Capítulo 16
Llevaba una hora en aquella maldita reunión y empezaba a tener claro que jamás saldría de allí.
Cada minuto que pasaba tenía claro que si de aquellos hombres dependía mi futuro, mi hogar seguiría siendo Escocia muchos años más. Ingleses y escoceses se gritaban, insultaban y maldecían, cada uno soltando unas propuestas más desorbitadas y menos realistas mientras parecían ignorar el hecho de que yo estaba presente
"El dominio de París a cambio de la condesa" gritó uno
"¿París? ¿A caso sabes dónde está eso? Aprended un poco de geografía antes de venir aquí, ignorante"
―Dios mío, cumpliré los sesenta aquí si estos son los que deben negociar mi salida― bromeé a Bernlak que rio a mi lado y pude notar como Alistair sonreía al escuchar mi comentario
―Estas reuniones siempre son así, tranquila, dentro de diez minutos aproximadamente el embajador inglés decidirá que se ha cansado, dará un puñetazo en la mesa y se marchará
El conde de Berkshire, mi padrino y nuevo delegado por mis padres y los duques de Wellington para la tarea parecía estar agotando su paciencia.
Los ingleses lo único dispuestos a ceder son unos pequeños territorios al sur de la frontera, con poco provecho para la agricultura y en el que ni podrían entrar más de una veintena de personas. Además todos estos pactos deberían ser ratificados por el rey.
Por su lado los escoceses reclamaban la totalidad de los territorios expropiados, ni un centimetro de tierra menos.
―Si van a seguir con ese miserable ofrecimiento les recomiendo que no vuelvan a pisar estas tierras, pues no solo es un agravio para nosotros sino para la dama en cuestión que hoy nos acompaña― dijo Alistair haciendo callar a toda la comitiva inglesa que enmudecía cada vez que el laird hablaba― decir que su precio son cuatro prados sin ningún tipo de valor
―Ni se os ocurra insinuar tal cosa― el conde se levantó de la mesa.― mi ahijada vale toda esta isla al completo, pero vos y yo sabemos que la política es la política. Así que le agradecería que no intentará escurrirse por esos argumentos nunca más.
Puede que por un mínimo de respeto a mi, Alistair no quiso rebatirle nada. Simplemente mantuvo su neutral gesto habitual y asintió. Agradecí a ambos con una mirada sus puntos.
―Esto es inútil― se quejó Keith
―Lo que deberíais hacer es devolver a la dama su familia que tanto la añora, y continuar esta negociación como hombres, sin necesidad de involucrar a nadie más― dijo otro de los diplomáticos ingleses
―Perdisteis ese derecho cuando matasteis a mi madre― Keith comenzó a mover la pierna impacientándose
―Ningún inglés estuvo involucrado en esa desgracia
Keith pegó un puñetazo en la mesa ― No juguéis conmigo conde, yo no tengo la paciencia de mi primo, me da igual descuartizaros en esta sala
―Intentadlo― dijo un guardia inglés dando un paso hacía él
―Basta― la voz de Alistair fue suficiente para que todos se sentaran.― Continuaremos con esto la semana que viene
―Alistair...― se quejó Keith
―He dicho...que suficiente por hoy― insistió firme y Keith maldijo por lo bajo
―Como gustéis― se levantó y abandonó la sala
El conde se acercó a mi apresuradamente― No sé como soportáis esto querida
Le sonreí― Me he acostumbrado a pesar de ser bruscos, bueno...en el fondo no son tan...
―Oh Dios, no me digáis que lo que dice vuestro padre es cierto. ¿les habéis cogido afecto?
Me encogí de hombros notando como todos los escoceses en la sala esperaron a mi respuesta antes de salir, en especial Alistair sin ningún descaro se paró en la puerta.
―Me tratan bien― susurré
― Elizabeth...son bárbaros, no son gente como nosotros no puedes encariñarte de ellos
―Ellos no...― moderé mi tono― ellos no son como piensas
Alistair sonrió levemente, complacido y abandonó la estancia
El conde me miró horrorizado― ¿Qué os han hecho aquí? ¿Os torturado para que digáis esto?
―No, por su puesto que no
―¿Que os han hecho Elizabeth?
Intenté tranquilizarle rozando suavemente su brazo― No justifico mi secuestro y creedme mis ganas de regresar a Inglaterra son inmensas, pero debéis confiar en mi palabra cuando os digo que esos seres horribles que todo Inglaterra piensa que son, no es más que desconocimiento. No son los hombres más delicados del mundo, pero no son malvados.
El conde se relajó― ¿Entonces os tratan bien?
Asentí― Y eso es algo que algún que otro hombre de Inglaterra no ha hecho
―¿Vuestro padre?
Me encogí de hombros― Vos lo habéis dicho no yo...por favor solo decidme como está mi madre
―Preocupada, muy preocupada, William no se separa de ella no temáis
―Por favor, hacedla saber que estoy en perfecto estado
―Lo haré, vuestro padre también está muerto de miedo Elizabeth
―Por que se queda sin alianza, no por nada más
―Sois su hija
―Eso poco le importa. Jurad que no le habéis oído nada relacionado con un convento en caso de que los Wellington decidan que no merezco la pena
El conde miró al suelo― Son cosas que se dicen cuando no se piensa
Lo sabía. Mi padre me veía como algo que explotar, que dar utilidad y que en el momento en el que no sirve, o en mi caso, si quedo humillada, debe esconderse para que no le salpique
―¿Y el duque?― decidí aferrarme como una egoísta a lo único que sabía que podía salvarme y de repente caía en algo. Puede que lo mío por el duque no fuera amor, simplemente me aferraba a la idea de él como boleto de mi vuelta a casa. Mi última esperanza era que él me amara tan fervientemente que quisiera recuperarme a toda costa. Aunque la idea de estas tierras ya no se me hacía tan extraña
―El duque está como loco. Él mismo se ha ofrecido en mil ocasiones con venir a negociar pero su padre no quiere que le ocurra nada.
Y ahí estaba. Lo único que me mantenía todavía dentro del juego era la obsesión de Evan conmigo.
―Trasladarle mi amor y mi ganas de volver a su lado― ya no me creía ni lo que estaba diciendo pero necesitaba darle esperanzas para que siguiera intentando venir a por mi.
―¿Estáis segura de que vais a estar bien?
Asentí y él suspiró― En ese caso, hasta la semana que viene. Espero que sigan permitiéndote asistir.
Sonreí y salí de la estancia. Oí a Keith y Alistair discutir en la alcoba continua
―Empiezo a pensar que lo estas haciendo a posta― murmuró Keith
―No sé de que hablas
―No te hagas el loco conmigo, te entiendo, yo también la he cogido mucho afecto en este tiempo pero Alistair no te olvides de cual es su verdadero cometido aquí
―Dilo directamente Keith no te andes con remilgos
Silencio.
―No quieres que se vaya y estás atrasándolo todo lo que puedes
―Keith...estás delirando
―¡Ese es el problema! ¡Qué no te lo admites a ti mismo!
―Soy perfectamente capaz de dejar mis afectos personales al margen de mis obligaciones
―No, no eres capaz Alistair
―Keith eres mi primo, y un hermano para mí, lo sabes perfectamente, pero ni se te ocurra volver a cuestionarme de esta manera, por que por encima de todo soy tu laird― su tono de advertencia hizo que Keith callara al instante
Me acerqué más a la sala y vi la puerta entreabierta. Keith estaba apoyado en la pared mientras Alistair impasible, dedicaba a su primo la misma mirada fría que había usado con los ingleses hacía apenas unos minutos
―Alistair te entiendo de verdad que sí, créeme cuando Evelyn parta....― hizo un parón mientras su cara se torcía en una mueca― será peor que clavarme un puñal, pero sé cual es su cometido y a que me exponía cuando la traje aquí
―Tus circunstancias con Evelyn son completamente distintas a las mías, vuestro afecto por ella es de otro tipo
Keith resopló― Te estás engañando a ti mismo
―Keith...te vuelvo a sugerir cautela en lo que insinúas― las palabras de Alistair abandonaron la frialdad para dejar ver que estaba empezando a enfadarse
―¡Me da igual que me amenaces, me da igual que te enfades! ¡Tus sentimientos están entorpeciendo las negociaciones y no te da la gana verlo!
Mi corazón comenzó a latir frenético y un nerviosismo que no había experimentado nunca me recorrió el pecho. Tragué saliva mientras expectante esperé la respuesta de Alistair.
No se hizo de esperar, rápidamente cargó contra su primo y fue la única vez que le vi perder aquella neutralidad que solía tener en su manera de comportarse.
―¡Ni se te ocurra volver a insinuar algo así!
―¡Pero simplemente mírate!― se revolvió Keith, intentando zafarse del agarre― ¡A que tienes tanto miedo Alistair!
Alistair pareció volver en sí y se separó. ― Ni esta dama remueve nada en mi, ni estoy usando ningún pretexto para retrasar lo que es mi mayor anhelo. La devolvería hoy mismo a sus tierras si con eso recuperáramos Berwick.―Aquello fue como un golpe en el estómago. Fruncí el ceño y la adrenalina de mi cuerpo se transformó en tristeza.― Y como prueba de ello, está a punto de llegar la mejor negociadora que tú y yo conocemos.
Keith se cruzó de brazos― ¿Ha aceptado venir? ¿Después de que la apartaras de esta misión al principio?
―No quería que corriera ningún riesgo
―¿Te ha perdona ya lo de los MacNeil?
―Ya sabes como es...los enfados no la duran mucho
Una punzada de celos. ¿Quién era la misteriosa dama a la que Alistair parecía importarle tanto? ¿Sería Iona? Automáticamente no se me hizo muy en gracia que viniera aquí.
Iba a hacer mi aparición en la sala, harta de escuchar y queriendo ser parte activa de la conversación cuando oí una voz femenina detrás de mí
―A veces pienso que cree que soy de arcilla ― me sobresalté por la voz y al girarme vi a una muchacha a penas unos años más mayor que yo jugando con una daga entre las manos. ― Estaba loco si pensaba que me iba a dejar tocar por Angus MacNeil
No me hizo falta que se presentara para saber que estaba familiarmente relacionada con Alistair. El pelo negro recogido en una trenza a un lado, un vestido verde largo y sencillo sin todas las florituras o cancanes de los vestidos que acostumbraba a ver en mi tierra, pero a pesar de esa sencillez algo en ella era regio, algo en su aura te hacía querer arrodillarte. Puede que fueran Los mismos ojos ámbares que él. La diferencia era que mientras que Alistair mantenía esa frialdad y neutralidad constante en el rostro, ella tenía una mueca juguetona y con una gran sonrisa me señaló con la daga.
―Con que es cierto lo que dicen....La condesa violeta―La condesa violeta. Algo así había oído la semana anterior entre la gente que se arremolinó a vernos. ― Mi hermano desde luego que está loco de remate― soltó una carcajada
La hermana de Alistair. Desde luego el parecido era evidente, pero aún así me sorprendió. Alistair jamás había mencionado nada de ninguna hermana.
―No sabía que Alistair tenía hermanos
La muchacha me miró extrañada― ¿Te deja llamarle Alistair? Eso si que es una sorpresa. ¿Cómo es que hablas gaélico?
―Hablo muchos idiomas
―Nunca he conocida una inglesa que sepa el nuestro ¿os han educado para ser secuestrada por un escocés o qué?― bromeó y yo sonreí― Respondiendo a tu pregunta, yo soy su única hermana , Sienna MacLaren.
―Y una verdadera picazón en el culo cuando se lo propone― nos sobresaltó la voz de Keith por detrás, Sienna sonrió mientras él reía y se fundieron en un abrazo
―Me alegro de verte primo ¿Dónde está el gruñón de mi hermano?
Keith se movió de la puerta para que Sienna pudiera ver a Alistair que antes de posar la vista en su hermana lo hizo en mí.
―¡A si que es cierto! ¡Te has vuelto loco y has secuestrado a una inglesa!
Alistair se mantuvo serio y Keith sonrió―A dos
―¡A dos inglesas! No me lo puedo creer, estáis locos― se acercó a Alistair― ¿No me vas a dar un abrazo?
―No pienses que he olvidado lo que ha pasado con los MacNeil
―Alistair, es que era muy poco agraciado
―Necesitábamos su apoyo económico en caso de guerra con los ingleses
―Yo no me voy a casar con alguien que no me agrada solo por que a vosotros dos os haya apetecido raptar a dos condesas
Alistair suspiró con paciencia y no pudo evitar soltar una pequeña sonrisa― Sienna...
―Además tenía el intelecto de una roca, lo único de lo que sabía hablar era de cazar y cazar...todo el rato, pero no sabía utilizar ni una triste daga. Créeme no quieres tu sangre mezclada con él. Si tantas ganas tienes de apoyo económico, despósate tú, Angus tiene una hermana, igual de insulsa que él.
― Con que los matrimonios forzados eran solo algo inglés....― le piqué y Alistair negó con la cabeza
―En ningún momento forzaría a mi hermana a unirse en matrimonio con alguien
Sienna rio― Solo me rogaste encarecidamente que fuera a sus tierras a conocer a su hijo para ver si me convencía. Pues bien ya he ido, he permanecido ahí meses y te digo, prefiero ser monja a tener que ver su cara otra vez en mi vida
―Dios mío pero que exagerada eres― resopló Alistair― harás buenas migas con ella
Sienna se giró en mi dirección― En el fondo me adora― le guiñó un ojo a su hermano y él sonrió
Me gustaba ver a Alistair sonreír. Tenía una de las sonrisas más bonitas que había visto en un hombre y era una pena que cada vez que se colaba en su cara intentara reprimirla a los pocos minutos
―Necesitamos de tus habilidades Sienna para llevar las negociaciones con los ingleses― dijo Keith y Sienna volvió a sacar la daga que llevaba ceñida en le cinturón
―Siempre tengo que venir a arreglar vuestras meteduras de pata...nunca van a ceder Berwick por muchas condesas que hayáis secuestrado― se giró en mi dirección― con todo el respeto del mundo. Podríais secuestrar al hijo de los Wellington y seguirían sin soltarlo. El error que estáis cometiendo es querer inmediatamente algo que no van a soltar de una vez. Tenéis que negociar algo que a largo plazo os llevará a conseguirlo.
Keith farfulló algo pero Alistair sonrió y con un gesto le hizo callar― Te escucho...
Sienna se apoyó en el gran escritorio de la sala― Aceptamos las tierras que os ofrecen, aunque , que aunque negociaremos un poco más de extensión de las mismas. No importa que sean de poco valor : os acercan a Berwick. Y por último negociaría un matrimonio, que Keith se despose con alguna noble emparentada con los Wellington con el tiempo, entre la cercanía a esas tierras y a uno de los nuestros emparentados con ellos, tenemos una justificación y mayor accesibilidad. Yo me encargaré de un buen trato en el que las tierras que nos den estén lo más cerca posible de ellos.
―Descarta lo del matrimonio― saltó Keith al instante y Sienna le miró extrañada
―¿Qué ha sido de esa chica rubia con la que estabas tan obsesionado? ¿No era la prima o algo así? Estoy haciendo realidad tus sueños
Miré a Keith y sus cejas rubias se fruncieron― Sienna, vas por terreno peligroso
―Evelyn está con nosotros― cortó Alistair
―¿Aquí en le castillo? ¿Es la otra que habéis secuestrado?― Sienna volvió a reír― ¿Y yo me tengo que creer que eso era parte del plan y no el capricho de mi primo?
―¡Sienna he dicho que ya!― gritó Keith
El gesto alegre de ella se sumió en una seriedad que me hizo acordarme de su hermano― ¡En que estabais pensando cuando habéis ido a Inglaterra a raptar dos muchachas! ¡Qué pensabais, que os iban a entregar Londres por recuperarlas! Qué poco sabéis del mundo. Nosotras no importamos nunca, dónde pueden encontrar una condesa para desposar a su hijo pueden encontrar veinte. Y acabáis de condenar con la vida de dos personas por un impulso mal pensado.
Todos callaron. Y una pequeña lágrima resbaló por mi mejilla. Sienna realmente se había puesto en nuestro lugar, y por primera vez en esos meses, me sentía comprendida. Era la única que de verdad parecía comprender el alcance que tenía para una mujer estar en aquella situación.
―No voy a permitirte hablarme así, me da igual que seas mi hermana, si vuelves a alzarme la voz, duermes en el calabozo― se enfrentó Alistair con su habitual tono pasivo agresivo, con tanta serenidad y a la vez amenaza en la voz, que aterraba
―Alistair por favor, si estiras mucho la cuerda se va a acabar rompiendo. Acepta las tierras que te ofrecen, déjalas partir y ya pensaremos algo una vez que nos asentemos más cerca de ellos― se encaró Sienna con un tono más dócil
Ver la lucha de miradas ámbares era todo un espectáculo. Cómo dos leones a punto de devorarse el uno al otro.
―No― fue la única respuesta que se escapó de su boca
―Laird― interrumpí por primera vez y los presentes se giraron sorprendidos de que yo siguiera allí, con la tensión se habían olvidado de mi presencia― cometéis el error de pensar que valgo más de lo que realmente valgo, escuchad a vuestra hermana, cuanto más tiempo pasé aquí, menos importo allí de donde vengo y estáis loco si pensáis que acabarán cediendo
―Eres la hija de uno de los condes más importantes de Inglaterra a punto de desposarte con el hijo del duque con más cercanía al rey de todo el país. Si piensas que vales poco, la loca eres tú.
Le permití perder las formalidades, no sé por qué pero se lo permití y cuando noté sus ojos en mí un hormigueo comenzó a brotar en mi estómago
―Alistair―por primera vez me permití a mi también perder las formalidades― cada día que paso aquí es un día en el que más rumores, más calumnias e infamias se vierten sobre mí. Juro que después de lo que he sabido aquí intercederé ante Evan por vosotros, pero por favor, si alguna parte de vosotros― miré a Keith― siente aprecio por mí, dejadme marchar
Sentí que estaba diciendo las palabras mecánicamente. Como un discurso aprendido que tenía que decir cada vez que se me preguntaba por el tema. Por que en el fondo cada vez me sentía más a gusto entre ellos y menos pensaba en mi familia.
―He dicho que no― fue lo único que Alistair dijo y Keith y Sienna se miraron entre ellos
―Alistair...Brocham opina igual que yo― susurró Sienna y Alistair se giró al instante
―¿Has hablado con él?
Sienna asintió― Viene de camino, me dijo que no quería que lo supieras por que quiere ver como estás gestionando....
Alistair enfadado dio un manotazo a la mesa― ¿Así que ahora todos os creeis con autoridad para tutelarme?
Se marchó de la sala hecho una fiera y Keith resopló
―Voy a hablar con él― salió de la habitación y Sienna se levantó para ponerse a mi lado
―No se en que habéis convertido a mi hermano... solo espero que esto no acabe siendo la perdición de ambos
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