Capítulo 22
Le di vueltas al bollo de azúcar en el plato mirando un punto perdido de la mesa
―¿No lo quieres?― Aila miraba con hambre mi desayuno y yo se lo acerqué
―No tengo mucho hambre
Sonrío y agarró el bollo con su manita
―¿Estás triste?
Negué intentando parecer convincente― Solo un poco cansada
―No quiero que marches― murmuró con la boca llena y yo la acaricié el pelo.
―Yo tampoco quiero marchar, pero es un secreto
Aila sonrió y negó con la cabeza― No lo es― se levantó y se llevó el manjar.
El beso.
Aquel calor.
El contacto de sus labios con los míos.
Mis suspiros.
Los suyos.
Mis mejillas comenzaron a arder pero no era capaz de no revivir ello una y otra vez en mi cabeza.
Le había entregado a Alistair MacLaren mi primer beso. Y una parte de mi no se arrepentía.
De repente otros recuerdos.
La cara de Iona.
Keith y Evelyn.
Mi hermano.
El estómago se me contrajo.
Pensaba en William. En como él merecía un enlace feliz, no a una esposa que pensaría toda la vida en otro hombre. Ni si quiera sabía si Evelyn volvería a tierras inglesas.
Estoy irremediablemente enamorada de Keith MacLaren y así llevo desde que tengo uso de razón
La amo Elizabeth, estaría dispuesto a sacrificar todo por ella
Todo tenía sentido. Recordé el baile de los Wellington, la manera en la que Keith miraba a Evelyn, como ella intentaba evitar dejar en evidencia que se conocían
Tu y yo sabemos que llegará un día Evelyn Warwick en el que dejarás de intentar aparentar ser una de esas tontas, prejuicios, e insulsas damas inglesas
Tal vez esto era lo mejor para todos. Evelyn podría vivir aquí feliz con Keith y mi hermano buscar otra esposa, pensando siempre en que los escoceses le arrebataron y nunca quisieron devolver a su prometida. Podía intuir como Evelyn de verdad se había esforzado por hacerlo encajar, por hacerse a una vida con William, pero supongo que a veces el corazón tiene otros llamados.
Necesitaba salir de allí y volver a mi vida. No quería tener esta sensación de culpa constante.
―En que pensáis― Bernlack me sacó de mis pensamientos y tomó asiento a mi lado en aquella gran mesa de comedor
―Nada, simplemente estoy un poco cansada
―No os hacéis a la idea de la melancolía que desprendéis
―Gracias por el halago supongo― murmuré volviéndome a ensimismarme en mis pensamientos
―Estas últimas semanas habías recobrado una fuerza y un brillo...parecíais muy feliz
Sonreí con tristeza. Si que lo había sido.
―Mi estancia aquí parece estar llegando a su fin― murmuré
―¿Y es eso lo que os roba la alegría?
Bernlack me sonrío con amabilidad mientras limpiaba una de sus dagas
―No lo sé, todo es...confuso― susurré. No me comprendía ni yo, no era capaz de entender si quería marchar o no, o el por que no estaba segura de ello.
―Si me permitís otro halago, Escocia os sienta bien señora― hizo un parón y miró a Alistair a través del cristal de la ventana que daba al exterior― Y a Escocia le sentáis bien vos.
Iona bailaba con algunas de sus acompañantes en la pradera, mostrándoles una flor violeta que había rescatado del suelo, parecía detallar algo y todas reían a su alrededor.
No quise pensar que estaba contándoles. Tal vez como había ido su noche con Alistair.
Recordé el beso.
Otra vez el calor acudió a mi cuerpo.
Me aclaré la garganta con apuro―Creo que, Escocia...no me extrañará una vez que haya partido.
Bernlack negó y se levantó― No sabéis lo equivocada que estáis. Si me disculpáis, si no organizo la partida de caza de la mañana, Keith me matará.
Me esmeré en dejar ver la mejor de mis sonrisas que se borró de inmediato al ver a Evelyn entrar.
Parecía avergonzada. Andaba algo cabizbaja con una mirada de desasosiego que parecía querer buscar mi perdón. Me tensé al instante y ella al notarlo también lo hizo.
Se acercó poco a poco y tomó asiento en la gran silla de manera al otro lado de la mesa. Irónicamente la que siempre utilizaba Keith.
Dos fuerte círculos lilas resaltaban debajo de sus ojos lo que me hacía intuir que no había dormido a penas.
―He supuesto que estarías aquí― musitó con la voz en un hilo― desayunando―No contesté. No sabía qué. Simplemente asentí.― Lo siento tanto Elizabeth....― sus ojos se llenaron de lágrimas― nunca he querido deshonraros ni a ti ni a tu familia―Mantuve mi silencio y ella al no obtener respuesta por mi parte, sollozó. ―N-no sé que hacer para que me perdones
―Por favor no llores...― pedí sin apenas voz
―Sé que pensarás lo peor de mi...
―No lo hago
―No me mientas
―No lo estoy haciendo
Se limpió torpemente las lágrimas de la cara y volvió a sollozar
―S-sé que tendrás muchas preguntas y yo...
―Evelyn― la interrumpí― de tu vida privada no debes darme ninguna explicación, no soy quien para juzgarte
―Pero quiero dártelas― respondió con algo de alivio en su rostro― quiero que me comprendas, no busco que excuses mi comportamiento pues bien sé que es erróneo y créeme, nadie más que yo se va a castigar por ello. Día y noche, me torturo con la imagen de tu hermano, la imagen de mis tíos...pero...― su voz se quebró― te juro que no hay nada de maldad en mis actos
La desesperación que irradiaba, la vergüenza que cargaba su rostro...apeló a cada milímetro de compasión en mí y empaticé con su sentimiento. Evelyn era la viva imagen de como yo me sentía por dentro.
―Por favor, no me mires como si fuese un sacerdote del que buscar una penitencia, no después de todo lo que hemos pasado juntas
Evelyn asintió intentando acompasar su respiración.
―Llevo toda la noche pensando en como hacerte entender, obligándome a pensar en tu hermano y en como reaccionaría si se enterase.
William, es el hombre más noble y comprensivo que conocía, puede que incluso con las palabras correctas si se diera el caso de que se enterase, la perdonaría.
―Por mi parte, ya te dije ayer, que ni una palabra saldrá de mi boca, creo que las dos nos llevaremos nuestros secretos de estas tierras.
Evelyn negó con la cabeza― No voy a regresar Elizabeth― susurró― mi lugar está aquí
―Tu familia está en Inglaterra Evelyn, no puedes...
―No.― me respondió cortante― la familia es mucho más que la sangre. Mi verdadera familia está aquí.
―¿Vas a quedarte aquí con Keith?
―Sé que suena una locura― se levantó para sentarse en la silla continua a la mía―pero Elizabeth...conozco a Alistair y a Keith desde que tengo uso de razón, han estado más presentes en mi vida que mis propios progenitores
Quise por fin formular la pregunta que llevaba meses callando―¿Qué pasó entre tú y Keith MacLaren, Evelyn?
Evelyn suspiró y se acarició los brazos intentando confortarse― Mi madre murió cuando yo era muy niña, no tengo ningún recuerdo de ella si te soy sincera...― se sirvió un poco de agua en una copa y tras un trago prosiguió― mi padre es un buen hombre pero...no tenía tiempo de ocuparse de mi crianza y no quería hacerme pasar la vida entre nodrizas. Mi tía...Katherine Warwick su hermana, se ofreció a criarme con ellos, puede que no quisiera que Evan creciera solo...puede que pensara que una niña en el castillo apaciguaría a su marido...
Recordé la insinuación de Evelyn sobre los malos tratos de lord Wellington sobre su hijo― ¿Evan...?
―Lord Wellington es una persona complicada con un temperamento volátil. Evan siempre ha encendido por alguna razón especialmente rápido la mecha de mi tío.
Me culpabilidad fue en aumento. ―Dios mío...
―No te preocupes, fue más cuando era niño, ahora...tiene los ánimos más calmados.
Ni a mi ni a mi hermanos nos había faltado un azote o bofetada, pero desde luego no al nivel de maltrato que Evelyn insinuaba
―Lean MacLaren, el padre de Alistair y Brochan MacKenzie acudieron a Berwick y llevaron a Alistair y a Keith para instruirles. Recuerdo...― una sonrisa traviesa se coló en su rostro― observar a Keith desde la lejanía. Nunca me atrevía a hablar con ellos. Mi tía se encargaba de tenernos entretenidos cuando llegaban aquellos días del mes. Pero yo siempre me las arreglaba para escaparme, solo para poder verles.
―Si es cierto que lord Wellington asesinó a Jane y Evander ¿Por qué llevar a Keith? ¿Por qué no protegerle?
Evelyn sonrió con orgullo― Por que Keith es la prueba viviente de que no ganaron. De que sigue habiendo un heredero legítimo de Berwick. Y los escoceses son orgullosos. No ibas a esconder a Keith por miedo, no, Keith se convirtió en el símbolo de la resistencia.―Evelyn lo contaba con tal orgullo en el pecho que las lágrimas dejaron de brotar de sus ojos y sonrió― Si piensas que lo que presenciaste tú fue tenso es por que no estuviste en las primeras reuniones...Brocham casi destroza la sala dónde se estaba reuniendo...
Caí en que nunca había escuchado hablar del padre de Alistair, nunca le mencionaba. Jamás había dejado claro si estaba vivo si quiera― ¿Lean MacLaren...?
―Está vivo, pero cuando Maela, su esposa, murió pocos años después de la muerte de su hermano...bueno, dicen que se quedó muy consternado. Aguantó hasta que Alistair tuvo la edad suficiente como para ser laird y abdicó. Vive retirado en las tierras de los MacKenzie
―¿Y no acude a visitar a sus hijos nunca?
Evelyn se encogió de hombros. Llevaba tres meses en aquellas tierras y nunca habíamos recibido ninguna visita suya― Se mantiene muy alejado de los entremeses políticos, un par de veces al año Sienna y Alistair acuden a visitarle...Pero los MacLaren no son muy afectivos en general
―Keith lo es...― murmuré sonriendo y ella me devolvió la sonrisa
―Por que Keith es mitad Wellington. La primera vez que cruzamos palabra, fue en los establos. Me había escapado de mi institutriz para poder verles de cerca y Keith me encontró...― se quedó unos segundos con la mirada perdida en el suelo con una sonrisa― desde entonces Keith siempre intentaba encontrarme cuando acudía a Berwick. Evan se acabó enterando pero me guardó el secreto, igual que Alistair a Keith. ― volvió a beber agua― cuando tenía trece años comenzó mi educación como futura esposa del conde de Wessex y me mandaron a un internado de señoritas en Londres...
―Nunca me habías dicho que habías vivido en Londres
Asintió riendo― Mi comportamiento era tan malo que prefería evitar hablar de ello. Le hice la vida imposible a todas las institutrices, no quería que nada llegase a tus oídos. Cada mes que pasaba pensaba todos y cada uno de los días en Keith, en como estaría en Berwick y yo no estaba para poder verle. Me quemaba, estar separada de él, aún no sabía por qué pero...lo pagaron todas mis profesoras.
―¿Cuantos años estuviste?
―Cinco. Los cinco peores años de mi vida y cuando regresé coincidió con su llegada. Recuerdo...― había una emoción y un nerviosismo en su rostro como si estuviese reviviéndolo todo― la última vez que había visto a Keith tenía yo trece y él diecisiete. Regresé con dieciocho y él ya había cumplido los veintidós. Nada quedaba de aquellos críos que se habían despedido a escondidas en los establos cinco años atrás...Brochan y Lean ya no acudían a las negociaciones. Alistair había sido nombrado laird justo cinco años atrás, cuando me marché...y créeme Keith y yo no siempre encajamos de la mejor manera pero...no pudimos resistirlo...cuando me confesó sus sentimientos...―No hizo falta que siguiese. Supe que se entregó a él.― Es el único hombre con el que he estado en mi vida Elizabeth
―Os creo
―No fue un capricho, no fue deseo, no pensaba con claridad yo simplemente...estaba completamente enamorada de él, no había sido capaz de sacármelo de mi cabeza en todos aquellos años lejos y el amor por desgracia muchas veces nubla el juicio y el entendimiento, no comprendía que mis acciones tendrías consecuencias, ni que podía dañar a otras personas...
―Ni si quiera conocías a mi hermano, no puedes torturarte...
―Pero sabía que iba a desposarme con él y me dio completamente igual. Quería mudarme aquí a escocia con él, sentía que podía comerme el mundo, era...me sentía que con él a mi lado podía desafiar a mi familia, a mis tíos, a mi padre... por él hubiera dejado que me repudiaran de por vida. Por el no hubiese regresado a Inglaterra jamás.
Tenía que haber un pero, algo que hiciese que esa maravillosa visión que Evelyn tenía se quebrara. ―¿Fueron vuestros tíos los que se interpusieron?
Evelyn negó― Fue la propia naturaleza del hombre
Pensé en Aila― Aila tiene tres años...― susurré en bajo y Evelyn asintió
―Keith se marchó a luchar...a ayudar a los MacKenzie contra el clan MacPhee por unos meses ― apretó la mandíbula― regresó, yo le comuniqué mi decisión de abandonar Inglaterra para marcharme con él, por que los meses anteriores no estaba del todo segura de romper mi compromiso con vosotros los Wessex....y entonces fue cuando la buena nueva llegó a Berwick, siempre voy a recordar las palabras de mi tío― hizo un parón y apretó la mano en su vestido― Los MacLaren se reproducen como conejos― se mordió el labio con fuerza― pensé que sería Alistair que tal vez se habría desposado― esta vez fui yo la que me tensé y apreté la boca― pero no para mi suerte, Keith había dejado preñada a una moza de taberna mientras yo esperaba en Berwick desesperado alguna carta suya.
Y todo volvió a cobrar sentido de nuevo. La hostilidad de Evelyn hacia Keith, el odio de Evelyn contra Aila, lo rápido que se trasladó a Londres de imprevisto cuando todavía no la esperábamos.
―¿Le has perdonado?
Evelyn se encogió de hombros y suspiró― Mi corazón no me ha permitido odiarle durante mucho tiempo. Me sentí engañada, utilizada...
Resoplé recordando a Iona― Estúpida...
―Sobre todo estúpida, la mujer más estúpida de todo Inglaterra...y me encontraba sin honra, con el corazón roto...corté toda relación con él y volví a Londres a conocer a William. Necesitaba saber que lo que me esperaba después de aquello sería mejor
―Y lo era― mi hermano, que se había enamorado profundamente de ella nada más verla, habría renunciado a toda Inglaterra por ella
―No merezco el corazón de William, bien lo sé. Era tan apuesto, tan dulce....realmente me convencí de que en algún momento podría amarle. Visualicé mi vida tranquila en Londres con él, formando una familia, siendo una Wessex más...pero el cuando el corazón si no eres sincera jamás te perdonará....
―Alejarlo de aquello que ama― acabé la frase de Brochan. Evelyn sonrió
―Esas fueron las últimas palabras que Keith me dijo antes de que marchase a Londres. Seguro que piensas que soy una blanda y que jamás debí haberle perdonado. Que como he sido capaz de volver a él después de lo que me hizo pero...simplemente somos él y yo y una parte de mí siempre ha sabido que le pertenezco igual que él me pertenece a mí.
Mi corazón se aceleró. Nadie podía negar que con solo estar en la presencia de Keith y Evelyn sabías que algo había. Era algo físico, casi mágico que hacía que te quedases perpleja admirando la conexión de dos personas aunque no se hablen. Las miradas, sus roces accidentales, como cada movimiento que hacían parecía dedicado al otro...
―Tal vez Dios si que crea a algunos de vosotros para que estéis juntos
―Tal vez, simplemente el amor, es un sentimiento tan fuerte, que no atiende a demandas ni exigencias. Simplemente cuando tienes el placer de conocerle, no hay vuelta atrás y no hay nada que no esté dispuesta a sacrificar por vivir mi vida siendo su más fiel devota.
La más fiel devota del amor. ― Evelyn...
―Una vez que lo vives Elizabeth, tu vida nunca volver a ser la misma. Puedes intentar amar a Evan, pero sabes que cuando busques su mirada, no vas a encontrarte con unos ojos ámbares y por más que intentes amar el azul sabes que el color que enciende tu corazón es otro.
Contuve el aliento asimilando sus palabras. No amaba el ámbar, el ámbar quema, el ámbar me hace querer arrancarme el corazón del pecho, el ámbar duele.
Keith irrumpió en la estancia con gesto alarmado
―¿Sabéis dónde está Alistair?
Me puse en pie de inmediato― pregunta a Iona
―Deja tus celos a un lado Elizabeth, esto es serio
Fui a rechistar pero Evelyn se adelantó― ¿No está en su despacho?
―No, y le necesito con urgencia
Parecía especialmente nervioso. Daba vueltas por la estancia mientras con desesperación parecía intentar hacer memoria
―Hay una partida de caza― recordé lo que me había dicho Bernlack y Keith se relajó
―Como se me ha podido olvidar...― salió corriendo mientras yo me apresuraba a seguirle― ¡Tu quédate ahí quieta! ¡No salgas del comedor!
―¡Pasa algo!― empecé a alarmarme
―No, simplemente se ha adelantado la comisión de negociación final inglesa y acaba de llegar. Necesito a Alistair y Sienna
Había algo que no me estaba contando. Y Evelyn también lo captó
―Tal vez deberíamos quedarnos aquí, hasta que venga Alistair...
―No, quiero saber que es lo que se me está ocultando
Salí en dirección al recibidor principal, estaba a punto de llegar cuando me choqué con él
―Tengo entendido que Keith te ha dejado claro que no podías salir del comedor― su voz fue como una corriente en mi cuerpo y evité mirarle para seguir mi camino
―Te está buscando
―Vuelve a tu alcoba, hoy no participarás de la reunión
―¡Tenemos un trato!― ahora sí, me enfrenté al efecto de mi cuerpo al mirar sus ojos lobunos. Su gesto serio parecía especialmente enfadado con mi actitud― ¡Tengo el derecho de participar!
―¡Pues hoy no vas a entrar en esa sala!― su habitual templanza parecía rota por completo
―¡Te odio! ― grité fuera de mi
―¡No parecías odiarme tanto ayer!― gritó con cierta sorna y yo enrojecí de la vergüenza y de la rabia
―Me encontraba indispuesta y bebida, bien sabes que en mis cabales solo pensar en rozaros es un pensamiento que me repugna ― temí que pudiera escuchar mi corazón latiendo desesperado
Su rostro se contrajo ligeramente y yo me arrepentí de mis palabras, pero no iba a retractarme, mantuve con orgullo su mirada mientras por dentro sentía que me moría― espero de verdad que en esta reunión sea la última que tengamos y te pueda devolver de una maldita vez con los de tu calaña.
Mantuve la compostura a pesar de mis ganas de llorar y acepté el insulto con toda la entereza que tuve sin dejarle ver mínimamente que sus palabras habían hecho que estuviese muy cerca de desmoronarme.
―¿Elizabeth?― una voz se apresuró detrás de Alistair y él frunció el ceño.
Entonces comprendí su desesperación por que no acudiese a esa comisión
―Evan...― susurré
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