Capítulo 5

Las siguientes horas fueron las más caóticas que nadie vivió. Los más jóvenes comenzaron a subir con furia hacia las secciones más altas para exigir respuestas. Aunque el alcalde no había acudido, sabía lo que podía pasar y había concentrado a todos los guardias en la sección D para que nadie subiese.

Los primeros en llegar comenzaron a exigir explicaciones a los guardias pero estos no respondían. Se mantenían firmes en su puesto y no permitían que nadie subiese las escaleras más arriba de la sección D.

Ahí fue cuando empezó el verdadero caos. Los más jóvenes, enfadados, comenzaron a agredir a los guardias. La desesperación de lugar era palpable. Mi abuela y yo subimos, entre empujones hasta la sección D. Las escaleras de acceso y la enfermería estaban en lugares opuestos pero desde allí, podíamos ver el caos.

- ¿Tu sabias algo? – le dijo a Peter, el médico, en cuanto lo vimos salir de su consulta

- Elisa – me regañó la abuela aunque ella también estaba molesta por lo sucedido

- Os juro que no sabía nada – dijo pero por su expresión, había algo que nos estaba ocultando. – Esto va a ser un auténtico caos

En cuanto dijo eso, oímos a alguien gritar. Vimos cómo alguien se desplomaba en el suelo, a causa de un golpe recibido por uno de los guardias. Decidí no quedarme allí.

A pesar de los gritos de mi abuela, corrí hacia el lado opuesto para intentar, como pudiese, que hubiese paz. Unos brazos me detuvieron cuando estaba a punto de llegar. Me giré confundida y me encontré a Tommy. Me miraba con intensidad, pidiéndome que no se me ocurriese unirme al ajetreo. Pero no le hice caso.

Intenté zafarme pero no conseguía soltarme de su agarre. Lo oía quejarse, tal vez por sus heridas aun no cerradas. Pero no podía quedarme allí mirando como los guardias agredían a todos los que se intentaban acercar a las escaleras de acceso.

- Elisa, por favor – me pedía Tommy pero yo me había agarrado a la verja para intentar desprenderme de su agarre.

Sentí un pinchazo. Me giré para mirar que había sido y vi a Edward, uno de los enfermeros, sujetando una jeringuilla muy cerca de mi brazo. No hacía falta que me dijese que me había inyectado algo porque los parpados empezaron a pesarme y sentí que me desplomaba sobre los brazos de Tommy.

Me desperté mareada. Me costó enfocar y cuando lo logré, vi que me encontraba en las habitaciones del hospital. Desde allí podía ver el pasillo por el que ya había caminado junto a mi abuela.

Vi que tenía una especie de sonda en mi brazo. Cerré los ojos debido al mareo que me produjo. Oí unos pasos a mi lado y cuando abrí los ojos, vi que Tommy se encontraba a mi lado.

- Eres capaz de meterte en una lucha capaz de ganar pero te marea una aguja

- Nunca soporté las analíticas – dije intentando no mirar mi brazo izquierdo. - ¿Qué ha pasado? ¿Cuánto tiempo llevo aquí?

- James te administró un sedante bastante potente. Ya es día 16.

- ¿Llevo un día durmiendo?

- Sí – respondió con tristeza – Si hubiese estado bien podría haberte arrastrado hasta enfermería

- Si estuvieses bien, no estarías aquí

Tommy asintió en silencio. Lo observé durante unos segundos y de repente me di cuenta.

- Tú lo sabias – lo acusé

Tommy no dijo nada pero se acercó más a mi y se sentó en la cama.

- ¿Por qué lo han hecho? – le pregunté

- No está bien que acuse a otros compañeros pero... hubo un incidente en la anterior misión. Digamos que uno de nosotros bebió de más una de las noches que estábamos fuera. Dijo que solo se iba alejar para mear pero cuando comenzó a tardar demasiado, unos satidores y yo nos fuimos a buscarlo. Nos habíamos alejado demasiado del campamento cuando una niebla nos cubrió. No sé que ocurrió en la niebla. Solo sé que algo impactó contra mi y no recuerdo nada más. Me desperté aquí, en el hospital. El problema está en que no se fijaron en si los seguían cuando nos trajeron a Ross y a mí al Pozo.

- ¿Seguir? ¿Quién?

- O qué... no lo sé. Por eso acordaron con el alcalde que lo mejor sería que no se abriesen las compuertas hasta que supieran con seguridad si había peligro o no.

- ¿Y pensaban que la gente no se iba a enfurecer?

- Claro que lo sabían pero era mejor eso que decirles que tal vez hubiesen revelado la posición del Pozo al enemigo. – dijo Tommy con culpabilidad

- Tommy, no fue tu culpa que...

- Claro que sí. – dijo enfadado – Si no me hubiesen herido, no tendrían que haberme traído a las prisas para intentar salvarme la vida. Habría sido mejor que me dejasen allí.

- ¿Estás loco? – le dije molesta por su actitud - No se deja a un compañero atrás

- Sí, si es un lastre. Pero Ben no quiso dejarme atrás. Y por mi culpa se ha metido en un lío.

- Entonces la culpa está en quien bebió y no en quien te intentó salvar.

- Todos bebimos esa noche – dijo Tommy defendiendo a sus compañeros – Solo que Brais...

- ¿Fue Brais? – dije irritada aunque en el fondo no me sorprendía.

- Nadie debe saber esto – me suplicó y yo asentí – Natalie ya está muy preocupada pero creo que tu debías saberlo. – dijo mirándome con tristeza - Los satidores decidieron salir a averiguar si habían desvelado nuestra posición y si no regresan...

Ahora entendía su preocupación. Si no volvían, estamos solos ante el peligro. Esta conversación con Tommy me hizo reflexionar y fue ahí cuando me di cuenta de algo.

- ¿Sabes lo del bunker? – le pregunté de repente. Vi que lo había pillado por sorpresa y me miró con interés

- ¿Cómo lo sabes?

- Mi padre – respondí

- Es cierto – dijo pero se quedó pensativo – El alcalde quería ampliar el pozo pero Sam le dijo que era una estupidez pues llevaban sin ver a nadie fuera desde hacía meses y en el Pozo cada vez hay menos gente. Así que decidieron usar ese espacio como Bunker.

Sam era el jefe de los satidores. Tenía 22 años cuando llegó al Pozo pero se ganó el respecto de todo los que allí vivíamos convirtiéndose en el jefe de los satidores. Es conocido por ser duro, pero cariñoso con sus amigos.

- Lo que nunca pensamos es que lo usaríamos tan pronto. – susurró Tommy pero pude escucharlo.

Al día siguiente me dieron el alta. No sabía que me encontraría al salir de allí pero Sophia me esperaba fuera del hospital. Observé que había dos guardias en las escaleras de acceso a la sección C pero no conseguí ver nada más pues Sophia me arrastró al comedor.

No es que hubiese comido demasiado en los dos últimos días pero la comida del comedor no era variada ni apetecible y más cuando los satidores no traían comida del exterior desde hace semanas.

- Espero que vuelvan pronto. No soporto comer habas en lata por más tiempo – dijo observando su plato

No tardé en darme cuenta de que el comedor estaba más vacío que de costumbre ty reinaba el silencio.

- ¿Dónde están mamá y papá? – pregunté

- A papá le ha dado el vértigo y mamá está con él en la habitación.

- ¿Sabes algo de lo que ha pasado?

- Poca cosa. Fue la abuela quien me dijo que estabas en el hospital. Pensé que te había pasado algo pero me dijo que te habías desmayado – me contó. "Tengo que hablar con la abuela" - Me pidió que regresase a nuestra sección. Todo el mundo estaba enfadado. Después escuché gritos. Sé que algunos acabaron en el hospital por culpa de los guardias. Ni mamá ni papá me contaron nada y la abuela no sale del hospital. La cosa es que la gente está muy molesta y el alcalde aún no ha dicho nada

- Y no creo que lo haga – Karla puso su bandeja en la mesa, al lado de mi hermana. – Sophia me dijo que estabas en el hospital

- Sí – contesté mientras comía un bocado

- Natalie suspendió las clases por unos días. La mayoría de los puestos han cambiado de horario o los han parado, a modo de protesta.

- Pues yo no voy a pararlo – dije y terminé mi plato – Os dejo para que habléis

Salí del comedor y me dirigí al pequeño compartimento que usaba para cuidar de los niños. Nunca cerraba la puerta porque no solía entrar nadie así que me sorprendió al encontrarme a Samantha dentro.

No había demasiada chicas en aquel lugar de mi edad. Estaba Natalie, que era un poco más mayor que yo. Después estaba Samantha. Era lo que se consideraba una persona muy irritante. Era una C, pues ella y su padre eran los registradores de acontecimientos. Apenas la veía. Se pasaba la mayor parte del tiempo en su sección trabajando. Solo aparecía cuando los satidores volvían y se dejaba ver en el comedor. Tenía un año más que yo y coqueteaba con todos los chicos que allí había.

Pero sabía bien con quién coquetear. Casi nunca la veías con Brais y su pandilla pero la había visto varias veces hablar con Ben.

Y sabía que muchas veces lo hacía para molestarme pues, cuando estaba cerca de él, hacia lo posible para llamar la atención y mirarme de reojo

- ¿Qué haces aquí? - le pregunté sin ocultar mi molestia

- Hola a ti también – dijo con socarronería. – Me contaron que estabas en el hospital - no pudo evitar reírse

- Al menos yo estaba allí y no escondida – le respondí y por su cara sabía que eso la había molestado – No has respondido a mi pregunta

- Oh sí. Solo venía a comprobar algo. Me envía el alcalde. – dijo y pasó por mi lado en dirección a la salida – Que disfrutes con los críos

Se marchó sin decir nada más. Cuando comprobé que de verdad se había marchado, comprobé todos los cajones, armarios, cajas y juguetes. No faltaba nada. Entonces, ¿por qué Samantha se había tomado la molestia en bajar hasta aquí?

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