Capítulo 14

Me incorporé en la cama lentamente. Me estiré disfrutando de los primeros rayos de sol de la mañana y me giré al escuchar la profunda respiración de Alistair.

Era la primera vez que le veía despertarse en más una semana. Después de nuestra intensa conversación de la semana pasada tras lo que no debí presenciar, al levantarme Alistair se había marchado a unas gestiones en el norte de sus dominios. Eso me ahorró el incómodo momento de tener que mirarle a la cara después de lo que vi. Pero hoy por lo visto había regresado y se las había apañado para meterse en la cama sin hacer ningún ruido.

Me peiné un poco el pelo sin despegar la vista de él. La camisola un poco abierta que le dejaba el pecho al descubierto, admiré como subía y bajaba acompasando sus respiraciones. Aunque se me hiciera raro admitirlo, una parte de mi le había echado en falta. Tener a Alistair al lado por extraño que se me hiciera, me daba confianza. Un sentimiento que he intentando reprimir internamente con todas mis fuerzas pero que era una realidad, aquel escocés me hacía sentirme protegida.

Puede que fuera por haberme defendido de mi padre, pero lo más raro de todo era que no me sentía protegida por él, sino por mi misma en su presencia. Cómo si yo fuera más fuerte cuando le tenía cerca. Aquello no quitaba el hecho de que deseaba volver a mi hogar con toda mi alma, pero sí me había hecho empezar a plantearme que tal vez mi unión con el duque no era algo tan glorioso como yo pensaba. Amaba a Evan, sabía de él lo suficiente como para tener la certeza de que sería el mejor esposo y el mejor padre de mis hijos de toda Inglaterra, pero la manera en la que mis padres me habían educado por y para él, se me empezaba a hacer irritante cuanto menos.

Aún así, seguía comprometida al cien por cien con aquella alianza, que estaba segura que me traería mucha dicha. Bueno, si se llegaba a celebrar y no era repudiada antes. Aunque no sabía hasta que punto los MacLaren estaban dispuestos a ver mi futuro arruinado, hacer un par de semanas con la visita de mi padre Alistair y Keith dejaron muy claro que les importaba el que mi reputación se mantuviera intacta. Tal vez por temas políticos y fueran conscientes de que una condesa desprestigiada y repudiada es solo una carga, un peso muerto que daría al traste con sus intentos de recuperar las propiedades que reclamaban como suyas. Una pequeña parte de mi quería creer que realmente se preocupaban conmigo en factor humano, los escoceses habían resultado ser unos hombres mucho más gentiles de lo que imaginaba y parecían muy preocupados por que algo pudiera estropear mi futuro, al saber que era algo importante para mi.

No quería admitir que estaba empezando a cogerles algo de cariño. La semana pasada Keith había permanecido en el castillo mientras su primo iba a cumplir sus funciones en el norte, y había sido una compañía de lo más amena, asegurándose en todo momento de que no me aburría, llegando incluso un día a permitirme montar con él.

En ese tiempo mis pequeñas dudas a cerca de él y Evelyn se despejaron por completo. Estaba claro que aquel rubio escocés sentía algo por ella. Solo hacía falta ver como la miraba, con devoción pura, una mirada de puro anhelo, empañado por el dolor. No hacía faltar ser muy perspicaz para entender que entre ellos algo había ocurrido, ¿El qué? Eso sería algo que solo ellos sabían, y que por su puesto yo no iba a presionar a Evelyn para que me contara.

Ella huía de él, pero no era rechazo lo que percibía sino miedo, puede que fuera miedo por revivir ciertos momentos, puede que simplemente estuviera asustada por la situación y yo simplemente le estuviera dando demasiadas vueltas. Algo en lo que si que habíamos avanzado es en la relación de Evelyn con Aila, que habían pasado más tiempo en la última semana y podía notar como mi futura cuñada se estaba encariñando de la niña.

Y como para no. Aila era una niña tan dulce que había conseguido acabar por completo con la dureza y la hostilidad que Evelyn parecía tener hacia ella.

Alistair se movió a mi lado y sin abrir los ojos murmuró

―Debo de causaros una fascinación singular por que no me quitáis ojo

Me giré avergonzada― Solo me ha sorprendido que estéis aquí, la semana pasada os marchasteis sin decir nada

Simplemente me levanté, me giré y no le vi a mi lado. Aunque durante aquellos días pude dormir sin poner mil almohadones en la cama, lo cual fuera maravilloso. Pero aunque jamás lo confesaría en voz alta, había extrañados oír su respiración por la noche. Ya me había acostumbrado a ese sonido y por algún motivo últimamente me ayudaba a conciliar el sueño

―¿Queríais que me despidiera de vos? Pero si soy el monstruo que os tiene cautiva y separada de vuestro amor verdadero― siguió con voz ronca sin abrir los ojos

―No os burléis de mi― le pedí con vergüenza― me hacéis parecer una tonta

Abrió los ojos de golpe― Nunca he insinuado tal― volvió a su habitual tono serio― la única que os tiene en poca estima sois vos misma

―No quiero aguantar otro sermón paternalista de vos― me levanté de la cama

―Paternalista...―murmuró― ¿Eso pensáis de mi? ¿Algo paternal?

Le miré con una ceja enarcada― ¿Pensáis que os veo de esa forma?― rebatí con una pregunta

―Yo os estoy preguntando a vos no vos a mi― se incorporó en la cama y yo me senté en el sillón

―A pesar de que esta clara la diferencia de edad, pensar en mi captor desde esa perspectiva sería extraño ¿No creéis?

―Por vuestras palabras intuyo que pensáis que tengo más años de los que realmente tengo

―Veintinueve, me lo dijo Keith ayer

―Maldito bastardo― murmuró Alistair entre risas

―Pero ese aura de laird todopoderoso, con el que vais por la vida, os hace parecer más mayor

―Laird todopoderoso....― soltó una risa grave―y a vos ese aura de inocente os hace parecer más pequeña

Fruncí el ceño― Tengo veinte

―Lo sé, pero os comportáis como una niña

Abrí la boca indignada mientras él se levantaba de la cama

―Eso no es cierto

Se giró en mi dirección de pie y al verle en calzas enrojecí y me tapé la cara un poco con la mano

―Lo dicho, como una niña....

―Os veo con sentido del humor hoy― desvié el tema― habéis decidido abandonar ya esa fachada de seriedad y malhumor

―Esa fachada volverá en cuanto vos y yo demos un paso fuera de esta alcoba.― dijo en un tono tenso mientras se vestía y yo desviaba la mirada

―Una pena, este laird hace mi compañía más amena

―Bueno, pues debéis acostumbraros a los dos

―Lo sé, más uno es infinitamente más llevadero que el otro.

Se acercó a uno de los armarios y sacó el vestido morado que cosí el primer día allí

―Hoy, quiero que os pongáis este vestido

―¿Por qué?

―No tengo que daros explicaciones― dijo tajante

―Pues no me lo pondré― se giró enfadado

―No estáis en posición de contradecirme

―No me decís tanto que deje de ser sumisa, pues eso estoy haciendo laird, el problema es que a vos no os gusta si va dirigido a vos

―He dicho que os vais a poner este vestido

―Y yo he dicho que o me decís por que o no.

―¿Confiáis en mi?

―No― dije segura y gruñó

―Debéis saber que hoy no estoy para juegos, os lo pondréis, punto

―Solo quiero una explicación no os estoy pidiendo que...

―Lo vais a entender― me cortó― pero todo a su tiempo

Me tapé el camisón con las sábanas

―Por favor, no miréis

Resopló y se sentó en una de las sillas cerca de la chimenea

―Creía que habíamos superado ya vuestros puritanismos

―Esto no son puritanismos― me levanté y comencé a colocarme el vestido con cuidado― se llama intimidad y suficiente humillación es soportar que estéis en la misma alcoba cuando me cambio como para que encima presenciéis como lo hago

Estaba de espaldas pero supe como estaba intentando no sonreír, siempre se tensa cuando intenta que las sonrisas no lleguen a sus labios.

―No parecía que tuvierais este mismo concepto de la intimidad la semana pasada, cuando decidisteis interrumpirme

Enrojecí al instante al recordar la escena― ¡No seáis injusto, no lo hice a propósito! ¡Además me marché al instante!

Me miró de reojo mientras con apuro yo intentaba ponerme sola el pesado vestido

―No miréis he dicho

Resopló y se volvió a girar

―No tengo todo el día milady ― matizó esta última palabra con un claro tono burlón

―No entiendo que os cuesta haceros con una dama que me ayude, este vestido no es precisamente sencillo

―Vos fuisteis la que decidisteis destrozar mis cortinas

―Me tenéis retenida lejos de todo lo que conozco, en unas tierras extrañas y sometiéndome a torturas como baños helados.... debéis dar gracias de que lo único que se me ocurrió en ese momento fue romper vuestras cortinas

Otra vez su cuello se tensó intentando contener otra sonrisa

Me puse el cancán que Evelyn me había prestado hacía unos días pero era completamente incapaz de ponerme el vestido por encima por el peso. Estaba acostumbrada a que cuando vestía esa clase de vestidos era ayudada por un mínimo de dos damas.

Maldije mientras intentaba meter la cabeza por el lado que era y frustrada tiré el vestido encima de la cama.

―Necesitáis ayuda― dijo levantándose

―¡No!― grité tapándome con el vestido

―No os he preguntado, no tengo toda la mañana― se acercó a mi y yo retrocedí

―Ya permití una vez que me tocarais de tan deshonrosa manera, más no lo haré otra vez. Aquella vez me encontraba sin fuerzas para intentar frenaros

―Si dejo que os vistáis sola, no saldréis hasta el anochecer y la paciencia...

―No es la mejor de vuestras virtudes...lo sé― completé su frase para su sorpresa― pero laird no puedo permitir que me toquéis así― susurré― es algo inaceptable

Resopló y miró a su alrededor― En esta alcoba solo estamos vos y yo. Todo lo que aquí ocurre, aquí permanece

Se colocó detrás de mi y me sentí completamente desnuda. Da igual que llevara un corset y el cancán. Me sentía como si no llevara ni una capa encima.

―Por favor, no....

―Esto no saldrá de esta alcoba os lo juro por los clavos de cristo― susurró y yo asentí tímidamente ― levantad los brazos

Así hice y él pasó el vestido por mi cabeza, para después comenzar anudarlo por detrás. Todo mi cuerpo en tensión por cada roce que su piel hacía con la mía. Un escalofrío en la columna al notar como deslizaba la prenda por mi cuerpo y solté un suspiró cuando la apretó, tirando de las cintas de la espalda.

Tal y como recordaba, anudó con gran habilidad la espalda del vestido mientras yo aguantaba la respiración

―Un poco más apretado― murmuré

Se agachó un poco, me apartó el pelo a un lado por detrás y se acercó a mi oreja

―Si aprieto más os voy a cortar la respiración― dijo y toda mi piel se erizó. Era irónico, apenas podía respirar pero no era culpa del vestido.

―No os preocupéis, vestidos más ajustados he llegado a vestir laird

―Pues me sorprende que no murierais de asfixia― siguiendo anudando sin apretar más

―No se sostendrá si no apretáis

―Hacedme caso, se sostendrá y vos no tendréis que contener la respiración para poder llevarlo.― terminó de colocar la espalda y sin separarse de mi se volvió a inclinar hasta mi oído ―¿Veis? ¿Cuánto hemos tardado?

―No podéis hacer esto― susurré

―¿Ayudaros?

Negué lentamente con la cabeza mientras tragaba saliva

―Tocarme de esta manera laird, es completamente inapropiado― me rozó el brazo y mi piel se erizó

―No os veo apartaros― murmuró contra mi cuello

―Os aprovecháis de mi inocencia, disfrutáis de....― su mano acarició mi espalda sin dejar de respirar contra mi cuello― mi sufrimiento y....

Soltó una risa sarcástica― Yo mucho no os veo sufrir, es más creo, que estáis empezando a haceros a estas tierras

―No es cierto― dije sin apenas aliento

―Estáis empezando a descubrir que los escoceses no somos esas bestias que vos teníais en la cabeza por culpa de los Wellington

―Me tenéis retenida, eso no os hace muy humano

―Tenéis libertad para pasear por donde os place, disfrutáis de todas las estancias que esta fortaleza tiene para ofrecer, coméis nuestra comida, vestís nuestra ropa y sobre todo....― me giró la cara, apoyando sus dedos suavemente sobre mi mandíbula, dejando mi boca a nuestros centímetros de la mía― compartís la cama de un laird. No podéis llamar cautiverio a esto.

―Compartir vuestro lecho, es algo humillante y que no hago por gusto, solo el hecho de que lo mencionéis como si esto no atentara contra toda mi moral, mi religión y mis principios, me revuelve el estómago

―Ni la moral, ni la religión, ni los principios deben nunca milady mezclarse con las pasiones. Pues pocos hombres pondrían las primeras por encima de lo segundo.

―Suerte que nací mujer pues

―Como se nota que no lo habéis probado, el dulce fruto del placer...habláis de ello como si de un pecado se tratara...pero eso solo lo hace más prohibido, más peligroso y en consecuencia más deseado.

―Yo no deseo nada laird

Alistair sonrió― Si lo hacéis, pero no os permitís desearlo

―¿Y por qué no me permitiría tal cosa?

―Por que por las venas de aquello que deseáis, no corre la sangre inglesa, sino la noble sangre de estas tierras

Se separó de mi y se aproximó a la puerta

―Keith, vos, Evelyn y yo vamos a dar un paseo

Le miré con una ceja en alto, aún sin poder respirar con normalidad pero no por el vestido

Con un gesto burlón caballeresco me señaló la puerta y yo salí corriendo de la estancia, con el pulso a mil y el rostro carmesí. No podía dejar que un roce me produjera ese efecto, pero no podía evitarlo y ese calor espontáneo no ayuda en absoluto. Tardé unos segundos en darme cuenta de que no era el clima, sino yo misma, notaba calor sin hacerlo.

―¿Estáis bien?― peguntó Evelyn en mi dirección al cruzarnos en el pasillo―parecéis acalorada

―¿No notáis el calor?

Evelyn rio― Elisabeth hace un frío helador

Me rocé los brazos, aún erizados, intentando calmarme. Él pensaba que yo le deseaba y hasta cierto punto yo también empezaba a dudar de mi misma. Me odiaba a mi misma. Me repugnaba la manera en la que no era capaz de controlar la reacciones de mi cuerpo cada vez que me rozaba.

No importaba cuanto intentara que no me afectara, en el momento en el que su cuerpo entraba en contacto con el mío, me inundaba el calor, como si por mis venas dejara de correr sangre por unos minutos y fuera sustituido por fuego. Un fuego abrasador que me quemaba la cara dejándome mis pálidas mejillas del color del carmín. Pero la razón por la que más me odiaba era que era consciente de que disfrutaba de aquella sensación. Me producía una serie de hormigueos en el estómago y en la piel que en cierto modo me gustaba sentir.

Sabía que aquello era pecada, y que sus intentos de seducción formaban parte de la tortura a la que me sometía. Podía leer en sus ojos lo divertido que se le hacía ver mi reacción, acalorada, inocente...cada vez que me decía ese tipo de cosas o se atrevía a rozarme de manera indebida. Disfrutaba con ello, con como yo me resistía a admitir lo que mi cuerpo de ocultaba, por eso lo hacía. Tal vez también como venganza personal contra Evan, ya que si alguien supiera que entre los dos se daba esa clase de contactos, para los Wellington sería la peor de las humillaciones.

"Por las venas de aquello que deseáis, no corre la sangre inglesa, sino la noble sangre de estas tierras"

Me enfadaba que pensara que yo le deseaba, pero tenía una frustración interna y es que yo nunca había deseado a nadie, no sabía lo que se sentía, no conocía los síntomas y eso me dejaba desnuda mentalmente delante de él.

―¿Vos también venís no?―me preguntó Evelyn

―¿A dónde?

―A Strathrye― la miré extrañada y sonrió― es un pueblo cercano.

―¿Por que tienen tanta insistencia los MacLaren en que vayamos?

Evelyn alzó una ceja y suspiró― Vos y yo sabemos por que

―Quieren mostrarnos...quieren enseñarle al pueblo escocés que la captura de las inglesas es un realidad

Evelyn asintió y se giró al oír un correteo cercano. Aila se acercó a nosotras y le hizo un gesto a Evelyn con las manos para que la cogiera en brazos.

―Os manchará el vestido― murmuré viendo como los bajos de la pequeña estaban manchados de barro

Me ignoró y la cogió. ― Tendrán que mostrar una inglesa captura llena de barro supongo

― ¿Qué ha cambiado con respecto a las anteriores semanas?

Evelyn miró a la niña que la abrazaba y suspiró―Supongo que resistirme a los niños no es algo que pueda soportar mucho tiempo― la rozó el pelo rubio― Sabéis...siempre he soñado con tener una niña, tenía tan claro como sería...― siguió acariciándole el pelo― rubia con mis rizos, la tez pálida también como yo y...los ojos verdes, de un verde tan profundo como las tierras escocesas.

―¿Algo así como los ojos de Keith?― pregunté con intención de ver su reacción, pero en lugar de ponerse a la defensiva o intentar negarlo asintió muy despacio sin dejar de mirar a la niña con melancolía

―Exactamente como los ojos de Keith

―Pues parece que Aila cumple todas las características― susurré mientras notaba como Keith y Alistair permanecían detrás de Evelyn sin que esta se diera cuenta, pendientes de la conversación

― Todos menos uno...― alcé una ceja― que no es mi hija, sino de otra mujer.

Keith cerró los ojos con disgusto y Alistair fue a abrir la boca pero yo le miré a los ojos y con eso bastó para que supiera que no quería que hicieran acto de presencia. Evelyn se sentiría humillada si supiera que Keith había escuchado la conversación

Caballerizas, leí en sus labios y asentí. Alistair se dio la vuelta y Keith se resistió a irse mientras no dejaba de mirar a Evelyn pero su primo le agarró del brazo y le forzó a marcharse.

―Deberíamos ir yendo a las caballerizas― murmuré cuando vi que ya estaban suficientemente lejos y Evelyn dejó en el suelo a Aila

―Yo quiero ir con vos

Evelyn sonrió― Tenéis que quedaros aquí pero os prometo que cuando vuelva si vuestra nodriza me dice que os habéis portado bien jugaremos ¿De acuerdo? ― la pequeña asintió y le dio la mano a su nodriza

―Conocéis a Keith de antes, ¿Cierto?― me atreví a preguntar mientras nos dirigíamos a las caballerizas

―Me crie en la frontera con Evan después de que mi madre muriera, mi padre es un buen hombre pero no tenía tiempo para cuidar niños, así que me dejo a cargo de su hermana cuando yo tenía seis años― suspiró― Keith perdió a sus padres en la guerra contra los Wellington, Jane y Evander y tuvo que mudarse con sus tíos

―¿Jane? Es un nombre...

―Inglés, Jane Wellington

Frené en seco― ¿Wellington?

―Elisabeth, la madre de Keith es la hermana de lord Wellington

Abrí la boca, no pude evitarlo― Eso quiere decir...

―Que Evan y Keith son primos, sí.― no podía procesar―Keith y yo no compartimos nada de sangre, por que somos primos de Evan por parte distintas

―No tiene ningún sentido yo...

―Pensaba que ya lo sabías...― negué con la cabeza

―¿Una inglesa de familia y un escocés?

―Mi tía que era la más íntima amiga de Jane siempre me contó de niña es escándalo que supuso. Jane Wellington se negó a contraer matrimonio con el duque de Sutherland y se escapó de Londres hasta Berwick para casarse con Evander MacLaren, el tío de Alistair. La noticia no se la tomaron bien en ninguna de las dos familias, los Wellington intentaron por todos los medios que Jane volviera a Londres, era tal la desesperación que la juraron que no la forzarían a casarse, pero ella estaba tan enamorada de aquel escocés que se negó a regresar. Por su parte Lean MacLaren el laird del clan...

―¿El padre de Alistair?― Evelyn asintió

―Tampoco quería que su hermano pequeño se casara con una inglesa por que sabía los problemas que le iba a traer...y no se equivocó. En el momento en el que el abuelo de Evan murió y mi tío se convirtió en el duque de Wellington, aprovecho que su hermana era la señora de Berwick para reclamar las tierras como propias...

―Eso quiere decir que ellos tienen razón....los Wellington no eran los propietarios de dicho lugar―Evelyn negó― ¿Evan lo sabe?

―Evan prefiere creer la versión de su padre que la de su madre. Tampoco mucha gente sabe la segunda, por que mi tío se ha encargado de empañar los ojos y la memoria a todo Inglaterra. ― la miré esperando que siguiera con la historia― se inició una guerra en la que por desgracia Evander y Jane perdieron la vida

―¿En el frente?

Evelyn se mordió el labio dubitativa― Bueno...esa es la versión oficial

―¿Y cual es la verdadera?

―Elisabeth no puedo....

―Por favor Evelyn....

―Una vez escuché a mis tíos discutir, hace muchísimo tiempo. Siempre discuten por este tema, aunque no es público. Según lo que escuché, y esto es solo otra versión, lord Wellington mandó asesinar a los padres de Keith mientras dormían.

Me llevé la mano a la boca con horror y un escalofrío me recorrió el cuerpo― Eso...eso no es posible

―E-es solo una teoría...yo a penas tenía un año cuando todo esto pasó tampoco puedo corroborar, pero me niego a pensar en que alguien puede cometer la crueldad de asesinar a sangre fría a su propia hermana...

―Evan nunca me habló de nada...yo...

―Por que de esto último que os he contado, nada sabe. No le culpéis por favor de los supuestos errores que cometieron sus predecesores. ― al ver que había enmudecido Evelyn siguió― tras hacerse con el control de Berwick se pactó que se harían unas reuniones una vez al mes entre escoceses e ingleses para intentar garantizar la paz. A ellas asistían siempre Lean MacLaren, Brocham MacKenzie, la mano derecha del laird MacLaren, un grupo de hombres de confianza y por su puesto Alistair y Keith, desde pequeños. Lean MacLaren siempre quiso que ambos jamás olvidaran lo que aquel pueblo hizo a su familia.

―Eso quiere decir que Keith es el legitimo heredero de las tierras de los Wellington

―Así es

―La crueldad que parece tener lord Wellington en nada se muestra, a mi me pareció un hombre de lo más gentil

―Eso es por que no habéis vivido mucho con él...Evan, bueno, ha tenido que soportar la dureza de la crianza de su padre

―No os referiréis a....― Evelyn me miró con tristeza― A vos nunca...

―No, jamás me puso la mano encima...mi tía nunca se lo permitió.

―Toda esa guerra, todo ese sufrimiento....estuvo financiado por mi familia― la culpabilidad me apretó el pecho y me puso los ojos vidriosos― mis padres como parte del acuerdo ayudaron económicamente a los Wellington...

―Vos de nada podéis culparos ― la voz de Alistair me sorprendió por la espalda montado en su caballo― ni si quiera el vástago de los Wellington tiene culpa alguna del odio y la avaricia de su padre.

―¿Por qué no me lo habíais dicho? Por qué no me habéis dicho lo equivocada que estaba

―¿Me hubierais creído? Hubierais dicho que son mentira que un bárbaro como yo utiliza para corromper vuestra mente― sus ojos ámbares brillaron con la luz del amanecer

―Tendré que vivir con él, con lord Wellington― su rostro se oscureció

―Con vos no creo que tenga ningún problema...sois inglesa

―También lo era mi madre― dijo Keith con dolor desde su montura― y le dio igual

―Nada le pasara a Elisabeth― le cortó Alistair― o me veré obligado a utilizar el mismo método que él usó

Keith se acercó a él y susurró―Os estáis preocupando demasiado por ella

―No es cierto, pero no quiero que se asuste

Pensaban que no les estábamos escuchando pero Evelyn y yo nos miramos entre nosotras y seguimos pendientes de la conversación

―Es que es para asustarse Alistair

―No la pasará nada, nunca, cuenta con nuestra protección...con mi protección

―Precisamente por eso, pero es momento de que asumas que en algún momento ella se va a marchar a vivir su vida, buena o mala, pero su vida lejos de ti, y que su protección dependerá de otro, así que intentad no....encariñaros en exceso

―¿Como tú con Evelyn?― dijo alzando la voz Alistair claramente irritado

―No es lo mismo

―Sí, lo es, ella también se va a marchar y seré yo el que tenga que aguantar otra vez como lloráis― Evelyn miró a Keith y este enfadado dejó de susurrar

―Esta vez primo, ten por seguro, que el que llore vas a ser tú. Lo de Iona al lado de esto habrá sido un berrinche. Pero seguid haciéndoos el fuerte, el frío, el invencible...por que todos sabemos que vuestra táctica de fingir ser incapaz de sentir para evitar hacerlo, no funciona.― ayudó a Evelyn a montar con él y se fueron

Miré a Alistair intentando descifrar su rostro pero ninguna de las facciones de su cara dejo ver ni una piza de reacción a las palabras de Keith, simplemente me tendió el brazo

―Subid― con soltura subí al caballo me apretó contra él y comenzó a galopar



















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