Capítulo 7

Cuatro días después de la fiesta, Clara y sus amigas estaban en su dormitorio tumbadas en la cama boca abajo revisando redes sociales.

Antes estaba preocupada por las vacaciones porque no podría ver a diario el rostro de Tomás y ahora está nerviosa por el inicio de clases porque deberá volver a verlo.

Después de la fiesta Clara solo tuvo cabeza para pensar en lo que pasó. Les contó a sus amigas una y otra vez lo sucedido porque Flora quería cada mínimo detalle.

- Debes hablarle – dijo Flora, sin sacar la vista de su móvil.

- ¿Estás loca? – respondió Clara-. De ninguna manera.

- Ahora tienes la certeza de que algo pasa entre ustedes, le gustas.

- Flora, he dicho que no. Si me pongo así de nerviosa con tenerlo cerca, no quiero imaginar lo que será cuando tenga que contarle... -. Clara no pudo terminar la frase.

- Amiga... – dijo Flora, mientras se sentaba en la cama y miraba a Clara-. Se acercó a ti y bailaron. ¿Quieres más pruebas de que le gustas?

- Habíamos quedado en respetar los tiempos de ella... – agregó Tamara.

- Eso fue antes de que Tomás haya dado el primer paso y acercarse – le respondió Flora.

Sin dudas aquel acercamiento entre Clara y el chico generó sentimientos encontrados. Por un lado, ella quería vincularse con él, pero otro había algo que le impedía hacerlo.

La luz entraba por la ventana e iluminaba todo el dormitorio. Ya hacía un tiempo considerable que estaban tumbadas en la cama. Flora se levantó y recogiéndose el pelo dijo:

- Debería comprarme algunas cosas para la universidad, estamos a pocos días de volver.

- Yo también debería hacerlo – dijo Clara, sentándose en la cama.

- Y yo... - agregó Tamara, quien continuaba tumbada y no sacaba la vista de la pantalla de su móvil.

- ¿Francisco te gusta? – preguntó Flora a Tamara.

La pregunta las tomó por sorpresa a sus amigas.

- ¡No! – exclamó –. Es nuestro amigo... - respondió algo confundida por la pregunta.

- Flora y su deseo de buscarle novios a todos... - dijo Clara en tono de burla.

Las tres rieron.

- Ay, no es eso... - intentó desviar la atención Flora-. Es solo que me pareció que volvió renovado, más lindo de lo que era cuando estábamos en la secundaria...

- Tienes novio – soltó Clara, a modo de recordatorio.

- Ya lo sé. Pero no soy ciega, puedo apreciar un chico bello cuando lo veo. Y Francisco, bueno... ustedes lo vieron ¿no? – dijo Flora riéndose.

Flora ama a su novio, pero eso nunca le impidió comentar acerca de la belleza de otros hombres.

Tamara se levantó de la cama y mientas buscaba dónde había dejado sus sandalias les dijo a sus amigas:

- Tengo que marcharme.

Flora le empujó con los pies las sandalias a su amiga y le dijo:

- Nos vamos juntas, yo debo regresar a casa porque a la tarde me encuentro con Juan.

Clara acompañó a sus amigas a la puerta y se despidió de ellas.

De regreso a su dormitorio pensaba en lo que había pasado en la fiesta. Se sentó en la silla junto al escritorio, tomó su móvil y entró al perfil de Tomás en Instagram. Vio que había publicado una historia del día de la fiesta.

Revisó todas sus fotos, como tantas otras veces, y terminó en las publicaciones antiguas del año en que ingresaron en la universidad. Había una de ellas que siempre le gustó, una en la cual Tomás está sentado en una cafetería leyendo un libro, mientras posa casualmente para la cámara.

Era una fotografía simple. Pero la cara inocente que el chico tenía en ella provocaba suspiros en Clara.

Advirtió que había cinco comentarios en la publicación y su curiosidad por saber qué decían y quiénes los habían realizado terminó por comprometerla. Al intentar desplegar los comentarios le dio 'me gusta' a la fotografía.

Cerró la aplicación y soltó el móvil dejándolo sobre el escritorio.

No podía estar sucediéndole esto. Ahora Tomás sabría que Clara le revisaba su perfil, desde la última fotografía hasta la primera.

Una notificación en su móvil encendió la pantalla.

Clara no quiso tomarlo. Estaba avergonzada.

Minutos más tarde, cuando se decidió a hacerlo, comprobó que se trataba de un mensaje de Francisco.

"¿Hacemos algo hoy?" decía el mensaje.

Clara pensó en proponer ir al cine, pero terminó por preguntarle si tenía alguna idea para hacer a la noche.

"Hoy a la noche jugamos al bowling. Ya le envié la dirección del lugar a Flora y me dijo que pasaba por ti", respondió Francisco.

Clara se sorprendió al leer el mensaje. Pensó que era una invitación para ella, y no una salida de amigos junto a Flora y Tamara. De todos modos, le respondió que allí estaría.

Flora llamó a su amiga y acordaron la hora en que pasaría a buscarla. Tamara se encontraba cerca del lugar por lo que iría sola.

Al llegar al lugar, Francisco y Tamara las esperaban en la puerta. Se saludaron e ingresaron todos juntos.

Mientras Clara y Francisco fueron por algo de beber, Flora y Tamara fueron ubicándose para jugar en la mesa que habían reservado. El lugar estaba lleno, lo que motivó que tuvieran que hacer fila para poder comprar las bebidas.

- ¿Cómo has estado estos años? – preguntó Clara.

- Muy bien. Estudiando y viajando de un lado a otro, ya sabes... - respondió Francisco.

- Lo imagino, con un padre diplomático los viajes no escasean.

Los dos rieron.

A Clara le sonó el móvil, era una notificación de su casilla de correo con unas promociones. Quitó la notificación de la pantalla y respiró hondo al comprobar que no era Tomás preguntándole por qué lo stalkeaba.

Cuando volteó a ver a su amigo, advirtió que la estaba mirando fijo.

- ¿Sucede algo? – le preguntó algo incómoda.

- No..., nada.... – le contestó él de manera poco convincente.

Les tocó su turno y pidieron cuatro cervezas. Una vez reunidos, formaron equipos. Por un lado, Flora y Tamara y, por el otro, Clara y Francisco. Cuando ya llevaban varias rondas jugadas, Clara les pidió unos minutos para parar el juego porque debía ir al baño.

- Yo también voy – dijo Francisco-. Se quedan practicando que a este ritmo pierden seguro.

Las chicas le contestaron, pero él ya se había ido.

Otra vez fila. El lugar estaba lleno y el baño no sería la excepción. Para suerte de Francisco el baño para hombres se liberó rápido. Al salir se quedó esperando a Clara que todavía continuaba en la fila.

Cuando por fin Clara salió, Francisco se le acercó y le preguntó:

- ¿Quieres ir por otra cerveza?

- Sí, vamos – respondió ella y se dirigió al mostrador.

Compró las cervezas para ellos y sus amigas. Al voltearse rumbo a Francisco, quien la esperaba a unos pasos, notó que nuevamente se había quedado mirándola.

- ¿Sucede algo? – volvió a preguntarle cuando se acercó.

- No, nada... todo bien – contestó.

- Si bien pasaron algunos años, nos conocemos de toda la vida. Algo te pasa... - le dijo Clara.

Ambos comenzaron a caminar hacia donde los esperaban las chicas.

- Todavía no me acostumbro... - dijo nervioso-. Flora me habló antes, pero el cambio es muy grande. Intenté actuar lo más normal posible cuando te vi por primera vez la otra noche luego de años. Pero realmente el cambio... es grande.

- Comprendo que no sea fácil, han pasado varios años desde que yo... - dijo Clara sin terminar la frase.

Ya estaban tan cerca de Tamara y Flora que optaron por repartir las cervezas mientras reanudaban el juego.

Cuando decidieron marcharse del lugar, Tamara se despidió del resto con un abrazo. Ella no vivía en el mismo barrio que sus amigos.

Francisco se ofreció a llevar a Flora y Clara a sus casas. El viaje fue relativamente corto, pero lo suficiente para que Flora indague en la vida amorosa del recién llegado.

- ¿Hay algún corazón roto que dejaste antes de regresar?

- No cambias más, Flora – se limitó a responder Francisco.

Clara soltó una risa.

- Bueno, si no quieres contarnos. Pero a mí no me engañas, alguna chica con el corazón roto dejaste... - siguió insistiendo Flora.

- Los caballeros no tenemos memoria – dijo él, sin apartar la vista del tránsito.

Los tres rieron.

Francisco estacionó frente a la casa de Flora, ella se despidió y descendió del vehículo.

Clara mencionó que vivía a unas pocas cuadras y que no era necesario que la llevara a su casa. Si bien los tres vivían en el mismo barrio, para aproximarse a la casa de su amiga, el chico debía alejarse de la suya.

- Sé dónde vives... aún lo recuerdo – dijo, con cierta ironía.

- Yo lo decía para que no se te haga más largo el camino a tu casa. Y, además, te cuido para que no te pare la policía y te detengan por conducir luego de haber bebido – dijo Clara, con tono burlón.

Francisco sacudió la cabeza y conteniendo la risa, le dijo:

- Pero si las cervezas no tenían alcohol.

Los dos rieron.

Al llegar al destino Francisco tomó la mano de su amiga, quien se encontraba en el asiento del copiloto, y le dijo:

- Disculpa si en algún momento te hice sentir incómoda.

- No lo hiciste. Entiendo que sea nuevo para ti, pero todo bien, lo digo de verdad – contestó ella con una sonrisa en la cara.

Clara bajó del coche y cuando se perdió tras la puerta de su casa, Francisco emprendió la marcha hacia la suya.


Con amor, Roni.

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Nota de autor.

Antes que nada, debo agradecerles que estén aquí leyendo mi historia. 

Ahora sí, la pregunta: ¿Cuál creen ustedes que es el cambio de Clara que sorprendió tanto a Francisco?

Leo sus teorías.


Roni.

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