― no quiero obligaros a marchar

Le miré confusa no entendiendo el tono que insinuaban sus palabras. Empecé a tener el pánico de que pensara que le había engañado, de que era demasiado obvio que tenía sentimientos por Alistair y pensara que ya no era digna. Mi pecho comenzó a alterarse y negué con vehemencia― ¿H-hay algo que haya hecho que os ha dado esa impresión?

Me observó unos segundos y se encogió de hombros― Quiero que sepáis que os creo...cada misiva que me habéis mandado asegurándome que nada os había ocurrido aquí, pero si por algo habéis cambiado de parecer...

―No, no, por su puesto que no― la mentira quemó en mi boca

Iona observó claramente relajada la escena, como si toda la tensión que tenía antes hubiese desaparecido al verme con el duque

―¿Estáis segura?

Analicé que habría podido ver Evan para dudar de mis palabras y en mi teatro del día anterior, se podía palpar el desprecio que Alistair y yo nos profesábamos, mi voluntad clara de marchar, no entendía que había cambiado su parecer.

―Mi lugar está en Berwick― las lágrimas amenazaron con rodar por mis ojos pero sostuve su mirada y la gran mentira que iba a salir por mi boca.― No hay deseo mayor en mi corazón que pasar el resto de mi vida junto a vos, amándoos. ― mi voz se quedó en un hilo, como si mi garganta se negara a dejar pasar una mentira más. Cerré los ojos un segundo para evitar llorar y al abrirlos reparé en que Alistair estaba en la estancia. 

Quise apartar a Evan, y gritarle que le necesitaba, que estaría dispuesta a renunciar a mi familia, a mi reino y a todo lo que me rodeaba solo por estar con él. Quería insultarle y al vez rogarle que tuviese piedad conmigo pues solo era una dama profundamente enamorada intentando comprender el por qué de mi amor. No entendía como podía querer matarle y besarle a la vez. Como todo mi ser se moría por que su mirada ámbar se posase en mí, como una completa adicta, mientras otra parte de mí deseaba no volverle a ver jamás.

Había algo que tenía claro y es que jamás había sido capaz de sentir nada parecido. Como si llevase toda la vida adormilada, hasta que le conocí.

Pero él tras escucharme , me dedicó una fría mirada y abandonó la estancia sin decir ni media palabra. Como si solo hubiese ido a comprobar que seguía con vida y ya está. 

Mi corazón explotó de rabia y de tristeza, haciendo mi elección por Evan mucho más clara

Keith resopló― No puedo más con estos dos, me quiero arrancar los ojos― resopló y salió persiguiendo a Alistair mientras yo observaba con desilusión la puerta.

Yo, que temiendo por su vida el día que mi padre llegó a Escocia, me lancé a buscarle para comprobar que se encontraba bien, yo que me sentía morir solo con pensar en tenerle lejos...comprobaba con mis ojos como él no se tomaba la molestia ni de preguntarme que tal me encontraba. No, solo estuvo lo suficiente como para ver que seguía respirando y volver a sus quehaceres. 

Puede que fuese la debilidad de fuerzas que había en mí, pero no puede evitar romper a llorar. 

Evan confuso me pegó a sus brazos mientras yo empapaba su camisola pero Iona me observó en silencio con una mueca de dolor en su rostro.

―Tranquila...― susurró Evan rozando mi pelo― no os preocupéis no os dejaré aquí

―¿Elizabeth? ¿Estás bien?― Evelyn y Sienna entraron con el pecho fatigado por la carrera y su preocupación fue máxima cuando vieron mi llanto.

―Evan...― susurró Evelyn reparando en su primo y su rostro se tornó pálido― Q-qué...qué hacéis aquí

―¿Dónde estabais? Ayer pregunté por vos y no me dejaron veros― dijo sin separarse de mí 

―Estaba en un pueblo cercano, he regresado en cuanto he sabido la noticia...― se acercó a él y le abrazó― Os he echado de menos...

Evan esbozó una pequeña sonrisa y la mirada de Evelyn se desvió hasta mi― Me habían dicho...― su voz se rompió― que no sabían si viviríais...

Me daba igual. No era capaz de pensar en lo cerca que había estado de la muerte, ni en el dolor del costado que me estaba matando, ni en Iona...solo podía repetir en bucle en mi cabeza la frialdad de Alistair al verme.

Intenté hablar pero se me quebraron las palabras en la garganta y solo fueron sustituidas por un gemido de dolor.

―No puedo más...― susurré― me duele demasiado...

―La herida te sanará dos semanas según el médico, en pocos días podrás salir de la cama...― Sienna intentó hacerse un hueco entre Evelyn y Evan

Negué― No...el costado no...

Evan me observó confuso y yo me mordí el labio pero Evelyn entendió mis palabras a la perfección y rozó a su primo el hombro.

―Evan, necesita descansar...y tú también― murmuró

―No quiero dejarla sola― respondió rozándome el pelo y yo suspiré

Le vi como me miraba, como si yo fuese frágil, débil, algo que proteger, y así me hacía sentirme. 

―Yo me quedo con ella, pero creo que lo mejor es que la deis un poco de espacio― asentí mientras soltaba su mano y me giraba para que nadie más viera mis lágrimas, odiando cada parte de mi que había decidido ser vulnerable―Iona, tu también...

Los presentes comenzaron a abandonar la sala y Evelyn se tumbó a mi lado mientras yo seguía intentando ocultar mi rostro

―Por favor...déjame, necesito...― un sollozo se cruzo en mi boca― necesito estar sola

―Poco sé de lo que ha ocurrido por que a penas acabo de llegar, pero sé que el costado no es el mayor de tus males

Me tapé la cara con las manos― Por favor...

―Le amas.

Y esas palabras sonaron como una sentencia. Las lágrimas corrieron con más velocidad por mi rostro y negué con la cabeza.

―Le amas Elizabeth, estás completamente enamorada de él. El dolor en tu rostro no es el del cuerpo sino el de tu alma.

Intenté calmar el hipo de mi pecho y me encogí de hombros demasiado cansada como para negarlo― Soy tan estúpida...

―Nunca se es estúpida por amar. Amar, es de valientes, los cobardes nunca admiten lo que su corazón pide a gritos y por eso viven vidas desdichadas, lejos de sus verdaderos deseos.

Sus ojos azules brillaron y supe que esa frase se la habría tenido que repetir a si misma más de una vez.

―Nunca pensé...que esto sería el amor

Evelyn sonrió con tristeza― El amor...tiene muchas caras, si lo admites será la mejor sensación de este mundo, si te lo sigues negando en cambio, se convertirá en un infierno.

―Y de que sirve...mi destino está marcado y él me desprecia. Admitirlo solo es asumir que estoy viviendo una vida que no quiero vivir. Es asumir que siempre seré desdichada.

Amar a Alistair era renegar de mi vida perfecta. Era admitir que mi matrimonio con el duque no era mi primera opción, tampoco vivir en Berwick, ni abandonar Escocia. Era condenarme a la melancolía de una vida que ya no podría engañarme a mi misma fingiendo que la quería.

―Pues date el lujo de amar― Evelyn me cogió la mano― permítete sentir

Pensé en como deseaba que Evelyn llamara a Alistair, poder confesarle todos mis sentimientos, y hallar algo de paz. Puede que se riera de mí, hiciese chanzas o simplemente no le diese ninguna importancia, pero al menos calmaría mi alma hambrienta de él. 

―Creo...creo que necesito hablar con él

Evelyn sonrió y asintió― Yo también lo creo

Mi cara recuperó algo de calor en cuanto el pensamiento de tener cerca de mi cruzó mi mente y me incorporé en la cama ignorando el dolor del abdomen―¿Cuando Keith y tú...?― asintió, no necesitó que acabara la pregunta.

―El proceso hasta que me lo admití a mi misma fue como clavarme un puñal en el pecho. Créeme nadie mejor que yo entenderá la sensación de enfrentarte a todo lo que sientes para intentar encajar en la vida que todos se han empeñado en que tengas. Sé lo que duele no cumplir con las expectativas, querer encajar a la fuerza en un camino que sabes que no quieres recorrer, pero...la recompensa es la más dulce de las victorias.

―La diferencia es que él...me odia

Evelyn se encogió de hombros― Nunca lo sabrás si no hablas con él

Se separó de la cama y asomó la cabeza por la puerta― ¿Alguien puede llamar al laird? Es urgente

―Tarde― murmuró Keith acercándose con la respiración entre cortada ― se ha marchado

―¿Qué?― preguntó Evelyn desconcertada― ¿Se ha marchado a dónde?

Keith se apoyó en la puerta recuperando el aliento― No tengo ni la menor idea, simplemente ha cogido el caballo y se ha marchado.

Evelyn resopló― Dile que vuelva...

Keith frunció el ceño― Claro, como no se me había ocurrido antes, para nada se lo he gritado como mil veces, pero, hace lo que le da la gana

Mi corazón se rompió en mil pedazos y volví a dejarme caer en la cama. Eso era lo poco que le importaba. Y pensar que había estado a punto de renunciar a mi dignidad por él.

―Pero Elizabeth...― quiso empezar Evelyn y yo la corté

―Nada, no pasa nada

Keith, intrigado me miró desde el marco del portón― ¿Pasa algo?

―No― dije con pánico pero Evelyn acercó a Keith a ella 

―Necesita hablar con él.  Por cierto como no me has dicho que mi primo estaba aquí― Keith alzó una ceja

―¿Hablar de qué?― preguntó ignorando la parte de Evan

―No necesito hablar de nada con él

―Elizabeth...― me regañó Evelyn y yo la fulminé con la mirada― sabes que Keith de total confianza

―¿Me estoy perdiendo algo?

―¡No, no necesito hablar nada con él, estoy perfecta!― me intenté incorporar con fuerza pero una mueca de dolor cruzó mi rostro lo que aumentó mi frustración― ¡Si quiere marcharse que se marche y no vuelva, ya que le da tan igual lo que me ha pasado , lo mejor es que se vaya y me deje pudrirme aquí sin su estúpida presencia!

Con la respiración entre cortada me apreté la herida y Keith soltó una carcajada sarcástica mientras Evelyn acudía a ayudar a tumbarme.

―¿Qué le da igual? ¿Eso piensas?

Me quité rápidamente una lágrima con el hombro― Por favor, no quiero hablar más, necesito descansar...

―¿Qué le das igual? ― siguió en bucle Keith― Elizabeth, Alistair casi se vuelve loco cuando te vio herida...

Tuve la sensación de que mi corazón se paró durante unos segundos. Evelyn que parecía también desconocer la historia alzó una ceja.

―Créeme pensé que me iba a matar― siguió― te llevo en sus brazos hasta aquí y no dejó que nadie te tocase, mientras...tuvieron que suturar la herida, no se separó en ningún momento de ti...

―P-pero...Iona― balbuceé sin poder procesar nada. Solo sentí un estallido en mi cuerpo. De repente la herida no dolía, mi cabeza no daba vueltas...solo podía escuchar mi corazón retumbar en mi interior intentando asimilar con dificultad las palabras de Keith

―Iona se prestó voluntaria a relevar a Alistair en la madrugada por que no había dormido nada en toda la noche por quedarse a tu lado. 

Y de repente lo sentí aún más. Cuando pensaba que el corazón no podía latirme más fuerte o cuando creí que las mariposas el estómago no podía revolotear con más velocidad esas palabras intensificaron todos mis sentidos a más.

―No entiendo nada...pero él, él, se ha marchado, él...no me ha dicho ni media palabra

―Querías que te lo dijera antes o después de que le estuvieses contando al duque como quería ser la princesa de su castillo.

De pronto caí. Maldije mi mala suerte y apoyándome en el cabecero me puse en pie.

―Elizabeth por favor métete en la cama, necesitas reposo― horrorizada Evelyn quiso ayudarme de nuevo a recostarme y yo negué

―Preparad mi caballo. Parto por el mismo camino que él haya seguido.



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