Matrix

Reseñado por lobodepeluche

El fenómeno Matrix fue una de esas cosas tan ligadas a su época que, con el pasar de los años y el progresivo difuminado de su contexto, cada vez resulta más difícil recordar qué tuvo de especial como para cautivar tanto a los espectadores que babeaban esperando las secuelas. Y es que, si el tiempo no hizo sino encumbrar todavía más a los clásicos del cine de evasión, como Terminator 2, Aliens o la trilogía original de Star Wars, con la opera prima de las Wachowski el efecto fue más bien inverso. Pero, parafraseando a Morfeo... ¿Qué fue Matrix?

Pues a nivel de historia, una película muy simple, en realidad. El protagonista es un don nadie que vive una vida aburrida trabajando como programador en su oficina noventera por la mañana, y ejerciendo de hacker con el alias "Neo" de noche. Un buen día, se ve contactado por un grupo que le cuenta que el mundo en el que vive no es más que Matrix, una simulación computerizada. Al parecer, a los humanos se los cría como ganado en granjas del futuro para irles chupando la energía, y los retienen ahí para que no se rebelen. Si creen que viven felices en la sociedad de hace cientos de años, en lugar de en un futuro devastado en el que han quedado reducidos a pilas alcalinas, no tendrán motivos para volverse en su contra y serán mucho más fáciles de controlar.

Pero, algunos despertaron. Descubrieron la verdad, formaron una resistencia, y se dedican a entrar de manera pirata para desconectar a cuantos humanos puedan. Todo bajo un contexto de guerra contra las máquinas que habría de saldarse con la llegada de El Elegido, un supuesto humano que sería capaz de saltarse las reglas del sistema y realizar proezas que lo colocarían al nivel de un superhéroe.

Ahora, ¿por qué funcionó tan bien esto?

Para empezar, era una película distópica sobre un futuro gobernado por máquinas rodada en plenos años de paranoia por el fin del milenio. El ambiente apocalíptico se palpaba por todos sitios; en episodios de Los Simpson, en otras películas menores como El sexto día de Schwarzenegger, en televisión, en el infame efecto 2000... la idea del fin del mundo estaba muy presente en el imaginario colectivo, y Matrix proveía.

Por otro lado, se encuadra dentro de una corriente de glorificación de la Ficción Pulp, iniciada por Tarantino a principios de década. Pero las influencias aquí iban por derroteros bastante diferentes a las del autor de Reservoir Dogs. La película está llena de referencias a cómics, a internet (que por entonces era una subcultura naciente), y a otra subcultura que había aterrizado en EEUU hacía muy poquito: la otaku.

Sí, el parecido de Trinity con la mayor Motoko Kusanagi no es en absoluto casual. Incluso, por la red salen listas de todas las fusiladas de la película a otros productos, como la prueba de saltar el rascacielos, copiada casi tal cual de Los Invisibles de Grant Morrison. Pero ese no es el punto. El punto es que era la primera vez que los grandes estudios de Hollywood le daban carta blanca a un par de frikis, en el sentido moderno de la palabra.

Y claro, ahora estamos acostumbrados a que si el Universo Cinematográfico de Marvel, el de DC, los Live Action de anime más o menos fieles... la excepción se ha vuelto la norma, y así es imposible que la película conserve el mismo impacto. ¿En su momento? Era lo más parecido a ver a Goku repartiendo tortas a Freezer en imagen real a lo que un niñito como el que esto escribe podía aspirar. Y lo hacía ganándose también el favor de la gente que no había tocado un cómic en su vida y todo aquello le venía de nuevas.

Esto lo conseguía no rompiendo por completo con el tipo de cine de evasión que se hacía por entonces. La segunda mitad de los 90 se definió por el salto a Hollywood del estilo hongkonés, con Jackie Chan, Jet Li, Ringo Lam y John Woo a la cabeza. Hablamos de, en el caso de las peleas cuerpo a cuerpo, coreografías estilizadas y exageradas, a menudo usando cuerdas para simular saltos imposibles y fuerza sobrehumana. En tiroteos, movimientos acrobáticos, casi danzantes y un fuerte uso de la edición para resaltar el poder de los disparos.

Matrix tomaba todo esto, lo exageraba, y lo aderezaba con el ya famoso tiempo bala. En esencia, eran momentos en los que la acción se ralentizaba para que vieras bien la acrobacia, pero a la vez la cámara se recreaba girando a velocidad discordante en torno a ella. Y era histriónico, no se había visto una cosa igual. En su momento se sintió como el siguiente gran paso de los efectos especiales por computadora, como Terminator 2 y Parque Jurásico antes que ella. El apartado visual, literalmente, te vendía la cinta.

Hasta tal punto fue así, que este estilo de edición histriónica se convirtió en la norma y empezó a aparecer hasta en la sopa. Romeo debe morir, El único, James Bond: Die Another Day... películas que vistas ahora dan más risa que otra cosa.

Pero la moda Matrix no solo nos dio cuatro o cinco años de editores con epilepsia y ralentizaciones horteras. Marca, en un sentido más amplio, junto a la primera X-Men y el Spiderman de Raimi, el nacimiento del blockbuster moderno. La caída de los héroes de acción rudos pero físicamente humanos, a lo John Mclane, y el paso a los superpoderes como sinónimo de cine de masas.

Finalmente, la razón más importante de su éxito ya sí que no entiende de épocas: es una buena película. Sabe mantener la tensión y el suspense cuando tiene que hacerlo, la acción es frenética, tiene buenas actuaciones, los personajes están bien caracterizados y caen simpáticos, y un puntito existencialista que resultaba interesante y aún no se había salido de la escala con las secuelas.

¿La historia? El viaje del héroe. No hace nada que no hayas visto mil veces antes. Igual, si lo que te apetece es pasar un par de horas de diversión sin pensar en la vacuna del Covid, o en qué va a ser de tu vida si suspendes ese examen, me parece una opción estupenda. Entra dentro de ese grupito de cine de evasión con "algo más" que también cultivaran gente como Spielberg, Lucas o Cameron.

Y es que, aunque no se busque más que entretener, no todo vale. Hasta para rodar bien algo sobre un grupo de hackers glorificados peleándose con inteligencias artificiales a tortas, hay que saber manejar una cámara.

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