Capítulo 1
La batalla entre los cuatro reinos no cesaba. Provocando el descenso de la prosperidad en cada uno de ellos. Al verse en una situación tan decadente los cuatro príncipes se vieron obligados a solucionar su conflicto de otra manera. Por lo que cada uno se propuso buscar a la heredera de la sabiduría por cuenta propia. Los meses pasaron sin ninguna señal de aquel ser, pero todo esfuerzo siempre da frutos. Lo que dió lugar a una nueva reunión de los cuatro hermanos en el olvidado castillo principal. Cada uno de ellos llevaba consigo su descubrimiento, seguros de que ya tenían a la victoria de su lado.
-Sus altezas sean bienvenidos. - dijo el ujier a la puerta del salón de junta - El Canciller y el Guardián del sello ya los están esperando en el interior. De inmediato les aviso de su llegada. - una vez dicho esto el ujier abrió la puerta de aquel enorme salón - Sus altezas acaban de llegar. El príncipe Mephiles the Dark, el príncipe Shadow the Hedgehog, el príncipe Sonic the Hedgehog y el príncipe Silver the Hedgehog.
Tanto el Canciller como el Guardián del sello se levantaron de sus asientos para dedicarles una respetuosa reverencia a los cuatro príncipes. Quienes se mostraban ansiosos del resultado que tendría esa reunión.
-Ha pasado mucho tiempo sus altezas. - dice el Canciller con una sonrisa en su rostro - ¿A qué se debe su honorable presencia en el castillo principal?
Los cuatro príncipes ingresaron a la sala y tomaron sus respectivos lugares alrededor de la mesa. Como era de esperarse todos se encontraban distantes y cautelosos. Después de todo el derecho de sucesión solo se lo llevaría uno de ellos.
-Cada uno de los príncipes tiene una prueba, que se supone, relevante para el derecho de sucesión. - dice el mayor de los cuatro - Por lo que nos vemos en la necesidad de pedirles su intervención.
El Canciller y el Guardián del sello asienten de manera aprobatoria y observan con atención el objeto que cada príncipe tiene en su poder. El príncipe Mephiles, tiene en su poder una corona de princesa con gemas de extraordinario valor; el príncipe Shadow, tiene una llave de plata con incrustaciones de joyas muy parecidas a las de la corona; el príncipe Sonic, tiene tiene un sello que lleva la combinación del escudo de armas de cada reino que de igual forma lleva las incrustaciones de joyas; el príncipe Silver, tiene un anillo que solo podría portar alguien de finos dedos y como era de esperar también llevaba las exquisitas joyas incrustadas en el mismo. Ambos súbditos valoran los cuatro objetos sin pasar por alto ningún detalle. Finalmente, tras unos eternos minutos de espera se revela la respuesta que los príncipes tanto esperan.
-Los cuatro objetos son auténticos. Por lo tanto solo resta dejarle esto al Secretario del Rey. - afirmó conforme el Canciller.
-¿Qué quiere decir con eso? - cuestiona alterado el príncipe de púas azules - Se supone que esto debería ser suficiente para escoger al sucesor.
-Esa elección no nos corresponde. - interviene el Guardián del sello - El sucesor será elegido por la heredera de la sabiduría. Nosotros solo nos limitamos a seguir las instrucciones que el Rey nos dejó antes de su muerte. Lo que es evaluar los objetos escondidos en los cuatro reinos y legalizar su autenticidad. El resto le corresponde al Secretario del Rey, quien podrá darles mayor información.
-Llamen al Secretario de inmediato. - ordena el príncipe de ojos dorados - Este es un asunto que definirá el futuro de todo el imperio. No hay tiempo que perder.
-Concuerdo con Silver, lo mejor será darse prisa. - dice el segundo príncipe de vetas rojas.
Ambos súbditos hacen una reverencia antes de salir del salón de junta. Mientras los cuatro príncipes esperan ansiosos sin dirigirse la palabra. En lugar de ello se limitan a observarse entre ellos. Los días de guerra y sangre no han quedado atrás, lo cual se puede ver en sus miradas hambrientas de venganza. No obstante, el castillo central es un punto neutral y no tienen permitido ningún tipo de enfrentamiento. Por lo que tendrán que reprimir sus impulsos de venganza y conformarse con que todos tienen la posibilidad de quedarse con el trono.
-Parece ser que sus altezas por fin lograron encontrar los objetos escondidos. - la voz del Secretario Real corta con toda la tensión que se acumulaba en la sala de junta - De ser así no hay nada que hacer mas que elegir a quien portará la corona y ocupará el trono.
Los príncipes se levantaron de sus lugares muy atentos a las palabras del Secretario Real, un equidna llamado Finitevus, quien los observaba con cierto optimismo. De repente el mencionado se puso de pie y les hizo una seña a los erizos para que lo siguieran. Ninguno de ellos cuestionó al secretario ya que eso era irrelevante mientras consiguiesen el poder absoluto. Los pasos resonaban con fuerza por el palacio que hace mucho tiempo llamaron hogar. Los coloridos recuerdos que compartieron ahora eran opacados por la oscura codicia que albergaban en sus corazones. De repente se percataron que se dirigían a la torre prohibida, aquel lugar había sido siempre terreno desconocido gracias a las constantes advertencias de su difunto padre.
-¿Qué significa esto? - cuestionó el príncipe de púas azules - Usted más que nadie debería saber que el ingreso a esta torre está prohibido.
El Secretario Real no pudo evitar dejar escapar una, pequeña y breve, carcajada ante las miradas confundidas de los príncipes - En efecto la entrada a la torre estaba prohibida, pero ahora que tenemos la llave no habrá ningún problema - apenas dijo eso continuó caminando.
Los príncipes no se atrevieron a preguntar más y continuaron su camino detrás del equidna. A medida que avanzaban por el oscuro pasillo por fin se encontraron con la escalera que los conduciría a la cima de la torre. El camino sería algo extenso ya que se trataba de la torre más alta, sin embargo, ninguno de los erizos se quejó ni mostró signo de estar cansado. El ambiente se iba tensando cada vez más ya que con cada paso que daban la cima se encontraba más cerca, lo que siginificaba que se encontraban muy cerca del legado que cada uno creía que le correspondía. Ninguno de ellos bajaba la guardia, todos esperban que una vez llegasen a la cima se desencadenaría una nueva pelea para conseguir el poder absoluto. Apenas llegara ese momento no habría tiempo para inseguridades ni dudas. Cada uno sabía muy bien lo que quería y no se detendrían hasta conseguirlo, aún si eso significaba tener que derramar su propia sangre.
(Reproducir video)
De repente una melodía se hizo presente y no faltó mucho para que una voz angelical la acompañara. Los príncipes se quedaron petrificados en cuanto la escucharon ya que se suponía que aquella torre se encontraba deshabitada. No obstante, aquella canción terminó por envolverlos. Una canción dulce y amarga a la vez, capaz de consolar y destruir el corazón al mismo tiempo. Sin darse cuenta ya se encontraban siguiendo aquella triste canción con la esperanza de encontrar a la dueña de voz angelical que cantaba con tanto sentimiento. De un momento a otro ya se encontraban en la cima de la torre y frente a una enorme puerta de acero. La voz provenía del otro lado y los erizos se encontraban ansiosos por descubrir lo que les esperaba tras esa puerta. Mientras Finitevus sacaba de su bolsillo la llave que el príncipe Shadow había encontrado, con la que abrió la cerradura sin ningún problema. La puerta se abrió y descubrió una habitación muy bien amoblada, alumbrada tan solo con la pálida luz de luna, en la cual se encontraba una eriza rosa que cantaba sin inmutarse con la llegada de los extraños. Los ojos de aquella eriza observaban ansiosos a los príncipes que se habían quedado embelezados.
"Bésame, que duermo en lamentos.
Sola estoy buscando un futuro.
Soñaré convocandote.
Eres mi amor...
Mi amor".
Una sonrisa se presentó en el rostro de la mencionada mientras terminaba su canción, acción que despertó a los erizos de su ensimismamiento. La canción terminó y siguió con una pequeña reverencia y risa sinverguenza.
-Parece que los príncipes, finalmente, lograron dar conmigo - dice burlona la de mirada jade -. Ya iba siendo hora de que me mostraran sus caras ¿Y bien? ¿Qué no van a decir nada?
Narra Silver:
-¡Más te vale medir bien tus palabras eriza! - exclama Mephiles lleno de cólera.
La situación no es para menos, ni siquiera yo soy tan benevolente para perdonar semejante falta de respeto, en especial a nosotros, los príncipes de este reino. Sin embargo, la reprimenda de mi hermano mayor no surte efecto en la eriza, la cual ha comenzado a reir a carcajadas en cuanto escuchó el regaño.
-Finitevus me contaste tantas maravillas de estos cachorros que no puedo evitar sentirme algo decepcionada. - dice divertida sin prestarnos atención - Aunque debo admitir que tiene lógica ya que si fueran un poco inteligentes siquiera el reino no estaría como está y yo no tendría razón para pagar sus platos rotos.
-¡Limita tu lengua mocosa! - ahora soy yo quien a terminado por explotar en ira y la amenazo con mi espada - ¿Quién se supone te crees que eres para dirigirte con tanta insolencia hacia los príncipes de este reino?
Ese par de jades se quedan clavados en mí como si buscasen en lo más profundo de mi ser. Admito que me siento algo intimidado, pero no puedo demostrarlo y mucho menos cuando tengo a mis hermanos mayores observando cada uno de mis movimientos.
-Admito que tus palabras parecen intimidantes Silver, pero es evidente que son tan vacías como lo eres tú. - se mofa la rosada sin mostrar una pizca de temor - Me pregunto en qué clase de rey te convertirías si es a tí a quien escogiese como esposo.
Las últimas palabras que dice me toman con la guardia baja y no puedo evitar dejar caer mi espada. Los rostros de mis hermanos no ocultan el sentimiento compartido que tenemos de sorpresa, ninguno se atreve a abrir la boca. Lo que parece divertir aún más a la mocosa rosa que tenemos frente a nosotros. La cual avanza hacia nosotros con el rostro muy en alto y con una mueca altanera y llena de burla.
Narración normal:
-Finalmente, ha llegado el momento de conocernos ¡Oíd muy bien mis palabras príncipes de Rassvet! - exclama llena de seguridad la pequeña eriza de la torre - Yo, Amelia Rose, heredera de la sabiduría seré la juez que elegirá al futuro rey de todo este imperio. Más les vale a ustedes no intentar pasar sobre mí. Bien seré la responsable de otorgarles poder, sin embargo, de la misma manera si llegan a enfurecerme mi ira no se limitará a privarles del poder. Espero estén listos para dar empiezo a este divertido juego sin sentido gusanos de Rassvet.
Y ese es el comienzo del juego que la heredera de la sabiduría armó durante su encierro ¿La ira y las cicatrices del oscuro pasado que marcó el corazón de esa doncella será cautivado por alguno de los cuatro tesoros de Rassvet?
¿La nueva batalla de los príncipes se limitará a obtener el poder o acaso su avaricia podrá ser purificada con el poder que el ángel oscuro sediento de venganza?
....................................................................................................................................
Holiwis mis sensuales lectoras y lectores.
¡A que me echaron de menos!
Hehehehehe en realidad extrañaron las historias de seguro. Pero tranquilos mis peuqeños saltamontes que ya estoy de regreso y no me descuidaré tanto y empezaremos las actualizaciones de este año con el pie izquierdo.
Les agradezco de todo corazón la paciencia que me tienen y todo el apoyo que me brindan a pesar de todo.
Los amodoro.
Sin más que decir...
...Eve cambio y fuera.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top