1. Odio
Un callado y silencioso ambiente se hacia notorio en el lugar... Mientras el frío viento golpeaba el rostro de aquella que no entendía lo que pasaba a su alrededor
No comprendía nada, no sabía lo que hacía allí, y apenas recordaba quien era... O más bien quien fue, y en su mente aún pasaban aquellas palabras dichas por la misteriosa voz entre la neblina "¿No lo entiendes? Ya lo entenderás"
Miraba confusa al suelo el cual según su vista se quebraba bajo ella, o eso pensaba hasta que una voz desconocida se escuchó a sus espaldas
Quitando su vista del suelo pudo observar a una mujer detrás de ella, se escuchaba como susurraba un "¿¡Oye te quitas!?" Oh más bien lo medio gritaba para no llamar tanto la atención
Aquella a la que le hablaban solo pudo reaccionar apartándose apurada de la calle, ganándose una mirada de odio por parte de la otra aunque está luego pasaría a una más pensativa
-¿Eres nueva?- Dijo la voz de aquella que al parecer era un poco más alta que la otra, aunque no conseguiría una respuesta rápida -Oye te estoy preguntando una cosa-
La cara de no tener ni idea de que decir se hacia notoria hasta que pestañeo un para de veces y comprendería un poco lo que pasaba -¡Demonios!- Gritaría apenas saliendo de una especie de trance en el que se encontraba, al parecer no había estado en sus cinco sentidos -Eh yo...-
Aquella la callaría haciendo un ruido con su garganta de forma molesta -Definitivamente eres nueva- Pasaría una de sus manos por su cabello raramente blanco por mera obstinación hasta volver a hablar -Soy Nieves- Extendería su mano en forma de saludo formal
La otra la tomaría desconfiada, y preguntándose el porque una completa extraña actuaría así -Yo soy Emilian... Celestine...- Diría su nombre con aún desconfianza pero realmente quien no la tendría en esos momentos
Aunque fue más raro que después le propusiera mostrarle la ciudad en la que estaban. Caminaban a la par mientras se hacían las típicas preguntas entre desconocidas, si es que alguien le hace preguntas a algún desconocido
Le preguntaría la más alta, que no solo tenía aquel curioso cabello blanco si no que también los ojos de un tono de celeste bastante brillante -¿Recuerdas algo de tu vida?- Así giraría su cabeza a la par de la pregunta
Entonces la otra pensaría en darle una respuesta, sin conseguir nada claro en su cabeza. No tenía la menor idea de cuál era su vida y apenas podía recordar bien su nombre
Terminaría afirmando que no tenía la menor idea de quien era, hasta junto bien las palabras de la pregunta en su cabeza, abriendo con fuerza sus ojos al pensé con cuidado a qué se refería con "¿Recuerdas algo de tu vida?" ¿Acaso estaba muerta? Oh claro que lo estaba
-Mierda olvide decir eso- Susurraría con molestia la más alta notando como la otra empezaba a manifestar una crisis existencial -Estas muerta ¿Vale?- Diría mientras tomaba a aquella de los hombros a ver si se calmaba de una vez
Y al parecer lo había conseguido aunque la cara de preocupación, confusión y asco en la más baja seguía presente -¿Esto es un sueño?- Preguntaría mientras se sentaba en el suelo ya que se encontraba algo mareada
La de ojos celestes giraría sus ojos hacia arriba con fastidio mientras encendía un cigarrillo -Ojala- Le daría una calada a su cigarro mientras respondía con cansancio -Vamos levantarse y deja de cuestionarte tu existencia, cansas en serio-
Así se levantaría del suelo para seguir caminando, aquella no tenía idea de lo que hacia y de porque lo hacia pro se arrepentiría mas tarde de lo que esperaba
Desde que había llegado no tubo otra opción más que siempre estar junto a la bien llamada Nieves, era la primera persona que aunque no la halla tratado muy bien la intento ayudar o eso creía, llevaba años sintiendo que le debía algo
-¿Estás bien...?- Preguntaría aquella albina al observar a la otra tan pensativa y a la vez aburrida, su cara daba a entender que tenía ganas de morirse de nuevo
La otra la miraría para luego volver a mirarse en el espejo que había sobre la mesa que tenía de escritorio -No es nada, solo pensaba- Voltearía su vista al suelo así intercalando su mirada entre el espejo y este, observando sus ojos con aburrimiento
Así la de ojos celestes la ignoraría, de cierto modo la odiaba y a la vez no era una rara relación que ni ellas entendían -Como sea, levántate que llegamos tarde al trabajo-
Así la otra se levantaría, su vestido que casi arrastraba al suelo le provocaría tropezar levemente, Pero antes se aguantaría del escritorio para comenzar a caminar hacia su trabajo, su aburrido trabajo
-Odio atender tanto un tonto celular en un trabajo que no me importa- Susurraría harta siendo escuchada por la albina que como siempre fumaba con tranquilidad -Odio todo, odio esta ciudad, me odio a mi...- Hablaría aun con amargura mientras caminaba a paso lento
La otra la miraría hasta de tantas quejas -¿Te aprieta mucho el corset o el tinte se metió en tu cabeza?- Preguntaría con indiferencia esperando una respuesta y sin conseguirla con totalidad -Deja de quejarte-
La mirada molesta de la que habían llamado teñida se tomaría molesta ¿Que tenía que ver lo que usará o como debiera su pelo con sus quejas? Absolutamente nada -Jódete-
Así estarían caminando en un silencio incómodo hasta llegar a donde se dirigían sus pasos, y ser recibidas por el que al parecer era jefe de ambas mirándolas con molestia -Llegando tarde de nuevo- Dijo la voz de aquel que solamente le hablaba a una de ellas -Nieves tu turno empieza a las 8- Le hablaría a la de cabellos blancos, al parece ya le era costumbre el no llegar a tiempo
Por parte de la otra está si llegaba a tiempo, a tiempo para hacer lo mismo de cada día. Contestar un teléfono mientras estaba sentada en una silla aburrida de sobra
Se supone que la de cabellos teñidos de un curioso color morado vivía sola al principio, claro hasta que aquella albina no se le ocurrió nada mejor que irse a vivir con ella. Parecían dos divorciadas conviviendo juntas
La hostilidad con la que se trataban la una a la otra y aún así no poder simplemente romper lazos porque una se creía que debía algo y la otra pensaba que era demasiado buena como para que la dejasen
Y la situación actual era una mezcla de incomoda y bastante absurda, ya que mientras la de cabellos morados dormía con tranquilidad justo abajo recién llegaba la albina de alguna parte... Y el ruido de la puerta abriéndose despertó a la que estaba en el segundo piso de la casa alarmandola y así provocando que se levantara con prisa de la cama
Así se acercaría a la puerta de la habitación abriéndola con calma para luego bajar las escaleras con desconfianza hasta llegar al primer piso, cuando haga la sala y así encendiendo la luz de golpe sin notar que la puerta estaba mal cerrada
Luego de encender la luz vería a la de ojos celestes parada allí como si nada, estaba al echarle de la casa en ese mismo instante -Nieves... ¡Sal de mi casa!- Le diría mientras señalaba la puerta y a la vez uno de los tirantes de su ropa bajaba hasta su hombro
La albina no se veía con ganas de responder pero al final lo haría -Nuestra casa querrás decir- Corregiría aquella que por algún motivo había llegado a la casa a las tres de la mañana -Deja de molestar- Hablaría por último, para pasar junto a la otra y apagar las luces
La de cabellos morados la seguiría por las escaleras y la frenarían antes de que entrara a la habitación que para mala suerte de aquella compartían -Llegas tarde pues a dormir al sofá- Diría de forma seria para luego entrar a la habitación y cerrarla con llave -Ya casi lo olvidaba ¡Jódete!- Gritaría desde dentro para luego volver a la cama y dejara la otra con cara de enojo
-Maldita hija de...- Murmuraba la de ojos celestes mientras bajaba de nuevo las escaleras -Tonta desgraciada- Diría un poco más alto para luego sentarse en el sofá y seguir diciendo leves maldiciones
Y así eran la mayoría de los días, y si había uno que otro en el que pasaba algo diferente pero ya nada era nuevo para un par de almas muertas
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