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Fui a tu partido.

Me senté en los primeros asientos, te apoyé y si no notaste mis gritos entonces deberías revisarte los oídos.

Nunca fui una chica de llamar mucho la atención, pero después de ver a ése chico gigante derribarte me entró mucho pánico.

Debería agradecer el chico de que no le enseñé que la violencia no es saludable.

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